DEBATE
El programa de gobierno de Petro en esencia la del Estado de bienestar que implementó la socialdemocracia en algunos países de Europa. No hayamos nada que lo caracterice como un líder político de extrema izquierda en absoluto, sino más bien un liberal en el sentido anotado o un socialdemócrata, impulsa un modelo económico productivo en el marco del sistema capitalista
El programa de gobierno de Petro en esencia la del Estado de bienestar que implementó la socialdemocracia en algunos países de Europa. No hayamos nada que lo caracterice como un líder político de extrema izquierda en absoluto, sino más bien un liberal en el sentido anotado o un socialdemócrata, impulsa un modelo económico productivo en el marco del sistema capitalista
La máxima aspiración de Gustavo Petro es el Estado de bienestar
Tal vez lo diferente de la propuesta de Petro, es su visión sobre la protección del medio ambiente y la importancia de la ecología, ante un mundo y un sistema económico de producción basado en la acumulación y la ganancia, que tienen al planeta en una profunda crisis por la acelerada contaminación, el calentamiento global, el efecto invernadero, la masiva deforestación.
El modelo socialdemócrata consiste básicamente en un acuerdo histórico entre el capital y el trabajo, mejor conocido como conciliación o pacto de clases entre el proletariado y la burguesía
La intensa guerra de propaganda que se está librando hoy a raíz de la disputa por la presidencia, busca confundir, manipular, engañar y generar miedo, por eso fundamental leer críticamente e informarse bien para evitar ser víctimas del fuego cruzado entre lo que realmente es y lo que no es.
Oto Higuita
Lo que la gran prensa, algunos politólogos y analistas han llamado los dos extremos de la escala ideológica, “extrema izquierda y extrema derecha”, en realidad son hoy una amalgama de intereses y clases que se entremezclan.
Una vez decidida la composición del parlamento, está claro que se viene una dura lucha que obligará a las dos grandes tendencias que se disputan la presidencia, la del continuísmo o la del cambio , a buscar alianzas entre los candidatos más opcionados a sabiendas que ninguno ganará por cuenta propia.
Se ha argumentado infinidad de veces, aunque no se le ha dado la connotación que merece debido a la guerra de intereses y de propaganda que impera, que la propuesta y programa de gobierno de Petro en esencia es la del Estado de bienestar que implementó la socialdemocracia en algunos países de Europa.
Es la llamada tercera vía que surgió a finales del siglo XIX y se consolidó durante el siglo XX, con una propuesta intermedia entre los dos grandes bloques políticos y económicos que se disputaban el mundo en el siglo XX, el el capitalismo y el socialismo.
El modelo socialdemócrata consiste básicamente en un acuerdo histórico entre el capital y el trabajo, mejor conocido como conciliación o pacto de clases entre el proletariado y la burguesía, con el Estado como garante y mediador para hacer viable, sostenible, segura y funcional una sociedad, a partir de una distribución equitativa de la riqueza.
Garantizando con el pacto de clases, cero huelgas, trabajos dignos y derechos laborales, mayor impuesto a la ganancia y acumulación de los capitalistas y sus empresas, distribución de la riqueza, papel central del Estado como mediador, así como de los sindicatos y las agremiaciones empresariales en la defensa de sus respectivos intereses.
Eso caracterizó a algunas sociedades escandinavas y del centro de Europa, como Suecia, (que perduró hasta los años 80 y por eso es falso afirmar que este país, como se señala a Noruega hoy sean socialistas), Dinamarca, Holanda y Bélgica.
Las potencias capitalistas (Alemania, Francia, Inglaterra, Italia) de la posguerra también introdujeron profundas reformas en sus sociedades generando una nivelación entre pobres y ricos, para evitar las contradicciones de clase y los agudos conflictivos sociales, y así frenar el avance del socialismo tras la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial.
El llamado Plan Marshall fue una respuesta desde el capitalismo encabezado por Estados Unidos con este propósito, a través de la reconstrucción de Europa tras la guerra.
El prestigioso académico Norberto Bobbio en una de sus obras más conocidas, Derecha e izquierda, afirma que “la izquierda y la derecha” se diferencian a partir de cuestiones como igualdad, desigualdad social, propiedad, distribución de la riqueza, valores éticos, libertad, autoridad.
Una de las ideas que sostuvo fue que la democracia representativa y el Derecho son las dos condicion es mínimas necesarias para la solución pacífica de los conflictos de clase en las sociedades. En las sociedades democráticas en general, sostenía, no es posible hallar izquierda y derecha claramente contrapuestas.
Hoy, podría decirse, existen muchos grupos de opinión y de intereses en competencia que unas veces se contraponen, otras se entrelazan, por lo cual es difícil señalar en cuáles de los posibles puntos de encuentro o desencuentro de esos grupos e intereses heterogéneos se las pueda ubicar.
Sin embargo, (Bobbio), el elemento común entre lo que se denomina “extrema derecha” y “extrema izquierda”, es el autoritarismo y la supresión de las libertades democráticas, unas veces en nombre de la revolución (izquierda) y otrascomo respuesta contrarrevolucionaria (derecha).
Cuando se analiza la propuesta del candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro, y se contrasta con las definiciones de Bobbio, no hayamos nada que lo caracterice como un líder político de extrema izquierda en absoluto, sino más bien un liberal en el sentido anotado o un socialdemócrata en el sentido histórico mencionado más arriba.
Tal vez lo diferente de la propuesta de Petro, es su visión sobre la protección del medio ambiente y la importancia de la ecología, ante un mundo y un sistema económico de producción basado en la acumulación y la ganancia, que tienen al planeta en una profunda crisis por la acelerada contaminación, el calentamiento global, el efecto invernadero, la masiva deforestación.
De ahí que enfatice la necesidad de empezar el cambio gradual de energías obtenidas de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón, minerales) que son las más contaminantes, a energías limpias como las que se obtienen del viento (eólicas), del sol (paneles) y del mar (marinas o del mar).
Porque las otras propuestas de su programa de gobierno en realidad no son nuevas, como la educación universal y gratuita para millones de jóvenes; el modelo económico productivo que distribuya el gran latifundio improductivo de más de mil hectáreas; el estimulo a la producción y consumo nacionales industrializando sectores estratégicos; la naturaleza como un sujeto de derechos; el mínimo vital de agua; la protección de los animales en tanto seres sintientes y con derechos; contra del maltrato animal (antitaurino); la negativa al fracking y la minería a cielo abierto. https://bit.ly/2DKOIrd
En resumen, su propuesta de gobierno es una audaz combinación entre los elementos esenciales del Estado de Bienestar de la socialdemocracia ; propuesta que enriquece con los avances y progresos en materia de valores y derechos de las minorías; la visión sobre la defensa y protección de la naturaleza y los animales; así como la necesidad de impulsar un modelo económico productivo en el marco del sistema capitalista.
A partir del análisis que se ha hecho, es fácil concluir que Petro no es un neoliberal y mucho menos un socialista (castrochavista), como sugiere vulgarmente la propaganda de la derecha. Su máxima aspiración para Colombia es el Estado de bienestar.
Lo demás que se diga son mentiras que crean o inventan grandes empresas de publicidad, a las que les pagan para que las conviertan en “noticias”, y las difundan por las redes sociales y los medios de comunicación.La intensa guerra de propaganda que se está librando hoy a raíz de la disputa por la presidencia, busca confundir, manipular, engañar y generar miedo, por eso fundamental leer críticamente e informarse bien para evitar ser víctimas del fuego cruzado entre lo que realmente es y lo que no es.
Fuente: https://plus.google.com/+MarioLopezBlogsdeInformacionAlternativa/posts/CLc1bjNZVgb
¿Quién lo tiene más largo?
Todos pueden ser elegidos como Presidente. Según diversos analistas, esa es una de las principales enseñanzas de las elecciones del 11 de marzo. Hasta antes de esa fecha y según las encuestas, por fuera de tal posibilidad estaban Vargas Lleras y Humberto de La Calle, ambos reposicionados, el primero por su crecimiento parlamentario y el segundo porque pese a todo lo previsto el Partido Liberal logró sobreaguar.
Correspondiente con tal conclusión, unos y otros declaran ser imprescindibles, triunfadores, cabeza de cualquier posible coalición, conducto indispensable para hacer realidad la conclusión de los opinadores de oficio.
Estamos pues ante un juego de simulaciones y/o apariencias, como cuando Trump le aseguró a Kim Jong-un que su botón nuclear era más largo. Su contrario aseguró lo propio.
Entonces, en el caso colombiano, ¿quién lo tiene más largo? ¿Petro? ¿Duque? ¿Vargas Lleras? ¿de La Calle? ¿Fajardo? ¿O tal vez Córdoba o Pinzón?
Puede ser uno u otro, pero lo cierto es que más allá de esa fingida musculatura, a ninguno le basta para ser elegido y ganar en primera vuelta sin concertar una alianza con uno o varios de sus contrincantes.
Los escenarios
Ni Duque, que prolonga el embrujo uribista pese a toda la violencia paramilitar y el desafuero sufrido con los derechos humanos y el modelo económico en nuestro país. Dicen sus adalides en los medios de comunicación oficiosos que con un poco de esfuerzo podría vencer en la primera vuelta. Pero los resultados del mismo 11 de marzo, apoyados además en la historia electoral reciente del país, evidencian que ya está sobre su propio techo.
Tampoco Vargas Lleras, a pesar de estar apoyado en todo el esfuerzo de la Casa de Gobierno y en la clientela aceitada desde los distintos ministerios ocupados durante los últimos ocho años. “Le falta pelo para el moño”, a pesar de inyectar a sus impulsores regionales con vitaminas llenas de pesos.
De La Calle, inflando el precario resultado del 11 de marzo, alza sus brazos de flácida musculatura, como diciendo “yo soy el más fuerte”, además del más ético, pero no logra convencer a las mayorías ya que detrás de su espalda alcanzan a verse los lazos tensados por brazos de hijos de varones electorales, espurios en su mayoría, como lo es su partido.
Vanagloriándose de sus casi tres millones de votos, Petro pide que le agreguen discos a la mayúscula pesa que levantó en los comicios del segundo domingo de marzo, “yo lo puedo todo”, repite una y otra vez, sin percatarse que con un voto mayoritario de izquierda aún no alcanza a movilizar ni a conmover al país nacional, el que sí le inyectaría las vitaminas necesarias para dar el envión que requiere para alcanzar su soñada presidencia.
Sentado en la esquina de un barrio de élite de una de las principales ciudades del país, mirando con desdén a todos sus contrincantes, Fajardo deja escuchar dos o tres lugares comunes, entre ellos que el país necesita reconciliación y que el centro es la vía, “y yo soy el centro, yo venceré”. El sobreesfuerzo que tendrá que realizar para llegar hasta la meta, lo llevará a quebrar su “pureza”, al tener que correr a última hora, o un poco antes, para sujetarse a algún aliado, ¿el menos neoliberal y el menos corrupto?
Pretendiendo que la sombra no los opaque del todo, mostrando el músculo que no tienen, Pinzón y Córdoba también ascienden al escenario. Aquí estamos, no lo olviden. ¿Quién da más por estos pocos votos?, es perceptible la voz que sale de ambas sedes.
Las alianzas
Pasarán las semanas que nos separan del último domingo de mayo, tal vez unas pocas, tal vez unas más, y las alianzas tomarán forma. Presionado por la obsesión que con el poder tiene su inocultable jefe, Duque está decidido a intentar llegar a la Casa de Nariño de un solo envión, “el mío es el más largo”, dirá, de salir ungido, para lo cual su alianza más factible es con los conservadores, que con sus casi 2 millones de votos –sumados a los 6 que ya tiene en el bolsillo– le garantizarían coronar su propósito. ¿Logrará el pastranismo convencer a sus antiguos compañeros de partido o prevalecerán las rencillas por el poder que terminaron distanciándolos? El plato está casi servido y los aromas provocadores…
¿Quién suma igual? Todos los partidos deben ser conscientes de esto, llevándolos a intentar juntar lo que más puedan a partir del encuentro entre varios. De esta manera podrían cuajar alianzas entre: Cambio Radical (2.155.487) más liberales (1.901.933) más Colombia justa libre (431.418) más Partido Unión ciudadana (354.042), partidos, organizaciones o siglas, todos, de igual estirpe. El resultado los deja por debajo de los cinco millones de votos, lo que los obligaría a intentar llevar a esta alianza al Partido de la U (1.853.054). ¿Imposible? ¿Estará Santos inclinado por esta componenda? ¿Logrará mover todos sus recursos para hacerla viable y obligar al Centro Democrático a una segunda vuelta?
