DOSSIER:
1. No es el sueño americano, es la pesadilla
2. Voces de la caravana: La "dictadura" y "la injerencia de EE.UU." están detrás del éxodo en Honduras
********
...La razón principal..., no es esa hipotética búsqueda de la tierra prometida cual relato bíblico que nos están contando; la verdadera razón es huir de la pesadilla en la que se han convertido sus países de origen.
1. No es el sueño americano, es la pesadilla
2. Voces de la caravana: La "dictadura" y "la injerencia de EE.UU." están detrás del éxodo en Honduras
********
...La razón principal..., no es esa hipotética búsqueda de la tierra prometida cual relato bíblico que nos están contando; la verdadera razón es huir de la pesadilla en la que se han convertido sus países de origen.
Miles y miles de Centroamericanos huyendo del neoliberalismo. Imagen: https://www.infobae.com/
1. No es el sueño americano, es la pesadilla
No hay sueño, sino pesadilla. Cuando la vida no alcanza ni a la simple sobrevivencia las personas se ponen en marcha...Así, a millones de personas en Honduras, El Salvador y Guatemala se les ha robado este derecho.
Jesús González Pazos
Demasiadas pesadillas en el mundo y pocos sueños donde las personas y pueblos puedan tener una vida digna y justa.
Caminar, caminar y caminar hasta que los pies revienten, hasta que el cuerpo no pueda más. Avanzar y avanzar hacia el lejano norte, aunque no suponga, tal y como muchas crónicas nos resumen, encontrar el “sueño americano”. Porque bien al contrario, la razón principal de que miles y miles de mujeres y hombres, de ancianos y niñez hoy atraviesen bosques, ríos, montes, desiertos y barreras policiales en Centroamérica, no es esa hipotética búsqueda de la tierra prometida cual relato bíblico que nos están contando; la verdadera razón es huir de la pesadilla en la que se han convertido sus países de origen.
No hay sueño, sino pesadilla. Cuando la vida no alcanza ni a la simple sobrevivencia las personas se ponen en marcha; es un éxodo que se ha repetido miles de veces a lo largo de la historia en busca de la vida digna, esa que todo sistema político y social debería de tener no solo como primera proclama discursiva, sino como principal práctica diaria. Porque las grandes declaraciones de la clase política tradicional nos suelen recordar con cierta insistencia que el derecho a la vida debe de estar en el centro de nuestros anhelos; sin embargo, suelen olvidar que el mayor y primero de los derechos debería verse complementado con la coletilla (nunca una coletilla fue tan importante) de “a una vida digna”.
Así, a millones de personas en Honduras, El Salvador y Guatemala se les ha robado este derecho. El sistema dominante establece hoy que éste lo es solo para las minorías enriquecidas, aquellas que cada día son más minoría pues la brecha de la desigualdad se ensancha y profundiza continuamente, arrojando más y más personas al territorio de las mayorías empobrecidas, mientras aumentan las riquezas de las primeras.
Organismos tan poco sospechosos de radicalismo como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) o el Banco Mundial establecen porcentajes de pobreza en estos países superiores al 50% del total de la población, y en muchas de sus regiones, superiores al 80%. Hablamos de millones de personas que viven con menos de 2 dólares al día, si a eso se le puede seguir llamando vivir.
Y esto es lo que explica que el movimiento que desde hace semanas iniciaron miles de personas en Honduras y que hoy se extiende por gran parte de esta región centroamericana, ese caminar hacia el norte, sea un grito por la urgencia de salir de la pesadilla que es la vida para estas personas. Movimiento casi espontaneo que asombra al mundo por haberse puesto en marcha sin esperar ni responder a grandes consignas políticas o a intereses geoestratégicos, aunque tiene una evidente carga y demanda política. Es la sociedad en marcha en un mundo que no da las mínimas opciones para una vida digna en el territorio que a uno le vio nacer y que, por eso mismo, la decisión de salir de él, tiene que ser muy dolorosa pero imprescindible, inevitable. Por esto no se identifican grandes partidos o sindicatos al frente, y es la expresión de la autoorganización popular por la vida la que mejor refleja y define a este movimiento en marcha.
Centroamérica se reparte hoy, en el marco del neoliberalismo, entre una escuálida, aunque muy enriquecida, oligarquía de unas pocas familias en cada país y transnacionales norteamericanas y europeas que explotan hasta el agotamiento bosques, ríos, campos y las entrañas de la tierra. Se trata de obtener el máximo de beneficios, de la forma más barata posible y en el menor tiempo. Así, unas y otras privatizan la vida y la naturaleza en su beneficio y arrojan a los pueblos a la miseria que ya no se puede llamar ni sobrevivencia.
Por todo ello, es importante entender que no hay búsqueda del sueño americano en las intenciones de estas personas, quienes, posiblemente, han visto robada hasta su capacidad de soñar. Suena bien ese enunciado que nos retrotrae a tiempos pasados, a conquistas del oeste y a la posibilidad de labrarse una vida en una tierra de abundancia y oportunidades para todos como si fuera el paraíso cristiano o la tierra sin mal guaraní. Pero no olvidemos que también hay una clara intencionalidad política en esta visión para distorsionar las verdaderas razones de que este éxodo se esté produciendo. Así, los titulares de la prensa, la radio y la televisión, nos arrastran con esa idea a los dominios de la memoria donde el imaginario popular entiende este movimiento que hoy recorre Centroamérica como si fuera una aventura más de pueblos sin futuro. Esto nos ayuda también a mantener a salvo nuestra conciencia; nos insensibiliza ante el drama existente que tendríamos que reconocer si pensamos en cada una de las historias vividas por estos miles y miles de personas, esas que les han obligado a tomar la decisión de echarse al camino hacia el norte ante la absoluta falta de posibilidades de vida y frente a todos los obstáculos que los estados puedan ponerles para impedir su caminar.
Nos narcotiza también esa imagen de aventura ante la posible pregunta de quiénes son los responsables últimos de esto que hoy ocurre en Centroamérica. Cierto es que hay desempleo, pobreza, inseguridad, que las maras y la delincuencia organizada dominan cada vez más estos países. Que la corrupción hace estados fallidos donde la democracia y justicia brillan por su ausencia. Pero, ¿es la incapacidad de las personas para hacerse un futuro, tal y como algunas crónicas interesadas nos cuentan, la razón de estas situaciones o es el propio sistema de dominación político, social y económico el que hoy cierra las puertas al futuro y hace que el presente sea insostenible para millones y millones de personas mientras que unos pocos cientos de familias y empresas enriquecidas viven en la más insultante de las abundancias? Sistema que, además, para asentar con más fuerza su dominio, no reparará en ningún momento en multiplicar sus mecanismos de persecución política y de criminalización de aquellos procesos y sectores populares y sociales que pretendan generar alternativas más justas al modelo dominante.
Y por último, es posible que también esa imagen de aventura desde Europa nos haga sentir este movimiento en Centroamérica como algo lejano pero, nos podríamos preguntar si realmente es tan lejano. África emigra, África camina hacia el norte desde hace años, y Europa tampoco es el sueño buscado sino la posibilidad de salir de la pesadilla que hoy es el continente africano para las grandes mayorías. Territorios y países donde también las mínimas oligarquías locales y las grandes transnacionales explotan sus recursos hasta el agotamiento, provocando la expulsión de millones de personas, están en el origen y razón de querer (necesitar) atravesar desiertos y mares para llegar a encontrar una vida digna. Y mientras esto ocurre como proceso humano, las respuestas de los gobiernos europeos no se diferencian tanto como pudiéramos pensar de las que está produciendo su socio estadounidense, consistente en cerrar fronteras, militarizarlas o alambrarlas y condenar y criminalizar la solidaridad.
En suma, demasiadas pesadillas en el mundo y pocos sueños donde las personas y pueblos puedan tener una vida digna y justa. Por eso, para cerrar esta reflexión, recuperamos las palabras de Leonardo da Vinci cuando dijo que “la desigualdad es la causa de todos los disturbios. No hay paz sin igualdad”.
- Jesus González Pazos es miembro de Mugarik Gabe
Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/196413
Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/294897-hondurenos-crisis-migratoria-dictadura
2. Voces de la caravana: La "dictadura" y "la injerencia de EE.UU." están detrás del éxodo en Honduras
Integrantes de la caravana migrante y líderes sociales del país centroamericano aseguran que la crisis política provocada por el gobierno de Juan Orlando Hernández detonó la migración masiva hacia EE.UU.
Migrantes hondureños rumbo a EE.UU. en la Ciudad de México. 7 de noviembre de 2018.
Alfredo Estrella / AFP
La crisis migratoria en Honduras fue detonada por la "dictadura" del presidente Juan Orlando Hernández, apoyada por EE.UU., denuncian integrantes de la caravana migrante y líderes sociales hondureños.
A lo largo de varias entrevistas realizadas por RT a los hondureños que conforman la caravana migrante, la gran mayoría de ellos coincide en que decidieron salir del país debido a la falta de trabajo, así como el aumento en el precio de los alimentos y el combustible. Cuando se les pregunta qué provocó esa situación, muchos de ellos señalan la crisis política desatada a raíz del cuestionado triunfo de Hernández a la presidencia de Honduras como el acontecimiento que detonó un éxodo migratorio sin precedentes.
Centroamericanos cruzan la frontera entre México y Guatemala. 2 de noviembre de 2018. / Carlos Garcia Rawlins / Reuters
Las consecuencias de una "crisis política"
"Esto es una crisis política, porque los políticos allá todo el dinero se lo están comiendo, se lo están robando. Juan Orlando Hernández le da trabajo a los de él", asegura Alexis Lagos, uno de los migrantes hondureños que acampa en el Estadio Jesús 'Palillo' Martínez, ubicado al oriente de la Ciudad de México.
"A Salvador Nasralla le robaron la presidencia", afirma. "Ellos tienen como una manta en frente para que los problemas no salgan del país".
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, en Guatemala. 20 de octubre de 2018. / Luis Echeverria / Reuters
Alexis Lagos relata que trabajaba como albañil. Tenía tres meses sin encontrar oportunidad de empleo, a pesar de que tiene tres hijos y apoya a su madre. "No tuve otra opción, porque no teníamos para comer", cuenta.
Durante la travesía, le tocó presenciar la muerte de su primo en la ciudad de Tapachula, Chiapas, al sur de México.
"La parte más difícil de mi vida es que teníamos tres personas y un primo mío se murió en el camino. Esa fue la parte más dura de esta osadía", relata Alexis, quien desconoce las causas médicas que ocasionaron el fallecimiento de su familiar.
Pero Alexis no es el único en considerar que la situación en Honduras se recrudeció a partir del actual gobierno.
Huyendo de una "dictadura"
Mientras espera en una de las carpas que se han instalado en el campamento para ser atendida por un padecimiento de asma, Isis Guzmán intenta recordar cuándo comenzó a deteriorarse la situación en Honduras: "Eso viene siendo desde hace cuatro años", dice.
"Desde hace seis", la corrige Edil Antonio García, quien trabajaba como mecánico en Honduras. "Desde que Juan Orlando ganó la presidencia el empleo se fue para abajo", afirma.
Mientras varios migrantes centroamericanos hacen fila para recibir un poco de comida en el campamento instalado en Ciudad de México, un soldador hondureño, que porta una camiseta roja del Chapulín Colorado, cuenta cómo decidió salir de su país para escapar de lo que considera una "dictadura".
"El sistema de vida no es muy bueno: salud, el sistema monetario, todo eso. La canasta básica es muy alta y uno trata de tener una vida mejor de la que nos ofrecían, uno trata de venirse de una dictadura", relata el hombre, quien considera que el gobierno de Juan Orlando Hernández fue producto de una imposición.
A finales de octubre, en Pijijiapan, Chiapas, otros migrantes hondureños integrantes de la caravana coinciden en que la carestía que enfrenta el país fue provocada desde que el actual presidente hondureño asumió el poder.
Hermis Ramos es un joven de 23 años que trabajaba como albañil y carpintero antes de salir de Honduras. Ganaba 2.400 lempiras a la semana (100 dólares) cuando llegaba a tener trabajo.
Denuncian la desaparición de al menos 80 migrantes de la caravana en el estado de Veracruz
Ramos explica que en su país existe el programa Bolsa Solidaria, impulsado por el gobierno, que consiste en la entrega de media libra de manteca, una libra de arroz, otra de frijoles y una de maíz. Pero en casas como la suya, con siete miembros en la familia, ese apoyo resulta insuficiente. "Con eso no va a dar abasto. Y si no hay trabajo, ¿qué puede hacer uno? La mayoría de los jóvenes roban allá, los matan jovencitos, de 15 o 16 años. No hay trabajo", dice.
"La canasta básica está muy alta. El combustible sube cada lunes", se queja Hermis.
Le preguntan cuándo se agravó la situación y responde: "Desde que entró el presidente de Honduras".
El papel de EE.UU. en el conflicto político hondureño
Para el periodista y activista Bartolo Fuentes, quien es señalado por el gobierno de Honduras de ser el principal orquestador de la caravana migrante, la situación política de Honduras está vinculada a la injerencia de EE.UU. en Centroamérica.
"Hay un gobierno de EE.UU. que impone su criterio porque tiene bases militares en Honduras. Porque los que entrenaron a los militares en Honduras son los mismos gringos y son los que salieron a matar a la gente en las calles cuando protestaron por el fraude electoral. Y ahora quieren deslindarse, y buscar quién es el culpable. Y quieren decir que un pinche periodista Bartolo Fuentes es el que trae a toda esta gente. ¡Por favor!", sostuvo Fuentes durante la conferencia de prensa que otorgó, el pasado martes, en el campamento de la caravana migrante en Ciudad de México.
El periodista, quien durante años ha seguido de cerca las historias de migrantes centroamericanos, es tajante al afirmar que la política exterior estadounidense es responsable de buena parte de la crisis política en Honduras.
"No es México quien ha saqueado a #Honduras"; pide #BartoloFuentes intervención de organismos internacionales/// #caravanamigrante #ExodoMigrante
"¡Ellos son los invasores! Nosotros no invadimos EE.UU. Si Donald Trump no lo sabe, hace más de cien años en Honduras hubo más de 200 empresas mineras sacando el mineral de nuestro país sin pagar nada por esos metales que se llevaron. ¿Y qué quedó en nuestras comunidades? ¡Los puros hoyos! Los hombres y mujeres enfermos, y los pueblos en la miseria", señala Fuentes.
El activista también consideró que la propuesta del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, de ofrecer trabajo a los migrantes centroamericanos es bien recibida como una medida de emergencia, pero considera que los organismos internacionales tendrían que responsabilizarse por el éxodo masivo de migrantes hondureños.
"Sinceramente, nosotros no creemos que tenga que ser México que cargue con toda esta situación, porque no es México quien ha saqueado Honduras, no es México quien dio el golpe de Estado", afirmó Fuentes, tras destacar la completa ausencia de la embajada de su país desde la entrada de la Caravana a territorio mexicano.
Otros críticos del actual régimen hondureño consideran que la manera en que EE.UU. apoyó el golpe de Estado en 2009 contra el entonces presidente de ese país, Manuel Zelaya, así como el respaldo de Washington a Juan Orlando Hernández, acusado de haber cometido fraude en las elecciones de 2017, explican las causas políticas que originaron el éxodo masivo de la caravana migrante.
Opositores chocan con la policía tras las elecciones en Honduras. 1 de diciembre de 2017. / Moises Ayala / Reuters
"Todo tiene su autoría en las políticas injerencistas del imperialismo yanqui, eso no tiene discusión alguna. El piraterismo financiero internacional nos tiene hundidos con un endeudamiento que por eso sostienen estos régimenes dictatoriales, producto de negociar con corruptos y ladrones", afirma el sociólogo y periodista Milton Benítez.
"Acaba de decir Trump que el dinero se lo roba Juan Orlando Hernández. ¿Pero por qué no dijo que se robaron las elecciones también?", cuestiona Benítez.
