POR LA DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD Y EDUCACIÓN PÚBLICA Y DE CALIDAD
Verdaderos ríos humanos recorren calles y plazas del país repletas de juventudes y comunidades de Estudiantes, profesores, organizaciones sindicales de la educación pública y los docentes agrupados en FECODE, al igual que la organización nacional indígena, y estudiantes y sindicato del SENA en un movimiento nacional de protesta que no debe cesar hasta que el gobierno y el Estado no garantice el funcionamiento de las 32 universidades públicas desfinanciadas año tras año desde los gobiernos de Pastrana, Gaviria, Uribe, Santos y ahora DUQUE quien con su Ministra no han visualizado siquiera la gravedad del asunto dando como solución, como ha sido característico, paños de agua tibia a una situación que requiere más de 17 billones de pesos.
Bogotá, fue el centro principal de las manifestaciones y exigencias del sector educativo y popular de las Universidades Públicas como la Pedagógica Nacional, la Universidad Distrital, la Nacional, estudiantes del Sena quienes a una solo voz coreaban desde los diferentes sitios consignas como "Viva la U, viva; viva la U, viva; viva la universidad"; “¿Quién es usted? Soy estudiante. No lo escuché. Soy estudiante. Una vez más. Soy estudiante. Soy estudiante, soy… yo quiero estudiar ¡para cambiar la sociedad! ¡Viva la lucha!”.
En una singular solidaridad y unidad por la defensa de la educación pública colombiana, y contra el endeudamiento de las universidades privadas se sumaron por salvar la educación superior “Las universidades públicas no aguantan más desfinanciación y las privadas no aguantamos más endeudamiento” eslogan que resume los intereses de las partes en esta marcha.. De las privadas asistieron entre otras: la Universidad Católica, el Esternado, la Universidad Javeriana y los Andes.
Las 32 universidades públicas inician asambleas permanentes o cese de actividades desde este 11 de octubre mientras que las universidades privadas de forma coordinada convocan a una biciclatón con carnavales y actividades artísticas.
Bogotá, fue el centro principal de las manifestaciones y exigencias del sector educativo y popular de las Universidades Públicas como la Pedagógica Nacional, la Universidad Distrital, la Nacional, estudiantes del Sena quienes a una solo voz coreaban desde los diferentes sitios consignas como "Viva la U, viva; viva la U, viva; viva la universidad"; “¿Quién es usted? Soy estudiante. No lo escuché. Soy estudiante. Una vez más. Soy estudiante. Soy estudiante, soy… yo quiero estudiar ¡para cambiar la sociedad! ¡Viva la lucha!”.
Las 32 universidades públicas inician asambleas permanentes o cese de actividades desde este 11 de octubre mientras que las universidades privadas de forma coordinada convocan a una biciclatón con carnavales y actividades artísticas.
Es indudable que muchos sectores sociales y políticos se sumaron a esta gran movilización por la defensa de la educación pública, dado que la educación debe ser el principal hilo de unión contra las viejas pretensiones de la casta política tradicional de seguir privatizando, discriminar y reducir la educación publica.
Nota de Redacción E.O
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He aquí un dossier de vídeos y noticias sobre esta problemática:
He aquí un dossier de vídeos y noticias sobre esta problemática:
Después de la movilización sigue el paro nacional de la U. pública
Autor: Giselle Tatiana Rojas Pérez
El paro nacional de estudiantes de las universidades públicas del país iniciará con una velatón en la noche de este miércoles y a partir de este jueves (11 de octubre) y hasta el domingo 21 de este mes, adelantarán diferentes actividades, como la Toma de Instituciones Públicas, ciclovías, Toma de Vías Nacionales y Plazas Públicas, y camping en distintos lugares de las principales ciudades del país.
María Victoria Mesa
Medellín
Un día histórico para la educación superior en Colombia se vivió este miércoles. Miles de estudiantes, profesores, administrativos y hasta padres de familia de las 32 universidades públicas del país, además de los estudiantes del Sena, de las demás instituciones de educación superior públicas y de las universidades privadas salieron a marchar en las principales ciudades.
La petición al unisono fue clara, “exigimos al gobierno de Iván Duque el rescate urgente a la educación superior pública”, expresó Alejandro Palacio, estudiante de Ciencia Política y Economía de la Universidad Nacional y presidente de Acrees, quien argumentó que la crisis financiera, que suma $18,2 billones y que el Estado adeuda a las instituciones de educación superior se debe “reparar, solucionar, dictar medidas de fondo para garantizar que en 2019 las universidades cumplan con sus bases misionales y no tengan que sacrificar en calidad o amplitud de cobertura porque la crisis continúa”, dijo.
Al término de las marchas de este miércoles, el Movimiento Estudiantil Colombiano convocó a un paro nacional, y es que los estudiantes coinciden en afirmar que es la mejor forma de protestar consiguiente a las movilizaciones para buscar una “educación como derecho fundamental, autónoma y democrática”, declaró Jennifer Pedraza, representante Estudiantil al Consejo Superior de la Unal y miembro de la Acrees.
El tiempo se acaba, las movilizaciones que ha emprendido la universidad pública en Colombia han estado encaminadas a incluir en el Presupuesto General de la Nación de 2019 más recursos para superar esta crisis, dado que este 20 de octubre se aprueba en el Congreso dicho PGN.
No basta con que el presupuesto para el sector educación sea uno de los más gordos para el próximo 2019, de 33,6 billones y sólo superado por el sector Defensa; de ese valor, se estima que solamente el 10% represente el financiamiento de la universidad pública.
En las cuentas de los estudiantes, los profesores y los administrativos de la educación pública colombiana se habla que las universidades estatales necesitan $500.000 millones para cerrar este 2018; además de 3,2 billones para gastos operacionales y 15 billones para saldar la deuda histórica en materia de infraestructura y calidad educativa.
Las peticiones de la Unees y Acrees
Para Javier Ortiz, presidente Regional de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles, Acrees, el mandatario Iván Duque está buscando descargar la crisis en la comunidad educativa como una forma de alivianar el déficit y faltantes de $18,2 billones.
Él declaró que los estudiantes lamentan que el gobierno en lugar de asegurar los recursos que hoy necesitan con urgencia las universidades públicas, “esté planteando propuestas que restringen y condicionan aún más la autonomía de los claustros de educación públicos”.
En uno de los comunicados emitidos, recientemente, por la Acrees se establece que el gobierno de Duque “busca hacer ‘uso intensivo’ de la Financiación Contingente al Ingreso (Ley 1911/2018), cuyo objetivo es que a través de un crédito sean los estudiantes y las universidades, ya no el Estado, los que carguen con los costos de la educación superior en Colombia”, ante ello la cartera de Educación nacional aún no se ha pronunciado.
Entretanto, los estudiantes de las IES, Instituciones de Educación Superior Públicas, contemplan en el primer escalón de su pliego de peticiones el incremento presupuestal “urgente” de $4,5 billones. “Somos claros en exigir al gobierno reconocer el déficit y hacer un aumento inmediato”, añadió Ortiz.
No obstante, el SUE, Sistema Universitario Estatal, está pidiendo sólo los $500.000 millones para el cierre de este año, y ante ello, Alejandro Palacio se preguntó: ¿O sea que veremos el otro año a los rectores pidiendo migajas para sostener las universidades si solamente lo se aprueba este monto? Mostrando el total rechazo de los estudiantes ante esa petición, que además califican como un “trámite no estructural”.
Entre las peticiones al gobierno, también, está el devolver al sector ciencia, tecnología e investigación “lo que se le ha quitado”, unos $2.700.000 desde hace seis años, eso sí, sin castigar el presupuesto de investigación, pues según lo explicó Ricardo García, rector de la Universidad Distrital, está demostrado que es “un presupuesto que se puede asignar, sería sólo atribuir el monto equivalente al 2012, el año previo a la desfinanciación, cuyo valor corresponde a $700.000 millones.
Después de lo cual, los estudiantes solicitan a Duque un aumento de presupuesto “digno” para el Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje) y la Esap (Escuela Superior de Administración Pública). En este punto se necesitaría un “aumento real de 34% para el Sena, que representaría unos $424.000 millones, el equivalente a la propuesta inicial de aumento a la entidad y un aumento real del 10% para la Esap, que permita comenzar a resolver sus problemas de infraestructura, vinculación docente y bienestar universitario en todo el país”, según se argumentó en un comunicado de la Acrees.
En cuanto a las peticiones referentes a los créditos sin interés y transparencia con los recursos en las universidades privadas, los estudiantes de educación superior pública del país consignaron en su pliego de peticiones que hayan “créditos sin interés (interés real 0%) para todas las modalidades de crédito del Icetex, incluyendo los créditos que ya han sido otorgados y, naturalmente, los que están por venir”.
También, se contempló la petición de aumento presupuestal a las ITT’s (Instituciones Técnicas y Tecnológicas de Educación Superior), pues dado que la mayoría de ellas son financiadas con recursos de carácter departamental y que estas también están sufriendo las consecuencias de la crisis de la educación superior en términos de calidad, los estudiantes piden al gobierno “asignar los recursos aproximados desde el Presupuesto General de la Nación, y distribuirlos según las necesidades propias de las ITT’s en cada departamento”.
Finalmente, hacen parte de esta baraja de peticiones el plan de pago para la deuda histórica que tiene el Estado de $18,2 billones para que el déficit se salde en los próximo 10 años; la derogación de la Ley 1911 de 2018 sobre la financiación contingente al ingreso; no condicionar a las IES a realizar procesos de acreditación; derogar también la Ley 1714 sobre inspección y vigilancia a las universidades públicas y privadas, ya que afecta la autonomía de la institución, y respeto y garantías para las movilizaciones, como la vivida este miércoles.
La promesa de la ministra y Duque
Aunque María Victoria Angulo, ministra de Educación, anunció que el Gobierno tiene $500.000 millones adicionales para este sector en el presupuesto de 2019, con lo cual se pasaría de 3,4 billones en el 2018 a 3,9 billones el próximo año, los voceros de la Unees (Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior) descalificaron la adición del Gobierno porque la consideran un “paño roto para secar lágrimas”.
Afirman que dicha adición no representa una solución estructural a la crisis por la desfinanciación que vive la universidad pública en Colombia y se mantienen en la posición de que urge un cambio de la Ley 30.
La ministra de Educación insiste en que es una prioridad para el gobierno de Iván Duque la educación pública en el país, y declaró que una forma de sustentarlo es el haber pactado que en el presupuesto del 2019 se destinarán $41 billones para el sector educación, lo cual ya representa un incremento, pues para este 2018 fueron $37 billones, “esto representa más del 15 por ciento del total del presupuesto de la Nación", sustentó ella.
Y aunque ese ministerio aún puntualmente no se refiere a la petición de estudiantes, maestros y directivos de la educación superior pública del país de que el presupuesto para las universidades estatales ascienda a 4,5 billones en el 2019, lo cierto es que “no se ve la intención de hacerlo, ni el ánimo de tramitarlo y sólo hemos recibido evasivas del Gobierno a una acción concreta que urge para poder seguir funcionando”, declaró Jairo Torres, presidente del Sistema Universitario Estatal, SUE, y rector de la Universidad de Córdoba.
Ante ello, María Victoria Angulo reconoció que no es viable especular que en un año se van a entregar los $3,2 billones de pesos de la deuda histórica con las universidades; lo que sí dijo que puede ser tangible es “hacer la promesa certera de que para el 2019 hay una adición y de ahí un aumento gradual para los años venideros, dando mayores recursos no sólo a la base sino a la inversión de las universidades”, explicó ella a medios nacionales.
Igualmente, la jefe de la cartera reconoció la “deuda histórica” de $15 billones en infraestructura, pero en su criterio, esos dineros hacen parte de inversiones que han debido ejecutarse con anterioridad.
Cabe destacar que, por su parte, el presidente Duque, en el décimo taller Construyendo País, realizado en el municipio de Garzón, departamento del Huila, este sábado 6 de octubre, expresó que el próximo 20 de este mes será presentada la nueva política pública de educación en el país, en la que, según adelantó, se contempló gratuidad progresiva para los estudiantes en la educación superior, el fortalecimiento económico de las instituciones públicas y la estructuración de un nuevo Ser Pilo Paga. Declaraciones a las que Santiago Lagos, copresidente nacional de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles, Acrees, expresó: “No existe confianza en esas palabras, el llamado es a continuar en la movilización, si seguimos unidos, seguramente vamos a lograr lo que estamos exigiendo”.
Finalizó Duque: “Yo entiendo la angustia de muchos jóvenes y los entiendo porque quieren tener una buena educación. Tenemos dificultades para satisfacer todas las necesidades en ocho semanas de Gobierno, hemos hecho los esfuerzos de verdad y lo que puedo decirles a los colombianos es que mi compromiso será darle más recursos a la educación”.
Huelga de hambre de los profesores
Adolfo León Atehortúa, exrector de la Universidad Pedagógica; Juan Carlos Reyes Ocampo, de la Universidad de Caldas; Luis Fernando Marín Ríos, de la Universidad del Quindío, y Luis Orlando Aguirre Rodríguez, profesor de la Universidad Industrial de Santander, son los cuatro profesores quienes confirmaron harán huelga de hambre, a partir del 16 de octubre, para exigir apoyo del Estado, ante la problemática de la desfinanciación en instituciones de educación superior públicas en el país.
En una carta dirigida al Gobierno Nacional, los docentes universitarios expusieron que ha “brillado un extremo mutismo” en la entrega de respuestas a las peticiones presentadas por estudiantes y profesores sobre la crisis.
“Ni una sola frase, ni un solo vocablo con luz o esperanza, ni una sola palabra que permita vislumbrar que al menos se ocupan del asunto o que están dispuestos a construir un diálogo que permita concertar una política de financiación, que resuelva en conjunto la grave situación por la que atraviesa el sector público de la Educación Superior”, escribieron en la misiva.
Fuente: http://www.elmundo.com/noticia/Despues-de-la-movilizacion-sigue-el-paro-nacional-de-la-Upublica/374853
Universitarios llenan calles de Colombia por Educación Pública
Universitarios reclaman el fin de la política contra la educación superior pública en Colombia. | Foto: El Espectador
Estudiantes y profesores de las universidades públicas de Colombia, han denunciado la política de desfinanciamiento por parte del Estado colombiano.
Este miércoles, miles de universitarios y universitarias llevan a cabo una multitudinaria marcha nacional por la dignificación de la educación pública y para exigir al Gobierno de Colombia la solución a la crisis educacional que existe en el país.
En Bogotá, la movilización salió pasadas las 10H00 (hora local) desde varios puntos de la ciudad, uno de ellos fue la Universidad Nacional. Cristian León, dirigente de esa casa de estudios, indicó que el movimiento estudiantil aún no ha recibido respuesta formal de las autoridades pero que, sin embargo, espera "que la actitud del Gobierno sea mas favorable con los estudiantes y la educación del país" para "que nos saquen de la crisis de hoy en día".
Foto: Twitter
El líder estudiantil recalcó que esta una marcha pacífica y alegre y que, por lo mismo, no caerán en la provocación de la policía. "Siempre tendremos una actitud pacífica, en vías del camino a la paz que busca el país", agregó.
La movilización cuenta con el apoyo de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, Fecode, entre los que se suman profesores, administrativos, además de padres y madres.
Foto: Twitter
¿Qué exigen los universitarios?
Los jóvenes organizados exigen diez puntos, entre los cuales se encuentran:
- La adición de 18 billones de pesos para mejorar la calidad educativa.
- Presupuesto para la ciencia, la tecnología y a la investigación, a las que se les deben devolver 700.000 millones de pesos. Los jóvenes protestan porque dicen que se les ha quitado por parte del Estado.
- Créditos sin interés y transparencia con los recursos en las universidades privadas.
- Aumento de presupuesto para el Servicio nacional de Aprendizaje (SENA) y la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). que permita comenzar a resolver sus problemas de infraestructura, vinculación docente y bienestar universitario en todo el país.
La crisis de la educación en Colombia
A través de un comunicado, los representantes del Fecode advirtieron que "la educación superior pública en Colombia está al borde del colapso".
De acuerdo al texto del ente gremial, el apoyo a la jornada de protesta se da "porque su principal objetivo es la defensa de la educación pública, integral y con calidad, desde los tres grados de preescolar hasta la universidad”.
Cuando se paga por un derecho, se convierte en privilegio. La educación pública es garantía de desarrollo.
Somos estudiantes y egresados de universidades públicas y privadas y vamos a marchar mañana ¡Acompáñanos!
Los universitarios estudian decretar “la hora cero”, un cese de actividades desde la medianoche del 11 de octubre, sino se concreta el compromiso del Gobierno colombiano con la adición presupuestal que reclaman.
Desfinanciación de la educación
Representantes de las universidades han señalado que la problemática en la educación pública superior se debe a la desfinanciación del sector por parte del Estado colombiano.
La rectora de la Universidad Nacional de Colombia, Dolly Montoya, sostiene que el principal problema de las universidades públicas es la ley 30 de 1992, la que dictó los principios actuales de la educación superior pública en la nación suramericana.
Para la rectora, la ley “fue válida en su momento” porque planteó que el presupuesto de las universidades públicas iba a crecer al menos un punto por encima del Índice del Precio al Consumidor (IPC), algo que según ella “fue extraordinario para los años noventa”, pero con “un error enorme” y es que no fijó un techo.
De acuerdo a Montoya, desde la promulgación de la ley, la tasa de crecimiento de las universidades en cobertura, programas, investigación y costos ha sido mayor al indicador, lo que se refleja en atrasos de nómina e infraestructura de los centros educativos.
“La crisis que estamos viviendo no es de ahora y lo que pasa es que todo este tiempo se ha querido ocultar, meter la mugre bajo el tapete, cuando la educación pública construye sociedad”, sostuvo Montoya.
Ante la problemática, la académica ha solicitado al Gobierno modificar el sistema de financiación de la educación pública superior a través de una política de Estado que permita un sostenimiento integral.
Falta de presupuesto
La proyección del Presupuesto General de la Nación (PGN) para el año 2019 es de 258.9 billones de pesos.
La educación superior tendrá un aumento de 1.97 billones de pesos, los que se destinarán para calidad y fomento de la educación superior. Este concepto incluye costos para el funcionamiento del Sistema de Aseguramiento de la Calidad, financiación de la demanda de las cohortes del programa Ser Pilo Paga, estampilla de la Universidad Nacional y fomento a la educación superior.
En la práctica, este incremento es insuficiente para dar una salida a la situación de las universidades públicas, las que, según datos del Sistema Universitario Estatal (SUE), en la actualidad enfrentan un déficit en funcionamiento de 3.2 billones, y en inversión de 15 billones.
Campaña contra la educación pública
Aunado al desfinanciamiento, las autoridades de la universidades públicas colombianas han denunciado “una guerra contra la educación pública”, que contempla una afrenta política, económica y mediática permanente la cual busca la estigmatización y la inviabilidad de la universidad pública.
Para los denunciantes, los Gobiernos desde la década de 1990, hasta la fecha, se han propuesto empobrecer económicamente a las universidades públicas, a la par con una serie de medidas que buscan su precarización, señalamiento y deslegitimación social.
Mañana las calles vuelven a llenarse de dignidad. Cientos de miles de jóvenes inundarán las avenidas y plazas de sus ciudades exigiendo más presupuesto para que la educación sea un derecho garantizado para todos. #LaEsperanzaEsLaEducación
2 Orillas - Caracol - www.colombia.com - www.laopinion.com.co
Fuente: teleSUR - SH
https://www.telesurtv.net/news/colombia-crisis-educacion-universidad-publica-20181010-0007.html
De la plaza Che a la de Bolívar: así marchó la Nacional
El 10 de octubre el espíritu soñador, propio de la fuerza estudiantil, se tomó las calles del país. La comunidad académica transformó la indignación por la falta de recursos y convirtió la movilización para defender las universidades públicas en un día de júbilo y unión. De la apatía a la acción.
La fuerza estudiantil transformó la indignación. Entre bailes y cantos pidieron una mejor educación. Foto: Daniel Reina.
Hacia las 9:00 de la mañana del miércoles, las voces de los estudiantes no hacían eco, ni paralizaban el tráfico de Bogotá en un día que parecía copmún y corriente. Pintaban frases contundentes en pancartas, repartían pitos y vuvuzelas, y se formaban con sus respectivas facultades en bloques móviles humanos. Todo esto sucedía en la plaza Che Guevara de la Universidad Nacional de Colombia, un claustro que durante 150 años ha sido el corazón de la educación pública del país.
Minutos después se sintió un estallido. Los tambores sonaron, los estudiantes alzaron sus carteles, soplaron sus pitos y pisaron fuerte. Dieron inicio a la marcha nacional para defender la educación superior pública, para exigirle al gobierno saldar el déficit presupuestal de 18.2 billones de pesos porque tras 20 años de nula inversión, las universidades públicas pidiendo auxilio.
Sus docentes y Dolly Montoya, rectora de la Nacional, marcharon al lado de estudiantes del Observatorio de Música, Artes Plásticas, Diseño Industrial, Cine y Televisión, Medicina, Ciencia Política, Ingeniería, Biología, Zootecnia y Veterinaria y del resto de las carreras que ofrecen sus once facultades.
“La educación garantiza la libertad del pueblo”, “nuestra flota no se hunde”, “Viva la universidad”,“más libros, menos armas” , “mi generación merece educación pública, gratuita y de calidad” y “S.O.S. Universidades públicas” fueron varias de las consignas que con las que los marchantes en Bogotá expresaron sus inconformidades. Lo mismo pasó en Cali, Medellín, Armenia, Santa Marta, Manizales e Ibagué: “con Duque nadie se educa”, “no nos falta presupuesto, sobran ladrones”, “la educación del pueblo no se vende, se defiende” y “lucho por una educación que me enseñe a pensar, no a obedecer”.
Desde el principio la lluvia hizo de las suyas y emparamó las miles de cabezas alegres que marcharon por la educación en Bogotá. Sin embargo, algunas sombrillas salieron al rescate para que los asistentes no sucumbieran ante las gotas. Ninguno lo hizo. Ni siquiera aquellos que con el rostro al aire recibían el aguacero. La jornada apenas empezaba y el clima no le hizo ni cosquillas al espíritu estudiantil que inundaba a la capital.
