Arqueología
Una especie extinta de humanos "pigmeos" convivió con el Homo sapiens
Restos de 700.000 años de antigüedad que habrían pertenecido al enigmático “hombre de Flores” incluyen un individuo con apenas 1 metro de estatura
Imagen del pequeño húmero adulto descubierto en Flores. / Crédito: Gert van den Bergh.
Pablo Javier Piacente
07 AGO 2024
Hace alrededor de 50.000 años, una misteriosa especie de homínidos llamada Homo floresiensis convivió con el Homo Sapiens en la actual Indonesia. Nuevos hallazgos sugieren que estos extraños humanos arcaicos tenían estaturas notablemente bajas, mucho menores a las que se estimaban previamente. Hasta el momento, se trataría por lejos de la especie homínida más diminuta identificada en el registro fósil.
Un equipo internacional de investigadores codirigido por científicos de la Universidad de Griffith y la Universidad de Wollongong, ambas en Australia, la Universidad de Tokio, en Japón, y el Centro de Geología de Indonesia ha concretado un importante hallazgo arqueológico en el sitio de excavación de Mata Menge, en la isla indonesia de Flores. Descubrieron tres fósiles de homínidos que datan de hace 700.000 años: habrían pertenecido a la especie Homo floresiensis y destacan por su pequeña estatura, ya que uno de los ejemplares superaba levemente el metro de altura.
"Hobbits" reales
Sabemos que los "hobbits" son diminutos seres ficticios conocidos en la literatura y el cine, pero la identificación en 2003 en una cueva de Indonesia de los restos de una especie homínida extinta que se bautizó como el “hombre de Flores” (Homo floresiensis) los acercó un poco más a la realidad, debido a la escasa estatura de estos parientes lejanos de los humanos modernos. Ahora, el nuevo estudio publicado recientemente en la revista Nature Communications nos muestra que estos antiguos homínidos podrían haber sido aún más pequeños de lo que pensábamos.
Los restos descubiertos por los investigadores en la misma zona en la que se produjo el hallazgo inicial del “hombre de Flores”, específicamente en el sitio al aire libre de Mata Menge, 75 kilómetros al este de la cueva de Liang Bua, incluyen un hueso de extremidad adulta (húmero) asombrosamente pequeño. De acuerdo al tamaño de este hueso, los científicos pudieron calcular que la altura corporal de este homínido era de aproximadamente unos 100 centímetros.
“Este húmero adulto de 700.000 años no solo es más corto que el del Homo floresiensis hallado inicialmente, sino que es el hueso más pequeño de la parte superior del brazo conocido del registro fósil de homínidos en todo el planeta”, indicó en una nota de prensa de la Universidad de Griffith el Profesor Adam Brumm, uno de los autores del estudio.
Pequeños homínidos que convivieron con el Homo sapiens
“Este espécimen muy raro confirma nuestra hipótesis de que los antepasados del Homo floresiensis eran extremadamente pequeños en tamaño corporal. Sin embargo, ahora es evidente por las pequeñas proporciones de este hueso de la extremidad que los primeros integrantes de esta especie eran incluso más pequeños de lo que habíamos pensado anteriormente”, agregó Brumm.
Vale destacar que la evidencia arqueológica sugiere que estos diminutos humanos de cerebro pequeño habitaron Indonesia hace tan solo 50.000 años, una época en la que nuestra propia especie, el Homo sapiens, ya estaba establecida desde hace mucho tiempo en la región. En consecuencia, todo indica que habría convivido con el “hombre de Flores”.
Según un comunicado de la Universidad de Wollongong, el hallazgo agrega evidencia adicional de la similitud de Homo floresiensis con Homo erectus, otro homínido extinto. Sin embargo, por el momento no apoya la hipótesis alternativa de que Homo floresiensis evolucionó de un homínido más pequeño y más primitivo, el Australopiteco, que vivió en África durante el Plioceno y el Pleistoceno Temprano, o del Homo habilis, una especie de humano arcaico, ya que ningún resto de estas especies ha sido descubierto hasta hoy en Indonesia o en la región de Asia.
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Referencia
Early evolution of small body size in Homo floresiensis. Yousuke Kaifu et al. Nature Communications (2024). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-024-50649-7
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Fuente: