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DOSSIER: HOMENAJE A JOSÉ MARTÍ EN EL 157 ANIVERSARIO

Semblanza

De donde crece la palma

Foto: http://josancaballero.files.wordpress.com/2009/09/jose-marti_foto_33660rzciairpgi1.jpg

Primogénito de modestos inmigrantes, José Martí, sin renegar nunca de su raíz hispánica, se sintió fruto de Cuba, la tierra que lo vio nacer. Siendo todavía un niño, los espectáculos cruentos de la esclavitud lo hicieron pronunciar un juramento: "lavar con su vida el crimen". Al despuntar su adolescencia, era ya un luchador contra el colonialismo, que lo condenó a trabajo forzado, con cadena y grillete al pie, en un presidio político cuyos horrores denunciaría y en el que forjó paradójicamente, su libertad espiritual, su ética militante, con la que llegó a predicar una guerra de liberación "necesaria", pero "sin odio".

Su destierro en Madrid y Zaragoza, donde hizo estudios, le confirmó, por un lado, su vinculación con el espíritu rebelde del pueblo de España y por otro, que nada podía esperar Cuba de sus gobiernos, monárquicos o republicanos. Su peregrinación por México, Guatemala y Venezuela le hizo experimentar los problemas de las nuevas repúblicas todavía lastradas por vicios coloniales. Su estancia de cerca de quince años en Estados Unidos le permitió conocer a fondo los grandes creadores de la cultura, los méritos y peligros de su sistema social, las características de su pueblo y la tendencia imperialista creciente de su gobierno.

Este periplo vital quedó expresado en una obra literaria y periodística de primera magnitud, que adquirió su definitivo impulso a partir del viaje de Martí a Venezuela en 1881. El orador del discurso en el Club de Comercio de Caracas, el editorialista de la Revista Venezolana, el poeta de Ismaelillo, el autor del Prólogo al Poema del Niágara de Juan Antonio Pérez Bonalde, es ya el iniciador de una nueva literatura hispanoamericana que va a tener un Rubén Darío –quien al caer Martí en Dos Ríos lo llamó "Maestro"– su cabeza más visible.

No se dedicó Martí, sin embargo –y esa es otra lección de la parábola de su vida– a labrarse un renombre literario, sino que puso podo su genio verbal, como orador y como periodista, al servicio de la causa de Cuba y de la que llamara, en páginas memorables, "Nuestra América", a cuya concientización dedicó el testimonio de sus Escenas Norteamericanas.

Vida toda ella dominada por la eticidad, por el sentido del deber y el sacrificio, cuando José Martí proclama el Partido Revolucionario Cubano, el 10 de abril de 1892 en Nueva York, los humildes emigrados en la Florida ya empezaban a llamarlo con un apelativo –el Apóstol– que significativamente rebasaba los marcos políticos habituales.

A partir de aquella proclamación precedida por un discurso fundador del nuevo proyecto República –"Con todos, y para el bien de todos", pronunciado en el Liceo de Tampa el 26 de noviembre de 1891–, la actividad revolucionaria de Martí alcanza una intensidad sobrecogedora, reflejada en sus discursos, en sus artículos en el periódico Patria, en su epistolario y en sus viajes incesantes, incluyendo los que tuvo que hacer para asegurar la incorporación de los dos generales más prestigiosos de la Guerra de los Diez Años: Máximo Gómez, elegido General en Jefe del Ejército Libertador, y Antonio Maceo.

En el citado discurso Martí había dicho: "O la República tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás: la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la República no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos".

Principios de esta fecundidad aparecen en los documentos que debieron inspirar, al término de la guerra, la república martiana, tales como el artículo Nuestras ideas, Manifiesto de Montecristi y las últimas cartas a Federico Henríquez y Carvajal y a Manuel Mercado. Según éstos y muchos otros textos, la República sería una democracia integral, sin privilegios de raza ni de clase, fundada en el disfrute equitativo de la riqueza y la cultura, y en reivindicación de las masas productoras.

Por otra parte, en la citada carta a su confidente mexicano, pocas horas antes de caer en combate, le escribió: "...ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlo". Ese deber consistía para Martí en impedir a tiempo, al independizarse Cuba de España, que un nuevo imperialismo se extendiera por las Antillas y cayera con mayor fuerza aún sobre las tierras de América.

Para eso, pues, y no sólo para liberar a Cuba de la colonia española, organizó José Martí la nueva guerra, en la que cayó, el 19 de mayo de 1895.

