Algunas imágenes prehistóricas tardías se incorporaron a uno de los primeros sistemas de escritura inventados por el ser humano
Un sello cilíndrico (izquierda) y su diseño impreso en arcilla (derecha), que podrían ser parte de los inicios de la proto-escritura. / Crédito: Franck Raux / Musée du Louvre.
Pablo Javier Piacente
07 NOV 2024
Los orígenes de la escritura en Mesopotamia estarían relacionados con imágenes impresas en antiguos sellos cilíndricos, utilizados en tabletas de arcilla y otros artefactos sobre el año 4000 antes de Cristo: los sellos eran empleados en actividades comerciales de la época y serían los precursores de la proto-escritura.
Un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad de Bolonia, en Italia, concluye que los orígenes de la escritura en Mesopotamia pueden rastrearse hasta el cuarto milenio antes de Cristo, hace aproximadamente unos 6.000 años atrás: en ese momento, una serie de grabados utilizados en sellos comerciales incluían imágenes heredadas de la prehistoria tardía, que conformaron una simbología específica y pueden entenderse como los inicios de la proto-escritura.
Los especialistas italianos describen en la investigación, publicada recientemente en la revista Antiquity, que los hallazgos abren nuevas perspectivas para comprender el nacimiento de la escritura y pueden derivar en renovadas hipótesis sobre los significados de los diseños en sellos cilíndricos de esa época. Además, permitirán descifrar muchos signos aún desconocidos en proto-cuneiforme, la primera escritura desarrollada que consta de cientos de signos iconográficos.
Sellos y signos que iniciaron un proceso que cambió a la humanidad
"El salto conceptual del simbolismo de la pre-escritura a la escritura es un desarrollo significativo en las tecnologías cognitivas humanas. La invención de la escritura marca la transición entre la prehistoria y la historia, y los hallazgos de este estudio cierran esta división al ilustrar cómo algunas imágenes prehistóricas tardías se incorporaron a uno de los primeros sistemas de escritura inventados", destacó en una nota de prensa la científica Silvia Ferrara, una de las autoras del nuevo estudio.
Uruk fue una de las primeras ciudades en surgir en la Mesopotamia y se convirtió en un punto clave a lo largo del cuarto milenio antes de Cristo, ejerciendo una fuerte influencia sobre una gran región, que se extendió desde el suroeste del actual Irán hasta el sureste de Turquía. En esa zona se crearon sellos cilíndricos, confeccionados en piedra y grabados con una serie de diseños.
Los cilindros se enrollaban sobre tabletas de arcilla, dejando una impresión estampada de cada motivo. Fueron empleados como parte de un sistema contable para rastrear y registrar la producción, almacenamiento y transporte de diversos bienes de consumo, principalmente productos agrícolas y textiles.
Registros contables y símbolos
Fue en ese contexto en el cual surgió el proto-cuneiforme: una forma arcaica de escritura compuesta por cientos de signos pictográficos. De la misma forma que los sellos cilíndricos, el proto-cuneiforme se utilizó para la contabilidad, aunque su uso está documentado principalmente en el sur de Irak. Al parecer, el sistema de sellos funcionó como un precursor del proto-cuneiforme, abriendo el camino para la posterior irrupción de la escritura, entre el 3500 y el 3200 antes de Cristo.
De acuerdo a un artículo publicado en Live Science, algunos de los sellos examinados en la nueva investigación datan del año 4400 antes de Cristo, o sea más de 1.000 años antes del desarrollo de la escritura. Los científicos descifraron motivos de sellos relacionados con el transporte de frascos y telas entre diferentes ciudades mesopotámicas, con la participación de distintas instituciones. Los investigadores sugieren que estos motivos se transformaron en signos proto-cuneiformes en los primeros escritos sobre el comercio y la economía de la época.
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Referencia
Seals and signs: tracing the origins of writing in ancient South-west Asia. Kathryn Kelley, Mattia Cartolano and Silvia Ferrara. Antiquity (2024). DOI:https://doi.org/10.15184/aqy.2024.165
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Fuente: