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A TONO CON LA FRACTURA DE LA GLOBALIZACIÓN Y LOS DILEMAS DE LA DESDOLARIZACIÓN

 BRICS I Y II:

BRICS I: A TONO CON LA FRACTURA DE LA GLOBALIZACIÓN

RESUMEN

La guerra conta Irán apunta contra los BRICS y modifica la agenda de una coalición, que sustituyó la reforma de los organismos mundiales por la gestación de instituciones propias. La incautación de activos rusos precipitó ese giro que empalma con la multipolaridad. China apuntala su expansión económica y Rusia sus defensas geopolíticas, mientras que India, Brasil y Sudáfrica amplían su autonomía, manteniendo los puentes con Occidente. La atracción del quinteto converge con el rebrote general del desarrollismo.

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Claudio Katz1


La próxima cumbre de los BRICS en Río de Janeiro se desenvolverá en un escenario crítico. El bloque incorporará nuevos integrantes y discutirá repuestas económicas a la agresión tarifaria de Trump. Pero también la guerra de Ucrania, el genocidio de Palestina y el bombardeo a Irán estarán en la agenda. Los BRICS concentran los grandes cambios de la época y su evaluación permite comprender el período en curso.

ORIGEN, FRUSTRACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

Es muy corriente recordar que un operador bursátil de Goldman Sachs introdujo hace veinte años la denominación BRICS, para retratar un conglomerado de países con grandes oportunidades de inversión financiera. Esa anécdota tiene poco parentesco con el surgimiento real del bloque, que despuntó con la coalición formada en el 2003 por India, Brasil y Sudáfrica (IBSA), para resistir el pago de patentes medicinales exigido por las OMC. En esa oposición germinó el quinteto posterior.

La convergencia inicial fue muy acotada por la estrecha relación de las clases dominantes locales con las empresas transnacionales. Ese empalme signó el debut del siglo XXI al compás de la euforia neoliberal, la veneración del Primer Mundo y la desconsideración de los bloques regionales.

La crisis financiera del 2008 sepultó ese idilio, pero no eliminó la expectativa en la globalización. Esa esperanza fue renovada por los gobiernos del epicentro capitalista (G7), que ampliaron su asociación a nuevos integrantes (G 20), para afianzar el rescate del colapsado sistema bancario. Los denominados países emergentes pusieron el hombro esperando una retribución por ese auxilio. Apostaron a lograr la primacía efectiva del G 20 sobre el G 7, la obtención de cargos en el Consejo de Seguridad de la ONU y la ampliación de su incidencia en el FMI (García, 2025).

La primera frustración sobrevino con la pandemia y el descarado egoísmo de Occidente, que protegió las patentes de sus compañías farmacéuticas, vetando la conversión de las vacunas contra el Covid en un bien universal.

Los desengaños posteriores fueron más explícitos. El G 20 quedó amoldado a la agenda del G 7, el Consejo de Seguridad de la ONU permaneció sin cambios y tanto el FMI como la OMC mantuvieron su tónica previa. Las potencias dominantes se negaron a compartir el control de esos organismos y esa negativa detonó el efectivo surgimiento de lo BRICS, como un bloque separado con proyectos propios (Prashad, 2023).

La primera cumbre en Ekaterimburgo (2009) inauguró una secuencia de cónclaves anuales con numerosas iniciativas. La incorporación de Sudáfrica (2010) fue el puntapié inicial de ese intenso programa, que sustituyó la estrategia de reformar los organismos internacionales existentes por la gestación de instituciones propias (Delcourt, 2024).

Ese giro consolidó el perfil de los BRICS y modificó el sentido de la asociación. Diluyó la prioridad previa de negociar un nuevo status en la ONU, la OMC, el FMI o el G 7 y apuntaló la formación de organismos paralelos y potencialmente competitivos de esas instituciones.

Es importante registrar ese cambio, para notar cuán distantes son los BRICS actuales de sus embriones previos. La crisis y declive de la globalización neoliberal, empujó a sus integrantes a diseñar un proyecto muy distante del imaginado inicialmente.

Ese viraje de la amalgama al conflicto con Occidente converge actualmente con la definitiva fractura de la globalización. La erosión del libre comercio y la extensión del proteccionismo han inducido a los BRICS a conformar una asociación comercial propia. Articulan cada paso de su agenda en respuesta a la agresiva política de Estados Unidos.

SANCIONES Y MULTIPOLARIDAD

El acontecimiento que probablemente definió la impronta actual de los BRICS fue la sanción financiera de los bancos occidentales a Rusia, luego de la invasión de Ucrania. Esa represalia rompió con todas las normas previas (Ding Yifan, 2024). La confiscación de activos de un adversario que impuso Washington, impactó sobre el Estado moscovita y los millonarios rusos, que perdieron el manejo de 300.000 millones de dólares.

Esa incautación fue instrumentada incluso por Suiza un país que, por su larga trayectoria de neutralidad, era considerado por el gran capital itinerante como un refugio seguro para sus colocaciones. A través de esa nación se comercializaba el grueso de las mercancías rusas y allí estaba localizado el 30% de las grandes propiedades de ese origen en el extranjero (Gao Bai, 2024).

Con ese decomiso Estados Unidos prendió la alarma de muchos países, empresas y millonarios, que por primera vez registraron cuán vulnerables son sus fortunas a la discrecionalidad de Washington. Todos notaron la inseguridad de sus patrimonios, ante cualquier tensión con la primera potencia. El custodio mundial del capitalismo demostró con qué rapidez pulveriza los derechos de propiedad y la confianza en los bancos, cuando confronta con un enemigo.

La confiscación de los bienes rusos alarmó especialmente a los gestores de los BRICS que, observando la magnitud de esas represalias, confirmaron la necesidad de forjar organismos protegidos de los desquites norteamericanos (Nogueira 2024).

La incautación fue un golpe autoinfligido a la credibilidad de Occidente, que aceleró la conversión de los BRICS en un proyecto divorciado de los dictados de Washington. El propósito de transformar a Rusia en un paria internacional, desembocó en un proceso opuesto de despegue del bloque, en asociación con Moscú. El quinteto concebido para pulsear con Occidente mejores condiciones comerciales y financieras, derivó en un proyecto opuesto de creciente autonomía de la Tríada (Estados Unidos, Europa y Japón).

Los BRICS se amoldan al nuevo escenario de multipolaridad, que reforzó la crisis financiera del 2008. Este contexto de mayor dispersión del poder es un dato registrado por muchos analistas (Bello, 2025), que resaltan el debilitamiento de la omnipresencia estadounidense frente a la proliferación de competidores, en distintas áreas del planeta (Tooze, 2025). Este marco heterogéneo sucedió al fracasado intento unipolar de erigir ¨un nuevo siglo americano¨ luego del colapso de la URSS. Nadie sabe aún en qué medida los BRICS contribuirán a estabilizar o socavar el nuevo escenario (Savin, 2024).

SIGNIFICATIVA ATRACIÓN

La incorporación de nuevos miembros a los BRICS confirma la consolidación del bloque. La ampliación fue propuesta en el cónclave de Johannesburgo (2023) y supone la inmediata inclusión de cuatro países (Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos), luego del rechazo dispuesto por Argentina y la indefinición que mantiene Arabia Saudita. Los cinco fundadores preservan un status de privilegio frente a los recién llegados, pero los BRICS plus recién despuntan y podrían sumar un número sorprendente de asociados.

Los pedidos de incorporación incluyen extensos listados. Entre 19 y 25 países han enviado solicitudes de membrecía y otros 40 expresaron en términos más informales su deseo de unirse al grupo (López Blanch, 2023). En cualquier caso, los BIRCS ya han duplicado y tienden a triplicar sus integrantes. Esa atracción confirma que el bloque no solo expresa intereses específicos del quinteto inicial, sino también dinámicas subyacentes de un cambio de época.

La gestación de organismos internacionales en disputa con el FMI y la OMC es vista con simpatía por un sinnúmero de Estados, que desborda a los fundadores de los BRICS. Ese replanteo se desenvuelve en un contexto muy crítico de las Naciones Unidas, que afrontan una paralización de su funcionamiento efectivo. Algunos analistas ya comparan ese daño, con el deterioro que condujo a la disolución del antecesor de esa institución (Sociedad de Naciones) (De Sousa, 2024).

La ampliación de los BRICS ha sido motorizada por el comando ruso-chino y el acompañamiento del trío indio-brasileño-sudafricano. La invitación a los nuevos socios ha seguido el patrón de atractivos económicos, que China desarrolló con gran éxito en la última década. Ofrecen negocios y mercados de gran porte, sin las exigencias de subordinación que caracteriza a cualquier enlace con Estados Unidos. Los incorporados o candidatos a sumarse a los BRICS buscan aliviar ese sometimiento.

LOS OBJETIVOS DE CHINA

China ha extendido esa estrategia a sus cuatro socios, haciendo valer su abrumador predominio productivo. Su economía supera en cinco veces a la India y en ocho, nueve y cuarenta y tres veces a Rusia, Brasil y Sudáfrica. Con varios integrantes del conglomerado, el gigante asiático mantiene relaciones semejantes al clásico patrón centro-periferia (exportación de manufacturas y adquisición de materias primas). China comanda las principales iniciativas de los BRICS, es la sede de sus instancias económicas y concibe a ese núcleo como parte de su vasta red de alianzas internacionales (Katz, 2023: 83).

Beijing aceptó el reto globalizador de Washington al final de la centuria pasada y terminó usufrutuando de ese desafío (Bello; Guttal, 2025). Cuando logró su maduración productiva interna, rechazó las demandas de mayor apertura de su economía, bloqueó la financiarización y acentuó la regulación estatal (Roberts, 2024).

Su aliento de los BRICS forma parte de esa estrategia y empalma directamente con la concreción de la Ruta de la Seda. Cinco de los seis invitados a sumarse a la asociación, están geográficamente situados en lugares claves del itinerario internacional que promueve Beijing. Los BRICS plus apuntalan los puentes propiciados con Medio Oriente y África que tanto interesan al gigante asiático. Egipto y Etiopía fueron seleccionados por su localización, siguiendo la pauta que previamente indujo a sumar a Sudáfrica (Tolcachier, 2023)

China también ha priorizado la provisión de energía y la consiguiente conversión de los BRICS en un gran protagonista del universo petrolero. La invitación a Irán, los

Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita persigue ese evidente objetivo. Si el grupo logra sumar a esos tres integrantes, obtendrá el control del 41 % de las reservas probadas de crudo, el 53,1 % de su equivalente en gas natural y el 40,4 % de los depósitos de carbón (Amesty, 2024).

Por ese protagonismo petróleo, es tan intensa la disputa por la adhesión de Arabia Saudita. China ha buscado seducir a la monarquía wahabita con monumentales ofertas de inversión en la Ruta de la Seda. Riad respondió con guiños favorables, para empalmar esas propuestas con su programa de diversificación económica (“Visión 2030”). Pero Washington está empeñado en frustrar esa convergencia y despliega todo su arsenal de presiones, para mantener la ciega fidelidad de Arabia Saudita a Norteamérica.

Con mayor virulencia, Estados Unidos pretende obstruir la creciente conexión de China con Irán. La ¨guerra de 12 días¨ que Trump y Netanyahu lanzaron contra Teherán apuntó a erosionar esa relación.

Beijing ha construido un ferrocarril que conecta a ambos países y permite sortear los trayectos marítimos controladas por el Pentágono. Ese corredor de rieles sustituye el transporte a través del Mar Rojo, que se ha tornado muy caro y peligroso por su creciente militarización. Irán ya suministra el 15% del petróleo importado por China y la nueva ruta ferroviaria permite reducir el tiempo de traslado de 45 a 14 días.

El bombardeo yanqui-israelí fue un mensaje guerrero contra los BRICS. Apuntó a obstruir la nueva presencia de Irán en ese bloque y a socavar su estratégico papel como proveedor energético de China (Pont, 2025).

LOS PROPÓSITOS DE RUSIA

También Rusia apuntala la gestación de un mercado energético bajo la égida de los BRICS. Es un jugador de peso en ese ámbito y la conformación de un eje con Riad y Teherán, le aportaría a Moscú la solvencia requerida para concertar precios y ritmos de extracción del crudo.

Rusia buscó integrar también a la Argentina a los BRICS, para coordinar el manejo mundial del mercado de alimentos. Busca asociar a otros exportadores de granos para crear un pool de productos agroalimentarios, en confrontación con la plaza de Chicago (Pont, 2024).

La ampliación de los BRICS tiene para Rusia otro propósito de mayor gravitación inmediata. Intenta forjar una cadena defensiva frente a las sanciones de Estados Unidos y Europa, sorteando punciones con los nuevos socios (Patnaik, 2023).

China e India han actuado como los principales socorristas de Moscú para contrarrestar las penalidades. Adquirieron especialmente el combustible que Rusia dejó de exportar a Alemania.

Pero ese contrapeso no resuelve el duro golpe que sufrió el sistema comercial y financiero del país por su marginación del sistema SWIFT. Ese dispositivo opera como una red global de 11.000 entidades financieras en 200 naciones. La desconexión de ese mecanismo -que ya fue padecida anteriormente por Irán- obliga a improvisar formas de enlace muy provisionales y encarecidas.

Para contrarrestar esa adversidad Moscú impulsa la creación de un instrumento alternativo al SWIFT y estima que la ampliación de los BRICS facilitará esa iniciativa (Tyson, 2024). Los participantes de la cumbre de Kazán (2024) concibieron varios dispositivos de esa eventual estructura (BRICS Bridge, BRICS Clear). También consideraron la creación de una compañía de seguros para apuntalar la solvencia de esa red de pagos.

Aunque Rusia tiene una economía con menor articulación externa que sus socios, su cadena de suministros quedó muy afectada por las sanciones euroamericanas. La ampliación de los BRICS facilita la sustitución de proveedores, clientes y mercados, que Moscú inició al comienzo de la guerra de la Ucrania. Ese reemplazo le permitió sostener el crecimiento del PBI en el escenario bélico y con los nuevos socios espera contrarrestar las presiones de Occidente (Sakwa, 2021).

RESURGIMIENTO NEODESARROLLISTA

India, Brasil y Sudáfrica conforman un trío menor de envergadura, frente a los dos gigantes que comandan los BRICS. Aspiran a intervenir en la asociación como líderes y voceros de tres regiones del planeta. Auspician posturas de menor tensión con Occidente, toman distancia de la tensión geopolítica de Rusia con Estados Unidos y se desmarcan de la batalla económica sino-americana.

Los tres países desenvuelven una estrategia dual de afianzamiento de vínculos con los dos conductores del grupo y de preservación de nexos con las grandes potencias de Occidente. India participa de una alianza militar con Estados Unidos en Asia, Sudáfrica es muy sensible a las presiones de la embajada yanqui y Brasil nunca rompe el estatus quo con Washington.

Para mantener su influencia dentro de los BRICS, el trío hizo valer su lugar preferencial de fundadores ante la llegada de nuevos miembros. Los ingresantes participan como socios del BRIC plus, sin contar con las atribuciones que preserva el quinteto original en la toma de decisiones y en la distribución de cargos. Brasil e India pugnaron por limitar la incorporación de miembros que podían ensombrecer su protagonismo (Stuenkel, 2024).

Con esa tónica Lula se dispone a tomar la posta anual rotativa de la conducción del grupo, en el próximo cónclave de Río de Janeiro. Desde esa dirección fijará la agenda, apostando a un mayor equilibrio con Occidente que el propiciado por Putin, en el evento anterior de Kazán.

Por un lado, Lula participó en Moscú de la celebración del 80 aniversario de la victoria sobre el nazismo, compartiendo las denuncias contra la ultraderecha actual. Pero, por otra parte, el mandatario brasileño convoca a no confrontar con Trump, tendiendo puentes en la tensa relación de Moscú con Washington.

La diplomacia de Itamaraty propicia ese perfil para el próximo evento, en sintonía con discursos de Lula, que subrayan posicionamientos internacionales más conciliadores (El País, 2025). Su principal mensaje convoca a ¨favorecer el interés de todos, sin estar contra nadie¨ (O Globo, 2025).

Obviamente esa equidistancia es una ficción, que ilustra el interés de Brasil por mantener abiertos los puentes con las potencias hostiles a los BRICS. Esa misma actitud adoptó el gobierno de Sudáfrica, cuando actuó como huésped del cónclave de Johannesburgo (2023). La misma búsqueda de un lugar intermedio es más visible en el caso de India, que no olvida sus viejos conflictos bélicos con China y su ambivalente relación con Rusia.

Pero la incidencia del trío no se limita al protagonismo de esos países en América Latina, África y Asia. Ilustra también el peso creciente de las naciones situadas en las franjas intermedias de la economía mundial. Ese lugar es compartido por algunos ingresantes al grupo (Egipto, Irán), por otros candidatos a incorporarse (Indonesia) y ciertos jugadores que coquetean con el bloque (Turquía).

En todos estos casos se verifica la pretensión neo desarrollista de impulsar polos de crecimiento zonal, con políticas industrialistas de mayor intervención reguladora del

Estado (Optenhogel, 2024). Ese viraje hacia estrategias keynesianas fue anticipado en el Sudeste Asiático por Malasia y Corea del Sur y despunta como la tónica actual de los BRICS. Es un perfil que explica la atracción que despierta esa asociación, entre los países que retoman el industrialismo.

Es importante registrar este cambio, para conceptualizar la presencia de un escenario muy distinto a los años de euforia neoliberal y cenit de la globalización. Ese contexto ha mutado y repetir diagnósticos añejos obstruye la comprensión del significado actual de los BRICS.

27-6-2025
______________________
1Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

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REFERENCIAS

-Delcourt, Laurent (2024). BRICS+: una perspectiva crítica, BRICS+: une alternative


-García, Ana (2025). Building BRICS Challenges and opportunities for South-South

collaboration in a multipolar world, https://www.tni.org/en/article/building-brics

-Optenhogel, Uwe (2024). BRICS: de la ambición desarrollista al desafío geopolítico

https://nuso.org/articulo/310-BRICS/

-Prashad, Vijay (2023). On BRICS & Why Global South Cooperation Is Key to

Dismantling Unjust World Order


-Roberts, Michael (2024). No hay vuelta atrás hacia Bretton Woods para la economía

mundial FMI, BRICS+ y la economía capitalista mundial

https://sinpermiso.info/textos/fmi-y-brics-no-hay-vuelta-a-bretton-woods

-Ding Yifan (2024) ¿Qué impulsa el debate sobre la desdolarización entre los países BRICS? Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-desdolarizacao/

-Gao Bai (2024). De la “reducción de riesgos” a la desdolarización: la moneda de los BRICS y el futuro del orden financiero internacional Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-desdolarizacao/

-Nogueira Batista Jr, Paulo (2024). Los BRICS y el desafío de la desdolarización Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-desdolarizacao/

-Bello, Walden (2025) A fractured world Reflections on power, polarity and polycrisis https://www.tni.org/en/article/a-fractured-world

-Tooze, Adam (2025). A fractured world Reflections on power, polarity and polycrisis https://www.tni.org/en/article/a-fractured-world

-Savin, Leonid (2024) Multipolaridad rugiente https://www.geopolitika.ru/es/article/multipolaridad-rugiente Apuntes 894-1. Geopolítica de América Latina

-López Blanch, Hedelberto (2023). Los BRICS en espiral ascendente Por Hedelberto López Blanch | 10/06/2023, https://rebelion.org/los-brics-en-espiral-ascendente/ -Patnaik, Prabhat (2023). Behind BRICS Expansion, September 4, https://www.networkideas.org/news-analysis/2023/09/behind-brics-expansion/

-De Sousa Santos B, (2024). Tercera guerra mundial, los BRICS y la salvación del planeta, OtherNews, 3 janvier. https://ilsa.org.co/2024/01/la-negociacion-con-estados-unidos/

-Katz, Claudio (2023). La crisis del sistema imperial, Edición virtual, Jacobin, Buenos Aires, https://jacobinlat.com/2023/09/29/la-crisis-del-sistema-imperial-2/

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-Tolcachier, Javier (2023). ¿Qué crece con el BRICS? https://rebelion.org/el-brics-crece-que-crece-con-el-brics/

-Amesty, José A, (2024). BRICS, alternativa para las economías emergentes Por Mg. José A. Amesty Rivera | 20/08/2024 https://rebelion.org/brics-alternativa-para-las-economias-emergentes/

-Marcó del Pont, Alejandro (2024). BRICS: las guerras comerciales son guerras de clase https://rebelion.org/brics-las-guerras-comerciales-son-guerras-de-clase/

-Tyson, Kathleen (2024) How can BRICS de-dollarize the financial system? 24-11-03


-Sakwa, Richard (2021). Comprender el pensamiento estratégico ruso El mundo visto desde Moscú 13/12/2021



-Stuenkel, Oliver (2024). El equilibrio entre los BRICS y Brasil se está volviendo cada vez más difícil, https://www.americasquarterly.org/article/brazils-brics-balancing-act-is-getting-harder

-O Globo (2025) Brasil quer evitar que agenda do Brics seja vista como contrária a Trump, https://oglobo.globo.com/economia/noticia/2025/03/28/brasil-quer-evitar-que-agenda-do-brics-seja-vista-como-contraria-a-trump.ghtml

-Marcó del Pont, Alejandro (2025). No es un ataque a los BRICS, pero se parece tanto 23/06/2025 https://rebelion.org/no-es-un-ataque-a-los-brics-pero-se-parece-tanto/

-El País (2025). Los BRICS debaten en Brasil su respuesta a la guerra arancelaria declarada por Trump, https://elpais.com/america/2025-04-28/los-brics-debaten-en-brasil-su-respuesta-a-la-guerra-arancelaria-declarada-por-trump.html

BRICS II: LOS DILEMAS DE LA DESDOLARIZACIÓN
Claudio Katz

RESUMEN

Los BRICS pretenden contrarrestar los desequilibrios que genera el financiamiento internacional gratuito de Estados Unidos. El imperialismo del dólar trastorna a todas las economías y ya indujo muchos intentos de protección, pero el quinteto aporta inéditos basamentos para ese sostén. La urgencia de Rusia para neutralizar sanciones, contrasta con el resguardo chino de su competitividad y la cautela del trío enlazado con Occidente. Pero todos están empujados a defender sus monedas contra la agresividad estadounidense. La desdolarización depende del boomerang que genera la belicosidad del declinante imperio norteamericano. Ese declive explica el ascenso de los BRICS.
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La desdolarización sobrevuela en todos los debates sobre los BRICS. El distanciamiento del dólar es un rumbo subyacente desde hace mucho tiempo, entre los miembros del grupo. India viene adquiriendo petróleo ruso en variadas monedas, de la misma forma que Moscú y Beijing comercian con rublos y yuanes en diversas áreas. Esta misma tendencia se observa en otros países.

LA OBSOLETA TIRANÍA DEL DOLAR

En numerosas regiones del mundo se afianza el propósito de evitar los efectos nocivos que genera el predomino de la moneda estadounidense. Esa supremacía implica un imperialismo del dólar, que le permite a la primera potencia exportar sin ningún costo todos sus desequilibrios.

Desde hace décadas Estados Unidos financia su descomunal déficit fiscal, mediante la emisión internacional de su propio billete, o a través del endeudamiento con su propia moneda. Ese privilegio le permite solventar el enorme gasto militar en que asienta su poder. Sin esa subvención externa no habría podido sostener su dominación (Hudson, 2023).

La deuda pública -que Estados Unidos recicla a través de ese mecanismo-superó recientemente otro récord, alcanzando el 130% del PBI (2024). Los pagos de intereses ya excedieron el presupuesto militar oficial, que oscila en torno al billón de dólares (Ding Yifan, 2024).

El efecto económico inmediato de esa transferencia es tremendo para el sinnúmero de países que solventa esa carga. Al comerciar y financiarse con dólares convalidan y remuneran el despotismo de ese billete, receptando todos los desequilibrios que desata la Reserva Federal. Cada suba de la tasa interés o cada medida de apreciación-desvalorización de esa divisa convulsiona al resto del mundo.

En los años que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial, esas prerrogativas del dólar se asentaban en la primacía objetiva de la economía estadounidense. Ese país manejaba la moneda internacional, porque detentaba la mitad de la producción industrial del planeta, el control del comercio y el predomino total de las finanzas. Cuando en 1960-70 esa superioridad quedó erosionada, Estados Unidos mantuvo su poder monetario con decisiones unilaterales cimentadas en su dominio imperial y la sumisión de los aliados.

La inconvertibilidad el dólar frente al oro (1971) inició ese manejo despótico, sin respaldo objetivo de la moneda internacional. Una vez perdidas las tres cuartas partes de las reservas áureas que detentaba en 1950, la Reserva Federal continuó emitiendo dólares sin sustento metálico. Para evitar el potencial desbarranque de esa moneda, concertó un acuerdo con Arabia Saudita y los principales exportadores de crudo, para reciclar el superávit petrolero con bonos del tesoro estadounidenses. Ese compromiso permitió preservar el reinado de la moneda norteamericana.

Los petrodólares aseguraron esa supervivencia, junto a la complementaria obstrucción que impuso Washington, a todos los intentos de acotar el predominio artificial del dólar. El bloqueo a las iniciativas para introducir una canasta de monedas sustitutas gestionadas por el FMI (Degs), fue la invariable prioridad de la Reserva Federal.

La desdolarización que ahora discuten los BRICS, constituye un nuevo intento de protección de la tiranía de Washington. Retoma los ensayos de cobertura ensayados en las últimas décadas por las principales economías del mundo. Todas pretenden contrarrestar la desestabilización que genera la importación de los desequilibrios financieros estadounidenses. Algunos países padecen manejables turbulencias cambiarias, pero otros afrontan corridas y fugas de capital de gran escala (Patnaik, 2023).

COBERTURAS EN EXPANSIÓN

Rusia y China comenzaron a encabezar el dispositivo defensivo, mediante la utilización de sus propias monedas en gran parte de su intercambio comercial. Han convertido esa experiencia, en el cimiento de un giro desdolarizador para todos los BRICS. Sus especialistas diseñaron distintas alternativas para financiar el comercio intra-BRICS con signos monetarios del grupo. Últimamente evaluaron un cronograma de progresiva autonomización del dólar, mediante un mecanismo denominado BRICS Clear (Sapir, 2024).

El grupo transita por un sendero afín al ensayado por otros países del Sudeste Asiático y del bloque del ASEAN, que también acordaron comerciar con monedas propias. Todos buscan la misma reducción de riesgos, mediante el paulatino desacople de una moneda internacional, actualmente sometida a fuertes presiones de pérdida de valor. La inflación -en fuerte expansión en Estados Unidos- introduce un gran deterioro al reinado del dólar.

Esa creciente vulnerabilidad de la moneda yanqui se refleja también en la revalorización del oro y en el redescubrimiento de esa reserva como potencial patrón monetario. El metalismo reaparece como opción a la crisis del dólar, haciendo valer su histórico papel de sustento objetivo de las transacciones internacionales. Al igual que la plata opera como refugio inmediato ante los temblores financieros, pero acompaña también la centralidad que asumen las principales materias primas (granos, petróleo), como eventuales soportes de sistemas sustitutivos del dólar.

Tanto en los BRICS como fuera de ese grupo, la búsqueda de ese reemplazo persiste desde hace tiempo como un tema de evaluación. Las advertencias de Keynes, cuando se oponía a convalidar la monarquía del dólar propiciando una moneda de gestión mundial resuenan una otra y vez. Anticipó la previsible desestabilización, que generaría la primacía mundial de un signo monetario administrado con parámetros nacionales. Todos los proyectos de desdolarización reconsideran esa alerta (Desai, 2024).

Los BRICS ya reúnen las condiciones objetivas para embarcase en la gestación de una nueva moneda. Conforman una alianza económica que alberga al 42% de la población mundial. Generan el 31,5% del PIB mundial (PPA) frente al 30,7% del G7, con pronósticos de ampliación de esa brecha al 37,9% contra 27,8% en el 2028. Si se observa el ritmo de expansión de los últimos años esas previsiones resultan conservadoras (Casari, 2023).

El crecimiento de los BRICS no solo duplica al G7, sino que también incluye un gran fortalecimiento de su propia configuración. Mientras el comercio global aumentó a un ritmo del 3% anual en la última década, el intercambio intracomunitario del grupo se elevó al 10,7% anual (Telesur, 2025). Todos los datos confirman la existencia de un basamento productivo ya vigente para erigir un signo monetario.

El paralelo con el curso seguido por la Unión Europea es una referencia de muchos análisis. El euro se instauró en el 2002 al cabo del largo entrelazamiento industrial inaugurado en 1957 con la Comunidad Económica Europea. Estos 45 años más que duplican el período de existencia de los BRICS y aportan un indicador temporal del pasaje de la integración económica al enlace monetario.

Para contrarrestar la inflación importada que transfería el dólar, Europa recurrió primero a una gestión compartida de sus numerosos billetes (denominada ¨serpiente monetaria¨), luego se ancló en el marco y finalmente erigió el euro.

Los BRICS no administran aún sus monedas en común y no tienen siquiera en carpeta la creación de un Banco Central del grupo (Hudson, 2023). Esa carencia abre serios interrogantes sobre la forma en que podría despuntar su moneda. No se sabe qué país que aportaría la jurisdicción y la consiguiente seguridad para administrar esa transición (Tyson, 2024). Las alternativas en debate toman en cuenta esas restricciones, pero están sobre todo condicionadas por la variedad de necesidades que afrontan los miembros del grupo.

RITMOS Y PRIORIDADES DIVERGENTES

Rusia es la principal promotora de acciones rápidas y efectivas para consumar la desdolarización. Esa urgencia deriva de las sanciones, que obligaron al país a comerciar con su propia moneda. Desde el 2022 las exportaciones de petróleo y gas a India, China y Turquía debieron lidiar con esa necesidad de formas alternativas de pago.

En el cónclave de Kazán, Moscú puso en discusión distintas opciones para avanzar en la desdolarización, auspiciando especialmente un sistema de multi divisas (Rahme, 2024). Conectó esa iniciativa a la ampliación de los BRICS, evaluando que un proceso acelerado de integración de nuevos miembros, brindaría el soporte económico y geográfico requerido para viabilizar el nuevo régimen monetario.

Algunos proyectos de Rusia contemplan la restauración del oro como sostén monetario, previendo la continuada depreciación del dólar frente a ese resguardo. Otras iniciativas privilegian el petróleo, registrando la primacía ya exhibida durante décadas por los petrodólares, como cimientos estables de una moneda internacional. Esta evaluación toma en cuenta que, si los BRICS logran sumar a Arabia Saudita, el grupo incluirá a seis de los diez mayores productores de petróleo del mundo.

Pero esta urgencia de Rusia contrasta con la cautelosa postura que adopta China y su inclinación a avanzar con gran prudencia. Beijing continúa poseyendo 830.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y 2 billones de otros activos nominados en esa divisa. Cualquier desdolarización abrupta afectaría inmediatamente esas tenencias (Gao Bai, 2024). Ha buscado reducir en los últimos años esa exposición con ventas de títulos, pero mantiene en ese terreno un peligroso flanco.

Como China sería el soporte efectivo de cualquier desdolarización, evalúa con mucho cuidado el efecto de ese viraje sobre su economía. En el plano comercial parece factible, pero en el área financiera luce muy problemático. Mientras la sustitución del billete estadounidense para el intercambio de mercancías involucraría 46 billones de dólares, ese mismo reemplazo en el campo financiero exigiría instrumentos para gestionar 307 billones y China no está en condiciones de asumir esa administración.

El gigante asiático no tiene mercados, actividades bursátiles o instrumentos financieros disponibles, para proporcionar liquidez a esa escala. En todas esas áreas se encuentra muy lejos de poder competir con el dólar. Por esa razón, varios expertos estiman que el yuan (aún inconvertible) no sustituirá al dólar en un futuro previsible (Norton, 2024).

Pero el debate en Beijing no solo gira en torno a la factibilidad ese reemplazo, sino también a su conveniencia. Si China se embarca en comandar una moneda mundial afrontará el serio peligro de financiarizar su economía, al introducir los mecanismos de especulación bancaria que exigiría esa transición. Ese pasaje afectaría su perfil productivo, comenzando por una apreciación de su moneda que deterioraría la competitividad de sus exportaciones. La sustitución del dólar por el yuan entrañaría, en ese caso, un dudoso privilegio frente a una carga exorbitante (Nogueira, 2024).

Por esa razón, la dirigencia china auspicia por el momento una dinámica controlada y pausada de reducción del papel del dólar. Incentiva el intercambio con monedas sustitutivas, pero sin extender ese giro al ámbito de las finanzas.

Esta evaluación no es igualmente unánime, puesto que otros especialistas destacan la potencial solidez del yuan como ancla monetaria y observan el sendero seguido por el euro como un ejemplo a tomar en cuenta (Ding Yifan, 2024). El debate permanece abierto, tanto entre los expertos como en la dirección política del país.

ENLACES CON OCCIDENTE

En otros integrantes de los BRICS prima también la cautela, a partir de una coincidencia genérica en la conveniencia de la desdolarización. La idea de una acotada moneda de grupo -que sirva tan solo como unidad de cuenta en el comercio bilateral, para reducir los costos de operar con dólares- es un principio aceptado por todos los miembros.

Esa decisión podría ser acompañada con formas experimentales de una cesta de monedas, aportadas en proporción al peso relativo de los billetes nacionales de cada miembro del grupo. Esa opción implicaría introducir un sistema propio (BRICS pay), conformado por un combo del R5 (renminbi-yuan, rublo, real, rupia y rand). Pero la ausencia de un Banco Central y la consiguiente facultad de cada Estado para incidir en la cotización de su moneda, torna muy difícil la instrumentación de esta opción.

Más allá de las incontables variantes técnicas para avanzar hacia la desdolarización, Estados Unidos ejerce un freno indirecto a esa perspectiva, mediante presiones a los gobiernos más sensibles a sus demandas. Sudáfrica e India han demostrado esa atadura en reiteradas ocasiones.

El grado de acoplamiento que mantienen las clases dominantes de cada país del bloque con el padrino norteamericano, influye significativamente en una eventual desdolarización. El monto de inversiones, propiedades y patrimonios que esos sectores tienen afincados en el territorio estadounidense, tiende a inclinar la balanza en una u otra dirección (Varoufakis, 2024). Pero la actitud del imperio norteamericano es el dato más determinante de la dinámica en curso.

AGRESIONES SIN RESULTADOS

Trump inauguró su gestión con la amenaza de imponer aranceles del 100 % a los integrantes de los BRICS, que avancen en la creación de una divisa alternativa al dólar. Emitió ese anunció con la grandilocuente belicosidad que suele olvidar en sus galopantes retrocesos.

