La trampa en el subsidio del 50 % para la prima y el auxilio a los despedidos
En la alocución de ayer el títere Duque, se mostró muy “generoso y solidario” con los trabajadores cuando anunció subsidiar el 50 % de la prima para los asalariados que devengan un salario mínimo y un auxilio para los despedidos de la pírrica cifra de $160.000. Pero así mismo les dejó las manos libres a los capitalistas para pagar el restante de la prima por cuotas; obviamente el Ministro de Trabajo saludó la iniciativa y, por supuesto, también recibió el aplauso del presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal.
Tales medidas en apariencia a favor de los trabajadores, son realmente beneficiosas para los capitalistas, pues tácitamente el gobierno está avalando el despido masivo de obreros y a su vez, al permitir que haya un supuesto acuerdo entre empleados y empleadores para diferir el otro 50% de la prima de junio, les abre la puerta a los patrones para convertir una medida supuestamente temporal en permanente, e incluso más adelante, plantear que no son capaces de pagar el otro 50%, para finalmente zafarse de este derecho adquirido con lucha, justificándose en sus pérdidas; las cuales, por un lado, no son responsabilidad de los trabajadores y por otro ¿dónde están las ganancias obtenidas, gracias a la explotación, en los años que han funcionado?
Plata sí hay, sea de los propios capitalistas o sea de las arcas del Estado. Son billones los robados por la corrupción y para subsidiar al sector financiero; son miles de millones invertidos para maquillar la imagen de Duque o para comprar tanquetas para reprimir al pueblo, etc.
En cambio, para el obrero la realidad es otra pues su sustento depende del salario, de vender su fuerza de trabajo, la cual cada vez han venido pagando por debajo de su valor real y ahora con los despidos ¿cómo se sostiene él y su familia? Y la “ayuda” al numeroso ejército de despedidos desde antes de la cuarentena, es apenas una miserable limosna de $160.000 del régimen que apenas alcanza para cubrir una mínima parte de sus necesidades.
Son billones entregados a los grandes parásitos capitalistas y limosnas para la clase obrera, para los productores que son los que realmente sostienen la sociedad y producen las ganancias.
Ante este golpe bajo que nuevamente el gobierno mafioso pretendes asestar, los trabajadores y en especial las bases del movimiento sindical deben repensar bien sobre su futuro y el de sus familias, pues está en juego la misma supervivencia de la clase obrera. Hoy la pandemia ha demostrado nuevamente de qué lado está el Estado, y como la política de conciliación y concertación de clases en los hechos solo le ha servido a los capitalistas.
Por tanto, es necesaria la rebelión de los sindicatos oponiéndose de inmediato en contra de estas medidas antiobreras: no prestarse para el pago de las primas por cuotas, no aceptar que con la disculpa del Covid-19 se pisoteen los derechos conquistados con lucha; exigir el reintegro inmediato de los despedidos desde que inició la pandemia, oponerse a la entrega de las convenciones colectivas y exigir un subsidio para los desempleados de por lo menos un salario mínimo.
¿De dónde salga la plata? es algo que poco debe importar, lo que sí es seguro es que la hay acumulada de 200 años de explotación. No son los trabajadores quienes deben pagar una crisis que por demás no tiene que ver con el Coronavirus, sino por una crisis que comenzó en el 2008 de sobreproducción, es decir de producir tanto que los capitalistas no han podido vender todas las mercancías y realizar así la ganancia.
Urge que los sindicatos que han despertado y conquistado la independencia de clase, por el papel entreguista de los jefes de las centrales sindicales, no sigan atomizados, se organicen en federaciones con miras a la concreción de una Central Sindical Revolucionaria. Pues si la inconformidad que existe no se organiza, nuevamente los zorros dirigentes de las centrales sindicales la canalizarán, embolatando con sus discursos en apariencia radicales y creando aparatos supuestamente de lucha. Esto es precisamente lo sucedido en el paro del 21 de noviembre con el Comité Nacional de Paro, que al final se convirtió en un obstáculo para lograr hacer retroceder al régimen con el “paquetazo”.
¡Los derechos no se mendigan, se conquistan con la lucha independiente del Estado y los politiqueros!
¡Avanzar hacia las federaciones independientes y revolucionarias!
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