Sabemos que la materia oscura es cinco veces más frecuente que la materia ordinaria en el cosmos, y que constituye aproximadamente el 85 % de la masa total del Universo.
La materia oscura podría ser detectable con sistemas de radar terrestres, los mismos que se emplean para rastrear meteoritos
Pablo Javier Piacente
Los métodos de búsqueda de meteoritos podrían adaptarse para buscar materia oscura, la sustancia misteriosa que constituye alrededor del 85 % de la materia del Universo pero permanece invisible. Según un nuevo estudio, si las partículas de materia oscura son masivas, la misma tecnología utilizada para rastrear meteoritos podría detectar la materia oscura a medida que pasa por la atmósfera terrestre.
Una investigación liderada por científicos de la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, concluye que los sistemas de radar en tierra podrían usarse para ayudar en la búsqueda de la enigmática materia oscura.
El estudio, publicado recientemente en arXiv, se basa en un nuevo enfoque de una tecnología ya conocida, bajo la idea de que parte de la materia oscura podría estar conformada por partículas de gran masa.
INVISIBLE PERO PODEROSA
Sabemos que la materia oscura es cinco veces más frecuente que la materia ordinaria en el cosmos, y que constituye aproximadamente el 85 % de la masa total del Universo. Si sumamos la energía a la ecuación, la materia oscura alcanzaría alrededor del 26,8 % de la masa y la energía totales del Universo, o sea de todo lo existente. Sin embargo, a pesar de ser tan omnipresente no podemos verla: solo la detectamos mediante la influencia que ejerce sobre otros cuerpos.
La dificultad radica en que la materia oscura no interactúa con la radiación electromagnética: esto significa que no absorbe ni emite luz como la materia ordinaria. En consecuencia, los científicos no han podido observar directamente la materia oscura hasta el momento al carecer de una tecnología que lo permita, únicamente han logrado inferir su presencia a través de su efecto gravitacional sobre las galaxias y otros cúmulos estelares.
UN NUEVO ENFOQUE SOBRE UNA TECNOLOGÍA CONOCIDA
De acuerdo a una nota de prensa, este problema podría comenzar a resolverse mediante una vieja técnica: los radares terrestres que se emplean para identificar a los meteoritos que atraviesan la atmósfera de la Tierra. A medida que cruzan el cielo, tanto los cuerpos rocosos como las partículas de materia oscura generan depósitos de ionización, una forma de radiación que deja electrones libres, átomos con la capacidad de conducir electricidad.
Al mismo tiempo, las ondas electromagnéticas liberadas por el radar rebotan en los electrones libres, indicando la presencia de materia proveniente de otro mundo. Las características de estas ondas electromagnéticas se pueden usar posteriormente para distinguir a la materia oscura de los meteoritos. En consecuencia, toda la atmósfera terrestre podría transformarse en un enorme detector de partículas de materia oscura, creando un sistema eficiente y a gran escala.
MATERIA OSCURA MASIVA
Los investigadores creen que una de las dificultades para la identificación de materia oscura es que hasta el momento las búsquedas se han centrado en la influencia de partículas muy pequeñas, con una masa mínima. Sin embargo, la materia oscura macroscópica, conformada por partículas con una gran masa, ofrece otras posibilidades y podría ser descubierta mediante los sistemas de radar terrestres, que complementarían otras técnicas como el uso de grandes telescopios, como por ejemplo el Telescopio Espacial Hubble.
Identificar la presencia de la materia oscura y saber más sobre su influencia abre nuevas vías para que los astrónomos puedan comprender el tamaño exacto, la forma y el futuro del cosmos. Las detecciones también podrían revelar la masa de estas partículas de materia oscura que, dependiendo de su tamaño, pueden condicionar en gran medida la formación y estructura de las galaxias.
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REFERENCIA
New Constraints on Macroscopic Dark Matter Using Radar Meteor Detectors. Pawan Dhakal, Steven Prohira, Christopher V. Cappiello, John F. Beacom, Scott Palo and John Marino. ArXiv (2022). DOI:https://doi.org/10.48550/arXiv.2209.07690
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Fuente: