África, donde nació la raza humana de la que formamos parte, es un gigante dormido, que hoy –nuevamente- intenta despertar. Ocupa una superficie de más de 30 millones de quilómetros cuadrados, el 20% de las tierras emergidas del planeta. Su población supera los 1200 millones de personas, el 15% del total de la humanidad.
Juan Guahán
Desde el siglo XVII padece un reparto colonial, básicamente europeo. Éste se profundizó en el siglo XIX, dados los intereses por sus materias primas. Culminada la Segunda Guerra Mundial, las potencias impusieron los artificiales límites territoriales hoy conocidos, con sus actuales denominaciones y la división en 55 países que forman parte de la Unión Africana.
Esos diferentes países albergan a cientos de grupos étnicos, con historias, culturas e intereses diversos. La mayoría de sus pueblos exhibe una exaltada negritud que occidente desprecia por considerarla inferior.
Antes de la Segunda Guerra Mundial había en África solo cuatro países independientes: Liberia, Sudáfrica, Egipto y Etiopía. Hubo una segunda etapa de procesos independistas iniciados con Ghana en 1957. Durante la década de los 60’ el mundo fue testigo de cómo los países africanos se sacudían el yugo de la dependencia política de la Europa colonialista.
Los países africanos, en la medida que rompían su vieja dependencia, se fueron acercando a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El mundo occidental no aceptó esa tendencia y combatió a los líderes de ese proceso. Patrice Lumumba, un nacionalista congolés, estuvo al frente de la lucha por la independencia de su país -proclamada en 1960- y se puso a la cabeza de ese movimiento destinado a procurar la reparación, por los años de sometimiento de esos pueblos a los intereses y designios de Europa y el nuevo poder que representaban los EEUU.
Al año siguiente, Bélgica -el antiguo amo del Congo- se tomó venganza y con el auxilio norteamericano asesinó a Lumumba. De ese modo, ahogó en sangre y puso límites a esos procesos independistas. La inmensa mayoría de los países africanos siguió padeciendo el dominio económico y cultural de la vieja Europa y los EEUU, cabeza del mundo occidental.
Las riquezas que guardaban esos territorios continuaron enriqueciendo a los países occidentales, ellas siguieron viajando hasta recalar en las sedes de los mismos países que los venían sometiendo. Pero las rebeldías nunca pudieron ser totalmente controladas. La semilla de una libertad e independencia plena siguió germinando. Hace 10 años atrás se mostraron en Malí los signos de esa búsqueda, contra la presencia colonial de tropas francesas.
Ahora -10 años más tarde-, con las rebeliones que se están produciendo en Níger, va tomando fuerza un frente común que agrupa a ese país junto a Malí, Burkina Faso y Guinea.
Desde los antiguos países colonialistas han lanzado ultimátum –cuyos plazos ya vencieron- exigiendo que los viejos lacayos franceses sean restituidos en el gobierno. Como adelanto de sus intenciones, la aviación francesa atacó instalaciones de las fuerzas armadas de Níger.
Según el Banco Mundial la extrema pobreza reina en Níger, el 41% de su población está en ese nivel. Sin embargo, es el quinto productor mundial de uranio y le proporciona a la Unión Europea la cuarta parte de todo el uranio que consume y que está destinado a la generación de electricidad. Mientras tanto el 80% de sus necesidades energéticas Níger debe cubrirlos con la asistencia de otros países, centralmente Nigeria. Por si esto fuera poco, la empresa Orano, productora de energía eléctrica es acusada de abandonar residuos nucleares y de no prestar protección a los trabajadores de esas minas, sujetos a radiaciones.
La rebeldía agrupada de los países del frente común, encabezados por jóvenes oficiales de fuerzas militares patrióticas, avisaron que cualquier intervención colonialista sería considerada como una declaración de guerra a esos países coligados.
Hace pocos días en una Cumbre Rusia-África, que contó con la presencia de Vladimir Putin, Ibrahim Traoré -un joven Capitán del Ejército de Burkina Faso- y Presidente Provisional de ese país (desde octubre de 2022) sostuvo que “en el actual panorama internacional, emerger con una línea antiimperialista y anticapitalista es la única variante para que África no siga siendo sometida a la esclavitud y el expolio por parte de corporaciones y gobiernos depredadores”.
Traoré, quien –al mismo tiempo- reivindicó su actual alianza con Rusia, es un seguidor de Thomas Sankara, el Che Guevara africano, quien fuera asesinado en 1987 cuando era Presidente de Burkina Faso.
Los gobiernos de Nigeria, Benín, Costa de Marfil y Senegal, son los que se han manifestado más abiertamente en intervenir en el conflicto de Níger, al servicio de las potencias occidentales. Otros países como Argelia y Chad se inclinan por buscar soluciones pacíficas.
Los países occidentales temen por el acercamiento a Rusia del mencionado bloque rebelde. Pero también saben que los pueblos de gran parte de los países africanos están hartos de la sujeción de sus gobernantes a los intereses europeos que están saqueando sus bienes comunes.
_______________________________
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
__________
Fuente: