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EN MEDIO DEL CONFINAMIENTO SE CELEBRÓ PRIMERO DE MAYO CONTRA LA PANDEMIA DEL CAPITALISMO

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Día del trabajo | Sin manifestaciones y en recesión el mundo vive ...
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El planeta celebra confinado y en recesión el 1 de mayo ...
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Viste esto? Así fue el 1 de mayo en el mundo | El Nuevo Día
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Análisis celebración Primero de Mayo en el mundo con el ...
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El planeta celebra confinado y en recesión un Primero de Mayo inédito
https://es-us.noticias.yahoo.com/planeta-celebra-confinado-recesi%C3%B3n-mayo-in%C3%A9dito-115143402.html





Primero de Mayo 2020

1. Hoy el mundo es un horror — ¡pero un mundo mejor SÍ es posible!

revcom.us
Un mundo en llamas a causa de la devastación ambiental. Un mundo de 70 millones de refugiados que huyen de guerras y la catástrofe climática. Y donde nadie de los de arriba ofrece ninguna respuesta real.

Un mundo en que regímenes fascistas están tomando el poder, azuzando una xenofobia genocida y un fundamentalismo religioso, arrastrando con saña a las mujeres y a las personas LGBTQ de regreso a las formas de opresión de la edad de las tinieblas, atacando a la ciencia y promoviendo la ignorancia... todo ello respaldado con la fuerza bruta.

Un mundo ahora asolado por enfermedad, hecha un millón de veces peor por las desigualdades “preexistentes” de este sistema. Donde los negros, los latinos y los indígenas se están muriendo a tasas mucho más altas, y las desbordantes prisiones y cárceles de inmigración de Estado卐 Unido卐 corren peligro de convertirse en campos de muerte — cuando existe la base para poner fin a esta locura y embarcarse en el camino de superar todas las formas de desigualdad y opresión.

Un mundo donde la riqueza, la tecnología y la interconexión global de la humanidad podrían darnos las posibilidades de satisfacer las necesidades de la gente y trabajar en colectivo para resolver los problemas. Donde hoy se mantiene a las personas en la ignorancia — aunque se les podría capacitar con un método científico para conocer y cambiar el mundo, con todas las maravillas del descubrimiento y la capacidad de enfrentar los retos que se presenten.

Pero en lugar de eso, un sistema capitalista-imperialista mantiene en cadenas al mundo.

Un sistema que no se basa en la cooperación, sino en la propiedad privada y las ganancias, impulsado por la competencia despiadada entre los capitalistas y los estados-naciones.

Un sistema que hoy ofrece a millones de personas la “opción” de arriesgarse a morir de enfermedades o enfrentar la certeza del hambre inminente.

Un sistema que no es sino un obstáculo para la humanidad.


Un sistema el que hoy refuerzan los fascistas como Donald Trump y sus tarados soldados rasos tipo MAGA (Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza) que corren por todos lados exigiendo que se vuelva a abrir Estados Unidos mientras el coronavirus todavía sigue en plena marcha.


El Primero de Mayo declaramos nuestra determinación de derrocar este sistema por medio de la revolución, cuando las condiciones para esa revolución se hayan desarrollado, y de construir una comunidad mundial de la humanidad sin fronteras, sin opresión, explotación y todas las divisiones destructivas entre las personas. Un mundo comunista...

Fuente: 
https://www.revcom.us/a/645/primero-de-mayo-2020-el-mundo-es-un-horror-un-mundo-mejor-si-es-posible-es.html

2. El planeta celebra confinado y en recesión un Primero de Mayo inédito

AFP.

El Día Internacional del Trabajo, festivo en muchos países (con excepciones como Estados Unidos, Canadá o Australia) transcurrió sin concentraciones, por primera vez en la historia de los sindicatos, que llamaron a otras formas de movilización, en los balcones o en las redes sociales.

Los manifestantes sostienen una pancarta mientras bloquean la calle Mariannen en el distrito Kreuzberg de Berlín durante las protestas del Primero de Mayo en medio del brote de COVID-19 causado por el nuevo coronavirus.AFP

Sin manifestaciones ni desfiles. El planeta celebraba confinado el Primero de Mayo, debido a la pandemia del nuevo coronavirus que se ha cobrado casi 235.000 vidas y socava la economía mundial, a la vez que sigue alimentando la tensión entre Estados Unidos y China.

El Día Internacional del Trabajo, festivo en muchos países (con excepciones como Estados Unidos, Canadá o Australia) transcurrió sin concentraciones, por primera vez en la historia de los sindicatos, que llamaron a otras formas de movilización, en los balcones o en las redes sociales.

Como en Indonesia, donde la principal confederación desplegó pancartas en 200 ciudades e invitó a "manifestarse desde casa", o en Zaragoza (España), donde los ciudadanos se manifestaron desde el coche, sacando banderines y pancartas por la ventanilla.

La principal reivindicación es que se garanticen los salarios pues, al igual que en el resto del mundo, la pandemia obligó a innumerables empresas a reducir o suspender su actividad.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al menos 1.600 millones de personas podrían perder sus empleos debido al confinamiento y a la consecuente recesión histórica.

Por su parte, Unicef advirtió que decenas de países corren el riesgo de carecer de vacunas contra el sarampión por las restricciones en el transporte aéreo.

Estados Unidos, país más afectado con casi 63.000 fallecidos, registró más de 30 millones de solicitudes de ayudas por desempleo desde mediados de marzo, un récord. Boeing, golpeado por el cese de los viajes internacionales, anunció el lanzamiento de una oferta de bonos de 25.000 millones de dólares.

En Europa, el gigante de los vuelos a bajo coste Ryanair anunció la supresión de 3.000 empleos.

- Aranceles a China -

La letanía de cifras económicas negativas continuó el viernes. España, uno de los países más golpeados por la pandemia en Europa, anunció un desplome del 9,2% de su PIB este año. La actividad cayó un 3,8% en la zona euro en el primer trimestre y un 4,8% en ritmo anual en Estados Unidos. Y el segundo trimestre se anuncia aún peor.

En este contexto, Donald Trump, anunció el jueves que contempla imponer aranceles aduaneros contra Pekín, porque dice estar seguro de que el nuevo coronavirus proviene de un laboratorio de Wuhan, ciudad china donde brotó la pandemia a finales de 2019.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), criticada por el presidente estadounidense por su gestión de la pandemia, anunció el viernes que quería investigar los orígenes del virus, y pidió a China que le "invite" con este fin.

El organismo de la ONU, que hasta ahora elogió la gestión de China de la crisis, explicó que "estimaba que un cierto número de estudios que desean entender mejor el origen de la epidemia en China estaban previstos o en marcha".

Pero "la OMS no participa actualmente en estos estudios en China", lamentó el portavoz.

La pandemia dejó casi 235.000 muertos en el mundo y más de 3,2 millones de contagios, según un balance establecido por AFP este viernes a partir de fuentes oficiales.

El país con más número de víctimas mortales es Estados Unidos con unos 63.000 (más de 1 millón de casos). Le siguen Italia con más de 28.000 muertos y unos 205.400 casos, Reino Unido con más de 27.500 muertos (unos 171.200 casos); España, con unos 24.800 fallecidos (cerca de 215.200 casos), y Francia, que supera los 24.500 muertos (unos 167.100 casos).

- Multimillonarios un 10% más ricos -

El confinamiento no afecta por igual a ricos y pobres: entre el 18 de marzo y el 10 de abril, la fortuna de los multimillonarios estadounidenses aumentó cerca de un 10%, es decir 282.000 millones de dólares, sobre todo gracias a las ganancias en bolsa de empresas tecnológicas, según un estudio estadounidense.

En Europa, continente que ha pagado el precio humano más alto con más de 140.000 fallecidos, el Banco Central Europeo (BCE), afirma estar "preparado" para reforzar su arsenal de apoyo a la economía.

En el Reino Unido, se alcanzó el pico de la pandemia, según el primer ministro Boris Johnson, que prometió desvelar un plan de desconfinamiento la próxima semana.

Basándose en su éxito en la lucha contra la pandemia, Alemania adoptó nuevas medidas para el desconfinamiento, con la reapertura de lugares de culto, museos y zoos. Pero los cafés y restaurantes seguirán cerrados hasta al menos el 6 de mayo, y la canciller Angela Merkel descartó por el momento una apertura de las fronteras dado el riesgo de una segunda ola.

- Los "invisibles de nuestra sociedad" -

En América Latina, donde la pandemia ya provocó más de 11.000 muertes y 215.000 contagios, según las cifras oficiales, varios países contemplan también levantar algunas restricciones. 

Pero "una flexibilización inmediata de las medidas podría ser desastrosa", alertó Marcos Espinal, director del departamento de enfermedades contagiosas de la Organización Panamericana de Salud (OPS).

Mientras, en Cuba, deportistas y músicos se entrenan en los tejados de sus casas. Como William Roblejo, un violinista de 35 años. "Estoy muy feliz, fui encerrado durante 20 o 25 días", cuenta en La Habana.

Y en Bolivia, que flexibilizará la cuarentena a partir del 11 de mayo, una protesta con caceroladas rompió el silencio el jueves por la noche en las ciudades de El Alto y La Paz, en protesta por la realización de elecciones generales en un plazo de 90 días en plena pandemia.

En Brasil, el confinamiento fue prolongado en Río de Janeiro hasta el 11 de mayo, una decisión tomada en contra de la opinión del presidente Jair Bolsonaro, quien defiende la reanudación de la actividad económica a toda costa.

India lo prolongó hasta el 18 de mayo, aunque lo alivió en las provincias con menor tasa de contagios. 

En Japón, el estado de emergencia sanitaria se extenderá más allá del 6 de mayo.

Irlanda también prolongó el confinamiento hasta el 18 de mayo, y las escuelas no reanudarán sus actividades hasta septiembre. 

En tanto, en China, este viernes reabrió la Ciudad Prohibida de la capital en el primero de los cinco días de vacaciones con motivo del 1 de mayo, pero el emblemático lugar turístico no recibió muchos visitantes, debido a las medidas de distanciamiento y a la prudencia de los ciudadanos.

En Francia, donde la tradición del Primero de Mayo es especialmente importante, los sindicatos dedicaron la jornada a los "invisibles de nuestra sociedad", sanitarios o cajeros, que "siguen trabajando a menudo arriesgando sus vidas".

En La Habana, la emblemática Plaza de la Revolución, por la que desfilan cada año en esta fecha cerca de un millón de personas, según estimaciones oficiales, estaba este viernes desierta.

Fuente: 

3. Desde sus balcones, cubanos celebran el 1 de Mayo en momentos de lucha contra el coronavirus


Sarah MarshMario 

LA HABANA, 1 mayo (Reuters) - Situados en balcones y azoteas agitando banderas, grupos de cubanos celebraron el viernes el 1 de Mayo, día del Trabajo, en una isla confinada a causa de la pandemia del nuevo coronavirus que ha cobrado ya miles de vidas en el mundo.

Trabajadores cantaron el himno nacional en sus hogares y otros aplaudieron a sus médicos por la dedicación y el riesgo por salvar vidas en un país de 11 millones de habitantes, mientras la Plaza de la Revolución, sede habitual de masivos desfiles, permanecía vacía.

Ulises Guilarte, secretario de la Central de Trabajadores, destacó en un mensaje por televisión la labor de los médicos, "ese ejército de batas blancas (...) por su ejemplo, consagración y elevado espíritu humanista".

Cuba, que tiene una de las tasas más altas de médicos per cápita en el mundo, ha enviado 25 brigadas médicas al extranjero a cooperar en la batalla contra la mortal enfermedad.

Sin embargo, a causa de la propagación del virus, la celebración este año fue mucho más moderada que las marchas en la Plaza de la Revolución de La Habana, ausente de trabajadores y estudiantes aislados en hogares.

"#MiCasaEsMiPlaza, celebrando el #PrimeroDeMayo", escribió el presidente Miguel Díaz-Canel en su Twitter, mostrando su rostro con una máscara y una foto de él junto a su esposa.

Cuba solamente había suspendido dos desfiles masivos al aire libre el 1 de Mayo. En los años 1994 y 1995 fueron cancelados debido a la crisis económica que sufrió el país tras el colapso de la Unión Soviética, su antiguo primer socio comercial.

"No podía pasar por alto (1 de Mayo), lamentablemente el coronavirus nos mantuvo en casa, pero no lo hemos ignorado", dijo Alejandra Varo Carrillo, una residente en La Habana, que agitaba una bandera cubana desde el balcón de la casa.

Cuba confirmó el viernes 1.537 personas diagnosticadas con el Covid19 y 64 fallecidos desde que se reportaron los primeros casos en marzo. (Reporte de Reuters TV, Sarah Marsh y Nelson Acosta, Editado por Juana Casas REUTERS NAB JIC/)

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4. El Primero de Mayo hay lucha social a pesar de la pandemia

Edgar Isch L. 

Mucho se habla de lo nuevo que se verá tras la pandemia y las nuevas condiciones de trabajo, las nuevas luchas, posibilitan que entre lo nuevo esté con más claridad la constitución de la “clase para sí”, de los trabajadores y trabajadores que afinan su pensamiento ideológico, de los que buscan unirse en organizaciones propias, de los que entienden que solitarios serán derrotados, pero unidos pueden vencer y cambiar la historia.

Hay principios constantes en la conmemoración del Primero de Mayo que no se ven afectados por la pandemia y el encierro forzoso, aunque cambien de forma de expresión. Tal vez, en parte del planeta, ya no será en las calles y plazas, pero los trabajadores no abandonarán el recuerdo de sus héroes, de los que han sabido dar su vida, de una u otra manera, para luchar por la emancipación humana. 

Tal vez la plataforma de lucha se exprese en cacerolazos, banderas en los balcones, mensajes electrónicos y manifiestos, pero no dejará su sentir combativo y prometedor. El Primero de Mayo es ocasión para que los que luchan por la vida se reúnan y la pandemia ha demostrado que estar juntos no solo es una necesidad humana, sino que tiene contenido de clase. 

Mientras los ricos se reúnen en sus campos de golf o clubs de lujo y planifican como acrecentar sus millones, los pobres lo han hecho reforzando el tejido social y familiar, aplaudiendo a los trabajadores de la salud, la alimentación, el aseo o la seguridad, interconectándose para cursos de todo tipo, entre los cuales los de contenido político se han multiplicado. 

Claro, no todo caso es igual, pero en general las redes del engaño han servido hoy también para difundir la verdad, para pensar más allá de lo individual, para mantenernos en contacto. Y entonces, se ha celebrado la victoria sobre el fascismo en Italia, crecen las protestas desde los balcones en Brasil o Chile, las redes difunden las demandas de los trabajadores y las trabajadoras, las mujeres mantienen la alerta ante la violencia patriarcal, los indígenas plantean temas urgentes y profundos. Nada ha quedado intocado, nada será olvidado este primero de mayo. La lucha de clases se mantiene a pesar de la pandemia.

Los colectivos populares, demuestran tanta vitalidad hoy, cuando se comprueba que quienes mantienen la vida y la economía son los de abajo, los que laboran todos los días. Esa gente ve en múltiples manifestaciones “la bestialidad del imperialismo”, como la calificara el Che Guevara y que hoy bloquea a pueblos enteros que requieren alimentos y medicinas para enfrentar la pandemia.

Y observa que las distancias sociales son enormes e injustificadas entre ricos y pobres, que el “quédate en casa” no es igual para el que vive en mansiones y para el que vive en una covacha o no tiene techo; que la educación es desigual entre quien accede a computadores e internet y el que los mira desde lejos. La desigualdad social se presenta también en los servicios hospitalarios, en la seguridad de contar alimentos, en las esperanzas personales y familiares para el futuro. 

Este Primero de Mayo la permanente demanda por un empleo digno se presenta hoy como universal, cuando los de arriba tienen su entorno y su riqueza protegida, mientras los de abajo sufren amenazas de desempleo, de reducciones salariales (incluso por debajo del mínimo vital), de alteración de sus condiciones contractuales, de ataque a los trabajadores migrantes, estén donde estén y sin importar su procedencia. Trabajadores y trabajadoras con o sin empleo, sin importar su origen étnico, deben unirse para enfrentar la guerra contra los pobres que anuncian burgueses y oligarcas. Basta ver a los seguidores de Trump pidiendo la reapertura de las empresas en Nashville, Tennessee, con letreros que pedían que: “sacrifiquen a los débiles”; o los preparativos para apropiarse militarmente del petróleo venezolano; o la disputa por la posición y negocio con las vacunas para el coronavirus.

Trabajo digno implica condiciones, al menos mínimas, de salud y protección sanitaria en los lugares de trabajo. Múltiples huelgas, en diversas partes del mundo, incluyendo en transnacionales poderosas, han sido necesarias para que se demande esa protección contra la pandemia. Incluso los trabajadores de la salud de diversos países han denunciado la falta de equipos básicos para su protección y la de los pacientes, siendo amenazados con despidos por hacer conocer la verdad.

¿Quieren que se abran los comercios y las fábricas? ¿En qué condiciones? Increíblemente los burgueses demuestran que les es más barato ver enterrar a sus obreros antes que gastar en equipo de seguridad. Descaradamente, demuestran que el capitalismo es muerte.

Cuando se generalizó el Primero de Mayo como el día internacional de lucha de los trabajadores y todos los oprimidos por el sistema capitalista, un punto central fue la jornada de trabajo. Esta se convirtió en conquista en gran parte de los países, pero ahora se la amenaza con formas de explotación mediante el teletrabajo y mecanismos que acentúan la precarización laboral. 

La sobrecarga laboral se va convirtiendo en norma en las empresas capitalistas y también en trabajos del sector público, como en la sanidad y la educación. Para enfrentarla, se necesita defender el contrato colectivo, impedir que cada quién se vea forzado a pactar condiciones que le ponen a escoger entre el desempleo o la sobreexplotación. Y para tener contrato colectivo los sindicatos y organizaciones laborales deben ser de existencia obligatoria, con democracia interna y con perspectiva de clase. Siglo XXI y nuevamente la jornada laboral está en la mira.

Trabajo digno es lo mínimo que se puede demandar hoy, como se lo ha hecho a lo largo de las marchas por tanto tiempo. Trabajo que garantice la dignidad humana desechando toda discriminación a la mujer trabajadora, unificando a los trabajadores de la ciudad y el campo, respetando las diversidades étnicas. 

Trabajo que sea protegido por los Estados, que por lo general protegen a la riqueza y la sacrosanta propiedad privada. Esto, justo cuando la propiedad común y los intereses comunes se muestran como la salida posible a la crisis, como incluso lo han debido reconocer al mencionar que la salud en manos públicas y gratuita es un bien que debe ser fortalecido y dejado al margen de las leyes del mercado.

La solidaridad, en este período se ha mostrado, una vez más, como una característica de los de abajo. No importa el país de procedencia, las condiciones de vida de los trabajadores, sus necesidades y demandas son básicamente las mismas. 

Y se observa la necesidad de gobiernos de los trabajadores, trabajar con esa finalidad. Mucho se habla de lo nuevo que se verá tras la pandemia y las nuevas condiciones de trabajo, las nuevas luchas, posibilitan que entre lo nuevo esté con más claridad la constitución de la “clase para sí”, de los trabajadores y trabajadores que afinan su pensamiento ideológico, de los que buscan unirse en organizaciones propias, de los que entienden que solitarios serán derrotados, pero unidos pueden vencer y cambiar la historia.

Y el color rojo es el color de los que sufren, pero anuncian que quieren cambiar su realidad. Los trapos rojos señalando hambre, violencia intrafamiliar, necesidad de la mano solidaria, se van transformando en las banderas propias de un día de lucha. 

Bandera “Roja, como la sangre de la clase obrera”, dice una consigna de la Unión General de Trabajadores del Ecuador. Roja, intensamente roja, que nos recuerda que estamos ante un Primero de Mayo con nuevas expresiones, pero con la misma esencia: elevar la lucha de clases, anunciar un mundo nuevo. 
_________________
Edgar Isch L.: Académico y ex ministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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5. Luchas laborales en Colombia: una historia de huelgas, desempleo y pandemia

Agencia Anadolu

En marzo de 2020, el mes en que llegó la pandemia del coronavirus a Colombia, el país reportó una tasa de desempleo 12,6%, 1,8 puntos más que el mismo mes el año pasado. Mientras que desde el 21 de noviembre los trabajadores del país comenzaron a gestar actos y paros para reivindicar sus derechos, la pandemia ha profundizado las luchas pendientes en materia laboral en Colombia. La informalidad es una de las principales.

Este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, Colombia conmemora esta fecha mientras que la crisis por la COVID-19 ha puesto en vilo muchas de las luchas laborales que están pendientes por librar y ganar para los colombianos.

"Se han profundizado en el sentido de afianzar la carencia del derecho al trabajo, que no llega sino al 34% de la población ocupada. Esto significa que tenemos un 66% de la población ocupada en la informalidad con carencia de derechos, con falta de acceso a ingresos vitales en una situación como el aislamiento preventivo obligatorio. Con la contradicción de este grupo poblacional que salen para buscar un ingreso vital. También se ha profundizado esa brecha que hay entre formalidad e informalidad, acompañamiento del derecho al trabajo, de la protección social vs absolutas carencias de ese tipo de derechos", indicó Iván Jaramillo, del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.

De acuerdo con el experto, estas serían de las deudas con los trabajadores que aún están en veremos, a pesar de que se ha logrado un reconocimiento constitucional del trabajo como un derecho fundamental desde lo jurídico.

"Ante la carencia de verdaderos sistema de seguro de desempleo, se han desnaturalizado figuras como las cesantías ante el padecimiento de esta crisis", agregó Jaramillo. Esto significa que ante la pandemia por coronavirus las respuestas para que los trabajadores puedan sobrellevar la situación con un mínimo vital ha sido acudir a cesantías o a las vacaciones, en lugar de crear una forma efectiva de seguros de desempleo. De hecho, en el mundo solo 1 de cada 5 trabajadores tiene este tipo de subsidio.

A pesar de que los problemas están altamente diagnosticados, persisten condiciones como la baja afiliación a los sindicatos, la falta de garantías para las personas en condición de discapacidad y la persistencia de las desigualdades laborales en materia de género. De acuerdo con Jaramillo, las iniciativas para mitigar estas problemáticas que se estaban desarrollando antes de la crisis sanitaria no solo siguen su proceso sino que demuestran su pertinencia.

Aquí los momentos que marcaron las luchas obreras en Colombia: 

Fotografía antigua

Caricatura

Caricatura

Fuente:

6. 1 de Mayo 2020 en confinamiento por COVID-19. Memoria y justicia social, mucho por reivindicar

Carmen Barrios, Alberto Moreno


NUEVATRIBUNA.ES0

El 1 de Mayo de 2020 celebramos y reivindicamos en casa una fecha que nos pertenece. Se cumplen 130 años de historia de luchas en España que celebramos y reivindicamos confinados, pero no en soledad, orgullosos de pertenecer al equipo de los comunes.Millones de trabajadoras y trabajadores del mundo entero estamos hoy en nuestros domicilios, en nuestros refugios recordando quienes somos: personas trabajadoras, que unidas a miles, a millones, construimos el presente y hacemos grande una historia que nos pertenece, que labramos exigiendo vidas dignas que hacen avanzar el mundo. Es la primera vez -desde la infancia para muchos- que no acudiremos físicamente a esa manifestación anual en la que las personas que nos reconocemos hermanas de la clase trabajadora nos reunimos para rendirnos homenaje mutuo y continuar reclamando derechos.

En la memoria de algunos queda el recuerdo de la manifestación del 1 de Mayo de 1975. Los militantes organizados del todavía clandestino Partido Comunista de España convocaban una concentración-celebración-comida popular en el Pinar de la Siete Hermanas de la Casa de Campo junto a los miembros del también clandestino sindicato CCOO. La intención que subyacía era recuperar espacios de libertad política, sindical y social en un lugar emblemático, ganado para el pueblo un 30 de abril de 1931, cuando la Casa de Campo fue confiscada por el Gobierno de la II República y entregada oficialmente al Ayuntamiento de Madrid como parque de uso público para el disfrute de los comunes. Hasta ese día era el Parque de la Corona, reservado para la Casa Real y los nobles. Así, el 1 de Mayo de 1931 las gentes de Madrid salieron masivamente a celebrar el Día Internacional del Trabajo con comidas populares en ese espacio físico conquistado para el pueblo, que se convirtió en un símbolo.

Pinar de las Siete Hermanas. Casa de Campo. Madrid

Dicen las crónicas de nuestros padres y madres, que cuando los convocados de 1975 se sentaron a compartir la comida el pinar fue rodeado por la policía nacional a caballo. La gente decidió permanecer sentada, familias enteras, haciendo un picnic campestre -prohibido por la dictadura- obviando las sombras grises, que se alzaban sobre sus cabezas formando alrededor del pinar como un ejército de confederados dispuesto a cabalgar sobre el campamento de los Sioux.

Todavía no había muerto Franco. Muchos no olvidan. La memoria ayuda a construir el presente con mayor libertad. Hace 45 años de aquello. Mediados de los setenta era un hervidero de huelgas y manifestaciones, de gentes gritando libertad y reivindicando derechos que luego fueron reconocidos en la Constitución española gracias a la presión ejercida en las calles por nosotros y nosotras, los y las comunes, las gentes trabajadoras que no nos conformamos y que exigimos justicia social en cada época que nos toca vivir y construir.

El 1 de Mayo del 2020 saldremos al balcón a manifestarnos como mujeres trabajadoras que somos, porque tenemos mucho que reclamar en esta vida desigual que nos toca vivir.

La pandemia desatada por el COVID-19 ha mostrado la debilidad del sistema capitalista,que promueve la competitividad individual y la privatización de lo público, lo común, lo que es de todos, desde la filosofía neoliberal, que por desgracia se ha ido imponiendo como fórmula cultural y económica desde que Thacher y Reagan iniciaran la gran involución social en los años setenta del siglo pasado.

No hay que olvidar que en la crisis de 2007 los poderes económicos dieron una vuelta de tuerca extra contra los derechos sociales y laborales, haciendo recaer sobre las espaldas del cuerpo social y de las y los trabajadores el desastre de la crisis. Desastre que se cebó especialmente sobre las mujeres, desestabilizando, precarizando y depauperando empleos del sector de los servicios, especialmente ocupados por ellas como son el comercio, la limpieza, los cuidados, la salud y la educación. Sectores que, en esta pandemia del COVID-19, están sujetando en parihuelas al país, con personas que están trabajado hasta dejarse la piel y la vida, en algunos casos, para atender y salvar al resto con contratos y salarios muy precarios.

En la crisis económica de 2007 se socializaron las pérdidas de los negociantes de casino y fuimos nosotros y nosotras los que pagamos con recortes de los servicios públicos y de los salarios un desastre económico del que todavía no se había terminado de salir, cuando se desencadenó esta pandemia.

Muchas personas saldremos al balcón el 1 de Mayo de 2020 con la vista puesta en el después. Cuando por fin comience la desescalada y podamos regresar a la vida normal, lo haremos con la intención de terminar con la “normalidad” impuesta por el capitalismo neoliberal, que es una anormalidad enfática que mina la vida digna.

Durante la pandemia se ha visto con claridad que han sido las iniciativas promovidas y coordinadas por el Estado, en forma de ayudas y regulando los ERTE para proteger el empleo, con fondos y recursos públicos -doscientos mil millones de euros puestos a circular, para frenar el desastre que se cernía sobre los más-.A ello se han sumado también numerosas decisiones solidarias de cooperación -impulsadas por las gentes en los barrios- para atender a los demás y dar de comer a miles de personas,que quedaron sin empleo ni recursos de un día para otro y que en grandes ciudades, como Madrid, ni Ayuntamiento ni Comunidad Autónoma han respondido para poner más dotaciones en los servicios sociales capaces de solventar las cosas.

Cuando las Administraciones no llegaban, precisamente por falta de recursos en los servicios sociales de personal y de fondos en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, debido a los recortes y el adelgazamiento de lo público-que dejó la crisis económica anterior- han estado el poder del Estado organizado y las personas solidarias para actuar con decisión y eficacia.

Esta pandemia ha mostrado evidente que es muy necesario fortalecer las estructuras de los servicios públicos universales, como son la sanidad, los servicios sociales, la atención a los ancianos, en definitiva, invertir en todos aquellos servicios públicos de los cuidados que ayudan al sostenimiento de la vida digna. No podemos permitir más una sociedad desnuda.

Trabajo digno

Además, se hace necesaria una legislación laboral que proteja el empleo. Resulta escandaloso e inadmisible, por ejemplo, que el personal médico –médicas, enfermeras, celadores, personal de limpieza y cocina de los hospitales, conductores de ambulancia, etc- que está atendiendo y poniendo el cuerpo en los hospitales en la lucha contra esta pandemia que devora vidas, lo estén haciendo sin la debida protección física (batas, material, epis…) hacia sus personas, con contratos precarios, sueldos bajos y sin expectativa de continuidad. O, por poner otro ejemplo, que los trabajadores de las plataformas de servicios de mensajería a domicilio estén subidos al coche, la furgoneta, la moto o a bici sin derechos, sin cubrir por contrato alguno y sin protección ni respaldo legal. Lo mismo pasa con los trabajadores y trabajadoras del campo, los braceros y temporeras, jornaleros –migrantes o no- tan esenciales en esta crisis del COVID para llevar comida a las mesas de toda la ciudadanía y tan injustamente maltratados laboral y vitalmente.

No puede mantenerse la dignidad de un país con el cuerpo social roto por condiciones laborales injustas y dejadas al albur de las fluctuaciones del mercado. Todo esto se tiene que corregir.

La llamada vuelta a la “normalidad” debe hacerse, en fin, contemplando cuales son las cuestiones esenciales que permiten que las gentes de un país vivan dignamente, y apostar de forma decidida por un cambio de rumbo que proteja las cosas de comer, pan, trabajo, techo y todos los adelantos que permiten dignidad y confort.

En la salida digna y conjunta de esta crisis hay que pensar primero en que la gente coma, con un ingreso mínimo vital asegurado, tal como propone el Gobierno de España.

Y a continuación ponerse a pensar en el país que queremos construir. Uno nuevo pensando en lo colectivo, lo social, lo público, protector de las personas y las vidas dignas, en el que se cuide el medio ambiente y la autosuficiencia agroalimentaria, en el que la energía limpia fluya, que se puede, y no sea producto para especular, sino para el bienestar de la población, un país que le de una vuelta al fortalecimiento de su industria y que transforme todo ese caudal que se invierte en armamento que no necesitamos en inversión en investigación y desarrollo. O, por el contrario, un país que retorne a la “normalidad” del capitalismo neoliberal –que es ineficaz y ha costado miles de vidas en esta pandemia- en el que cualquier brizna de vida puede ser objeto de lucro o especulación, que no reparte la riqueza, hay desigualdad creciente y cada vez más focos de escandalosa pobreza.

La pregunta es, ¿de verdad es tan costosa la vida digna? O más bien¿qué es una vida digna?

En este 1 de Mayo tan especial, en confinamiento, hemos recordado como un 1 de mayo del año 1931, la Casa de Campo dejaba de ser un coto cerrado –en el más estricto sentido del término- y se convertía en un espacio común, con la importancia, que hoy ha vuelto a tener el significado del término, si algún día lo dejó de tener. Y aquellos ciudadanos del Madrid de la época, al igual que aquellos madrileños del año 75, aquellos comunes y comunistas, término vilipendiado en estos días por las derechas -que en España han sido siempre una casta de parásitos- de forma conocidamente peyorativa.Sin la lacra que toda una corriente de intereses ha querido echarle encima, sobre todo desde los males del estalinismo, hecho utilizado para confundir el todo con la parte, es decir el término y su significado, el más radical sentido de la palabra.

Comunista, según el sentido etimológico,es el partidario de la organización y cuidado de lo común. Viene del latín “communis”, común, y el sufijo griego “ista”, el que sigue cierta doctrina. Es decir lo común, como base del desarrollo humano. El comunismo en la actualidad no niega la propiedad privada, sí su acumulación desmedida y el sistema de corrupción sociopolítica que instala hoy el neoliberalismo. Sigue proponiendo la más relevante identidad de lo comunitario, lo común (lo que es de todos, lo que es público para toda la sociedad como derecho) como uso y base de lo que se vive, o con lo que vivimos. Los comunistas señalan que los pilares esenciales de desarrollo y dignidad social deben estar en manos de los gestores de lo común, el órgano que representa a todos de alguna u otra forma: el Estado democrático y de derecho. El Estado por tanto,es el espacio garante y común de las necesidades y también el promotor de las herramientas de crecimiento y progreso de los ciudadanos (Estado del Bienestar), primero como generador de escenarios que faciliten una vida digna en todas sus etapas, respondiendo a las tremendas inseguridades de la vida desde su nacimiento y asegurando al individuo el desarrollo pleno de todas sus potencialidades.

El primer paso de la vida digna, por tanto, es existir con las necesidades resueltas y con las igualdades dispuestas, es decir, no solo existir materialmente, sino apoyar a todos por igual (otorgar las herramientas) para facilitar las potencialidades de cada uno.

Tener derecho a una vida digna, por tanto, es una consecuencia lógica de la evolución humana que debe desarrollarse de forma paralela a la protección y la armonía con la naturaleza.

¿Tienen las personas el derecho a una vida digna?

Obvio, porque ese es el Paraíso –el Paraíso como metáfora del lugar feliz o de la mejor vida- que la humanidad ha perseguido desde sus orígenes: el Paraíso en todas las culturas. Nos acogemos a esa idea que afirma que el primer acto civilizado de la Historia, fue el momento en el que un ser humano cuidó de otro. El derecho a la vida no es un maniqueísmo cultural, es aquel acto natural que nace del cuidado a otro –existe como principio de empatía hacia el dolor ajeno y responde como acto de bien común. Por tanto, ¿si la protección de esa vida germinal es primordial, por qué su salvaguarda y potenciación en su desarrollo –la de todos en dignidad- no es un derecho innegociable?

Explicado el derecho de una vida digna y su proyección al bienestar de todos, al bien común, volvamos al tema que nos atañe: ¿Qué revindica el 1 de Mayo?

El 1 de Mayo 

Hace 130 años que conmemoramos la lucha por los derechos de los trabajadores en España (el 1 de mayo de 1890 se convoca la primera jornada de lucha pública), los derechos a la vida digna, al empleo digno, de los y las trabajadoras, de los y las asalariadas,en honda referencia hacia la identidad de los explotados, y anteriormente de los esclavos.

El origen de esta conmemoración está en los ocho anarquistas condenados en Chicago, cinco fueron ahorcados y dos condenados a cadena perpetua, tras los acontecimientos de abril 1886,la huelga y manifestación por el derecho a las 8 horas que La ley de Ingersoll del 25 de julio de 1886 había otorgado a los trabajadores y que no se cumplió por parte de los patrones en aquellas trágicas jornadas. La represión, durísima, tuvo como consecuencia el asesinato de muchos obreros y la muerte de dos policías. Este último hecho fue el que llevó a las autoridades a ajusticiar con la máxima pena a los responsables, según ellos, de los hechos. Semejante injusticia frente al derecho conquistado de la jornada laboral de las 8 horas, muestra la enorme dificultad que la vida digna ha tenido, y tiene, para consolidarse como derecho en la Historia de la humanidad. Esta es una de ellas, la que conmemoramos, pero los sufrimientos son incontables, y a día de hoy constantes. Conmemoramos también en este día el derecho al descanso… a la pereza, como afirmaría Paul Lafargue en su ensayo El derecho a la pereza, editado en 1883. Aquella idea primitiva de las ocho horas de trabajo, las ocho horas de ocio y las ocho de descanso. El descubrimiento del concepto de plusvalía (o plusvalor), idea central junto al de mercancía en el primer tomo de El Capital de Karl Marx. Definía el valor que el trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo en el modo de producción capitalista, generando la acumulación capitalista.Un asunto que hoy se sustenta de forma primordial y sangrante en el beneficio constante, como extraordinaria plusvalía, que las empresas exprimen del conocimiento humano. ¿Cómo es posible que estemos permitiendo que los beneficios del conocimiento humano sean mercadeados y privatizados, además en nuestra contra? ¿Cómo es posible que estemos permitiendo que los avances de la tecnología, que precisamente salen de ese conocimiento humano común, puesto en red y en valor, se esté utilizando en contra de los intereses de la mayoría, y esté sirviendo para desvalorizar el trabajo, en lugar usar los enormes beneficios de ese conocimiento para favorecer que haya mayor reparto de las riquezas que proporciona?

El derecho a unas condiciones dignas del trabajo, tanto en épocas pasadas, como hoy en día, suponían y siguen suponiendo reivindicar reparto a través del salario directo y del salario social, que se provee con mejores condiciones de vida a través de los servicios públicos y de los cuidados para todos del Estados del Bienestar.

La lucha por tanto no ha acabado, se perpetua y el día que conmemoramos siempre será un día para recordar el porqué de una forma de vida, que como Hegel definió en el pasaje de la dialéctica del amo y del esclavo en la obra Fenomenología del espíritu (1807) viene desde el momento en donde lucharon dos hombres por el liderazgo del clan, uno que no tuvo miedo a la muerte, el aristoi (aristócrata o noble) y el otro que sí, al proteger la vida –un acto mucho más humano-, que acabó siendo el esclavo. Sin embargo tras el desarrollo de la Historia, el segundo creo la cultura, al trabajar los medios y amoldarlos con su trabajo generando pautas vitales comunes y beneficiarias al conjunto, mientras que el primero vivía en su ociosidad y competencia.Esa es la Historia, el 1 de Mayo es el símbolo de muchas luchas, pero con una simbología enorme, es la fiesta que tiene mayor contenido de lo humano que se celebra en todo el Planeta.

El 1 de Mayo nunca ha sido un día más, pero hoy se hace incluso mucho más relevante,en elconfinamiento por COVID-19.

Desde casa conmemoraremos, la razón por la que miles de trabajadores y trabajadoras mantenemos presente la idea de una imposición motivada por una forma de producción, que a marchas forzadas nos plantea una nueva dinámica y relación. La Historia nos vuelve a dar una nueva oportunidad, y el tiempo se hace relativo.

La idea del trabajo se replantea y la idea de la comunidad se fortalece. Aquellas ocho horas, aquellas reivindicaciones dignas que llevaron a cinco anarquistas al patíbulo, nos pueden parecer hoy lejanas, pero su espíritu sigue latente… El derecho a la vida digna, al tiempo de cada individuo, al trabajo digno, reconstituyente, motivador, emancipador y no esclavo.En definitiva el derecho a poseer las riendas de nuestra vida.

Para terminar, igual convendría releer Eros y la civilización(1955), libro en el que Herbert Macusse dispone una sociedad donde la producción de bienes ya es completa y donde los ciudadanos ya no necesitarían trabajar para poder vivir con dignidad,sí trabajar o hacer, o producir desde el deseo o el gusto por su pasión. Ya que los medios existen y están dispuestos, es sólo la acumulación capitalista y el consumo a través de intercambio monetario (pobreza-abundancia) la que perturba por su objetivo de beneficio para las entidades y propietarios de los medios.

En nuestro país se ha propuesto un ingreso mínimo vital para ayudar a las familias a salir de esta nueva situación límite creada por los efectos de la pandemia. Los acumuladores de capital deben contribuir al bienestar de los comunes con una justicia tributaria que todavía está por escribir y definir en forma de derechos.

Son muchas las cuestiones que revindicar en este 1 de Mayo de 2020, pero es indudable que el mundo está cambiando.

Comprobamos como las ideas históricas de la izquierda de protección de lo común y de los comunes continúan sirviendo de base para desarrollar un nuevo pacto social, político, cultural y económico por la vida digna que no deje a nadie atrás.
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Texto firmado y redactado por: Alberto Moreno, Periodista y Carmen Barrios Corredera, Escritora y Fotoperiodista. Foto: Carmen Barrios Corredera

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