La corriente de radiación solar ionizó la atmósfera superior de la Tierra, causando pequeños apagones de radio en diferentes partes del continente americano
Pablo Javier Piacente
El Sol lanzó recientemente una llamarada de clase X, una de las más poderosas que puede emitir, desencadenando un "tsunami solar" y una extraña onda de choque en su superficie. El fenómeno provocó apagones de radio en la Tierra y su impacto generó un fuerte estruendo, creando una misteriosa "música" abrasadora.
El 17 de febrero, una mancha solar arrojó una sorpresiva llamarada de clase X, una de las más potentes que es capaz de producir el Sol. La gigantesca explosión derivó en un "tsunami solar", un fenómeno poco visto en la superficie del astro rey, liberando un intenso estallido de radiación que provocó apagones de radio en distintos sectores de América, los cuales se mantuvieron por alrededor de una hora.
De acuerdo a un artículo publicado en Live Science y a información aportada por SpaceWeather.com, la llamarada nació a partir de una mancha solar denominada AR3229, que se había formado recientemente. Los pronósticos de tormentas solares realizados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, según sus siglas en inglés) habían indicada una posibilidad menor de una llamarada de clase X, pero en realidad estaban más concentrados en la potencial amenaza directa de la mancha solar AR3226, dadas sus enormes dimensiones.
MANCHAS, LLAMARADAS Y TSUNAMIS EN EL SOL
Una mancha solar es una zona del Sol que presenta una temperatura más baja que sus regiones contiguas, y caracterizada al mismo tiempo por una intensa actividad magnética. En este caso, AR3226 provocó una explosión estelar que tomó por sorpresa a los astrónomos, alcanzando una magnitud que permitió clasificarla como una llamarada solar de clase X, la más intensa en su tipo. Las llamaradas solares se dividen en categorías de menor a mayor magnitud, que incluyen las tipologías A, B, C, M y X. Cada categoría es, como mínimo, 10 veces más poderosa que la anterior.
A su vez, la potente llamarada desencadenó una extraña clase de onda de choque conocida como “tsunami solar”, que se desperdigó rápidamente por la superficie visible del Sol, también conocida como fotosfera. Un “tsunami solar”, definido científicamente como una onda magnetohidrodinámica de modo rápido, es una gigantesca “ola” de plasma caliente que se traslada a una velocidad de hasta 901.000 kilómetros por hora a través de la superficie solar, alcanzando alturas de hasta 100.000 kilómetros, según datos de la NASA.
Al mismo tiempo, la llamarada y el “tsunami solar” estuvieron acompañados de un estallido de radio solar de Tipo II, que en líneas generales se trata de una corriente de radiación principalmente en las frecuencias de onda ultravioleta y de rayos X. Este estallido impactó contra la Tierra poco después de la emisión de la llamarada: la radiación ionizó la atmósfera superior de nuestro planeta, causando pequeños apagones de radio en algunas partes del continente americano, que se mantuvieron por alrededor de una hora.
El gráfico muestra las áreas afectadas por los apagones de radio generados por la llamarada solar. /CRÉDITO: NOAA.
EL SONIDO DE LA FURIA DEL SOL
Vale recordar que las ráfagas de radio solar se dividen en cinco categorías: el Tipo I es la más débil y el Tipo V es la más intensa. En este caso se trató de una emisión intermedia de Tipo II, por eso las consecuencias fueron menores. Pero si se hubiera tratado de un estallido de Tipo V, el fenómeno habría derivado en apagones de radio generalizados y duraderos en la Tierra.
Un radioastrónomo aficionado y científico ciudadano de Nuevo México logró capturar fortuitamente el espeluznante sonido provocado por el estallido de radio solar, al impactar contra la Tierra: la increíble “música” del evento está compuesta por la señal estática creada por la radiación, en el momento exacto en que colisiona contra la atmósfera terrestre.
Espectro de la llamarada solar. /SPACEWEATHER.
Audio: aquí, el increíble sonido de la explosión de radio golpeando la Tierra. Crédito: Thomas Ashcraft.
Los especialistas creen que el incremento en la frecuencia e intensidad de las erupciones solares está relacionado con el ingreso a una fase más activa del actual ciclo solar de 11 años, que debería alcanzar su punto máximo en 2025. En consecuencia, el aumento en la actividad del Sol también ha provocado que aparezcan más manchas solares en la fotosfera o superficie del astro rey.
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