"En el caso de las mujeres, éstas tienen una respuesta inmunitaria, tanto innata como adaptativa, más robusta y potente que en los hombres..."
¿Cómo nos defendemos de los agentes patógenos?
Archivo - Signos de género para hombres y mujeres sobre bloques de madera sobre una mesa ds- DEVENORR/ ISTOCK - ARCHIVO
MADRID, 27 Dic. (EDIZIONES) -
¿Cómo nos defendemos de los agentes patógenos? Pues tenemos varias 'herramientas'. En primer lugar, nuestra primera barrera de defensa son la piel y las mucosas. Después, se encontraría la respuesta inmunitaria propiamente dicha, la innata (aquella que se activa de manera inmediata y es inespecífica) y la adaptativa (genera memoria frente a lo que hay que defenderse).
"En el caso de las mujeres, éstas tienen una respuesta inmunitaria, tanto innata como adaptativa, más robusta y potente que en los hombres, y está determinada por las hormonas sexuales, entre otras cosas, de manera que son más eficaces respondiendo frente a infecciones y a vacunas", afirma en una entrevista con Europa Press Infosalus Elena Campos Sánchez, doctora en Biociencias moleculares, investigadora postdoctoral asociada a proyecto en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid del CSIC, y especializada en el estudio del desarrollo y función del sistema inmunitario.
Así, insiste en que la respuesta inmunitaria tiene diferencias asociadas al sexo, unas diferencias que se manifestarán conforme vamos creciendo, cuando nos reproducimos, y sobre todo cuando envejecemos. "A efectos de la respuesta inmunitaria tanto el sexo, como el género, influyen. Desde la exposición y transmisión de microorganismos a la respuesta inmunitaria que responde en consecuencia", remarca.
De hecho, la autora de 'Nuestro sistema inmunitario' (CSIC-Catarata) señala que hay patologías relacionadas con la respuesta inmunitaria, y que son características de un sexo u otro, como las enfermedades autoinmunes, más presentes en las mujeres (80%). "Al final es una cosa que lleva a la otra. Cuando tienes una respuesta más robusta en el caso de la adaptativa, tendrás también una mayor propensión a que si se equivoca el sistema inmunitario seas más propensa a desarrollar las enfermedades autoinmunes", sostiene Campos.
En concreto, apunta que por ejemplo, el síndrome de Sjörgen (ojos secos y boca seca) en un 95% de los casos las mayores afectadas son las mujeres, mientras que en el lupus eritematoso afecta a un 90% de mujeres, o la enfermedad tiroidea inmunitaria, con un 85% de casos femeninos.
Esta investigadora del CSIC recuerda en el libro que gracias a los modelos animales de enfermedades humanas, se ha demostrado que el tratamiento con las hormonas masculinas, los andrógenos, se puede retrasar, por ejemplo, la aparición de lupus en ratonas. "Este hecho, junto a otros estudios, demuestra el impacto del sexo en el desarrollo y la función del sistema inmunitario, tanto en condiciones de salud como de enfermedad", añade.
EL CURIOSO CASO DEL VIH Y LA VACUNACIÓN
Por otro lado, menciona que las mujeres tienen el doble de posibilidades de sobrevivir frente a un cáncer maligno que los hombres, y también suele ser habitual que las mujeres generen una mejor respuesta de anticuerpos frente a las infecciones, y frente a la vacunación que los varones.
Elena Campos destaca el curioso caso del VIH, donde las mujeres infectadas presentan una carga viral en sangre significativamente menor que los hombres, "lo que significa que ellas controlan mejor la enfermedad".
"Para defenderte de ataques infecciosos, como puede ser el VIH, el cuerpo desarrolla una respuesta inmunitaria que, en el caso de las mujeres, suele verse más favorecida; igual que en la respuesta a las vacunas, donde se obtiene una respuesta mediada por anticuerpos y de inmunidad celular más robusta en el caso de las mujeres", agrega.
En este contexto, esta experta recuerda que va variando la respuesta inmunitaria a medida que maduramos, y no es lo mismo en un bebé que cuando nos hacemos adultos. En el caso de las mujeres, dice que como nos vemos más sometidas a cambios hormonales, como la menopausia, por lo que en estos casos hay un gran número de variaciones.
"Pero también está el tema de la edad, de forma que, a medida que envejecemos, la robustez de la respuesta inmunitaria comienza a debilitarse; de ahí que para muchas estrategias de vacunación sean específicas para diferentes rangos de edad. Sobre todo en el envejecimiento, donde la respuesta inmunitaria no es tan potente, y con lo cual necesitas unas vacunas adaptadas a este segmento de la población, algo que ya se hace con las vacunas de la gripe", concluye.
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