- primero, un país que se ufana de pertenecer a la OCDE no puede padecer hambre;
- segundo, la reacción de la vicepresidenta fue pedirle a la FAO que sacara al país del mapa y que rectificara la información, y,
- tercero, la respuesta, por lo menos discutible, por parte de Alan Jorge Bojanic —representante de la FAO en Colombia— fue dar un paso atrás a pesar de las cifras.
- la escasa asignación de recursos para el agro —y en particular para las economías campesinas—;
- la precaria asignación de presupuesto para la alimentación y nutrición, y
- los efectos de la “apertura neoliberal” de los años 90 y de los Tratados de Libre Comercio (TLC).
- adoptar normas y políticas en materia alimentaria con enfoque de derechos humanos, es decir, con la participación de los y las titulares de derechos y sus organizaciones;
- proteger y apoyar la producción y consumo interno de alimentos verdaderos como contramedida a las dietas corporativas;
- poner en marcha una política de alimentación escolar universal basada en los derechos humanos;
- adoptar políticas que fomenten el empleo digno, e
- impulsar reformas tributarias basadas en la justicia fiscal.