Los pioneros viajarían en una nave tubular de casi 60 kilómetros de longitud, que giraría en forma continua para producir gravedad de manera artificial
Chrysalis podría albergar varias generaciones hasta entrar en Alfa Centauri, donde podría transportar personas a la superficie del planeta Próxima Centuri b. / Créditos: Giacomo Infelise, Verónica Magli, Guido Sbrogio', Nevenka Martinello y Federica Chiara Serpe.
Pablo Javier Piacente /
T21 11 AGO 2025
Los ingenieros han diseñado una nave espacial que podría llevar hasta 2.400 personas en un viaje de ida a Alfa Centauri, el sistema estelar más cercano al nuestro. La nave, llamada Chrysalis, podría realizar el viaje de 40 billones de kilómetros en unos 400 años: muchos de sus pasajeros potenciales solo conocerían la vida en el interior de la nave.
La humanidad podría enviar a sus primeros expedicionarios hacia el sistema estelar más cercano gracias al proyecto Chrysalis, un diseño de nave intergeneracional capaz de transportar hasta 2.400 personas en un viaje de ida sin retorno a Alfa Centauri.
La iniciativa, presentada en el concurso Project Hyperion, plantea una travesía de 40 billones de kilómetros que tomaría alrededor de 400 años, un lapso en el que múltiples generaciones nacerían y morirían a bordo antes de llegar a destino. Los viajeros interestelares arribarían al planeta Próxima Centuri b.
Gravedad artificial y capas concéntricas
El concepto de Chrysalis, que por el momento es absolutamente hipotético, se sustenta en una estructura tubular de 58 kilómetros de longitud, que gira continuamente para generar gravedad artificial. La nave se construiría en capas concéntricas, distribuyendo funciones que irían desde la producción de alimentos hasta instalaciones industriales avanzadas.
La capa más interna acogería la zona de producción de alimentos, con ambientes controlados para cultivar plantas, hongos, microbios, insectos y criar ganado. Además de garantizar la autosuficiencia nutricional, se mantendrían biomas diversos, desde bosques tropicales hasta climas boreales, preservando la biodiversidad terrestre y ofreciendo espacios de esparcimiento y experimentación botánica para generaciones futuras, que nunca pisarían la Tierra.
Los autores explican en el resumen de su proyecto que una segunda envoltura tendría áreas comunes: parques, colegios, hospitales y bibliotecas. El diseño busca reproducir un entorno terrestre con espacios de ocio y aprendizaje, donde el sentido de comunidad y la educación de los jóvenes se mantengan vigentes a lo largo de siglos. Más allá, los hogares individuales dispondrían de sistemas de climatización y ventilación independientes, garantizando privacidad y confort en cada familia embarcada.
La siguiente capa está dedicada a la actividad productiva: laboratorios farmacéuticos, centros de reciclaje y talleres de manufactura estructural. Finalmente, la sección exterior funcionaría como almacén de recursos, maquinaria y repuestos, operada en gran parte por robots para minimizar el desgaste físico de los colonos y optimizar la gestión logística en un entorno hostil y aislado.
Entrenamiento en la Antártida y planificación social
En el centro de Chrysalis se ubicaría el núcleo de comunicaciones y los vehículos de descenso a Proxima b, el exoplaneta potencialmente habitable orbitando Alfa Centauri. Aquí estarían los sistemas de mando y los lanzadores que, al llegar al sistema estelar, permitirían el envío de grupos humanos a la superficie del planeta, donde podrían establecer la primera colonia extraterrestre permanente más allá de la Luna y Marte.
Según explica Live Science, cada una de las secciones se alimentaría mediante reactores de fusión nuclear, una tecnología aún en fase de desarrollo, pero esencial para sostener la vida y los sistemas de la colonia flotante durante siglos.
Antes del lanzamiento, los expedicionarios entrenarían en la Antártida durante 70 a 80 años, para adaptarse a un entorno aislado y fortalecer su salud psicológica. Este arduo período de preparación garantizaría que los pioneros soporten las condiciones extremas de un confinamiento prolongado, reduciendo riesgos de conflictos y trastornos mentales cuando abandonen definitivamente la Tierra para cruzar el vacío interestelar.
Para asegurar el equilibrio demográfico, los nacimientos se planificarían meticulosamente, con una población óptima de 1.500 habitantes activos, pese a una capacidad máxima de 2.400. La gobernanza de Chrysalis combinaría la toma de decisiones humanas con Inteligencia Artificial (IA), facilitando la transmisión de conocimiento entre generaciones y promoviendo la resiliencia social durante los siglos de trayecto interestelar.
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