Ahora sabemos por qué a algunos tipos de sangre les falta un antígeno clave, y eso ha llevado a la creación de un nuevo sistema de agrupación sanguínea. Los expertos creen que se avecinan aún más descubrimientos.
Foto: Elke Meitzel/Getty Images
Cuando Louise Tilley llegó a la muestra de sangre, los científicos ya llevaban más de 30 años desconcertados. En 1972, se le extrajo sangre a una mujer embarazada y los médicos observaron que sus glóbulos rojos parecían carecer de un marcador de superficie, conocido como antígeno, que todos los demás parecían tener. Nadie sabía por qué. Estos antígenos son de vital importancia porque definen los grupos sanguíneos. Si alguna vez recibes sangre que no coincide con la tuya, con los antígenos equivocados, eso podría matarte.
Sangre rara
Poco después de que Tilley empezara a trabajar para NHS Blood and Transplant a principios de la década de 2000, un colega le sugirió que intentara resolver el misterio de esta sangre tan inusual, que se remontaba a décadas atrás. A lo largo de los años habían aparecido un puñado de otras muestras de sangre con el mismo antígeno ausente, lo que permitía comparar estos raros casos. "Pensábamos que iba a ser fácil", recuerda Tilley. "Pero no fue así".
Al final, ella y sus colegas tardaron 19 años más en descubrir la base genética que hace que alguien tenga sangre así. Los resultados de su trabajo se han publicado por fin en la revista Blood más de medio siglo después de que se tomara aquella primera y desconcertante muestra de sangre. El hallazgo supone el descubrimiento del 47º sistema de grupos sanguíneos. Cada uno de estos sistemas se refiere a si una persona tiene determinados antígenos en sus glóbulos rojos. Seguramente habrás oído hablar de los sistemas más conocidos, ABO y Rh. Pero ahora se sabe que hay otros 46, aunque la mayoría de ellos afectan a un número muy reducido de personas. Tu sangre tendrá una clasificación en cada uno de estos 47 sistemas. Es posible tener sangre del tipo A que también sea Rh positivo, por ejemplo, y así sucesivamente.
El antígeno que faltaba en las muestras de sangre estudiadas por Tilley y sus colegas ha sido bautizado como AnWj, una oscura referencia a los nombres de dos individuos conocidos por tener sangre carente de este antígeno. La gran mayoría de las personas son AnWj-positivas, mientras que las que son AnWj-negativas son extraordinariamente pocas y distantes entre sí. Nicole Thornton, coautora del estudio que también trabaja en NHS Blood and Transplant, no puede dar una estimación concreta, pero sugiere que podría haber menos de decenas de miles de personas así en el planeta. "Probablemente haya más de las que creemos, pero sigue siendo súper, súper raro". En el artículo solamente se enumeran ocho muestras de sangre con AnWj negativo debido a la genética de una persona, y algunas de ellas proceden de miembros de la misma familia.
Para estas personas, saber que tienen sangre AnWj negativa puede salvarles la vida, por ejemplo si alguna vez necesitan una transfusión de sangre en un hospital: "Tenemos que darles [...] sangre compatible. De lo contrario, existe una alta probabilidad de que sufran una reacción a la transfusión que podría ser mortal", destaca Thornton.
El gen MAL
Para comprender mejor este sistema de grupos sanguíneos y poder identificar a posibles donantes de sangre AnWj negativos, Tilley, Thornton y sus colegas trataron de encontrar la causa genética subyacente. Pero al principio, no era nada obvio qué gen, de los muchos miles que hay en el genoma humano, era el responsable de que una persona fuera AnWj-positiva o -negativa. Sin embargo, el equipo tenía la corazonada de que un gen llamado MAL, importante para diversas funciones de las células sanguíneas, podría estar implicado. La secuenciación genética reveló que todos los individuos AnWj-negativos que conocían compartían un cambio inusual en este importante gen. Mediante pruebas exhaustivas, los investigadores acabaron demostrando que una mutación en MAL podía dar lugar a que alguien tuviera sangre AnWj-negativa. También observaron que algunas personas con determinados cánceres pueden desarrollar una forma de sangre AnWj negativa, en los casos en que esos cánceres afectan a la expresión del gen MAL de una manera particular.
El proceso de confirmación de la función del gen MAL planteó muchos retos, entre ellos un estudio de investigadores rivales que sugería que un gen completamente distinto podría ser el responsable. "De repente pensamos: 'Oh, no, puede que todo el trabajo que hemos estado haciendo haya sido en vano'", recuerda Tilley, "Fue un momento muy duro", y Thornton añade: "Pero estábamos convencidos de que teníamos razón".
Al final, el otro estudio resultó ser erróneo y uno de sus autores se unió más tarde a Tilley, Thornton y sus colegas. Juntos, el grupo pudo demostrar posteriormente la importancia del gen MAL en algunos experimentos clave. En primer lugar, tras arduos esfuerzos por encontrar anticuerpos que reaccionaran con él, establecieron que el antígeno crucial AnWj (codificado por el gen MAL) estaba realmente presente en la superficie de los glóbulos rojos de la mayoría de las personas. A continuación, tomaron células sanguíneas AnWj negativas, carentes de dicho antígeno, y les insertaron un gen MAL completo. Esto tuvo el efecto esperado de generar el antígeno en la superficie celular, convirtiendo las células en AnWj-positivas. Fue la prueba definitiva de que los investigadores habían encontrado el gen responsable de esta rara variación de los glóbulos rojos.
Ahora que conocen el gen en cuestión, debería ser mucho más fácil encontrar personas AnWj-negativas que pudieran convertirse en donantes de sangre, de modo que, si las personas afectadas por este grupo sanguíneo necesitan alguna vez una transfusión, puedan recibirla sin peligro.
“Lo que han hecho es realmente inteligente”
Eso argumenta Sara Trompeter, hematóloga consultora y hematóloga pediátrica del University College Hospitals de Londres. Trompeter también trabaja para NHS Blood and Transplant, pero no participó en el estudio de AnWj. "Lo presentaron en una conferencia, algunos de sus primeros trabajos. Era como ver uno de esos programas de detectives en los que van captando pequeñas pistas y probando hipótesis, cosas que otras personas podrían haber ignorado".
Mark Vickers, hematólogo de la Universidad de Aberdeen, quien tampoco participó en el estudio, está de acuerdo en que los resultados son sólidos: "Se han puesto manos a la obra y han hecho un trabajo muy bueno", manifiesta. "En lo que respecta a este grupo sanguíneo, éste va a ser el artículo de referencia inequívoco".
Hay pocos indicios de qué factores pueden influir en que alguien tenga genes que hagan que su sangre sea AnWj-negativa. Una de las familias de individuos AnWj-negativos que aparecen en el trabajo era árabe-israelí, pero los autores subrayan que por el momento no existe un vínculo claro con el origen étnico. La inmensa mayoría de las personas con AnWj negativo no están genéticamente predispuestas a ello. Más bien, tienen esa sangre debido a un trastorno hematológico o porque padecen uno de los cánceres que pueden afectar a su gen MAL. "No es realmente negativo. Simplemente está suprimida", aclara Thornton refiriéndose a esos casos.
Pero quedan interrogantes
Los bebés no desarrollan realmente el antígeno AnWj en sus glóbulos rojos hasta los siete días de vida. Los mecanismos que lo explican siguen siendo oscuros. Vickers sugiere que podría tener algo que ver con los diversos cambios que se producen en la sangre del feto en torno al momento del nacimiento, por ejemplo, cuando deja de depender de la nutrición y el oxígeno de la sangre de su madre.
Tilley, Thornton y sus colegas también fueron los responsables de descubrir la base genética del 44º sistema de grupos sanguíneos, denominado Er, en 2022, así como del sistema de grupos sanguíneos MAM en 2020, entre otros. Durante la última década, los investigadores de la sangre de todo el mundo han descrito aproximadamente un nuevo sistema de grupos sanguíneos cada año, por término medio. "Tenemos algunos más en proyecto", bromea Thornton.
Todavía hay un puñado de muestras de sangre enigmáticas, sangre que reacciona con la de otras personas de forma inesperada, escondidas en los almacenes de los laboratorios. Los científicos, conscientes de los pacientes cuyas vidas se ven afectadas por ello, que lucharán por encontrar donantes de sangre compatibles o que, en algunos casos, pueden sufrir complicaciones devastadoras durante el embarazo, examinan periódicamente esas muestras, con la esperanza de poder explicarlas algún día.
Al menos se ha resuelto un misterio más. Al describir cómo se siente al ver publicado por fin el artículo de ella y sus colegas, y reflexionar sobre casi 20 años de trabajo, Tilley se limita a decir: "Es un gran alivio".
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Artículo originalmente publicado en WIRED. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.
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