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“LA OTREDAD”, UN GRITO CONTRA EL RACISMO

Mediante el arte, es más probable que reaccionemos ante la dolorosa discriminación que, por nuestro racismo, les hacemos padecer a los negros


Una bailarina recita el poema “Me gritaron negra”, de Victoria Santa Cruz: “Tenía siete años apenas (…) De pronto unas voces en la calle me gritaron: ¡Negra! ¿Soy acaso negra?, me dije. Sí. ¿Qué cosa es ser negra? Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía. ¡Negra! Y me sentí negra. ¡Negra! Como ellos decían. ¡Negra! Y retrocedí. ¡Negra! Como ellos querían. ¡Negra!”.

Patricia Lara Salive
Escritora, periodista y activista por la paz – El Espectador

La Sexta Bienal de Danza celebrada la semana pasada en Cali fue un hit. Hay muchas obras de las presentadas, provenientes de Colombia y otros países, que merecen destacarse. Sin embargo, quiero referirme muy especialmente a La otredad: reconstruyendo identidades negras en Colombia, danza dirigida por Diana Paola Cortés Cuero y desarrollada por el Grupo Pacific Dance.

Esta es una organización étnica, artística y cultural que nació en Tumaco en 2012 con el fin de apoyar a niños y jóvenes vulnerables y en riesgo de involucrarse en la violencia desatada por los grupos armados que operan en el territorio.

En La otredad, un grupo de bailarines de raza negra protagonizan una obra extraordinaria que se convierte en un grito de dolor, rabia y arte contra el racismo y la opresión que han vivido los negros por los siglos de los siglos. Es así como bailarines y bailarinas del Pacífico nariñense, haciendo movimientos perfectos y uniformes acompasados al ritmo de tambores, usando atuendos llenos de colorido, bailan y recitan esa violencia que los ahoga y los oprime produciendo una protesta asombrosa y conmovedora.

“Yo no sabía que era negra; cuando digo no sabía que era negra no estoy hablando del color sino de lo que eso implicaba”, canta una bailarina en palabras de Victoria Santa Cruz. “Ya me han dicho que para ser negrita soy bonita”, dice otra. “Ya se han cruzado la calle por mi color de piel”, recita una más. “Ya me han dicho que soy de pelo malo”, protesta otra. “Ya me han dicho que no soy tan negro”, comenta un bailarín, todo mientras danzan al ritmo de ese sonido vibrante y avasallador de los tambores del Pacífico.

En otra escena, una bailarina recita el poema “Me gritaron negra”, de Victoria Santa Cruz: “Tenía siete años apenas (…) De pronto unas voces en la calle me gritaron: ¡Negra! ¿Soy acaso negra?, me dije. Sí. ¿Qué cosa es ser negra? Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía. ¡Negra! Y me sentí negra. ¡Negra! Como ellos decían. ¡Negra! Y retrocedí. ¡Negra! Como ellos querían. ¡Negra!”.

Otro bailarín de piel un poco más clara canta un texto de Pacific Dance y baila en contorsiones acompasadas al ritmo de tambores: “Hoy voy a hablar de mis privilegios. Como ven, tengo la nariz perfilada, el cabello suelto y la piel más clara, ante los ojos de muchos no soy negro. Privilegios que me ponen en una posición social más alta y me permiten codearme con la élite de la sociedad; privilegios que me permiten acceder a beneficios de salud, educación, infraestructura y riquezas, a los que ustedes jamás podrían acceder, privilegios...”.

Para terminar, el grupo entero canta y baila: “Reescribo la historia para contar las verdades de los pueblos negros; reescribo la historia para reafirmar el orgullo de nuestros ancestros; reescribo la historia para resaltar la belleza negra; reescribo la historia para defender nuestros derechos; reescribo la historia para que se acabe esta guerra; reescribo la historia para motivar a otros a luchar; reescribo la historia para que conozcan nuestro punto de vista (…); reescribo la historia para que otros puedan alcanzar sus sueños (…); reescribo la historia para sentirnos escuchadas; reescribo la historia para que todo esto se acabe; reescribo la historia para que otros puedan leerla…”.

Ojalá La otredad se presente en muchos escenarios pues, mediante el arte, es más probable que reaccionemos ante la dolorosa discriminación que, por nuestro racismo, les hacemos padecer a los negros.

Edición 851 – Semana del 18 al 24 de noviembre de 2023

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