La clase dominante multimillonaria de Estados Unidos, siguiendo el camino del apoyo al genocidio israelí de los palestinos y a una posible guerra con China, ha desplazado su apoyo de la democracia liberal al neofascismo.
JOHN BELLAMY FOSTER, CATEDRÁTICO ESTADOUNIDENSE
observatoriocrisis.com 12 junio, 2025
El drástico cambio en el imperialismo estadounidense bajo la presidencia de Donald Trump, tanto en su primer mandato como aún más en el actual, ha generado enorme confusión y consternación en los centros de poder del establishment.
Esta repentina alteración en la política exterior estadounidense se manifiesta en el abandono tanto del orden internacional liberal construido bajo la hegemonía estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial como de la estrategia a largo plazo de ampliación de la OTAN y la guerra indirecta con Rusia en Ucrania.
La imposición de aranceles elevados y el cambio de prioridades militares han puesto a Estados Unidos en conflicto incluso con sus aliados de larga data, mientras que la Nueva Guerra Fría contra China y el Sur Global se acelera.
Tan extremo es el cambio en la proyección del poder estadounidense, y tan grande la confusión que ha generado, que incluso algunas figuras históricamente asociadas con la izquierda han caído en la trampa de ver a Trump como aislacionista, antimilitarista y antiimperialista.
Así, el izquierdista descontento Christian Parenti ha argumentado que Trump «no es un antiimperialista en el sentido izquierdista. Más bien, es un aislacionista instintivo de «Estados Unidos Primero», cuyo objetivo, «más que cualquier presidente reciente», es «desmantelar el imperio global informal de Estados Unidos» y promover una nueva política exterior «antimilitarista» que se oponga al imperio. 1
Sin embargo, lejos de ser antiimperialista, el cambio global en las relaciones exteriores de Estados Unidos bajo el gobierno de Trump se debe a un enfoque hipernacionalista del poder mundial, basado en sectores clave de la clase dominante, en particular los monopolistas de la alta tecnología, así como en los seguidores de Trump, mayoritariamente de clase media-baja.
Según esta perspectiva neofascista y revanchista, Estados Unidos está en declive como potencia hegemónica y se ve amenazado por poderosos enemigos: el marxismo cultural y los inmigrantes «invasores» desde dentro, China y el Sur Global desde fuera, a la vez que se ve obstaculizado por aliados débiles y dependientes.
Desde la primera administración Trump tras las elecciones de 2016, el régimen ha defendido un drástico giro a la derecha, tanto a nivel internacional como nacional. A nivel global, todos los recursos disponibles deben centrarse en un aumento de suma cero del poder estadounidense y en la derrota de China como el nuevo rival. Así, fue durante la primera administración Trump que se lanzó en serio la Nueva Guerra Fría contra China, con el consiguiente giro hacia la distensión con Rusia.
Aunque la administración Joe Biden prosiguió posteriormente con la guerra indirecta planificada por Washington contra Rusia (que había comenzado con el golpe de Estado derechista de Maidán en Ucrania en 2014, respaldado por Estados Unidos), siguió a los republicanos de Trump al continuar la Nueva Guerra Fría contra China, enfrentando así a las dos grandes potencias euroasiáticas al mismo tiempo.
Una vez de vuelta en el poder, Trump ha buscado poner fin a la guerra indirecta de la OTAN en Ucrania, al tiempo que se centra con mayor decisión en la lucha en Asia. Incluso Oriente Medio, donde el régimen de Trump apoya actualmente el exterminismo absoluto (o la eliminación y el desplazamiento total de los palestinos de Gaza en nombre de la “paz”), mientras bombardea Yemen y aumenta la presión sobre Irán, es visto como algo secundario frente a la nueva guerra fría contra China. 3
La estrategia imperialista radicalmente nueva representada por la administración Trump, particularmente en su segunda venida, se basa en la noción de «América Primero». Esto constituye un rechazo del rol tradicional de EE. UU. como potencia mundial hegemónica a favor de un imperio hipernacionalista de América Primero .
Una manifestación de esto es el ataque de EE. UU. a organizaciones internacionales sobre las que no tiene un dominio completo o donde supuestamente soporta cargas desproporcionadas, como las Naciones Unidas o incluso la alianza de la OTAN. Además, las relaciones comerciales se tratan no tanto como procesos de intercambio mutuamente beneficiosos (que en realidad benefician principalmente a las naciones más ricas), sino más bien como relaciones transaccionales que se determinan únicamente sobre la base del poder nacional.
En este contexto, la imposición de aranceles por parte del régimen de Trump a todos los demás países, incluyendo aranceles elevados a unos sesenta países (en su lista del «Día de la Liberación» del 2 de abril), no es simplemente un intento de obtener una ventaja económica, sino una estrategia de poder para asegurar el dominio geoeconómico y geopolítico.
Bajo la estrategia de «América Primero» de Trump, Washington busca obtener tributos de sus aliados, quienes a partir de ahora tendrán que pagar de una u otra forma por el apoyo militar estadounidense, lo que resultará en nuevas formas de conflicto interimperialista (o intraimperialista).
Con China en la mira, la propuesta oficial de presupuesto de gasto militar de Trump para el próximo año fiscal prevé un aumento de casi el 12 por ciento, a 1 billón de dólares ( el gasto militar real normalmente es el doble del nivel oficial).
El resultado más probable de tales desarrollos —si no se detienen— es una Nueva Era de Catástrofes, a una escala similar a la de la década de 1930, caracterizada por la destrucción económica, ecológica y bélica. 5 Esto no conducirá a un mayor dominio estadounidense, sino a su declive acelerado, a medida que su hegemonía del dólar y las instituciones internacionales en las que históricamente se ha basado el poder estadounidense se vean aún más socavadas.
Dentro del propio régimen de Trump, los intentos de Washington de proyectar su poder globalmente solo intensificarán los conflictos internos entre el capital financiero monopolista con sus intereses económicos globales y el movimiento nacionalista más estrecho de Trump, Make America Great Again (MAGA), sobre el terreno. Todos los intentos de mantener unido a un régimen tan reaccionario requerirán una mayor represión, mientras que el futuro dependerá de la escala de la revuelta que esta represión engendre, tanto a nivel nacional como global.
La Doctrina Trump
Irónicamente, las afirmaciones más contundentes y controvertidas respecto a la naturaleza pacífica y antiimperialista del régimen de Trump han sido presentadas por figuras de la antigua izquierda como Parenti.
En un artículo de 2023 para Compact , la publicación hegemónica MAGA, titulado «El verdadero crimen de Trump es oponerse al imperio», Parenti afirmó que Trump defendía una política exterior anti-Pentágono y antiimperial, mostrando un profundo desprecio por el ‘Complejo de Seguridad Nacional’ .
Sin embargo, al caracterizar a Trump como antiimperialista, Parenti parece haber olvidado toda la estructura del imperialismo, relacionada con la explotación/expropiación global y las estrategias de dominación mundial. Trump no solo introdujo aumentos históricos del gasto militar en su primera administración y empleó fuerza letal a nivel internacional en numerosas ocasiones (incluyendo la flexibilización de las restricciones al bombardeo de civiles), sino que, aún más importante, inició la Nueva Guerra Fría contra China. 7
La segunda administración Trump está incrementando de nuevo masivamente el gasto del Pentágono y promoviendo el conflicto con China a una escala aún mayor. Lo que Parenti y otros consideran una forma de antiimperialismo es, de hecho, una nueva estrategia imperial global, tanto a nivel nacional como internacional, destinada a revertir el declive hegemónico de Estados Unidos y derrotar a China.
Esta reorientación estratégica cuenta con un fuerte apoyo tanto dentro del movimiento MAGA de Trump como entre aquellos elementos de la clase multimillonaria del capitalismo monopolista, en particular los sectores de la alta tecnología, el capital privado y la energía, que están alineados con su régimen demagógico. Como señaló el célebre economista marxista indio Prabhat Patnaik, la política exterior de Trump no es ni antiimperialista ni insensata, sino que se caracteriza mejor como “una estrategia de resurgimiento del imperialismo”. 8
El movimiento nacional populista MAGA se basa en una visión del mundo con fuerte componente racial, en la que Estados Unidos es visto como una nación blanca y cristiana con un destino manifiesto. Desde esta perspectiva, tras haber alcanzado a lo largo de su historia el estatus de la «nación número uno bajo Dios» para el siglo XX, Estados Unidos fue posteriormente socavado desde dentro y desde fuera, lo que requirió la resurrección de su estatus perdido.
No es casualidad que, en marzo de 2025, Trump colgara un retrato de James K. Polk, undécimo presidente de Estados Unidos, en el Despacho Oval. Polk presidió la mayor expropiación territorial de la historia estadounidense durante la Guerra México-Estadounidense, en la que Washington se apoderó de más de quinientas mil millas cuadradas de territorio, incluyendo California y gran parte del suroeste, a la vez que anexó Texas y obtuvo la soberanía sobre zonas disputadas en el Pacífico Noroeste mediante el Tratado de Oregón. 9
Las rimbombantes ambiciones de Trump de anexar Groenlandia, recuperar el Canal de Panamá e incluso (aunque más inverosímil) incorporar a Canadá como el quincuagésimo primer estado —sin mencionar el cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América— buscan recrear el espíritu del auge del imperio estadounidense. 10
Para comprender la estrategia imperialista del régimen MAGA, es necesario examinar la «Doctrina Trump». Las doctrinas presidenciales en política exterior suelen ser señaladas y elaboradas por los medios de comunicación con base en las declaraciones de la Casa Blanca sobre temas críticos de política exterior.
Sin embargo, en el caso de la Doctrina Trump, fue articulada plenamente desde dentro por el principal ideólogo de MAGA, Michael Anton, quien de febrero de 2017 a abril de 2018 fue miembro del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU. y asistente adjunto del presidente para comunicaciones estratégicas. Actualmente es director de planificación de políticas en el Departamento de Estado, un puesto equivalente al de subsecretario de Estado. Durante el primer gobierno de Trump, Anton recibió claramente la tarea —cuando ya no trabajaba directamente para la Casa Blanca— de dar coherencia a las numerosas y aparentemente contradictorias declaraciones de Trump sobre política exterior.
En 2019, mientras trabajaba como profesor e investigador en el Hillsdale College de Michigan, dominado por MAGA, Anton publicó un artículo en Foreign Policy basado en una conferencia en la Universidad de Princeton titulada «La Doctrina Trump», que se convertiría en la declaración semioficial de la postura estratégica general del régimen MAGA. 11
La tarea de Anton fue definir la estrategia de Trump de «América Primero» como una que estuviera en consonancia con el nacionalpopulismo y el antiinternacionalismo, y sin embargo, lo suficientemente belicosa como para representar una nueva estrategia global agresiva. Por lo tanto, constituyó lo que se denominó un «realismo de principios», arraigado en el egoísmo nacional, en consonancia con las interpretaciones conservadoras de las ideas de pensadores como Nicolás Maquiavelo y Thomas Hobbes.
La política exterior y militar de Trump fue descrita por Anton en «La Doctrina Trump» como antiimperial por dos razones. En primer lugar, los imperios por naturaleza eran de carácter «multiétnico», y la política de Trump se oponía rotundamente a una visión multiétnica del proyecto estadounidense. En segundo lugar, la política imperialista, tal como la perseguían los neoconservadores, se alía con el globalismo, mientras que la Doctrina Trump negaba la globalización liberal. En la ideología MAGA, la globalización beneficia a las potencias emergentes, como China, a expensas de las potencias consolidadas, como Estados Unidos. La Doctrina Trump, explicó Anton, era, por lo tanto, nacionalista en todos sus aspectos: A las naciones vencedoras, el botín. 12
Un nacionalismo tan consistente fue retratado como completamente acorde con la “naturaleza humana”. Si Aristóteles había dicho—en palabras de Anton—que las tres unidades políticas eran “la tribu [etnicidad], la polis (o ‘ciudad-estado’), y el imperio”, la postura de Trump fue enfatizar la etnicidad estadounidense y el estado estadounidense de un modo expansivo en el escenario mundial, y restarle importancia al imperio multiétnico, haciendo así a Estados Unidos grande otra vez.
En este sentido, la Doctrina Trump tenía cuatro pilares : (1) populismo nacional, (2) rechazo del internacionalismo liberal, (3) nacionalismo consistente para todos los países, y (4) el retorno de la nación a la “normalidad” homogénea de la “etnia y polis” clásicas—en oposición al carácter heterogéneo del imperio multiétnico contemporáneo (y del mundo en su conjunto). El cuarto pilar constituía así una definición racial-étnica de la identidad nacional, que subyace a un nacionalismo racial.
Como en el caso de Trasímaco en La República de Platón , la base moral de la Doctrina Trump era muy clara: la justicia es “el interés del más fuerte”. 13
El imperialismo económico y la doctrina Trump
El 2 de abril de 2025, Trump, en lo que llamó «una declaración de independencia económica», utilizando poderes de emergencia nacional, impuso aranceles del 10 por ciento a todos los países del mundo, con aranceles más altos a unos 60 otros países o bloques comerciales. Esto incluyó nuevos aranceles del 34 por ciento a China (además del 20 por ciento anterior, lo que lo convirtió en un arancel del 54 por ciento), 46 por ciento a Vietnam y 20 por ciento a la Unión Europea. Después de que China anunciara un contraarancel, Trump elevó el aumento arancelario acumulativo sobre China al 104 por ciento y luego, en una escalada adicional, al 145 por ciento.
En una declaración bélica, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, dijo que cualquier país que elija «tomar represalias» contra los nuevos aranceles estadounidenses será visto como responsable de la «escalada», lo que llevará a Estados Unidos a responder subiendo la escalera de la escalada . Las acciones de la administración Trump están generando una guerra comercial y monetaria mundial, una recesión mundial.
La nueva estrategia arancelaria MAGA generó pánico en Wall Street, que hasta entonces había apoyado firmemente su presidencia, lo que aparentemente dividió a la clase dominante financiera ante el desplome de los valores. Esto obligó a Trump a suspender algunos aranceles, al tiempo que los incrementaba sobre China. Los aranceles de Trump se calcularon con base en lo necesario para generar una balanza comercial bilateral con cada país, una propuesta carente de cualquier justificación económica directa, pero que proporciona un arma contundente con la que el régimen planea lograr sus fines más amplios. 14
En términos económicos, la Doctrina Trump está vinculada a lo que se conoce como «nacionalismo conservador», representado por varios think tanks orientados al MAGA (Hacer Grande Nuevamente Grande) y enfocados en la estrategia geoeconómica y geopolítica, como American Compass y el Manhattan Institute for Policy Research, junto con el fondo de cobertura Hudson Bay Capital Management, alineado con Trump.
El fundador y economista jefe de American Compass, Oren Cass, ha sido asesor económico y socio durante mucho tiempo del actual Secretario de Estado de Trump, Marco Rubio. American Compass está fuertemente financiada por el Fondo Thomas D. Klingenstein, una fundación multimillonaria dirigida por Thomas D. Klingenstein. Klingenstein, banquero de inversión de Wall Street, es socio del fondo de cobertura multimillonario Cohen Klingenstein. También es presidente de la junta directiva (y uno de los principales financiadores) del principal think tank MAGA, el Claremont Institute, sionista y un agudo crítico de lo que él llama «comunismo progresista». Otros financiadores de American Compass incluyen la Fundación de la Familia Walton y la Fundación William y Flora Hewlett. 15
American Compass, un referente del nacionalismo conservador en economía, ofrece una visión bastante realista del estancamiento y la desindustrialización a largo plazo de la economía estadounidense, a la vez que combina esto con una fuerte oposición al libre comercio y un ferviente apoyo a los aranceles. <sup>16</sup> Ideológicamente vinculada al movimiento MAGA de Trump, ha asumido un papel protagónico en el desarrollo de una estrategia económica para la Nueva Guerra Fría contra la «China comunista».
Su informe de 2023, » A Hard Break from China» , argumentó que «Estados Unidos debe romper su relación económica con China para proteger su mercado de la subversión por parte del Partido Comunista Chino». Esto incluye cortar las relaciones económicas con China en materia de inversión, cadenas de suministro y acuerdos económicos internacionales. Todos los «flujos de capital, transferencias de tecnología y asociaciones económicas entre Estados Unidos y China» deben cesar. A nivel nacional, American Compass ha declarado la guerra al «capital progresista», es decir, a cualquier intento de incorporar diversidad, equidad e inclusión en las prácticas corporativas, una postura que claramente apunta a mantener el dominio racial blanco. <sup>17</sup>
Dentro de la propia administración Trump, la estrategia de aranceles elevados está supervisada por Peter Navarro, asesor principal del presidente en materia de comercio y manufactura. Durante la anterior administración Trump, Navarro fue director de la Oficina de Política Comercial y de Manufactura. Es un ferviente defensor de la guerra económica (y militar) contra China, autor del libro de 2008 » The Coming China Wars» (Las próximas guerras de China) , y considera que los aranceles desempeñan un papel clave en ese sentido. Navarro afirma que los aranceles aportan billones de dólares en ingresos gubernamentales, lo que permite a Trump reducir los impuestos a los ricos. Navarro fue encarcelado por desacato al Congreso por su participación en el ataque MAGA al Capitolio el 6 de enero de 2021 .
Sin embargo, la principal figura que gobierna la estrategia económica internacional en la segunda administración Trump es Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos. Miran fue asesor principal del Departamento del Tesoro durante la primera administración Trump y posteriormente fue estratega principal de la firma de inversión Hudson Bay Capital Management, un importante inversor institucional en Trump Media & Technology Group, que gestiona la plataforma de redes sociales Truth. Miran también es economista del Manhattan Institute. Es autor de » Una guía del usuario para la reestructuración del sistema de comercio global» , publicado por Hudson Bay Capital Management en el momento de la victoria electoral de Trump en 2024, que introdujo el plan de utilizar aranceles elevados y la influencia que ofrece el paraguas de seguridad estadounidense para obligar a los países a aceptar una devaluación importante de la moneda estadounidense bajo el Acuerdo de Mar-a-Lago.
El objetivo es mejorar la posición comercial global de Estados Unidos a expensas de sus principales socios comerciales. Esto constituye una política global de empobrecimiento del vecino que Estados Unidos impondrá tanto a sus aliados como a sus enemigos designados. 19
El modelo de esta estrategia geoeconómica es el Acuerdo del Plaza de 1985, elaborado entre Estados Unidos, Japón, Alemania, el Reino Unido y otros países, que permitió una devaluación multilateral intencionada del dólar. El principal resultado histórico de este acuerdo fue el estallido de la burbuja financiera japonesa y la introducción de un profundo estancamiento económico aparentemente permanente en la economía japonesa, que en aquel momento era una de las más dinámicas del mundo.
Poco después del Acuerdo del Plaza, Trump compró el Hotel Plaza, sin duda fascinado por el acuerdo alcanzado allí. (Posteriormente lo declaró en quiebra). En 2025, sin embargo, Estados Unidos es considerablemente más débil a nivel mundial que en 1985, y los países con las reservas de divisas más dominadas por el dólar, de las que dependería principalmente el previsto Acuerdo de Mar-a-Lago, no están bajo el paraguas de seguridad militar estadounidense y, por lo tanto, no son tan fáciles de presionar. 20
Japón, el Reino Unido, Canadá y México, observó Miran, podrían sin duda ser fácilmente presionados para cumplir con los intereses estadounidenses en este sentido, al no tener otra opción. En cambio, ni la Unión Europea ni China (que posee unos 3 billones de dólares en moneda estadounidense y conoce bien lo ocurrido con Japón como resultado del Acuerdo del Plaza) estarían dispuestos a aceptar tal acuerdo. Con respecto a la Unión Europea, el plan de Trump incluye obligar a estos países a asumir una mayor proporción de los costos del paraguas de seguridad estadounidense y, utilizando esto como moneda de cambio, junto con la imposición de aranceles elevados, para forzar un acuerdo sobre una devaluación monetaria.
La imposición de aranceles estadounidenses, sostenían los asesores económicos nacionalistas conservadores de Trump, conduciría inicialmente a la apreciación del dólar, como en la primera administración Trump, anulando así algunos de los efectos macroeconómicos desfavorables de los aranceles (aunque el resultado real al principio, esta vez, ha sido el contrario, con la depreciación del dólar). 21
Sin embargo, en general, estos aranceles son inflacionarios, con la probable intensificación de la estanflación como resultado. Además, la devaluación controlada del dólar (no su apreciación) es el principal objetivo de la política arancelaria estadounidense, en consonancia con el esperado Acuerdo de Mar-a-Lago, lo que tendría el efecto de aumentar los precios que los consumidores pagan por las importaciones estadounidenses. 22
Los aranceles de Trump, vistos en el contexto del deseado Acuerdo de Mar-a-Lago, constituyen una forma de chantaje, con la estipulación de que se reducirán si los países cumplen vendiendo dólares a cambio de «bonos centenarios» estadounidenses, es decir, bonos con vencimiento a cien años, generalmente con bajas tasas de interés. Esto contribuiría a la devaluación del dólar.
Se prevé una combinación de aranceles y una devaluación intencional del dólar, con énfasis en esta última. Se considera que esto promueve las exportaciones y la reindustrialización. Además de Miran, esta política cuenta con el firme apoyo del secretario del Tesoro, Bessent. El Acuerdo de Mar-a-Lago, indica Miran, crearía «una demarcación mucho más sólida entre amigo, enemigo y socio comercial neutral» con respecto a Estados Unidos. Los «amigos» rendirían tributo a Washington a cambio de estar bajo el paraguas económico y de seguridad estadounidense, mientras que los «enemigos» estarían sujetos a altos aranceles y sanciones económicas, y serían amenazados con agresión militar. 23
Toda la política imperial nacionalista de Trump, que inicia una guerra comercial y monetaria global, es una apuesta enorme, ya que probablemente desestabilizará las economías de Estados Unidos y del mundo y las finanzas globales, acelerando los intentos de los países, particularmente los países BRICS+ (que comprenden Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y otros), de encontrar alternativas al dólar.
La administración Trump parece incapaz de comprender por completo la realidad del Dilema de Triffin (llamado así por el economista belga Robert Triffin): una moneda de reserva internacional (como el dólar) requiere un déficit continuo en cuenta corriente para que el país que la posee pueda suministrar al mundo la liquidez necesaria, lo que a largo plazo tiende a crear condiciones que erosionan la confianza en la moneda de reserva. 24
La estrategia de Trump, atrapada en este dilema, probablemente fracasará, acelerando la desaparición del dólar como moneda de reserva hegemónica mundial y socavando aún más el dominio económico global de Estados Unidos. Como escribe el economista Michael Hudson:
Trump basa su intento de romper los vínculos y la reciprocidad existentes en el comercio y las finanzas internacionales en la suposición de que, en una combinación caótica, Estados Unidos saldrá victorioso. Esa confianza subyace a su disposición a desmantelar las interconexiones geopolíticas actuales. Cree que la economía estadounidense es como un agujero negro cósmico, es decir, un centro de gravedad capaz de atraer hacia sí todo el dinero y el superávit económico del mundo. Ese es el objetivo explícito de «América Primero». Eso es lo que convierte el programa de Trump en una declaración de guerra al resto del mundo. 25
Mientras tanto, el rearme de los aliados de EE. UU., junto con un aumento masivo del gasto del Pentágono y las amenazas belicosas dirigidas a enemigos designados, podría conducir a una mayor proliferación de conflictos, aumentando la probabilidad de una Tercera Guerra Mundial. La estrategia de mano dura de Washington hacia sus aliados generará tensiones en el núcleo imperial histórico del capitalismo global, generando una creciente rivalidad interimperialista entre la Unión Europea y Estados Unidos. El capital financiero estadounidense ha apoyado firmemente a Trump hasta ahora, pero tiene intereses económicos globales. Por lo tanto, el capital financiero estadounidense se acerca al juego de poder arancelario de la administración Trump y a la perspectiva de un Acuerdo de Mar-a-Lago con inquietud, fruto de la incertidumbre.
La estrategia nacional-imperialista de Trump concuerda plenamente con las visiones reaccionarias de sus seguidores del MAGA (Hacer Grande su Gran Guerra), quienes no se oponen al imperialismo ni al militarismo, pero sí se oponen firmemente a lo que consideran una globalización liberal a expensas de Estados Unidos, sumada a guerras indecisas contra potencias menores sin botín visible. Durante su primera administración, Trump reprendió a los miembros de su Estado Mayor Conjunto en relación con las guerras en Oriente Medio y Asia Central por la falta de botín obtenido por Estados Unidos, preguntando: «¿Dónde está el maldito petróleo?» .
Neofascismo e Imperio
Los enormes cambios en la política exterior y militar estadounidense que se están implementando bajo la Doctrina Trump tienen su raíz en las nuevas alineaciones de clase asociadas con el neofascismo del movimiento MAGA y sus estrechos, aunque contradictorios, vínculos con la clase dominante multimillonaria, en particular en los sectores de la alta tecnología, el capital privado y el petróleo. La base de clase del fascismo, según la teoría marxista, siempre reside en una alianza entre el capital monopolista y una clase o estrato medio-bajo. Esta última está compuesta por pequeños empresarios, pequeños terratenientes y gerentes corporativos de bajo nivel, junto con elementos religiosos fundamentalistas y pequeños terratenientes rurales. También incorpora a algunos de los sectores más privilegiados de la clase trabajadora. La clase media-baja es desproporcionadamente blanca y racista.
En las elecciones presidenciales de 2024, Trump atrajo a la mayoría de los votantes con menos de un título universitario de cuatro años, una categoría que abarca a la mayoría de los votantes de clase media-baja y de clase trabajadora. Las mismas encuestas de salida muestran que ganó tanto entre los votantes de clase media-baja como de clase trabajadora, según los ingresos, pero perdió entre los votantes más pobres. Millones de quienes votaron por los demócratas en 2020, principalmente de la clase trabajadora, eligieron al Partido de los No Votantes en 2024. 27 La base leal de Trump sigue siendo la clase media-baja, que se extiende a los trabajadores más privilegiados.
Históricamente, la clase media-baja o pequeña burguesía representa un sector de la población no solo propenso a la supremacía blanca, sino también patriarcal y ultraconservador en cuanto a las relaciones sexuales y de género. Constituye una retaguardia del sistema capitalista y se moviliza en regímenes de corte fascista basándose en su propia ideología innata, asociada a una perspectiva nacionalista revanchista cuyo objetivo es la grandeza de un Estado-nación. Ernst Bloch, escribiendo sobre la Alemania nazi en la década de 1930, consideraba que estas poblaciones se caracterizaban por una «no contemporaneidad» regresiva, cuyo objetivo era la recuperación de un pasado ario idealizado. 28
Como ha escrito Phil A. Neel, con respecto a la base de clase del populismo nacional MAGA en los Estados Unidos en su Hinterland: America’s New Landscape of Class and Conflict ,
El Partido Republicano opera sobre una base aproximadamente simétrica, formada entre las subélites blancas rurales y una amplia gama de intereses capitalistas urbanos o periurbanos. En términos materiales, la extrema derecha tiende a agruparse entre los intereses de los pequeños propietarios o trabajadores autónomos, pero aún moderadamente ricos, del interior.
El núcleo material de la extrema derecha es el exurbio blanqueador [fuera de las principales ciudades y los suburbios], que actúa como interfaz entre lo metropolitano y lo no metropolitano, permitiendo que los terratenientes, empresarios, policías, soldados o contratistas autónomos más adinerados recluten en zonas adyacentes de extrema pobreza blanca. La violencia desempeña un papel central aquí. El mundo puede restaurarse mediante actos de violencia salvadores, capaces de forzar el colapso y acelerar la llegada de la Comunidad Verdadera. 29
El movimiento masivo MAGA, arraigado en la clase media-baja y los pequeños propietarios, está motivado ideológicamente principalmente por lo que denomina la «Guerra Civil Fría» contra las élites liberales de la clase media-alta y contra la clase trabajadora. Esto tiene sus raíces en sus creencias ultranacionalistas; su conexión con la «religión de los esclavistas» del evangelicalismo blanco; su veneración de la expansión imperial estadounidense del pasado; su frecuente glorificación de la violencia extrema; sus tendencias racistas y patrioteras; y su firme ideología patriarcal; todo lo cual concuerda plenamente con la ideología de «América Primero» de la Doctrina Trump.<sup> 30
Esto incluye, a nivel internacional, el apoyo a la demolición de la ayuda exterior estadounidense (mediante el desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, o USAID) y la oposición a la guerra indirecta en Ucrania. Se considera que la guerra en Ucrania sirve principalmente a las élites europeas, cuyo conflicto con Rusia no beneficia a Estados Unidos, al tiempo que desvía a Washington de sus principales enemigos asiáticos: China y el mundo islámico.<sup> 31
El nacionalismo cristiano del mundo evangélico MAGA ha llevado a un fuerte apoyo al pacto Trump/Benjamin Netanyahu para el exterminio/remoción total de los palestinos de Gaza, en el que Estados Unidos obtendrá varios derechos económicos, e incluso propiedad (en el caso de la fantasía de Trump de un resort en la Riviera de propiedad estadounidense), junto con contratos petroleros preferenciales en la Franja de Gaza. 32
Como señaló Georg Lukács en relación con una figura histórica mucho anterior:
Hitler rechazó los antiguos planes de colonización y expansión de los Hohenzollern. Criticó con especial dureza el objetivo de asimilar por la fuerza a las naciones conquistadas mediante la germanización. Lo que defendía era el exterminio. No tenía claro, explicó, «que la germanización solo puede practicarse sobre la tierra misma, nunca sobre seres humanos». Es decir, el Reich alemán debía expandirse, conquistar tierras fértiles y expulsar o aniquilar a su población. 33
De forma similar, el prominente think tank MAGA, el Centro para la Renovación de América (CRA), fundado por Russell Vought, director de la Oficina de Administración y Presupuesto de Trump, insiste en que los palestinos no pueden ser asimilados en Israel ni en Estados Unidos, y deben ser exterminados o expulsados, mientras que sus tierras deben ser confiscadas en su totalidad para ser ocupadas por poblaciones más civilizadas. En palabras del propio CRA, «las prácticas culturales de los palestinos», carentes de valores universales, «se centran principalmente en agravios contra Israel, los judíos y Estados Unidos, con una sociedad fundamentalmente orientada hacia la violencia y el extremismo» y el «culto moderno a la muerte». Por lo tanto, son «incompatibles» con «nuestros valores, arraigados en la historia occidental y el pensamiento bíblico». 34
El secretario de Defensa de Trump, Pete Hegseth, glorifica con frecuencia las Cruzadas cristianas contra el islam del siglo XII, sugiriendo que Trump debería ser un presidente cruzado. Hegseth luce un tatuaje en el pecho con la Cruz de Jerusalén, también conocida como la Cruz de los Cruzados, junto con un tatuaje en el bíceps de un grito de guerra cruzado. Su libro » American Crusade » incluye un capítulo sobre «Hacer grande al cruzado de nuevo», en referencia a una guerra contra el islam, una cruzada que se extenderá de forma más universal a una guerra contra el «izquierdismo» y todas las visiones que tratan a los cristianos como «infieles». 35
En noviembre de 2023, el gobierno yemení, liderado por Ansar Allah, comenzó a disparar contra buques vinculados a Israel en el Mar Rojo en respuesta al genocidio israelí en Palestina. Tras las represalias estadounidenses y británicas, esto se extendió a buques vinculados a ambos países. El gobierno de Trump inició ataques aéreos masivos en Yemen el 15 de marzo de 2025, prometiendo una guerra implacable, al tiempo que flexibilizaba algunas de las restricciones impuestas por el gobierno de Biden a este tipo de ataques, convirtiéndola así en una guerra mucho más mortífera contra la población civil. Trump prometió que Ansar Allah, a la que se refirió como los «bárbaros hutíes», sería completamente aniquilada. 36
El culto oficial de Trump al proesclavista y proimperio Polk, cuyo “logro” más notable fue la guerra entre México y Estados Unidos, está en línea con la ideología revanchista MAGA. Es en esta misma vena imperial que su administración ha declarado que Estados Unidos necesita retomar el Canal de Panamá y adquirir Groenlandia “de una forma u otra”. 37publicaciones de MAGA insisten en que la cesión estadounidense del Canal de Panamá a Panamá no fue legal del lado panameño , lo que legitima la toma estadounidense del mismo. Ante estas amenazas, Panamá ha hecho concesiones, abandonándose de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta y cuestionando la gestión del Canal por parte de corporaciones chinas. Sin embargo, el Washington de Trump insistió en que esto no era suficiente, y que Estados Unidos necesitaba la propiedad y el control directos de la Zona del Canal de Panamá, y Trump ordenó al ejército estadounidense que planeara una invasión para apoderarse de ella.
En abril de 2025, Estados Unidos negoció un acuerdo con Panamá que le permitiría reocupar todas sus antiguas bases militares en la Zona del Canal de Panamá y está trasladando un gran número de tropas a estas bases, al tiempo que se niega a reconocer la propiedad panameña del Canal. Los críticos panameños califican esto de «invasión camuflada», en la que el ejército estadounidense ha tomado la Zona del Canal de Panamá «sin disparar un tiro». 38
Mientras tanto, la administración Trump ejerce toda clase de presión para adquirir Groenlandia, incluyendo una posible compra a la población. La ideología MAGA argumenta que, dado que Groenlandia se encuentra en el hemisferio occidental, se encuentra dentro de la esfera de influencia estadounidense, según lo define la Doctrina Monroe. Por lo tanto, no debería ser un territorio autónomo de Dinamarca. Se dice que los vastos recursos y la posición estratégica de Groenlandia la hacen propicia para la adquisición estadounidense, generando un «Nuevo Siglo Ártico Americano». 39
En su continuo intento por derrocar a la República Bolivariana de Venezuela, la administración Trump ha amenazado con imponer aranceles del 25 % a cualquier país del mundo que compre petróleo de Venezuela. 40 Bajo el mandato de Rubio, el Departamento de Estado está imponiendo sanciones a los países que contrataron servicios médicos cubanos, negando visas a funcionarios gubernamentales actuales y anteriores que trabajan con médicos cubanos o los apoyan. Cuba cuenta con más de veinticuatro mil médicos que trabajan en cincuenta y seis países del mundo, principalmente en el Sur Global, brindando asistencia médica esencial. Washington afirma absurdamente que estos médicos constituyen «trabajo forzado» y representan «trata de personas». 41
El supremacismo blanco, inherente a la política exterior MAGA de Trump, es particularmente flagrante en sus ataques contra el gobierno sudafricano. En respuesta a una ley sudafricana de reforma agraria que busca abordar tardíamente las consecuencias del colonialismo y el apartheid en un país donde una minoría blanca, que constituye alrededor del 7% de la población, aún posee alrededor del 72% de la tierra, Trump, Rubio y Elon Musk acusaron a Sudáfrica de racismo contra los blancos.
Esto se sumó a las críticas a Sudáfrica por su papel al argumentar ante la Corte Internacional de Justicia que Israel estaba llevando a cabo un genocidio en Gaza. En un fallo preliminar, la Corte Internacional de Justicia falló a favor de Sudáfrica y en contra de Israel. 42
Trump afirmó falsamente que Pretoria estaba confiscando tierras a los blancos sin compensación ni reparación legal, argumentando que los llamados refugiados blancos de Sudáfrica eran «víctimas de discriminación racial injusta» y serían bienvenidos en Estados Unidos. Rubio siguió el ejemplo acusando a Sudáfrica de «expropiar propiedad privada» injustamente. Musk, quien nació y creció en la Sudáfrica del apartheid, ha promovido el mito de un «genocidio» contra los agricultores blancos, refiriéndose falsamente a «leyes racistas de propiedad» antiblancas y al «asesinato a gran escala de agricultores [blancos]».
Con base en estas acusaciones falsas, Trump emitió una orden ejecutiva que suspendió toda la asistencia financiera a Sudáfrica, la mayor parte de la cual se destinó a la lucha contra el VIH/SIDA. El embajador sudafricano en Estados Unidos, Ebrahim Rasool, fue expulsado de Estados Unidos por Rubio después de que el sitio web de infoentretenimiento en línea MAGA, Breitbart, informara sobre una charla que Rasool dio en un seminario web organizado por un grupo de expertos sudafricano.
En su charla, Rasool, en palabras de Associated Press, había hablado “en lenguaje académico sobre las medidas represivas de la administración Trump contra los programas de diversidad y equidad y la inmigración, y mencionó la posibilidad de un Estados Unidos donde los blancos pronto ya no serían mayoría”. 43
El candidato de Trump como embajador en Sudáfrica, L. Brent Bozell III, es sobrino de William F. Buckley Jr., editor de la revista conservadora National Review , y fundador del derechista Media Research Center. Bozell III es un supremacista blanco conocido por su defensa del sistema de apartheid sudafricano mientras presidía el Comité Nacional de Acción Política Conservadora, momento en el que declaró estar «orgulloso de ser miembro de la Coalición contra el Terrorismo del Congreso Nacional Africano». Bozell III hizo la declaración, con tintes racistas, de que el presidente estadounidense Barack Obama «parecía un flacucho adicto al crack de gueto». Su hijo, L. Brent Bozell IV, fue uno de los partidarios de MAGA arrestados por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. 44
La ideología MAGA también es evidente en las retiradas de la administración Trump del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático y de la Organización Mundial de la Salud, alegando que estas medidas eran necesarias para recuperar la “soberanía” estadounidense. 45 La ideología imperialista de Trump de “América Primero” se extiende extraterritorialmente al exigir que las corporaciones europeas se ajusten a sus órdenes ejecutivas de eliminar todas las disposiciones sobre diversidad, equidad e inclusión (DEI) si van a tener tratos con Estados Unidos. 46
La naturaleza extrema de estas posiciones ha distanciado a la administración Trump del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), conocido como “el grupo de expertos imperialistas” y como “el think tank de Wall Street”. El CFR bipartidista ha sido una fuerza dominante en la estrategia geopolítica estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. 47
Reflejando los sentimientos generales de MAGA, Hegseth acusó al CFR de globalismo liberal en una carta de renuncia a la organización. 48 James M. Lindsay, escribiendo para el CFR desde una perspectiva globalista, ha criticado la Doctrina Trump como una reversión “disruptiva” a “la política de poder y las esferas de interés del siglo XIX”. Según Lindsay, Trump está acusado de adoptar “una cosmovisión tucídidea, una en la que ‘los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben’”. Los globalistas liberales como Lindsay no se oponen a los objetivos generales de la política de poder global de Trump a este respecto. Más bien, se quejan de que es demasiado torpe e ineficaz en comparación con los métodos más hábiles de los grandes estrategas tradicionales del imperio estadounidense. 49
La Doctrina Trump y la guerra contra China
En 2010-2011, la administración Obama introdujo su «Pivote hacia Asia», cuyo objetivo era rodear militar y geoeconómicamente a China. Sin embargo, en ese momento, Estados Unidos aún albergaba la esperanza de que surgiera en China un «Gorbachov» que representaría un giro decisivo hacia el capitalismo, socavando al Partido Comunista de China (PCCh) y permitiendo a Estados Unidos recuperar su dominio en Asia.
Para 2015, se hizo evidente que estas esperanzas de los grandes estrategas imperialistas estadounidenses se habían visto frustradas, y que el ascenso de Xi Jinping como presidente del PCCh y de la República Popular China (RPC) representaba la revitalización del «socialismo con características chinas». Por lo tanto, fueron los estrategas republicanos del entorno de Trump en su primer gobierno quienes iniciaron la Nueva Guerra Fría contra China, junto con un intento de distensión con Rusia, todo ello con el objetivo de contener y derrotar a Pekín. 50
Durante el gobierno de Biden, tras las elecciones presidenciales de 2020, se retomó la estrategia imperial a largo plazo de expandir la OTAN hacia el este, hasta Ucrania. Esta estrategia ya se había basado en el golpe de Estado derechista de Maidán, organizado por Estados Unidos, que condujo al derrocamiento del presidente democráticamente electo, Víctor Yanukovych, en 2014, seguido de una guerra civil en Ucrania. En 2022, tras ocho años de derramamiento de sangre y el desprecio de Kiev por los acuerdos de paz de Minsk que establecían el Donbás como región autónoma, la guerra civil en Ucrania se expandió hasta convertirse en una guerra indirecta a gran escala entre la OTAN y Rusia, ya que Moscú intervino del lado del Donbás rusoparlante en su frontera, impidiendo un ataque que el régimen de Kiev estaba preparando. 51
Sin embargo, incluso mientras participaba en una importante guerra indirecta con Rusia en Ucrania, durante la cual Estados Unidos y la OTAN proporcionaron una enorme ayuda militar y apoyo logístico, el gobierno de Biden continuó impulsando la Nueva Guerra Fría contra China iniciada por Trump, amenazando así a Rusia y a China simultáneamente. 52
Con la reelección de Trump en 2024, la política estadounidense ha vuelto a centrarse en los intentos de poner fin a la guerra indirecta con Rusia en Ucrania para centrar su gran estrategia imperial en el único objetivo de frenar el ascenso de China. En lo que se conoce como la «estrategia Kissinger inversa», la administración Trump ha buscado una vez más establecer una distensión con Rusia para intentar dividir a las dos superpotencias euroasiáticas. <sup>53</sup>
El régimen MAGA está librando la Nueva Guerra Fría contra China de forma cada vez más beligerante, acelerando su gasto militar, desviando recursos nacionales de otras prioridades nacionales e internacionales y utilizando todos sus recursos económicos y tecnológicos como arma, acompañado de un nuevo macartismo. Esto se desarrolla como parte de una cruzada más amplia, con tintes raciales, contra todos los inmigrantes, «extranjeros» y simpatizantes de Palestina, China y los no occidentales en general, acompañada de deportaciones por motivos políticos, en algunos casos a campos de concentración en el extranjero. <sup>54</sup>
Rubio, un ideólogo vehementemente anticomunista, declaró en las audiencias del Senado sobre su nominación que China «hizo trampa para obtener el estatus de superpotencia» a expensas de Estados Unidos. Hegseth ha declarado que «la China comunista… subsiste gracias a la tiranía, el robo y el engaño» y es el principal enemigo de Estados Unidos. Como secretario de Defensa, ha declarado que Washington está «preparado» para una guerra con Pekín, que aparentemente aún quiere evitar. El asesor de Seguridad Nacional de Trump, Mike Waltz, destituido de su cargo en mayo por el escándalo de Signal, se refirió directamente a una «Guerra Fría» con China y calificó al «Partido Comunista Chino» como el principal enemigo de Washington. 55
Para comprender los aspectos estratégicos de la Guerra Fría de Estados Unidos contra China y los peligros que plantea de una Guerra Caliente, es importante entender la naturaleza de la estrategia de contrafuerza y la noción de guerra nuclear limitada entre superpotencias.
La concepción original de una Guerra Fría en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial era que las superpotencias nucleares no podían participar en una Guerra Caliente entre sí sin destrucción mutua asegurada (MAD). Por lo tanto, tuvieron que participar en luchas en todo el mundo de maneras que no llegaran a la confrontación directa entre superpotencias.
La política nuclear estadounidense se basó así durante décadas en MAD, lo que significaba que las armas nucleares eran inutilizables y la guerra nuclear impensable . Esto se asoció con un enfoque minimalista de los armamentos nucleares. Sin embargo, en la década de 1980, la postura nuclear estadounidense había cambiado a una doctrina de contrafuerza maximalista, destinada a hacer que las armas nucleares fueran utilizables (de nuevo) y la guerra nuclear pensable .
La doctrina de contrafuerza tiene como objetivo principal el desarrollo de la capacidad de primer ataque o la primacía nuclear (lo que permitiría a Washington eliminar la capacidad de represalia de la otra parte en un primer ataque). Su objetivo secundario —en particular si se determina que la primacía nuclear es inalcanzable— es una guerra nuclear limitada en la que Estados Unidos dominaría todos los niveles de escalada. En una guerra nuclear limitada, se teoriza que Estados Unidos podrá derrotar a su oponente superpotencia, obligándolo a ceder, a menos que se produzca un apocalipsis nuclear global. 56
En la comunidad estadounidense de planificación estratégica actual, el principal teórico de una guerra nuclear limitada con China, que probablemente se librará por Taiwán, es Elbridge A. Colby, subsecretario de Defensa para Políticas de Trump. Colby, un hombre de sangre noble con estudios en Harvard, es nieto del exdirector de la CIA, William Colby. Elbridge Colby se desempeñó como subsecretario adjunto de Defensa para Estrategia y Desarrollo de Fuerzas durante la primera administración de Trump. Fue el autor principal de la Estrategia Nacional de Defensa de EE. UU . de 2018. Tras la primera administración de Trump, cofundó el grupo de expertos estratégicos Marathon Initiative y ha desarrollado fuertes vínculos con la Heritage Foundation.
La nominación de Colby fue fuertemente rechazada por los neoconservadores republicanos (así como por los demócratas) basándose en lo que se percibía como su postura poco agresiva respecto a Irán y, por ende, Oriente Medio. Esto se relacionaba con su postura de que China es la verdadera amenaza y que la maquinaria bélica estadounidense debería centrarse en el Indopacífico, incluso a expensas de otros teatros de operaciones.
En este sentido, Colby contaba con el apoyo total de MAGA (Hagamos Nueva York Grande), incluyendo al vicepresidente estadounidense J. D. Vance; al centibillonario y zar de DOGE Musk; a Charlie Kirk, director de Turning Point USA; a la revista Compact ; y al presidente de la Heritage Foundation, Kevin Roberts, con quien Colby coescribió un artículo en el que argumentaba que Washington debería desviar su atención de Ucrania a China. 57
Considerado ampliamente como un republicano «realista» al estilo de Henry Kissinger, el principal énfasis de Colby está en la necesidad de prepararse agresivamente para una guerra (nuclear) limitada con China por Taiwán. La Estrategia de Defensa Nacional de 2018 bajo su dirección señaló a China como el enemigo principal y, por primera vez, integró explícitamente la guerra nuclear limitada en la estrategia general de defensa nacional de Estados Unidos. 58
Colby es considerado en círculos geopolíticos y militares como el principal defensor de la «estrategia de negación» contra China. Se trata de una estrategia de «guerra limitada», que podría emplear todo su poderío militar no estratégico, además de armas de contrafuerza, de acuerdo con la «Doctrina Schlesinger» (nombrada en honor al secretario de Defensa de Richard Nixon, James Schlesinger).
Estructurando su argumento en términos de un inminente ataque de la República Popular China contra Taiwán (reconocido internacionalmente, incluso por Washington, como una parte autónoma y autogobernada de China), Colby comienza declarando que Estados Unidos ya no puede contar con un dominio militar absoluto a nivel mundial ni en la región del Indopacífico. Debe evitarse una «guerra preventiva» estadounidense contra China por Taiwán, como en el caso de numerosas guerras imperialistas estadounidenses en el pasado, ya que China, al igual que Estados Unidos, posee un arsenal nuclear que resistiría un primer ataque.
Sin embargo, Colby afirma que Estados Unidos conserva una capacidad superior de contraataque, lo que le otorga ventaja en las distintas etapas de la escalada. Las naciones, afirma, no tienen opciones igualmente buenas para una escalada gradual por debajo del nivel apocalíptico. Por lo tanto, una estrategia de negación implica anular el objetivo militar de la otra parte, asegurándose de que escalar para salir del conflicto o seguir a Estados Unidos en la escalada sería demasiado costoso. 59
En una guerra con la República Popular China por Taiwán, basándose en la estrategia de negación, nos dice Colby, Washington buscaría evitar el uso de armas nucleares para «destruir ciudades», ataques a centros de mando nuclear o intentos directos de «decapitar» el liderazgo político de la República Popular China.
No podría haber un ataque de un solo golpe que obligara a la República Popular China a emplear toda su capacidad disuasoria. No obstante, Washington podría ganar la guerra, argumenta Colby, haciendo que fuera prohibitivamente costoso para China escalar al siguiente nivel. Esto incluiría, en el ascenso de Estados Unidos en la escala de la escalada, ataques a la «infraestructura de transporte interno… centros de producción y distribución de energía, nodos de telecomunicaciones, aeropuertos y puertos marítimos» de China continental, además, en un nivel superior de escalada, a su «base industrial, producción de tecnología comercial y sector financiero», extendiéndose hasta contraatacar los ataques contra las «fuerzas de proyección de energía nuclear» de China y, en última instancia, contra los «objetivos del régimen», es decir, dirigidos contra el propio PCCh.
Si la República Popular China lograra asegurar Taiwán, lo cual se considera probable en un conflicto de este tipo, Estados Unidos, sostiene Colby, debería estar preparado para librar una guerra limitada para «recapturarla», como parte de la estrategia general de negación.
La estrategia de negación de Colby con respecto a Taiwán implica fortalecer las capacidades militares de Taipéi y de la primera y segunda cadena de islas de bases estadounidenses en el Indopacífico, así como expandir las alianzas militares estadounidenses en toda la región en preparación para una guerra limitada. Esto podría, sostiene, escalar hacia una guerra nuclear limitada , evitando teóricamente la escalada total a una guerra nuclear . Recientemente, Estados Unidos, bajo la administración Biden, instaló misiles de alcance intermedio capaces de portar armas nucleares en Filipinas, donde pueden atacar la China continental. 60
Un aspecto crucial de este supuesto pensamiento «defensivo» radica en que Estados Unidos, gracias a su despliegue avanzado, estaría en condiciones de atacar China continental con fuerzas regionales y misiles de alcance intermedio, mientras que la República Popular China tendría pocas opciones para responder de la misma manera —salvo el uso de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) capaces de alcanzar el territorio continental estadounidense— y, por lo tanto, se vería reducida a objetivos como la importante base militar estadounidense en Guam.
Si China respondiera con ataques ICBM contra el territorio continental estadounidense en respuesta a los ataques estadounidenses contra China continental, se correría el riesgo de desencadenar un intercambio termonuclear global a gran escala. Según Colby, Washington debería, por lo tanto, esforzarse, incluso en una guerra nuclear limitada, por infligir a China continental el daño suficiente para obligar a China a aceptar una victoria estadounidense, sin llegar a inducir a China a atacar el territorio continental estadounidense, ya que esto tendría una alta probabilidad de provocar un holocausto global.
La estrategia extraordinariamente peligrosa y fantasiosa de Colby se centra, por lo tanto, irracionalmente en una guerra limitada con China, que, según su propia concepción, probablemente escalaría a una guerra nuclear limitada . Se afirma intencionadamente que la escalada por parte de China podría ser controlada y limitada por el dominio estadounidense en cada escalón de la escalada, lo que llevaría a la «terminación de la guerra» y a la victoria final de Estados Unidos.
La Estrategia de Defensa Nacional de 2018 , basada en gran medida en la formulación de Colby, se conoce a veces como «paz a través de la fuerza». Se basaba en la preparación para librar una guerra nuclear limitada contra China, con la suposición de que la victoria se puede lograr mediante un «desempeño superior dentro de un conjunto determinado de reglas», sin que se produzca un apocalipsis nuclear para todas las partes. 61 Sin embargo, la lógica sugiere que la estrategia de negación de Colby, que implica ataques estadounidenses contra China continental, probablemente intensificados para contraatacar objetivos estratégicos/nucleares, aumenta enormemente la probabilidad de una MAD como resultado final . Un intercambio termonuclear generalizado llevaría al exterminio de casi toda la humanidad global debido a megaincendios en cientos de ciudades que expulsarían humo y hollín a la estratosfera y al inicio del invierno nuclear. 62
En sus audiencias de confirmación en el Senado, Rubio afirmó rotundamente que China invadiría Taiwán esta década a menos que las repercusiones de tal intervención militar fueran demasiado graves, utilizando el término «estrategia del puercoespín» para referirse a la estrategia de negación. Argumentó que Taiwán debía estar armado hasta los dientes y que el ejército estadounidense debía estar preparado para negar la reanudación coercitiva de la soberanía directa de China sobre la isla, haciéndolo prohibitivo en términos económicos.
En su propia audiencia de nominación, Colby declaró que Taiwán necesita aumentar su gasto militar de menos del 3 % al 10 % de su PIB. Funcionarios estadounidenses han mencionado repetidamente una invasión planificada de Taiwán por parte de la República Popular China antes de 2027, conocida como la «Ventana de Davidson» tras una declaración en ese sentido en 2021 del jefe saliente del Comando Indopacífico de EE. UU., el almirante Phil Davidson (nombrado durante el gobierno de Trump). Sin embargo, esta afirmación carece de fundamento real, ni en lo que respecta a la fecha de 2027 ni a la decisión de China de intervenir militarmente.
La política oficial de Pekín sigue siendo la de unificación pacífica a través del estrecho. Según Defense News, la obsesión de Washington con la idea de una invasión de Taiwán por parte de la República Popular China para 2027 ha influido en la política militar y de seguridad nacional de Estados Unidos hacia China, creando tensiones adicionales en la región del Indopacífico. 63
Huelga decir que, si bien las operaciones militares estadounidenses suelen presentarse en términos de «defensa», esto invariablemente va acompañado de la declaración de que Estados Unidos, como parte de su postura nuclear oficial, está preparado para llevar a cabo un primer ataque nuclear, algo que siempre está sobre la mesa. Como lo expresó Musk, el mayor contratista militar del Pentágono, en una entrevista con Trump en 2024, un holocausto nuclear «no da tanto miedo como la gente cree». Añadió que «Hiroshima y Nagasaki fueron bombardeadas, pero ahora vuelven a ser ciudades». Trump coincidió y respondió: «Genial, genial». 64
La iniciativa militar más extravagante e insustancial de Trump es su «Cúpula Dorada», diseñada para proteger a Estados Unidos de misiles entrantes. En sus etapas iniciales, esto implicaría mejoras en los interceptores de misiles terrestres. Sin embargo, el énfasis principal está en el desarrollo de miles de satélites en el espacio exterior armados con misiles hipersónicos.
La ventaja en la obtención de contratos para construir la Cúpula Dorada parece recaer actualmente en SpaceX, de Musk, que domina el campo de los satélites pequeños y los lanzamientos espaciales, y es el principal contratista de defensa estadounidense en armamento espacial. Además, Castelion, una filial de SpaceX y dirigida por exempleados de alto rango de SpaceX, se centra en el desarrollo de misiles hipersónicos.
Otro de los principales aspirantes a los contratos de la Cúpula Dorada es el importante contratista de defensa Booz Allen Hamilton, que está planteando su idea de «Enjambres Brillantes», que implica una constelación completa de satélites en veinte planos orbitales a trescientos kilómetros de altura, controlados por inteligencia artificial, cada satélite constituyendo un vehículo destructor. 65
Aunque la Cúpula Dorada concebida por Trump se anuncia como un escudo defensivo para Estados Unidos, su principal propósito es ofensivo , ya que un Estados Unidos eficazmente protegido de los misiles entrantes tendría primacía nuclear o capacidad de primer ataque, capaz de neutralizar los misiles perdidos que hubieran sobrevivido a un ataque inicial contra otra superpotencia nuclear. Dicho sistema sería absolutamente inútil contra un ataque nuclear a gran escala por parte de otra superpotencia, ya que compartiría las debilidades de todos los demás sistemas de misiles antibalísticos, al ser fácilmente superado en número.
Además, los misiles terrestres siempre serán más fáciles y económicos de construir que los interceptores espaciales. De hecho, para aprovechar la superioridad de la contrafuerza estadounidense y el armamento espacial, y hacer viable su escudo nuclear Cúpula Dorada, Trump ha planteado la idea de una desnuclearización estratégica que limitaría el número de ojivas/misiles balísticos de cada bando.
Esto se debe a que uno de los principales medios para garantizar la supervivencia nuclear, y el principal medio para penetrar los escudos antimisiles diseñados para proporcionar capacidad de primer ataque, es el gran número de misiles. De hecho, la construcción de una Cúpula Dorada por parte de Trump probablemente imposibilitará cualquier otro desarme nuclear y, en su lugar, iniciará una nueva carrera armamentista nuclear. 66
Aunque la Cúpula Dorada de Trump aparentemente busca proteger a la población estadounidense del exterminismo nuclear, su administración simultáneamente revoca todos los esfuerzos para proteger a la población estadounidense y mundial del exterminismo asociado con el calentamiento global.
Su régimen MAGA no solo ha eliminado directamente todas las iniciativas federales de mitigación del cambio climático, sino que, mediante una Orden Ejecutiva emitida en abril de 2025, ordenó al Fiscal General de los Estados Unidos tomar medidas para impedir la aplicación de todas las leyes estatales y locales vigentes dirigidas a combatir el cambio climático. Lo hizo simplemente decretando que dichas medidas estatales y locales para proteger el medio ambiente eran ilegales y violaban la política de la administración. 67
America First/ Amerika Über Alles
Noam Chomsky argumentó célebremente que la propaganda en las sociedades democráticas debía ser más sofisticada que en los estados autoritarios, ya que en las primeras se realiza a espaldas del pueblo, apoyándose en valores profundamente internalizados y la complicidad de los medios, utilizando todas las técnicas desarrolladas en publicidad y marketing, mientras que en los segundos puede ser bastante cruda y abierta, impuesta a garrotazos. 68
Sin embargo, la propaganda de estilo fascista contra etnias y pueblos enteros, como demostró la Alemania de Adolf Hitler, es posiblemente más efectiva cuando se presenta en su forma más descarada y cruda, apoyándose no tanto en un garrote como en inducir a las masas a identificarse abiertamente con ella, aun siendo conscientes de su carácter deshumanizante y coercitivo , recurriendo a la “rabia acumulada” generada por el capitalismo. Esto se convierte entonces en el punto culminante del irracionalismo. Como escribió Bloch, los camisas pardas nazis eran completamente “honestos en una cosa: en el arte de no decir la verdad”, una descarada retirada de la razón. 69
Un buen ejemplo de esta propaganda irracionalista es el infame cartel nazi de noviembre de 1933 que decía «Con Adolf Hitler, sí a la igualdad y la paz». 70 El Tratado de Versalles de 1919 había limitado el ejército alemán a cien mil soldados. Cuando la Sociedad de Naciones se negó a cumplir con las exigencias de Hitler de rearmar el país, Hitler celebró un plebiscito nacional el 12 de noviembre de 1933, el decimoquinto aniversario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.
El lema nazi, al igual que en el cartel, era un llamado a apoyar a Hitler por la «Igualdad y la Paz». Se pidió a la población que respaldara al Führer en su exigencia de igualdad de estatus para la nación alemana en su capacidad para hacer la guerra, junto con la promesa de paz mediante la fuerza. Todo esto formaba parte de un intento por hacer grande a Alemania de nuevo tras su derrota en la Primera Guerra Mundial y las indignidades del Tratado de Versalles. 71
La propaganda no es simplemente una cuestión de mentiras; también puede ocurrir cuando se descartan por completo las afirmaciones de verdad. En la filosofía contemporánea, el concepto de «tonterías» se considera una forma de «comunicación persuasiva, a diferencia de la mentira, que no respeta la verdad, el conocimiento ni la evidencia».
