Detrás de 17 años de ocupación de EU en Irak: petróleo y disrupción de la Ruta de la Seda
Alfredo Jalife-Rahme
▲ Manifestantes cierran las calles mientras las fuerzas de seguridad usan gases lacrimógenos durante una protesta en el centro de Bagdad, Irak.Foto Ap
EU manipuló la guerra de Irak –gobernada por el sunnita Saddam Hussein– contra Irán de 1980 a 1988 cuando abastecía de armas en forma perversa a ambas partes para que se debilitaran y así beneficiar al irredentismo de Israel.
Dejó de lado la cooperación clandestina del Irán-Contras (1985-1987) entre los republicanos Reagan/Oliver North y la teocracia chiíta.
La primera guerra de Daddy Bush contra Irak en 1991 fue para controlar su pletórico petróleo.
La segunda guerra de EU en 2003 contra Irak, mediante las mentiras (sic) de destrucción masiva de Baby Bush, derrocó al sunita Saddam Hussein y consolidó la conectividad de Irán con sus correligionarios chiítas que conforman 75 por ciento del país árabe de Irak, donde se encuentran dos sitios sagrados de la cosmogonía esotérica chiíta: su capital espiritual Najaf (donde está enterrado el Imam Alí) y Karbala (sitio del martirio de Hussein, nieto del profeta Mahoma).
Hoy la estrategia conjunta de EU e Israel (vía el cuarteto Trump/Mike Pence/Jared Kushner/Netanyahu) todavía consiste en balcanizar a Irak en tres pedazos: chiíta, sunita y kurdo (https://bit.ly/2GarcYj).
En un abordaje multidimensional, que tome en cuenta la hipercomplejidad no-lineal con los multiniveles del Gran Medio Oriente, en general, y de Irak, en particular, el asesinato del icónico general iraní Soleimani en Bagdad expuso en un nivel transcendental el macabro plan de Trump y el evangelista sionista Mike Pompeo (https://bit.ly/2uoJ5zS) de controlar el pletórico petróleo de Irak e impedir su venta a China, además de descarrilar la Ruta de la Seda.
Soleimani –quien pasará a la historia por haber contribuido a la derrota de los yihadistas sunitas en Siria/Líbano y, sobre todo, en la región kurda de Irak– tuvo una etapa de colaboración con el ejército de EU, durante la fase de Obama, lo cual finiquitó Trump en forma dramática.
Después de 17 años de ocupación ininterrumpida bajo todos los pretextos del mundo, hoy Trump en forma desvergonzada reclama 50 por ciento (¡mega-súper-sic!) de los ingresos del petróleo de Irak como compensación a su ocupación(https://bit.ly/2NQ3JjA).
Los ingresos de petróleo de Irak, segundo productor de la OPEP, arrojó 112 mil millones de dólares en 2019.
Hoy Irak se encuentra el borde del colapso bajo la amenaza de las sanciones de Trump y del bloqueo a sus cuentas abiertas por el Banco Central de Irak en la Federal Reserve Bank en Nueva York, donde Bagdad guarda sus ingresos vigilados de petróleo que conforman 90 por ciento de su presupuesto nacional (https://bit.ly/3avRkuN) –en represalias por la exigencia del Parlamento iraquí de expulsar a 5 mil 200 soldados de EU.
Pero, ¿A quién se le ocurre depositar cuentas estatales en el Federal Reserve Bank de Nueva York?
Las sanciones financieras y el secuestro de los depósitos ajenos están resultando en manos de Trump un arma tan deletérea como sus bombas nucleares.
Las confesiones del saliente primer mnistro iraquí, Adil Abdul-Mahdi, exponen el diseño de Trump en el Gran Medio-Oriente y su doble trampa para asesinar a Soleimani (https://bit.ly/2TJzWN9).
Trump y Mike Pence no perdonaron la visita del primer ministro iraquí, Adil Abdul-Mahdi, a Pekín del 19 al 23 de septiembre de 2019, donde se ve radiante el mandarín Xi (https://bit.ly/36ky28x) –tres meses antes del asesinato de Soleimani quien acudió a Bagdad en una misión de paz (https://dailym.ai/2TJYHsE).
Bajo el creativo esquema Petróleo por Reconstrucción, Irak exportaría 100 mil barriles diarios a China, que a cambio se haría cargo de su reconstrucción y, de paso, conectaría al desahuciado Irak a la mirífica Ruta de la Seda (https://bit.ly/37hvxVt).
Una semana antes del asesinato de Soleimani ocurrieron los ejercicios militares de Rusia, China e Irán en el golfo de Omán/océano Índico (https://bit.ly/36heyRQ).
El asesinato del icónico Soleimani, más que dañar a Irán, que ahora restaña sus heridas, perjudicó sobre todo a Irak e intenta poner en jaque a China y a Rusia quienes no se quedarán con los brazos cruzados.
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