I.
Los largos años de tinieblas — y el avance histórico
II.
La primera etapa de revolución comunista
III.
El fin de una etapa, y las conclusiones que deben sacarse y no deben sacarse de esta experiencia histórica
IV.
Los nuevos retos, y la nueva síntesis
V.
El comunismo en una encrucijada: ¿Vanguardia del futuro o residuo del pasado?
VI.
Una revolución cultural al interior del PCR
VII.
Conclusión: Un reto y un llamamiento
Notas
la forma en que las relaciones de mercancías y las disparidades que aún quedan del capitalismo, justamente en la sociedad socialista, se refuerzan mutuamente y se reflejan en la superestructura —en las instituciones políticas y los modos de pensar, la cultura y demás— y la manera en que todo eso presenta obstáculos a que continúe el avance revolucionario en el socialismo, y lo cual hay que restringir y a la larga superar como parte fundamental de la lucha por impedir la restauración capitalista y alcanzar el objetivo final del comunismo.
En un mundo de profundas divisiones de clase y grandes desigualdades sociales, hablar de la “democracia” sin señalar su carácter de clase y a qué clase beneficia no tiene sentido o tiene implicaciones peores. Mientras exista la sociedad dividida en clases no puede haber “democracia para todos”: dominará una clase u otra, y la clase que gobierna defenderá y promoverá el tipo de democracia que concuerde con sus intereses y metas. Por eso, debemos preguntar: ¿qué clase dominará y si su gobierno, y sistema de democracia, sirve para continuar las divisiones de clase, y las relaciones de explotación, opresión y desigualdad que corresponden a ellas, o lleva a abolirlas? (citado en la Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, cursivas en el original, en revcom.us).