Son dos retos inalcanzables sin más democracia y mayor participación ciudadana, según los científicos
Las olas de calor este verano serán peores que las de años anteriores / AGENCIAS
Fernando Prieto y Alejandro Sacristán (*)
Madrid 10 JUL 2024
¿Cómo se espera que el cambio climático en un país que enfrenta olas de calor cada vez más intensas y frecuentes no tenga efectos sobre sectores cruciales de la economía como el turismo o la agricultura? ¿O que no tenga efecto sobre las capas de población más vulnerables, que ya padecen la pobreza energética, y además viven en casas mal aisladas, en ocasiones sin ascensor?
En España la crisis de desigualdad y la crisis climática son cuestiones críticas que afectan a nuestro futuro inmediato y que, desafortunadamente, no están recibiendo la atención democrática que merecen. Estas problemáticas se manejan sin participación ciudadana directa, lo que pone en riesgo no solo nuestro bienestar, sino también la calidad de nuestra democracia.
En España, el aumento de los precios, el problema de la vivienda, la precariedad de los empleos y en consecuencia el aumento del riesgo de pobreza, han generado gran preocupación, según ha denunciado Oxfam Intermón reiteradas veces. Algo parecido ha sucedido con el desafío por adoptar las medidas necesarias para ir resolviendo o por lo menos adaptándose al cambio climático.
La escasa participación de la sociedad en estos debates refleja un debilitamiento de nuestra democracia. Recientemente un estudio reflejaba el interés de una amplísima mayoría de españoles (86%) que pedían más acción climática. La encuesta de PNUD realizada en 77 países apuntaba que más del 80% de sus ciudadanos requería de sus gobiernos medidas más contundentes sobre la crisis climática.
Esta encuesta y otras precedentes parecen indicar claramente que no se puede ignorar la voz de millones de ciudadanos, mientras que los expertos advierten sobre la insostenibilidad del sistema actual en un contexto de creciente crisis climática, como en el reciente Congreso internacional de decrecimiento realizado en junio de 2024 en Pontevedra, con asistencia de más de 200 científicos y expertos.
Impacto en el Futuro Inmediato
No estamos hablando de los próximos decenios, ni de lugares lejanos, estamos hablando de este verano de 2024 que ya ha empezado y de los recientes, con récords de temperaturas y fenómenos extremos como los incendios recurrentes en Grecia y otros países de nuestro entorno.
La intersección entre la crisis de desigualdad y el cambio climático es clara. ¿Cómo se espera que el cambio climático en un país que enfrenta olas de calor cada vez más intensas y frecuentes no tenga efectos sobre sectores cruciales de la economía como el turismo o la agricultura? ¿O que no tenga efecto sobre las capas de población más vulnerables, que ya padecen la pobreza energética, y además viven en casas mal aisladas, en ocasiones sin ascensor?
La sostenibilidad del sistema económico está en duda si no se considera el impacto del cambio climático en la salud y la productividad de la población. Además, sin cambios profundos en nuestro modelo de producción y consumo, los recursos naturales seguirán agotándose, agravando tanto la crisis climática como la económica.
Democracia en crisis
La solución de estas dos crisis, climática y de desigualdad, requiere más democracia. Desde el Observatorio de la sostenibilidad, basándose en los informes del IPCC, se resalta que “hay decisiones importantes que tomar en estas dos grandes crisis, pero tales exigen grandes consensos sociales y nuevos mecanismos de participación ciudadana. La descarbonización y la adaptación al cambio climático exigen medidas en algunos casos radicales que no están tomando los diferentes gobiernos, ni los distintos niveles de la administración. Algo similar sucede con la crisis de desigualdad, las medidas de redistribución, de topes de diferencias de salarios, de límites de pobreza y riqueza consentidos, de rentas básicas universales, de inexistentes impuestos a los ultrarricos y otras que no se están tomando. Por ello parece necesario que a la democracia dé un paso adelante y trascienda desde votaciones cada cuatro años a una mayor implicación de la ciudadanía en estas decisiones trascendentales”.
Debate democrático
Es imprescindible que un sistema político como el español permita un verdadero debate democrático y que escuche a la ciudadanía. Se ha comprobado que la inteligencia colectiva manifestada y escuchada por los poderes públicos y los gobernantes es mucho más resolutiva, audaz y poderosa que los actuales sistemas de gobernanza.
Los resultados de las recientes elecciones europeas donde se observa el auge de la extrema derecha, con algunas propuestas directamente antidemocráticas, en diferentes países y de perdida de fe en los gobiernos parlamentarios, en la separación de poderes y en los mecanismos de control de la propia democracia, unidos a la imagen hecha de que solo las grandes empresas y lobbies son los auténticos poderes reales, son otros signos de la profunda crisis de la democracia.
Incumplimiento de compromisos
En España hemos sido testigos de incumplimientos de compromisos políticos y legales. Las propuestas ciudadanas para abordar el cambio climático y las reformas sociales son a menudo ignoradas o minimizadas. Por ejemplo, las recomendaciones de expertos y organismos especializados, como la Asamblea ciudadana por el clima, no se han reflejado en las políticas gubernamentales.
Mientras que en Europa se está produciendo una llamada a un despertar democrático y a la transición verde, en España han coincidido 3 iniciativas de diferente calado y profundidad en el tiempo: Mandato por el Clima, la propuesta de un parlamento ciudadano climático permanente y el Futuro es Clima, esta última centrada solo en los jóvenes.
Para construir una sociedad más verde y justa en España, es fundamental un verdadero despertar democrático y ecológico. Desde el Observatorio de Sostenibilidad se apuesta por un proceso democrático profundo, basado en un debate real, sereno y abierto para definir un futuro sostenible y equitativo. La participación ciudadana y la transparencia basados en la mejor ciencia disponible deben ser pilares de este proceso.
Momento de la Asamblea Ciudadana Clima. / ASAMBLEA CIUDADANA PARA EL CLIMA.
Parlamento climático ciudadano
Se pueden mejorar, redefinir las condiciones de la democracia en España en la toma de decisiones cruciales para el futuro del país para adaptarla a los retos urgentes que tenemos por delante.
La idea de un parlamento climático ciudadano permanente puede ser implementada y llevada a cabo. Y la formación en todos los niveles en acciones contra la crisis climática, como la iniciativa que acaba de iniciarse en el Congreso de los diputados, de Mandato por el Clima, podría ser llevada asimismo a todos los niveles de la administración.
El proyecto “Mandato por el Clima” proporciona formación sobre cambio climático dirigido a los diputados de todos los partidos ya ha tenido su primera formación el pasado 21 de mayo de 2024 con una escasa asistencia de solo 3 diputados.
La siguiente sesión será después de verano, así hasta totalizar 4 sesiones impartidas por más de 20 científicos y especialistas en cambio climático y adaptación al mismo en diferentes sectores. Mandato por el Clima es una iniciativa impulsada por el Observatorio de Sostenibilidad, GLOBE International y Oxfam Intermón.
Importancia de la ciudadanía
Solo con una ciudadanía activa y un gobierno dispuesto a escuchar y actuar en función del interés público, podremos enfrentar los grandes retos de nuestro tiempo y construir un futuro deseable para todos.
El economista francés Piketty señala que “la desigualdad es fruto de una decisión política”, podemos añadir que los efectos de la crisis climática sobre la población, también. En definitiva, la desigualdad y la vulnerabilidad de la sociedad respecto al cambio climático son fruto de decisiones políticas. Y otra decisión política solo se podrá tomar con nuevas formas de democracia. Más democracia y más ciencia climática.
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(*) Fernando Prieto, Doctor en ecología por la Universidad Autónoma, es director del Observatorio de Sostenibilidad. Alejandro Sacristán es periodista científico.
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