1. Infiltración en marchas por parte de Policía y Ejército: una práctica que se está haciendo común
Foto: Contagio Radio
Además de los videos en los que se evidenció que policías de civil ingresaron encapuchados al campus de la Universidad Nacional de Colombia por uno de los costados del alma mater, también se presentaron hechos similares en la Universidad del Cauca en Popayán. Según la denuncia de los estudiantes de esa institución. Dos de las personas descubiertas se identificaron como integrantes del Ejército, dos como integrantes de la policía y un quinto que no se identificó.
Foto: UNEES
Según la denuncia de los organizadores de la marcha, quienes participaban notaron un comportamiento extraño en algunos de los participantes, por ejemplo “hacían registro audiovisual de los dinamizadores”. Una vez se intentó corroborar el grupo al que pertenecían las personas, fueron abordados por integrantes de los grupos de DDHH a lo que respondieron que hacían parte del ejército. Luego fueron entregados a la policía que los liberó minutos después.
Ya esta situación se presentó el pasado mes de noviembre cuando un grupo de encapuchados se infiltró en la facultad de Humanidades y realizaron actos vandálicos de los cuales acusaron a los estudiantes. En ese caso se realizó la denuncia con las pruebas correspondientes, por lo cual hasta ahora no se conoce de ningún tipo de decisión por parte de las autoridades. “Nos dicen que van a abrir la investigación pero no pasa nada” asegura.
Se identificaron dos personas de la Policía, dos del Ejército y alguien que no se acredito como parte de una institucionalidad Foto: UNEES
Lo que más preocupa a los estudiantes y defensores de DD.HH. es que este tipo de acciones siguen en la impunidad, los hechos vandálicos no han sido reparados por la Policía o el Ejército y por último, los registros de video y fotográficos son los que luego se usan para estigmatizar y hasta ofrecer recompensa por los líderes sociales que participan en las movilizaciones.
El próximo 25 de Enero se realizará asamblea popular en Popayán
Con el objetivo de seguir fortaleciendo la movilización, las organizaciones presentes en el departamento del Cauca realizarán una asamblea popular abierta el próximo 25 de Enero en la que se definirán las próximas movilizaciones y la agenda de participación e impulso de la Asamblea Popular nacional que se realizará a finales del mes de enero en Bogotá.
Fuente:
https://www.contagioradio.com/infiltracion-marchas-parte-policia-ejercito-practica-comun/
Las protestas se desarrollaron principalmente en Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga conjugando la calma, la creatividad y los desmanes. Los primeros ingredientes alimentados por parte de quienes reivindican el derecho a expresarse sin generar violencia y, los segundos actores, quienes se amparan en una capucha para desbaratar lo que se quiere construir en las calles, un nuevo país con más conciencia de clase.
Nadie desconoce que agentes del Estado se han infiltrado en marchas y que, incluso, se denunció que algunos de ellos participaron en la destrucción del edificio del Icetex, en Bogotá. Los hechos son materia de investigación. Pero eso no justifica la utilización de capuchas.
Anarquía es diferente de vandalismo
Una cosa es la anarquía entendida en términos políticos como el establecimiento de una sociedad organizada sin estructuras jerárquicas de un Estado, y en la cual el direccionamiento es colectivo, y otra el vandalismo que se trata de asociar con anarquismo.
Los anarquistas como tal, y en Colombia hay corrientes que se identifican con esos planteamientos, no se encapuchan. No necesitan hacerlo. Tienen claro que destruir los vidrios de una entidad bancaria o acabar una estación o un bus de transporte masivo, no hace otra cosa que desvirtuar el sentido de las movilizaciones.
La toma de calles, los plantones y cacerolazos, entre otras expresiones de inconformidad, no puede convertirse en escenario de batallas campales entre quienes destruyen sin que su accionar tenga ningún objetivo político, y quienes pretenden evitarlo.
El Paro Nacional busca generar transformaciones
Cuando se desencadenan acciones destructivas, se desvirtúa el objetivo de generar reflexiones y cambios. Es contrario a lo que desde un comienzo se concibió al interior del Comando Unificado de Paro.
Francisco Maltés Tello, dirigente nacional de la Central Unitaria de Trabajadores. CUT, con quien dialogué mientras escribía la nota, se identificó con la preocupación que asiste a sinnúmero de participantes de las movilizaciones. “La violencia es perjudicial para este proceso”, me dijo, al tiempo que confió en el fortalecimiento de las actividades futuras en las cuales resulta fundamental desmarcar a los vándalos de la protesta social.
“Estamos cansados del paro”
Sobre la medianoche del 21 de enero, en el resumen de noticias, entrevistaron a una trabajadora que raya los cincuenta años. Se quejó porque debió caminar alrededor de tres horas, como consecuencia de algunos hechos vandálicos en Bogotá.
“Nos están perjudicando. Estamos cansados del paro.”, le dijo al periodista de uno de los medios amarillistas afectos al gobierno que aprovechan estos lunares para irse lanza en ristre contra el Paro Nacional que inició el 21 de noviembre y que se retomó en las últimas horas.
Ese tipo de reacciones válidas, son las que precisamente hay que conjurar poniendo freno a quienes han hecho de la destrucción de cuanto encuentran a su paso, una forma fugaz de protagonismo que mancha el objetivo político de la protesta social.
Un llamado a la reflexión
Tanto los organizadores del Paro Nacional, quienes participamos y aún, quienes son simpatizantes y pueden aportar su punto de vista, estamos llamados a una reflexión alrededor de las estrategias que se deben adoptar para que el vandalismo no siga empañando las actividades.
Ya se abrió una puerta para que el Esmad como fuerza represiva no intervenga hasta que se considere verdaderamente necesario. La decisión se tomó inicialmente en Bogotá pero la adoptaron otras ciudades como Medellín y Cali. En cierta medida es un avance. Lo que no podemos es dejar que las prácticas destructivas de unos pocos, sirvan de argumento para que el presidente Iván Duque, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo y el uribismo, encuentren argumentos para seguir golpeando a los manifestantes.
Para terminar la nota… a María Paula, buen viento y buena mar… y que las nuevas aguas le lleven a un puerto que siga trayendo enriquecimiento a su vida personal y profesional…
Fuente:
www.cronicasparalapaz.wordpress.com
Policias encapuchados sabotiando las manifestaciones en colombia
2. ¿Qué sentido político tiene el vandalismo en las marchas?
Fernando Alexis Jiménez
El vandalismo en las movilizaciones que se realizan en Colombia, antes que aportar genera animadversión. Esas prácticas protagonizadas por grupos muy reducidos, resultan perjudiciales porque no suman sino que restan. Antes que convencer a una gran mayoría que permanece indiferente, para que se sume a la causa, los aleja. Una realidad a la que no podemos ser ajenos y que amerita una autocrítica constructiva de cara a futuras actividades.
Las protestas se desarrollaron principalmente en Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga conjugando la calma, la creatividad y los desmanes. Los primeros ingredientes alimentados por parte de quienes reivindican el derecho a expresarse sin generar violencia y, los segundos actores, quienes se amparan en una capucha para desbaratar lo que se quiere construir en las calles, un nuevo país con más conciencia de clase.
Nadie desconoce que agentes del Estado se han infiltrado en marchas y que, incluso, se denunció que algunos de ellos participaron en la destrucción del edificio del Icetex, en Bogotá. Los hechos son materia de investigación. Pero eso no justifica la utilización de capuchas.
Anarquía es diferente de vandalismo
Una cosa es la anarquía entendida en términos políticos como el establecimiento de una sociedad organizada sin estructuras jerárquicas de un Estado, y en la cual el direccionamiento es colectivo, y otra el vandalismo que se trata de asociar con anarquismo.
Los anarquistas como tal, y en Colombia hay corrientes que se identifican con esos planteamientos, no se encapuchan. No necesitan hacerlo. Tienen claro que destruir los vidrios de una entidad bancaria o acabar una estación o un bus de transporte masivo, no hace otra cosa que desvirtuar el sentido de las movilizaciones.
La toma de calles, los plantones y cacerolazos, entre otras expresiones de inconformidad, no puede convertirse en escenario de batallas campales entre quienes destruyen sin que su accionar tenga ningún objetivo político, y quienes pretenden evitarlo.
El Paro Nacional busca generar transformaciones
Cuando se desencadenan acciones destructivas, se desvirtúa el objetivo de generar reflexiones y cambios. Es contrario a lo que desde un comienzo se concibió al interior del Comando Unificado de Paro.
Francisco Maltés Tello, dirigente nacional de la Central Unitaria de Trabajadores. CUT, con quien dialogué mientras escribía la nota, se identificó con la preocupación que asiste a sinnúmero de participantes de las movilizaciones. “La violencia es perjudicial para este proceso”, me dijo, al tiempo que confió en el fortalecimiento de las actividades futuras en las cuales resulta fundamental desmarcar a los vándalos de la protesta social.
“Estamos cansados del paro”
Sobre la medianoche del 21 de enero, en el resumen de noticias, entrevistaron a una trabajadora que raya los cincuenta años. Se quejó porque debió caminar alrededor de tres horas, como consecuencia de algunos hechos vandálicos en Bogotá.
“Nos están perjudicando. Estamos cansados del paro.”, le dijo al periodista de uno de los medios amarillistas afectos al gobierno que aprovechan estos lunares para irse lanza en ristre contra el Paro Nacional que inició el 21 de noviembre y que se retomó en las últimas horas.
Ese tipo de reacciones válidas, son las que precisamente hay que conjurar poniendo freno a quienes han hecho de la destrucción de cuanto encuentran a su paso, una forma fugaz de protagonismo que mancha el objetivo político de la protesta social.
Un llamado a la reflexión
Tanto los organizadores del Paro Nacional, quienes participamos y aún, quienes son simpatizantes y pueden aportar su punto de vista, estamos llamados a una reflexión alrededor de las estrategias que se deben adoptar para que el vandalismo no siga empañando las actividades.
Ya se abrió una puerta para que el Esmad como fuerza represiva no intervenga hasta que se considere verdaderamente necesario. La decisión se tomó inicialmente en Bogotá pero la adoptaron otras ciudades como Medellín y Cali. En cierta medida es un avance. Lo que no podemos es dejar que las prácticas destructivas de unos pocos, sirvan de argumento para que el presidente Iván Duque, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo y el uribismo, encuentren argumentos para seguir golpeando a los manifestantes.
Para terminar la nota… a María Paula, buen viento y buena mar… y que las nuevas aguas le lleven a un puerto que siga trayendo enriquecimiento a su vida personal y profesional…
Fuente:
www.cronicasparalapaz.wordpress.com