SCI-INNOVACIÓN
Quizá suene a una idea descabellada, pero hay que poner todas las cartas sobre la mesa y una de ellas es la emulación cerebral, que es una tecnología por ahora especulativa en la que se reconstruyen las redes neuronales a través del escaneo de células cerebrales
Por: Ecoo sfera
El panorama que tenemos de la vida suele estar reducido por la ventana de tiempo tan corto que nos toca habitar en esta Tierra y aunque unas cuantas décadas parecen a veces una eternidad para el humano, la realidad es que la vida es completamente efímera. La existencia de las especies suele ser transitoria; evolucionan, se ramifican y luego se extinguen.
Aunque ciertamente hay especies de reptiles que llevan habitando el planeta prácticamente desde hace cientos de millones de años, la vida promedio de una especie de mamífero se limita a un millón de años. Y según lo que sabemos, el Homo sapiens lleva unos 300 mil años desde su aparición, por lo que es inevitable preguntarnos cómo será el futuro de los humanos, en caso de que lográramos sobrevivir como especie hasta el millón de años.
‘El hombre en el millón de años’
Adentrarse en los terrenos del futuro de los humanos, es meterse en materia de ciencia ficción pues se requiere de mucha imaginación para proyectar en lo que nos convertiremos. H. G. Wells era consciente de esto y fue el primero en darse cuenta de que los humanos podrían llegar a convertirse en algo completamente diferente.
En su icónico ensayo ‘El hombre en el millón de años’ publicado en 1883, Wells plasmó la imagen trillada ahora de figuras humanoides con cerebros gigantescos y cuerpos diminutos. Y más tarde también abordó la idea de que la especie humana podría dividirse en dos o más especies nuevas.
Si bien las ideas de Wells están más inclinadas hacia la ciencia ficción que a las teorías evolutivas, lo cierto es que la biología de las especies funciona de esta manera. Al parecer tenemos tres caminos ya previstos por Wells: extinguirnos, convertirnos en varias especies o evolucionar en algo completamente distinto.
Y aquí es donde se pone un poco interesante u oscuro, como quiera llamarle, pues resulta que uno de los ingredientes añadidos a la ecuación, es la biotecnología. Esta última no sólo se limita a la búsqueda del mejoramiento funcional de nuestro organismo, hablando en todos los sentidos desde el neuronal hasta el biomecánico, sino que también ha incursionado en la inteligencia artificial y la informática.
Modificación genética y el nacimiento de especies posthumanas
Hablar de lo que es naturalmente humano es meterse en una espiral sin salida, tal como lo dijo Michael Foucault en su icónico debate con Noam Chomsky. Tanto podemos decir que es antinatural el camino que hemos tomado hacia la tecnología, como también es posible decir que si sucedió fue precisamente porque formaba parte de la esencia natural del hombre.
El hecho es que existen principalmente dos posturas ante la biotecnología, la primera busca el mejoramiento del ser humano, ya sea a través de la modificación genética, el incorporamiento de dispositivos neuronales y biotecnológicos en el cuerpo, o de la inteligencia artificial. Mientras que la segunda mira con reserva el hecho de evolucionar con ayuda de la tecnología.
Es precisamente de esta segregación de donde podría surgir la posibilidad de dividirnos en especies que evolucionan de maneras distintas. Es plausible que si incluso las tecnologías que buscan alargar el promedio de vida y potenciar el funcionamiento del ser humano, se vuelvan baratas como ahora lo son los smartphones, existirá un grupo que personas que rechazará la idea de convertirnos en algo distinto.
A la larga la brecha entre ambas posturas podría distanciarse cada vez más, lo que crearía una serie de especies ‘posthumanas’ separadas de aquellos ‘humanos reales’. Quizá suene a una idea descabellada, pero hay que poner todas las cartas sobre la mesa y una de ellas es la emulación cerebral, que es una tecnología por ahora especulativa en la que se reconstruyen las redes neuronales a través del escaneo de células cerebrales.
Esto significa que es probable que en un futuro lejano se puedan crear más mentes artificiales por kilogramo de materia y vatios de energía solar que mentes humanas. Esto ya es suficiente para establecer una diferenciación abismal entre una especie y la otra.
Claro que todo este escenario es meramente especulativo, pero se torna un poco escalofriante pensar que alguno de estos futuros pudiera llegar a concretarse en caso de que logremos sobrevivir como especie a los problemas que ahora mismo enfrenta el planeta. Por ahora lo único que nos queda es cuestionarnos si nos estamos encaminando hacia donde realmente queremos como especie y habitantes del planeta.
___________
Fuente: