Si la Tierra sigue el mismo destino, como indican distintas teorías, será mucho más allá en el tiempo: la colisión con un Sol en su etapa final se produciría dentro de aproximadamente 5.000 millones de años, si es que en ese momento nuestro planeta todavía existe
Será un final similar al observado en Kepler-1658b, un exoplaneta ya condenado a su próxima destrucción
Pablo Javier Piacente
Un nuevo estudio arroja luz sobre cómo mueren los mundos a medida que sus estrellas envejecen: Kepler-1658b, un exoplaneta que se ubica a 2.600 años luz de la Tierra, se encuentra girando en espiral en torno a su estrella en decadencia. Se espera que choque con ella en menos de tres millones de años, en un destino similar al que sufriría la Tierra al colisionar contra un Sol casi muerto en unos 5.000 millones de años.
Astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard & Smithsonian, en Estados Unidos, han detectado por primera vez un exoplaneta cuya órbita se está desintegrando alrededor de una estrella anfitriona evolucionada o más antigua. El mundo afectado, que se denomina Kepler-1658b, parece destinado a girar en espiral cada vez más cerca de su estrella madura, hasta la colisión y destrucción final. El estudio fue publicado recientemente en la revista The Astrophysical Journal Letters.
Según una nota de prensa, el descubrimiento en torno a este sistema planetario, localizado a 2.600 años luz de la Tierra, ofrece nuevos conocimientos sobre el extenso proceso de decaimiento orbital que sufren los planetas en esta última etapa de evolución de su estrella. Este tipo de “muerte” por colisión con su estrella es un destino que se cree que aguarda a muchos mundos: incluso, podría ser el final de la Tierra a medida que nuestro Sol envejece.
EL DESTINO FINAL
Los investigadores destacaron que el proceso observado en Kepler-1658b es la primera observación directa de este tipo de lento colapso de un planeta, que termina “devorado” por su estrella agonizante. Aunque ya se habían detectado evidencias de estos exoplanetas girando en espiral hasta su destrucción, es la primera ocasión en la que se registran observaciones precisas, hasta incluso llegar a determinar que Kepler-1658b chocará con su estrella en alrededor de tres millones de años.
Si la Tierra sigue el mismo destino, como indican distintas teorías, será mucho más allá en el tiempo: la colisión con un Sol en su etapa final se produciría dentro de aproximadamente 5.000 millones de años, si es que en ese momento nuestro planeta todavía existe. Los científicos han predicho que las estrellas evolucionadas son muy efectivas para extraer energía de las órbitas de sus planetas, hasta producir una colisión fatal. Ahora, los astrónomos pueden probar esas teorías con observaciones directas.
Kepler-1658b es un exoplaneta del tipo “Júpiter caliente”, o sea mundos con masas y tamaños similares a Júpiter, pero que describen órbitas muy cercanas alrededor de sus estrellas anfitrionas, generando temperaturas extremas en sus superficies. En el caso de Kepler-1658b, en condiciones normales su órbita lo ubica a una distancia de su estrella que es solo la octava parte del espacio entre nuestro Sol y Mercurio, el planeta más cercano.
¿SIMILITUDES CON EL SISTEMA SOLAR?
Todo indica que los mundos extrasolares del tipo “Júpiter caliente” como Kepler-1658b tienen el mismo final: sus órbitas se van deformando lentamente a medida que sus estrellas envejecen, culminando en su colisión y destrucción. Algunos estudios sostienen que los planetas rocosos como la Tierra podrían tener el mismo final, por eso es tan importante la información obtenida en cuanto al proceso ligado a Kepler-1658b: ayudará a los científicos a determinar si estos ciclos se repiten en sistemas planetarios con otras características.
Los datos obtenidos son el resultados de varios años de observaciones realizadas con el Telescopio Espacial Kepler, luego con el Telescopio Hale del Observatorio Palomar en el sur de California y, finalmente, con el Telescopio de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS).
Los resultados también ayudan a explicar algunos fenómenos extraños observados en Kepler-1658b, que parece más brillante y más caliente de lo esperado. Los científicos sostienen que las interacciones de las mareas que reducen la órbita del planeta también pueden estar generando energía adicional en su interior, en un fenómeno similar al que se produce con la luna Io de Júpiter, considerado el cuerpo más volcánico del Sistema Solar. Noticias relacionadas
______________
REFERENCIA
The Possible Tidal Demise of Kepler’s First Planetary System. Shreyas Vissapragada et al. The Astrophysical Journal Letters (2022). DOI:https://www.doi.org/10.3847/2041-8213/aca47e
__________
Fuente: