"ANDI suda; genera calor, tiembla, camina y respira"
El ANDI de la ASU, el primer maniquí térmico del mundo que respira, suda y camina al aire libre, ayudará a los investigadores a comprender mejor el impacto del estrés térmico en el cuerpo humano. Fotografía de Christopher Goulet/ASU
El calor extremo mata a más personas cada año en EE.UU. que cualquier otro tipo de catástrofe natural. En las próximas décadas, se prevé que todas las regiones de EE.UU. experimenten temperaturas más altas y olas de calor más intensas.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Arizona pretenden comprender mejor el estrés térmico en el cuerpo humano y qué hace que el calor sea tan mortal. Los investigadores han utilizado ANDI, el primer robot maniquí térmico del mundo que respira, suda y camina en interiores y exteriores, y una cámara de calor para comprender mejor cómo afecta el estrés térmico a nuestro cuerpo humano y cuantificar el riesgo que suponen los distintos entornos para la salud.
Fabricado a medida para la ASU por la empresa Thermetrics, ANDI puede imitar las funciones térmicas del cuerpo humano. Tiene 35 superficies diferentes, todas ellas controladas individualmente con sensores de temperatura, sensores de flujo térmico y poros de sudor en forma de perlas.
"ANDI suda; genera calor, tiembla, camina y respira", explica Konrad Rykaczewski, investigador principal de un nuevo proyecto de investigación de la ASU. "Hay muchos trabajos excelentes para el calor extremo, pero también faltan muchos. Estamos intentando comprender muy bien (cómo afecta el calor al cuerpo humano) para poder diseñar cuantitativamente cosas para hacerle frente."
En la actualidad existen 10 maniquíes ANDI en todo el mundo, en su mayoría propiedad de empresas de ropa deportiva que los utilizan para probar sus prendas. Pero el ANDI de la ASU es sólo uno de los dos que utilizan las instituciones de investigación, y es el primer maniquí térmico existente que puede utilizarse al aire libre, gracias a un exclusivo canal de refrigeración interno.
"No se puede poner a seres humanos en situaciones peligrosas de calor extremo y comprobar lo que ocurriría", explica Jenni Vanos, cuyas investigaciones relacionan el calor extremo con la salud humana, concretamente en poblaciones activas como niños, trabajadores al aire libre y atletas. "Pero hay situaciones que conocemos en el Valle en las que la gente está muriendo de calor, y todavía no entendemos del todo lo que pasó. ANDI puede ayudarnos a averiguarlo".
ANDI puede imitar las funciones térmicas del cuerpo humano, como el cambio de temperatura de la piel y la temperatura central, y tiene 35 superficies diferentes controladas individualmente con sensores de temperatura, sensores de flujo térmico y poros que absorben el sudor. Fotografía de Christopher Goulet/ASU
Dentro de la actual sede de ANDI, la recién desarrollada cámara de calor de la ASU, los investigadores pueden simular escenarios de exposición al calor de distintos lugares del mundo. Denominada Warm Room, la cámara de calor está equipada con tecnologías avanzadas que controlan el viento, la temperatura hasta 140 grados Fahrenheit y la radiación solar. Además, el ANDI de la ASU es el único maniquí térmico del mundo que puede utilizarse en el exterior.
ANDI está construido con canales de refrigeración internos por los que circula agua fría por todo su cuerpo, lo que permite al robot maniquí mantenerse lo suficientemente fresco como para soportar un calor extremo mientras mide variables complejas que contribuyen a nuestra percepción del calor en distintos entornos: la radiación solar del sol, la radiación infrarroja del suelo y la convección del aire circundante.
Los investigadores emparejarán ANDI con MaRTy, el robot biometeorológico del calor de la ASU, para trabajar juntos y comprender mejor los mecanismos de sudoración humana.
"MaRTy puede decirnos cómo el entorno construido modifica la cantidad de calor que llega al cuerpo, pero MaRTy no sabe lo que ocurre dentro del cuerpo", explica Middel, que estudia el clima urbano y cómo los entornos urbanos influyen en los riesgos meteorológicos. "MaRTy mide el entorno, y entonces ANDI puede decirnos cómo puede reaccionar el cuerpo".
El dúo ANDI y MaRTy primero caminará junto por el campus de Tempe de la ASU y, con el tiempo, hará viajes por el área metropolitana de Phoenix para someterse a pruebas en entornos vulnerables al calor, como calles expuestas y viejas casas móviles donde se apagó el aire acondicionado.
El equipo cree que los datos recabados por ANDI y los conocimientos adquiridos ayudarán a diseñar intervenciones, como ropa refrigerante o exoesqueletos para mochilas diseñados para ayudar a refrigerar.
© ANDI: un robot que respira, suda y camina
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