¿Cómo se gestó la crisis política en Honduras?
El 28 de junio de 2009, tras meses de tensiones entre los Poderes de la República, el Ejército recibió la orden emitida por la Corte Suprema de arrestar al entonces presidente Manuel Zelaya, quien fue sacado a la fuerza del país. El acontecimiento significó un golpe de Estado en Honduras, repudiado abiertamente por la comunidad internacional y la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU).
Después del golpe, el Congreso de Honduras, encabezado por Roberto Micheletti, quien asumiría el poder tras el derrocamiento de Zelaya, decretó un estado de sitio y desplegó militares en las calles para contener las protestas.
Los sectores más conservadores de Honduras apoyaron el golpe, mientras el presidente depuesto hizo un llamado a la desobediencia civil.
Después de varios meses de tensiones, se realizaron las elecciones y resultó vencedor el derechista Porfirio Lobo Sosa, del Partido Nacional de Honduras.
La entonces secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, reconoció haber operado políticamente para impedir el regreso de Zelaya y apoyar las elecciones celebradas por los golpistas.
Hillary Clinton durante un evento en la Universidad de Georgetown. 5 de febrero de 2018. / Aaron P. Bernstein / Reuters
"En los días siguientes del golpe hablé con mis homólogos de todo el hemisferio, incluida la secretaria Patricia Espinosa, en México, con el objetivo de organizar rápidamente unas elecciones que tuvieran como resultado hacer irrelevante la cuestión de Zelaya", según reconoció Clinton en su libro Decisiones difíciles.
Desde entonces, Honduras vive un clima de inestabilidad política que ha repercutido en las condiciones de vida de la gente.
En 2014, asumió el poder Juan Orlando Hernández como presidente de Honduras. Durante su mandato se presentaron varios escándalos de corrupción y ocurrió el asesinato de la activista Berta Cáceres.
En 2015, el gobierno de EE.UU. aumentó la presencia de efectivos en bases militares de Honduras.
En 2017 se realizaron nuevas elecciones. En medio de acusaciones de fraude, Juan Orlando Hernández se impuso al candidato Salvador Nasralla, aspirante de la Alianza de Oposición contra la Dictadura. Ante las irregularidades que se presentaron durante los comicios, la Organización de Estados Americanos (OEA) pidió la repetición del evento electoral, pero eso no sucedió.
De este modo, Juan Orlando Hernández fue investido para un segundo mandato, en medio de una crisis de legitimidad que persiste hasta la fecha.
Pobreza, violencia y desigualdad
Se estima que 64,5% de la población de Honduras vive en situación de pobreza y 42,6% en extrema pobreza.
Honduras también es el tercer país más desigual del planeta, sólo debajo de Sudáfrica y Haití, según un informe de 2016 del Banco Mundial (BM).
En tan sólo dos años, el precio de la gasolina se ha incrementado 23%, según datos del sitio Central America Data. Mientras en enero de 2016 un galón de combustible tenía un precio de 3,12 dólares por galón, al 5 de noviembre de 2018, ese mismo galón costaba 3,84 dólares.
Una mujer cruza una bandera hondureña en Tegucigalpa, Honduras. 28 de septiembre de 2012. / Jorge Cabrera / Reuters
El incremento en el precio de los combustibles en Honduras ha provocado protestas y aumentos en los precios de los alimentos.
Tras ser considerado el país más violento del mundo, el número de asesinatos en Honduras se ha reducido en los últimos años. Sin embargo, durante 2017 hubo un promedio de 11 homicidios diarios y una tasa de 43,6 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.
Ante el complejo panorama social y político, un documento del Instituto Universitario Democracia, Paz y Seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras concluye: "La masiva ola migratoria iniciada como una caravana de hondureños desde el sábado 13 de octubre, saliendo de la ciudad de San Pedro Sula, y a la que se han sumado hondureños de otras regiones del país, es una exposición irrefutable de los resultados de la democracia y del modelo de desarrollo impulsado en las últimas cuatro décadas".
Manuel Hernández Borbolla
Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/294897-hondurenos-crisis-migratoria-dictadura