Al poner fin al debate racional, las tonterías puras suelen ser más efectivas que la propaganda estándar, incluso la orwelliana, ya que no se limita a invertir la verdad, sino que exhibe abiertamente su desprecio por cualquier tipo de verdad, publicitando su perspectiva forzada, desdeñosa y evasiva. 72 Por lo tanto, es una potente arma del irracionalismo.
Los negacionistas del cambio climático a menudo recurren a las tonterías en este sentido para combatir la ciencia, exhibiendo con orgullo su negación de la razón misma. Al anunciar sus aranceles del «Día de la Liberación», Trump afirmó que «durante décadas , nuestro país ha sido saqueado, violado y expoliado por naciones cercanas y lejanas, amigas y enemigas por igual», empleando una retórica tan hiperbólica e irracional que no se puede clasificar ni siquiera como una mentira, sino como pura estupidez. Ni siquiera pretendió ser una representación precisa de la verdad, sino que exhibió una actitud desdeñosa hacia el mundo entero, una que, como dijo el economista marxista Paul A. Baran en relación con el personaje de Fiódor Dostoievski, el Hombre del Subsuelo, «vomita la razón» .
Cuando Trump declaró en las elecciones de 2024 en Dearborn, Michigan, que «Soy el candidato de la paz», y prosiguió diciendo «Soy la paz», algunos simplemente lo tomaron al pie de la letra, sin percibirlo como una declaración propagandística del líder de un movimiento neofascista, hipernacionalista y racista, respaldado por los sectores más conservadores de la clase dominante estadounidense. 75
Durante su campaña electoral, insinuó que tenía un plan secreto para traer la paz a Gaza. Comenzó a implementarlo al llegar a la Casa Blanca, proponiendo, junto con Netanyahu, el exterminio/reubicación de toda la población palestina de Gaza: es decir, la paz de la tumba .
Algunos izquierdistas anteriores como Parenti han argumentado que Trump es un «aislacionista de Estados Unidos primero» opuesto al imperio. 76 En realidad, «Estados Unidos primero» fue históricamente un eslogan imperialista, más estrechamente relacionado con el título del eslogan nazi Deutschland über alles («Alemania por encima de todo») que con el aislacionismo histórico de Estados Unidos, en sí mismo en gran medida un mito.
Deutschland über alles se tomó del himno nacional alemán adoptado durante la República de Weimar, donde originalmente se refería a la unificación de Alemania. Fue reinterpretado y convertido en un eslogan, convirtiendo el himno nacional en un arma en el Tercer Reich de Hitler, representando una especie de destino manifiesto alemán de gobernar Europa.
En un desarrollo histórico algo análogo, el eslogan «Estados Unidos primero» fue introducido por Woodrow Wilson para representar la neutralidad de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, justo antes de la entrada de Estados Unidos en la «Guerra para acabar con todas las guerras». En la década de 1930, el monopolista de los medios William Randolph Hearst colocó «América Primero» en la cabecera de sus periódicos y celebró el «gran logro» del régimen nazi en Alemania, con Hearst entrevistando personalmente a Hitler.
Charles Lindbergh, el aviador de fama mundial, se convirtió en el presidente del Comité América Primero durante la Segunda Guerra Mundial y un exponente de la superioridad racial aria y el antisemitismo. Recibió una medalla del mariscal de campo Hermann Göring en nombre de Hitler. La Liga Antidifamación instó a Trump a abandonar el eslogan «América Primero», dado su historial pronazi, pero él continuó usándolo para definir su política exterior. 77
El lema de Trump, «paz a través de la fuerza», tuvo sus orígenes en el Imperio Romano. Se dice que fue utilizado por primera vez por el emperador Adriano, conocido por el Muro de Adriano, construido en la provincia romana de Britania en el año 122 d. C. El muro pretendía defender las fronteras del Imperio Romano, en su momento de mayor expansión, contra los invasores bárbaros. 78
Con el inicio del declive imperial, la noción de invasores bárbaros pronto se volvió omnipresente, lo que dio lugar a demandas de construcción de muros fronterizos y Cúpulas Doradas. El irracionalismo de la Doctrina Trump, que buscaba una renovada dominación global estadounidense mediante un nacionalismo racial agresivo, apunta a lo que István Mészáros denominó la «fase potencialmente más letal del imperialismo», un período de barbarie con armas nucleares. 79
Escribiendo en 1935, durante la consolidación del régimen nazi en The Heritage of Our Times , Bloch observó: “Realmente hemos llegado a la carta del triunfo aquí después de cien años del movimiento obrero alemán: un monstruo se ha hecho realidad y está comprometiendo a los proletarios en cadenas al Reich de los Mil Años, al capital financiero como comunidad nacional”. 80
En 2025, Estados Unidos está sujeto a un movimiento neofascista de enorme importancia, en el que la “carta del triunfo aquí”, después de una larga historia de lucha democrática enraizada en los movimientos obreros, es que “un monstruo se ha hecho realidad”, comprometiendo a los trabajadores cada vez más “en cadenas” al “capital financiero como comunidad nacional” y a una Nueva Guerra Fría contra China y el Sur Global.
La clase dominante multimillonaria de Estados Unidos, siguiendo el camino del apoyo al genocidio israelí de los palestinos y a una posible guerra con China, ha desplazado su apoyo de la democracia liberal al neofascismo, o en el mejor de los casos, a una alianza neofascista-neoliberal. Sectores clave de la clase capitalista han movilizado a la clase media-baja sobre la base de una ideología nacionalista y revanchista, en la que la población de la mayor parte del mundo es vista como el enemigo.
Se están estableciendo estructuras destinadas a eliminar la posibilidad de una revuelta democrática masiva desde abajo y la reversión de las tendencias destructivas actuales.
Solo existe un movimiento en la Tierra capaz de revertir estas tendencias peligrosas y destructivas en beneficio de la humanidad en su conjunto: el movimiento global hacia el socialismo, que también es necesariamente un movimiento antiimperialista. El peor error que se podría cometer en esta grave situación sería subestimar el peligro, o la magnitud, de la lucha humana revolucionaria que ahora se requiere.
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Notas Christian Parenti, “El verdadero crimen de Trump es oponerse al imperio ”, Compact , 7 de abril de 2023.
La distensión con Rusia como parte del inicio de una nueva Guerra Fría con China fue fundamental para el primer gobierno de Trump. Véase John Bellamy Foster, Trump in the White House (Nueva York: Monthly Review Press, 2017), 50–52, 74–75.
Trump ha amenazado con bombardear Irán si no llega a un acuerdo con Estados Unidos sobre su (inexistente) programa de armas nucleares, declarando a principios de abril: «Si no llegan a un acuerdo, habrá bombardeos. Serán bombardeos como nunca antes han visto». Doina Chiacu y David Ljunggren, «Trump amenaza con bombardear si Irán no llega a un acuerdo nuclear», Reuters, 30 de marzo de 2025; Chris Bambery, « Los planes de guerra de Trump para Irán: Abriendo las otras puertas del infierno », Counterfire, 4 de abril de 2025.
Leo Shane III, “Trump promete 1 billón de dólares en gastos de defensa para el próximo año”, Defense News, 8 de abril de 2025; Gisela Cernadas y John Bellamy Foster, “ El gasto militar real de EE. UU. alcanzó 1,537 billones de dólares en 2022, más del doble del nivel reconocido: nuevas estimaciones basadas en las cuentas nacionales de EE. UU .”, Monthly Review 75, n.º 6 (noviembre de 2023): 18–26.
Sobre la “Era de las Catástrofes”, 1914-1945, véase Eric Hobsbawm, The Age of Extremes(Nueva York: Vintage, 1994), Parte I.
Parenti, “El verdadero crimen de Trump es oponerse al imperio”.
Jeff Heer, “El mito sorprendentemente duradero de Donald Trump, antiimperialista”, The Nation , 17 de abril de 2023; John Bellamy Foster, “ La nueva guerra fría contra China ”, Monthly Review 73, n.º 3 (julio-agosto de 2021): 1–20.
Prabhat Patnaik, “ La estrategia de resurgimiento del imperialismo ”, People’s Democracy , 2 de marzo de 2025, peoplesdemocracy.in.
Josh Dawsey, Vera Bergengruen y Alexander Ward, “La pintura que explica la política exterior de Trump”, Wall Street Journal , 13 de marzo de 2025.
RW Van Alstyne, El ascenso del imperio americano (Oxford: Basil Blackwell, 1960).
Michael Anton, “La doctrina Trump: un experto explica la política exterior del presidente”, Foreign Policy , 232 (primavera de 2019): 40–47.
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