El ocupante de la Casa Blanca afirmó que ¨no nos quedaremos mirando la desdolarización¨ y presiona para bloquearla. Ansía ante todo la adaptación monetaria de China a su proyecto de recuperación hegemónica del dólar y demanda la apreciación del yuan, para facilitar una recomposición exportadora de Estados Unidos. Esa exigencia forma parte del paquete de aranceles, que hasta ahora negocia perdiendo terreno con Beijing.

La prioridad inmediata de Trump no son los BRICS ya constituidos, sino un candidato a su ampliación. Está embarcado en impedir que Arabia Saudita se sume al grupo, creando el mayor peligro inmediato de desdolarización. El ingreso de Riad a ese bloque pondría cuestión la continuidad de los petrodólares, como cimiento internacional de la divisa norteamericana.

La monarquía wahabita tiene en carpeta muchos proyectos de diversificación productiva, enlace comercial con China y consiguiente autonomía geopolítica de Washington. Trump pretende contrarrestar ese rumbo y habrá que ver si el reciente paquete de acuerdos suscriptos con la corte saudita, recompone el tradicional sometimiento de ese reinado. Riad mantiene un enigmático silencio en torno a su ingreso a los BRICS y pospone una estratégica decisión sobre esa inclusión.

En los hechos, Trump repite el mismo libreto de sus antecesores, para contrarrestar el declive económico de Estados Unidos con presión geopolítica y amenazas militares. Esa secuencia explica la propia relevancia actual de los BRICS. Estados Unidos no logra frenar la expansión de su desafiante, porque está internamente corroído por su retroceso (Wolff, 2024). El fracaso de las sanciones a Rusia constituye el ejemplo más reciente de esa impotencia.

Los BRICS irrumpen con mayor solidez en la actualidad porque Estados Unidos se cavó su propia fosa con la globalización. Apostó a recuperar supremacía con instrumentos financieros, comerciales y tecnológicos, pero terminó destruyendo su entramado industrial. Ese rumbo le costó la pérdida de dos millones y medio de empleos manufactureros y el quebranto de la sinergia entre la innovación tecnológica y el desenvolvimiento fabril. La financiarización, el estancamiento de los ingresos y la sobre extensión del poder militar potenciaron un deterioro que actualmente aprovechan los BRICS (Bello, 2025).

La magnitud de ese retroceso ha derivado en la próxima y potencial coronación del quinteto ampliado, como el principal entramado del PBI global. A diferencia del pasado, la Tríada confronta con un rival económico de peso. Debe lidiar con un adversario muy alejado del estancamiento que afectaba al denominado bloque socialista, comandado por la URSS.

Trump cuenta con pocas cartas para contener el avance de los BRICS, porque ese ascenso despunta por el fracaso del viejo hegemón. Toda la geopolítica contemporánea está signada por los fallidos intentos de Estados Unidos, para contrarrestar su retroceso con agresiones externas.

El resultado de esas acciones ha sido un boomerang que agravó el declive de la primera potencia. Lo ocurrido en Irak, Afganistán primero y en Ucrania en la actualidad han sido determinantes de esa adversidad. Este escenario subyacente explica el fuerte despunte de la desdolarización.

Ningún integrante de los BRICS estaba inicialmente interesado en el corte del reinado de la divisa estadounidense. Pero todos están empujados a avanzar hacia esa ruptura, para defender sus propias monedas contra la agresividad yanqui. La desdolarización es una tendencia generada por la presión de Washington y no por iniciativas de los afectados por esa coacción. Rusia reacciona frente a las sanciones siguiendo la misma secuencia que transitó Irán.

También China evalúa ese camino contra su voluntad. Cuenta con una moneda aún irrelevante en las transacciones globales, mantiene un enorme superávit comercial con el gran consumidor estadounidense y sostiene significativas franjas de capitalistas, que invierten en dólares, propiedades y activos de Wall Street. Son las demandas que Washington aumenta para lidiar con su propio declive, lo que empuja a sus competidores a responder con apuestas más desafiantes.

De ese diagnóstico se deduce que un eventual curso desdolarizador está muy conectado a la dinámica de boomerang, que corona el grueso de las agresiones estadounidense. Los artífices de ese giro intentan eludirlo, pero siguen empujados (u obligados) a instrumentarlo. Un proceso lento y concertado de pasaje a otro sistema monetario puede ser precipitado por la enceguecida presión estadounidense para preservar su primacía imperial (Garcés, 2024)

EL DECLIVE COMO EXPLICACIÓN

El trasfondo del protagonismo logrado por los BRICS es el retroceso norteamericano, el desplazamiento del centro de gravedad económica a Oriente y la consolidación del contexto multipolar (Sader, 2025). Los autores que amoldan sus interpretaciones a esos parámetros han demostrado mayor capacidad de previsión que sus antagonistas.

Más allá de los innumerables vaivenes de su evolución, los BRICS se han afirmado al cabo de veinte años en el escenario mundial. Quiénes lograron registrar en forma anticipada ese resultado tuvieron en cuenta el retroceso estructural de Estados Unidos, como dato ordenador de la dinámica contemporánea (Escobar, 2017). Recurrieron también a esa brújula para avizorar el surgimiento de los BRICS Plus.

Por el contrario, las miradas que subrayaron las inconsistencias y debilidades del quinteto inicial, pronosticaron un fracaso que no se ha verificado (Rodrik, 2015). Lo que está en juego no es quién construye una Bola de Cristal para detectar el futuro, sino cuál es el criterio analítico que se debe utilizar para evaluar las tendencias de largo plazo. La decadencia de Estados Unidos es el parámetro ordenador de esa caracterización.

La omisión (o desconsideración) de ese barómetro induce a mirar el árbol sin ver el bosque. Registra datos reales, pero no logra conectarlos a los procesos subyacentes de mayor relevancia. En ese enfoque la desdolarización de los BRICS es por ejemplo descartada como una quimera o como un devenir inimaginable, utilizando indicios coyunturales de lo sucedido en cierta Cumbre.

Esa mirada pone el acento en los cortocircuitos que separaran a los miembros del quinteto, resalta su impotencia, remarca su subordinación a Occidente o señala el divorcio entre retórica y práctica efectiva de los BRICS. Con el foco puesto en esos episodios, se pierde de vista que el declive de Estados Unidos es el factor determinante de los acontecimientos. Ese retroceso explica la creciente gravitación de sus adversarios.

La atención en las divisiones internas de los BRICS es el tema predilecto de la prensa occidental, que minimiza los logros del grupo y agiganta sus desavenencias. Suele remarcar el pragmatismo pro occidental de Brasil o Sudáfrica, las persistentes tensiones entre India y China, la vieja enemistad entre Rusia y China y las inmanejables disputas que introducirá la llegada de Irán o Egipto.

Pero por sí mismas esas controversias no dicen nada y tan solo constatan la variedad de intereses en disputa al interior de cualquier alianza. Basta observar el tipo de conflictos transatlánticos que actualmente corroe a la OTAN o la magnitud de la fractura que ha introducido Trump en el bloque occidental, para notar que los choques son datos de cualquier entramado.

Los defensores de los BRICS responden a la hostilidad occidental, ponderando el meritorio encuentro de una gran variedad de países bajo el paraguas de una organización común. Pero tampoco este vago señalamiento esclarece las tendencias en curso.

Lo importante es registrar si los conflictos en ciernes quebrantan o no los bloques en cuestión. Al cabo de dos décadas, los BRICS se ha ampliado en lugar de estallar, demostrando que el signo predominante es la permanencia. El registro del declive estructural de Estados Unidos permite comprender las causas de esa continuidad.

27-6-2025.


REFERENCIAS

-Hudson, Michael (2023). ¿Cómo funcionaría realmente un banco BRICS+? 31/10/2023, https://www.nodal.am/2023/10/como-funcionaria-realmente-un-banco-brics-por-michael-hudson/

-Ding Yifan (2024) ¿Qué impulsa el debate sobre la desdolarización entre los países BRICS? Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-desdolarizacao/

-Patnaik, Prabhat (2023). Behind BRICS Expansion, September 4, https://www.networkideas.org/news-analysis/2023/09/behind-brics-expansion/

-Sapir, Jacques (2024) Los BRICS desafían el orden occidental 4.11-2024


-Tyson, Kathleen (2024) How can BRICS de-dollarize the financial system? 24-11-03


-Desai, Radhika (2024). How can BRICS de-dollarize the financial system? 24-11-03 https://geopoliticaleconomy.com/2024/11/03/brics-dedollarize-financial-system/ -Casari, Fabrizio (2023). BRICS, el acrónimo se convierte en proyecto https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/08/29/pensamiento-critico-brics-el-acronimo-se-convierte-en-proyecto/

-Telesur (2025) BRICS consolida su poder global: Crecimiento económico duplica al del G7 19 junio, https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/06/19/internacionales-brics-consolida-su-poder-global-crecimiento-economico-duplica-al-del-g7/ -Hudson, Michael (2023). ¿Cómo funcionaría realmente un banco BRICS+? 31/10/2023, https://www.nodal.am/2023/10/como-funcionaria-realmente-un-banco-brics-por-michael-hudson/

-Rahme, Alfredo Jalife (2024). La ‘cumbre de la desdolarización’ de los BRICS Por Alfredo Jalife Rahme 2024 https://portalalba.org/temas/economia/la-cumbre-de-la-desdolarizacion-de-los-brics/

-Gao Bai (2024). De la “reducción de riesgos” a la desdolarización: la moneda de los BRICS y el futuro del orden financiero internacional Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-desdolarizacao/

-Norton, Ben (22024) How can BRICS de-dollarize the financial system? 24-11-03 https://geopoliticaleconomy.com/2024/11/03/brics-dedollarize-financial-system/

-Nogueira Batista Jr, Paulo (2024). Los BRICS y el desafío de la desdolarización Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-desdolarizacao/

-Ding Yifan (2024) ¿Qué impulsa el debate sobre la desdolarización entre los países BRICS? Wenhua Zongheng Volumen 2, Edición 1 https://thetricontinental.org/es/wenhua-zongheng-2024-1-editorial-brics-desafio-- desdolarizacao/

-Varoufakis, Yanis (2024): “Los señores tecnofeudales son la nueva clase dominante”, julio 7 https://tektonikos.website/yanis-varoufakis-los-senores-tecnofeudales-son-la-nueva-clase-dominante/

-Wolff, Richard (2024). The End of the US Empire and the Denial of the US, and the Rise of China and BRICS, 15, 11 https://scheerpost.com/2024/11/15/richard-wolff-the-end-of-the-us-empire-and-the-denial-of-the-us-and-the-rise-of-china-and-brics/

-Bello, Walden (2025) A fractured world Reflections on power, polarity and polycrisis https://www.tni.org/en/article/a-fractured-world

-Garcés, Homar (2024) Los BRICS y la vigencia del orden capitalista https://rebelion.org/los-brics-y-la-vigencia-del-orden-capitalista/ 01/11/2024

-Sader, Emir (2025). El ascenso de los BRICS y el declive de Estados Unidos https://www.pagina12.com.ar/836583-el-ascenso-de-los-brics-y-el-declive-de-estados-unidos

-Escobar, Pepe (2017) ¿Futuro golpe mortal al dólar? La verdadera bomba de los BRICS 09/09/2017 https://rebelion.org/la-verdadera-bomba-de-los-brics/

-Rodrik, Dani (2015). Los países emergentes no eran tan buenos antes, pero tampoco son tan malos ahora 16, agosto de La Naciòn https://www.lanacion.com.ar/economia/los-paises-emergentes-no-eran-tan-buenos-antes-pero-tampoco-son-tan-malos-ahora-nid1819453/

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