Las manifestaciones artísticas no faltaron. Más de diez personas del grupo de Danzas Folclóricas de la Universidad Nacional bailaron por su claustro y por todos los de Colombia. “La parte de Bienestar ha sufrido recorte de estas áreas. Salimos a marchar porque nosotros también necesitamos presupuesto. Financiando a la universidad también se financia a la cultura” comentaron los integrantes. El trancón humano avanzó mientras se escuchaba: “esta casa la hice yo/ con amor y sacrificio/ pero hoy el barrio está de fiesta/ he invitado a mis amigos”. En vez del paso de los carros y el sonido común de sus bocinas durante el tráfico, “La vamo’ a tumbar” movió las faldas y sombreros de los danzantes.
Metros más adelante, estudiantes del grupo de teatro personificaron la crisis de las universidades públicas: ensangrentados, cada cuerpo representó universidades como la del Cauca y la Amazonía para expresar las condiciones precarias de sus campus. El arte fue el camino para rechazar la muerte de los centros de pensamiento y pedir larga vida a las instituciones públicas.
Estudiantes se disfrazaron para pedir, por medio del arte, un presupuesto adecuado para la educación pública. foto: Daniel Reina.
Algarabía y euforia. En cada paso, la movilización de Bogotá adquirió tintes de un gran juego de miles de personas. La profunda crisis que concierne a las 32 universidades públicas, el Sena y la Escuela Superior de Administración Pública (Esap) logró unir a la comunidad académica de todo el país y a los ciudadanos de a pie. Desde las ventanas de los edificios aledaños por donde transcurrió la marcha varios colombianos sacudieron la bandera de Colombia y aplaudieron el acto. Mujeres mayores hicieron signos de paz como forma de apoyo. Los conductores de mulas pitaron para dar su aprobación y obreros, desde edificios en construcción sacudieron mallas azules y un letrero pintado con spray que exhibía la palabra “EDUCACIÓN” en mayúsculas. Mientras esto ocurría, los puentes de la ciudad hicieron las veces de terrazas para aquellos que prefirieron observar más de lejos el caminar de miles de almas movidas por el sueño de ser un pueblo educado.
Fecode, el Sindicato de Trabajadores de las universidades, la Asociación Sindical de Profesores Universitarios y las 32 Asambleas Estudiantiles de las Universidades Públicas también marcharon. Tomás León Sicard, docente de tiempo completo del Instituto de Medios Ambientales caminaba mientras sostenía un pequeño papel en el que pedía defender la universidad pública. Mientras seguía la manifestación que cada vez estaba más cerca de la Plaza de Bolívar, contó que los recursos son necesarios para que la planta docente crezca y así se sigan atendiendo a los estudiantes de condiciones sociales más vulnerables. “Hay que colocar más profesores, hay que hacer comunidades académicas. Y eso se hace con los recursos de la ley. Es necesario que se hagan las transferencias financieras. Y eso es posible por medio de la voluntad política. Nosotros esperamos que esta marcha, que es monumental, pueda llegar a las élites de decisión y que hagan lo que deben hacer. Las universidades públicas atienden al 80% de la población más pobre del país. Y ellos necesitan y ameritan tener un acceso a la educación superior”, comentó.
La convocatoria fue total y la consigna de realizar una movilización pacífica en el recorrido dispuesto para Bogotá se cumplía con el pasar de las horas. Pese a que sí sonaron varios explosivos que captaron por unos minutos la atención de los marchantes, fueron los mismos estudiantes los que mantuvieron la calma, hicieron caso omiso a las instigaciones violentas e invitaron a rechazar ese tipo de intervenciones tan comunes de las marchas sociales. Ni la pólvora, ni la cantidad de cuadras a caminar, ni las condiciones climáticas dispersaron a una masa heterogénea que iniciada la tarde lograba moverse sin hacer de su lucha un caos capital. Sin importar la procedencia, los participantes se mantuvieron unidos para llegar como un único cuerpo al punto final: la Plaza de Bolívar.
Desde las 2:30 de la tarde las personas fueron arribando a ese gran espacio cuadrado en el que confluye el Congreso y la voz del pueblo. Los vendedores ambulantes de mazorcas, mangos, jugo de naranja y dulces cedieron el paso a una estampida enérgica de universitarios que de un momento a otro se propagó con más potencia: “porro-popo, porro-popo, el que no salte quiere privatización”, “soy estudiante, soy estudiante, yo quiero estudiar para cambiar la sociedad” y “presupuesto, presupuesto para la educación” cantaron los convocados mientras hacían una entrada triunfal. El entusiasmo estaba a flor de piel.
Las cinco mil personas estimadas a participar se multiplicaron y de ahí en adelante la suma de participantes se expandió. Un cielo despejado adornado con las típicas palomas de la Plaza recibieron a la Universidad Distrital, la universidad Francisco de Paula Santander, la Pedagógica, la Tecnológica del Chocó, la del Valle, de Pamplona y la del Tolima. La Javeriana, el Externado, la Libre, el Rosario, la Antonio Nariño, la Única y los Andes fueron varios de los claustros privados que apoyaron. “Lucha y resistencia” se convirtió en otro de los lemas que hacía brincar y gritar a la multitud encendida.
“Los que están sentados, ¡levántense! Vamos a saltar, vamos a gritar, vamos a cantar. No seremos la generación que dejó privatizar la educación. La educación pública se respeta, ¡carajo!” gritaban desde la tarima mientras entraban a la Plaza el resto de las personas.
La marcha se transformó en una fiesta por la formación de las generaciones del país. A la celebración se unió la bancada por la decencia. “Por las universidades públicas, por lo rectores y rectoras. Por los papás y mamás, las abuelas y los niños. Estamos aquí para decirle a Iván Duque que no queremos que cambie los libros y las aulas por las armas y los fusiles” le decía Ángela María Robledo a miles de personas que al vaivén de sus banderas y con celulares en mano celebraban y registraban la historia que intentaban construir: ejercer presión sobre el Gobierno Nacional para seguir estudiando.
María José Pizarro le gritaba al público “hermosos, hermosos, gracias” con la tranquilidad que da ver como la apatía se esfuma para darle paso a la acción colectiva, y Gustavo Bolívar se tomaba selfis con los marchantes e insistía en que en los siguientes días la lucha debía de seguir.
Luego, Gustavo Petro subió a la tarima y los gritos y aplausos se mantuvieron por lo menos un minuto. “Petro, Petro, Petro” se escuchaba. El congresista subió los ánimos mientras expresaba su propuesta para amortiguar la crisis de las universidades: transferir los recursos que se le adicionarían al Ministerio de Defensa al rubro de las universidades públicas del país. Aplausos y más aplausos.
Tras la inyección de adrenalina impulsada por los discursos políticos del ex candidato a la presidencia que cree en la educación gratuita, los estudiantes se dispusieron a leer las exigencias de los pliegos: pidieron el desembolso inmediato de 3.2 billones de pesos para que las universidades públicas puedan funcionar adecuadamente, un plan de pagos del déficit de inversión de 15 billones de pesos para universidades públicas, 424.000 millones para el Sena y un incremento real del 10% para la Escuela Superior de Administración Pública, y asignar 700.000 millones para Colciencias en el Presupuesto General de la Nación de 2019.
Al unísono la comunidad académica rechazó el aumento de medio billón de pesos al presupuesto de educación que hizo el gobierno. Jennifer Pedraza, representante estudiantil al Consejo superior de la Universidad Nacional así lo hizo saber. “Hoy salió el Gobierno Nacional a decir que le van a dar 500.000 millones de pesos a las universidades públicas…¡Paja, es pura paja!, porque esos recursos están condicionados. No resuelven las necesidades de las universidades públicas”.
En un discurso entrecortado en el que la representante también le pedía al público que le diera la palabra, ella tomó el micrófono para decir que la movilización estudiantil tiene que ser amplia, unitaria y llamar a todos los sectores, al profesorado y a los trabajadores universitarios. “La gracia de nuestro movimiento es precisamente su pluralidad y la gracia de que cualquier persona pueda participar en este tipo de movilizaciones”.
El baile, los cantos, los gritos. Las pancartas y banderas al aire. Las palomas revoloteando encima de personas aglutinadas entre sí, las voces de rechazo al presidente Iván Duque, el bullicio de la manifestación fueron los elementos que constituyeron la atmósfera de la manifestación. Poco a poco, los participantes de la marcha fueron saliendo por las arterias aledañas y la Plaza de Bolívar se vio de nuevo despejada. Sin Petro ni Robledo, sin los representantes estudiantiles ni los gremios y las asociaciones, quedaron los estudiantes reunidos en pequeños círculos.
Mientras ellos abrían sus cocas del almuerzo para comer arroz, espaguetti, tajadas y carne, el atardecer recibió de nuevo a los vendedores ambulantes con sus mazorcas y mangos y jugos naturales y dulces en los carritos.
El silencio volvió a ser el protagonista. En cabeza de estudiantes de las facultades de Medicina, Veterinaria y Zootecnia, los pocos que quedaron prendieron velas y continuaron con su pequeña revolución.
Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/una-cronica-sobre-las-crisis-de-las-universidades-publicas/586440
Marchando con los estudiantes: así es como se hacen ver, oír y sentir
-Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com
Una multitud de personas entre estudiantes, profesores, transeúntes y hasta familias, recorrieron la carrera 30, la calle 19 y la carrera Séptima para exigir del Gobierno soluciones a la crisis financiera de la educación pública.
Mauricio Alvarado/ El Espectador
Se querían hacer escuchar y lo lograron. Centenares de estudiantes salieron este miércoles, sobre las 10:30 de la mañana, desde la emblemática Plaza Che Guevara de la Universidad Nacional con destino al centro de Bogotá para pedir, a una sola voz, soluciones a la grave crisis financiera que padecen las instituciones de educación superior. La lluvia que amenazaba con desatarse sobre la institución no hizo desistir a los jóvenes y terminó siendo más fuerte el deseo de manifestación y el sentimiento de reclamo.
Arengas, canticos y todo tipo de proclamas a favor de la educación y en contra del Gobierno se escucharon a lo largo de la carrera 30, la calle 19 y la carrera Séptima. Unos apostaban por pitos y otros por vuvuzelas para hacerse oír. No faltaron quienes se armaron de tambores, platillos, bombos y redoblantes para llamar la atención de transeúntes. Incluso, hubo otros que tomaron recipientes y envases plásticos que hacían retumbar con atrevimiento y vigor.
En medio del sinfín de proclamas pregones, hubo una arenga particular a la que todos, sin excepción, se sumaban y vociferaban a rabiar. No era un grito de guerra, sino un rugido de educación y cultura que lograba combinarlos y sensibilizarlos: “¿Quién es usted? Soy estudiante. No lo escuché. Soy estudiante. Una vez más. Soy estudiante. Soy estudiante, soy… yo quiero estudiar ¡para cambiar la sociedad! ¡Viva la lucha!”.
Se querían hacer ver y lo lograron. Fueron centenares y centenares los estudiantes, profesores, niños e incluso mascotas los que se tomaron las calles. Por momentos, la siempre amplía carrera 30 parecía pequeña para contener una multitud que se distinguía, especialmente, por su infinidad de colores. Afiches, camisetas, volantes, pancartas y grandes carteles servían para reforzar el raudal de mensajes y reclamos.
Otros muchos usaron sus cuerpos para hacer visibles sus llamados: caras pintadas con símbolos y mensajes, así como cuerpos coloreados fueron la constante. Sin embargo, también hubo cabida para performance, representaciones teatrales y escenificaciones de lo que para los estudiantes es el mal manejo de los recursos destinados a la educación. Hubo otros que se montaron en sus zancos y que no temían correr cuando todos se unían en torno a amistosas estampidas. Lápices gigantes y marionetas también hicieron parte del repertorio.
Se querían hacer sentir y lo lograron. El ímpetu, la energía y la fogosidad de la multitud lograron sumar apoyos a lo largo de su recorrido. Transeúntes, ancianos, familias completas y hasta algunos peatones que parecían temerosos se terminaron uniendo a la marcha, coreaban las mismas arengas de los jóvenes y levantan los puños en alto. El gentío se hizo uno y hasta los conductores, a los que no les quedó de otra que llenarse de paciencia para seguir con su trayecto, hicieron sonar sus bocinas en señal de respaldo.
A medida que caminaban con destino a la Plaza de Bolívar, desde edificios y casas curiosos se asomaban y atónitos ante el río de gente, se aventuraban a lanzar papeles cortados como una forma de apoyo. Los gritos de quienes marchaban se intensificaban cuando desde las viviendas alguien aparecía y terminaba aplaudiéndolos.
Sobre las 3:00 de la tarde, contrario al ambiente frío y lluvioso que los despidió de la Universidad Nacional, arribaron a la Plaza de Bolívar con un mordaz sol bogotano. El escenario ahora era la emblemática carrera Séptima. Sin embargo, antes de llegar allí y mientras la multitud interrumpía el paso sobre la calle 13, unos pocos vándalos amenazaron con empañar la marcha y, armados de aerosoles, pintaron mensajes en buses y estaciones de Transmilenio.
Al margen de estos hechos, la de este miércoles será recordada como una multitudinaria manifestación que logró congregar no solo estudiantes, sino a personas de diferentes vertientes que consiguieron hacerse escuchar, verse y sentirse alrededor de la educación pública.
Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/bogota/marchando-con-los-estudiantes-asi-es-como-se-hacen-ver-oir-y-sentir-articulo-817296