¿Hacia dónde girará Gustavo Petro? Él siempre concita a los otros candidatos a sumársele, ¿encontrará eco? Estará dispuesto a llegar a otra campaña como segundo? Difícil. Las cuentas de la lechera siempre son alegres, y en el camino se rompe la vasija. Petro cuenta con una importante votación, pero nunca del tamaño requerido para ser ungido como Presidente en el 2018. ¿Tendrá capacidad para romper la apatía nacional y para quitarle a la izquierda las dos banderillas que ahora la tienen lesionada: la deuda moral y ética de las Farc con la sociedad colombiana, y los ecos de la crisis que padece Venezuela? Difícil.
Hay que precisar. Petro arrastró una votación 5 veces superior a la reunida por la Lista de la decencia, explicable porque recibió votos de la izquierda, pero además de militantes del Polo, de los Verdes y, sobre todo, de votantes independientes que ven que en él una opción anti establecimiento. Sin embargo, si nos apegamos a los números alcanzados por la izquierda el 11 de marzo, es claro que todavía el 83 por ciento del electorado no ve en ella un referente.
Distancia con las mayorías que han logrado profundizar desde el poder con la propagandización del Castro-chavismo y todos sus males. Paradójico, mientras desde el poder atizan este temor, en ninguna de las fracciones que clasifican como izquierda –incluyendo a las Farc– defienden un programa político anticapitalista, por lo que simplemente no existe a nivel electoral una política con vocación y capacidad real de disputar el modelo económico y político vigente.
Por su parte, los Verdes están contentos con el resultado obtenido para el Congreso (1.317.429), pero sumados estos votos con los del Polo –también satisfecho por lo conservado (736.367)– escasamente alcanzan dos millones de votos. Podrán cuajar una alianza con Petro / Caicedo (3.368.000), más Lista de la decencia (523.286), más los liberales (1.901.933)?, única opción para disputarle el gobierno a los mismos de siempre, aunque con una parte de ellos. Y de buscarse esta alianza, ¿quién cederá la cabeza de la campaña, Fajardo, Petro, de La Calle? Difícil vaticinarlo, como difícil es reunirlos. ¿Cuántos votos de opinión podría arrastrar Fajardo por cuenta propia?, una confianza excesiva en su propia fuerza puede sellar su tumba.
Una alianza de este tipo expresaría de mejor manera el descontento de un sector significativo de la población frente al establecimiento, corrupto y tradicional, aunque la participación liberal en parte la mellaría, por ser lo contrario de lo ofrecido. Sin embargo, parece que las vitaminas poco alcanzan para su desarrollo neuronal y el bombeo a un corazón más solidario y colectivo, pues la falta de prospectiva organizativa de estos movimientos centrados en líderes, con reportorios políticos limitados a la gestión institucional, y con programas de conciliación, le hacen el juego al discurso del establecimiento, donde la paz no es reconocida como una reivindicación histórica del pueblo colombiano, sino como una excusa para la reconciliación con ciertos sectores de la élite, lo que le imprime un grado de tibieza, y de mayor intrascendencia a lo que proponen.
En estas condiciones, más allá de las sumas y restas, todos estos partidos y organizaciones electorales tienen ante sí el reto de romper la indiferencia, el descontento, y el desconocimiento para el trámite del tarjetón evidenciado el segundo domingo de marzo. ¿Existirá alguna de esas propuestas y esos liderazgos con capacidad para conmover a los millones de jóvenes desempleados o mal pagos que habitan en las ciudades y que buscan con afán una alternativa para sus vidas, y que muy seguramente no acudieron a votar el marzo? Algunos encuentran luz en las iglesias político-cristianas, pero otros mucho no. ¿Podrán esas campañas poner en su sitio al Centro Democrático y sus aliados, para evitar que su botón apriete al país entre el 2018-2022? ¿Podrán esos nuevos liderazgos despintar la imagen de Uribe, alguien que logró una contrarrevolución en Colombia antes de que cuajara una revolución?
Fuente:Periódico desdeabajo N°244, marzo 20 - abril 20 de 2018
https://www.desdeabajo.info/colombia/item/33867-quien-lo-tiene-mas-largo.html