En lo hondo del pueblo la parábola martiana siguió manando lecciones y reclamos, pues como le dijo también a Mercado: "Sé desaparecer, pero no desaparecerá mi pensamiento".

Su mayor gloria está en que supo hablar a los pobres y a los niños, en que supo vivir y morir por ellos. Seguirá, por consiguiente, iluminándolos con su ejemplo, ya que su obra en la tierra que lo vio nacer, en la tierra toda, no tiene fin.

Cintio Vitier

http://www.cubaminrex.cu/josemarti/jmarti_semblanza.htm


MARTÍ

José Martí


Nacionalidad cubana

Escritor y patriota cubano. Héroe de la independencia de su país, fue exiliado y perseguido por participar en movimientos independentistas, abogó por la democracia y la repartición de las tierras de cultivo. Es uno de los principales inspiradores de Fidel Castro. Murió baleado en la batalla de Dos Ríos. Cultivó la poesía, el teatro, la novela y magistrales cuentos infantiles. Precursor del modernismo. Su literatura es simple, depurada, sensible al hombre y a las cosas concretas y humildes.

http://www.librosenred.com/autores/josemarti.html




Martí

“Yo abrazo a todos los que saben amar. Yo traigo la estrella, y traigo la paloma, en mi corazón.” José Martí
(Discurso pronunciado por José Martí el 26 de noviembre de 1891 en Tampa.)

José Martí

(La Habana, 1853 - Dos Ríos, Cuba, 1895) Político y escritor cubano. Nacido en el seno de una familia española con pocos recursos económicos, a la edad de doce años José Martí empezó a estudiar en el colegio municipal que dirigía el poeta Rafael María de Mendive, quien se fijó en las cualidades intelectuales del muchacho y decidió dedicarse personalmente a su educación.

El joven Martí pronto se sintió atraído por las ideas revolucionarias de muchos cubanos, y tras el inicio de la guerra de los Diez Años y el encarcelamiento de su mentor, inició su actividad revolucionaria: publicó una gacetilla El Diablo Cojuelo, y poco después una revista, La Patria Libre, que contenía su poema «Abdalá».

A los diecisiete años José Martí fue condenado a seis de cárcel por su pertenencia a grupos independentistas. Realizó trabajos forzados en el penal hasta que su mal estado de salud le valió el indulto. Deportado a España, en este país publicó su primera obra de importancia, el drama Adúltera. Inició en Madrid estudios de derecho y se licenció en derecho y filosofía y letras por la Universidad de Zaragoza.

Durante sus años en España surgió en él un profundo afecto por el país, aunque nunca perdonó su política colonial. En su obra La República Española ante la Revolución Cubana reclamaba a la metrópoli que hiciera un acto de contrición y reconociese los errores cometidos en Cuba. Tras viajar durante tres años por Europa y América, José Martí acabó por instalarse en México.

Allí se casó con la cubana Carmen Sayes Bazán y, poco después, gracias a la paz de Zanjón, que daba por concluida la guerra de los Diez Años, se trasladó a Cuba. Deportado de nuevo por las autoridades cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario, se afincó en Nueva York y se dedicó por completo a la actividad política y literaria.

Desde su residencia en el exilio, José Martí se afanó en la organización de un nuevo proceso revolucionario en Cuba, y en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano y la revista Patria. Se convirtió entonces en el máximo adalid de la lucha por la independencia de su país.

Dos años más tarde, tras entrevistarse con el generalísimo Máximo Gómez, logró poner en marcha un proceso de independencia. Pese al embargo de sus barcos por parte de las autoridades estadounidenses, pudo partir al frente de un pequeño contingente hacia Cuba. Fue abatido por las tropas realistas cuando contaba cuarenta y dos años. Martí es, junto a Bolívar y San Martín, uno de los principales protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica.

La obra literaria de José Martí

Además de destacado ideólogo y político, José Martí fue uno de los más grandes poetas hispanoamericanos y la figura más destacada de la etapa de transición al modernismo, que en América supuso la llegada de nuevos ideales artísticos.

Como poeta se le conoce por Ismaelillo (1882), obra que puede considerarse un adelanto de los presupuestos modernistas por el dominio de la forma sobre el contenido; Versos libres (1878-1882), La edad de oro (1889) y Versos sencillos (1891), esta última decididamente modernista y en la que predominan los apuntes autobiográficos y el carácter popular.


http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/marti.htm

28 de Enero se celebra el 157 aniversario de su Natalicio

JOSÉ MARTÍ PREDESTINADO A LA GRANDEZA

ALTERCOM
JORGE GÓMEZ BARATA* DOCUMENTO ESCRITO PARA EL 151 ANIVERSARIO


De no haber sido el héroe nacional cubano, de todas maneras, José Martí hubiera sido una celebridad.

La figura más alta de las letras hispanas del siglo XIX, fue también la cabeza política más universal de su tiempo, un brillante periodista, ensayista de primera línea, poeta excelso, diplomático al servicio de varios países, catedrático de lengua inglesa, literatura francesa, italiana y alemana y de Historia de la Filosofía, políglota, crítico de arte y literatura, traductor y renovador de la lengua. El intelectual que en un siglo dominado por lo europeo, confirió universalidad a las letras hispanoamericanas. Escribió para los niños y organizó un partido, un ejército y una guerra. Fue un jefe excepcional que puso bajo su mando a una pléyade de curtidos generales.


La Habana (Cuba)


El más precoz de todos los líderes cubanos, nació el 28 de enero de 1853, en La Habana. A los diez años escribía correctamente y a los trece ingresó en la segunda enseñanza. Adolescente dirigía publicaciones estudiantiles. Con apenas 16 años se le condenó a seis de cárcel. Deportado a España, antes de cumplir 20 años escribió dos extraordinarios ensayos: «El Presidio Político en Cuba» y «La República Española ante la Revolución Cubana». En 1874, se doctoró en Derecho y en Filosofía y Letras.

Como uno de los periodistas mejor cotizados de su tiempo, trabajó durante largas temporadas para varios periódicos de Latinoamérica y los Estados Unidos. Con finísima sensibilidad, y envidiable dominio de la lengua, elaboraba los más románticos y atrevidos giros y lanzaba al viento las más encendidas arengas. Humanista de infinito amor por la vida y sus cosas bellas, no vaciló en predicar una guerra que concibió como necesaria, generosa y breve. Expresando en versos su apuesta por los pobres. Gabriela Mistral lo calificó como «el hombre más puro de la raza» y Rubén Darío lo llamo Maestro.......

Martí fue el primero en incorporar la estética al discurso político, describiendo las monstruosidades de la esclavitud con una belleza que reforzaba la repulsa. Denunció el colonialismo español sin ofender a España y describió las malezas de la sociedad norteamericana, sin deponer su admiración por las realizaciones de sus sabios y de su pueblo.

Exiliado por más veinte años viajó incasablemente: España, Francia, México, Guatemala, Honduras, Estados Unidos, Venezuela, Haití, República Dominicana, Jamaica, Costa Rica y Panamá lo acogieron. Estados Unidos lo puso en contacto con el capitalismo industrial, así como México y Guatemala con los pueblos indígenas. La opulencia de América y la pobreza del indio, lo admiraron, conmovieron e indignaron. Radicalizó su pensamiento, sin renunciar a la ternura ni incubar odios.

El hombre que nació para poeta y para maestro y al que la vida convirtió en político y en soldado, dio a la guerra de liberación y al nacionalismo, el humanismo que necesitaba y concibió una republica que estaría más allá de las clases, de los partidos y de sus conflictos. La máxima: «Con todos y para el bien de todos» es una profesión de fe.

El Héroe y María Montilla


Lo tardío de la independencia cubana, permitió a Martí aprovechar la experiencia latinoamericana. Para evadir los riesgos del caudillismo, puso la revolución en manos de un partido. Para él el gobierno en la república debía establecerse sobre bases éticas y conforme a derecho, procurando el equilibrio social. Su idea de la justicia era incompatible con la explotación de clases, con el racismo y con la desigualdad y nunca cedió un ápice en materia de soberanía nacional.

Entre las grandes preocupaciones sociales de Martí, se destacan la prominencia de la cultura, en su credo, «...único modo de ser libre» y la educación a la que calificaba como «...forma futura de los pueblos». En pocos temas ahondó tanto como en el de la mujer que, junto con la niñez, concitó sus reflexiones más profundas y bellas.

A pesar de su vasta cultura y sus casi infinitas dotes, en ningún campo brilló tanto ni fue tan grande su capacidad de intuir y prever, como intensa su angustia por lo que podía ocurrir, ni tan enérgica su advertencia como en la apreciación del significado que para América Latina y el mundo tendrían los Estados Unidos.

Fue el primero en advertir que Norteamérica, empujada por su vocación imperial, extendería sus dominios por América y, sin dejarse tentar por las ventajas de uniones e integraciones, a simple vista gananciosas, advirtió que: «Los pueblos menores..., no pueden unirse sin peligro con los que buscan un remedio al exceso de productos de una población compacta y agresiva».

Comido por la impaciencia, Martí no se dio respiro en el cometido por aunar voluntades, allegar recursos y legitimar con nobles ideas y sólidos principios la causa de la independencia de Cuba.

El 25 de marzo de 1895, lanzó en Santo Domingo el memorable Manifiesto de Montecristi, el 11 de abril desembarcó en Cuba y el 19 de mayo de 1895, en magnífica ofrenda a sus ideas, cayó en combate.


Altercom
Jorge Gómez Barata
Profesor universitario, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU.



NUESTRA AMÉRICA
Por José Martí

Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormido engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos manos. Los que, al amparo de una tradición criminal, cercenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano castigado más allá de sus culpas, si no quieren que les llame el pueblo ladrones, devuélvanle sus tierras al hermano. Las deudas del honor no las cobra el honrado en dinero, a tanto por la bofetada. Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la lu z, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.

A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los demás. No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol. Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbetes. ¡Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! Pues, ¿quién es el hombre?, ¿el que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su sustento en las tierras podridas, con el gusano de corbata, maldiciendo del seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de papel? ¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios, y va de más a menos! ¡Estos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres! Pues el Washington que les hizo esta tierra ¿se fue a vivir con los ingleses, a vivir con los ingleses en los años en que los veía venir contra su tierra propia? ¡Estos increíbles del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero, como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose, arrastraban las erres!

Ni ¿en qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras Repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios, al ruido de pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? De factores tan descompuestos, jamás, en menos tiempo histórico, se han creado naciones tan adelantadas y compactas. Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su República nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ir por el mundo de gamonal famoso, guiando jacas de Persia y derramando champaña. La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Fr ancia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.

Por eso el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza. El hombre natural es bueno, y acata y premia la inteligencia superior, mientras ésta no se vale de su sumisión para dañarle, o le ofende prescindiendo de él, que es cosa que no perdona el hombre natural, dispuesto a recobrar por la fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudica el interés. Por esta conformidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de América al poder; y han caído en cuanto les hicieron traición. Las Repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con ellos. Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador.< /p>

En pueblos compuestos de elementos cultos e incultos, los incultos gobernarán, por su hábito de agredir y resolver las dudas con la mano, allí donde los cultos no aprendan el arte del gobierno. La masa inculta es perezosa, y tímida en las cosas de la inteligencia, y quiere que la gobiernen bien; pero si el gobierno le lastima, se lo sacude y gobierna ella. ¿Cómo han de salir de las Universidades los gobernantes, si no hay Universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. En la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni ambages: porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin conocerlos. Viene el hombre natural, indignado y fuerte, y derriba la justicia acumulada de los libros, porque no se la administra en acuerdo con las necesidades patentes del país. Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos naciona les han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas Repúblicas americanas.

Con los pies en el rosario, la cabeza blanca y el cuerpo pinto de indio y criollo, venimos, denodados, al mundo de las naciones. Con el estandarte de la Virgen salimos a la conquista de la libertad. Un cura, unos cuantos tenientes y una mujer alzan en México la República en hombros de los indios. Un canónigo español, a la sombra de su capa, instruye en la libertad francesa a unos cuantos bachilleres magníficos, que ponen de jefe de Centro América contra España al general de España. Con los hábitos monárquicos, y el Sol por pecho, se echaron a levantar pueblos los venezolanos por el Norte y los argentinos por el Sur. Cuando los dos héroes chocaron, y el continente iba a temblar, uno, que no fue el menos grande, volvió riendas. Y como el heroísmo en la paz es más escaso, porque es menos glorioso que el de la guerra; como al hombre le es más fácil morir con honra que pensar con orden; como gobernar con los sentimientos exaltados y unánimes es más hacedero que dir igir, después de la pelea, los pensamientos diversos, arrogantes, exóticos o ambiciosos; como los poderes arrollados en la arremetida épica zapaban, con la cautela felina de la especie y el peso de lo real, el edificio que había izado, en las comarcas burdas y singulares de nuestra América mestiza, en los pueblos de pierna desnuda y casaca de París, la bandera de los pueblos nutridos de savia gobernante en la práctica continua de la razón y de la libertad; como la constitución jerárquica de las colonias resistía la organización democrática de la República, o las capitales de corbatín dejaban en el zaguán al campo de bota-de-potro, o los redentores bibliógenos no entendieron que la revolución que triunfó con el alma de la tierra, desatada a la voz del salvador, con el alma de la tierra había de gobernar, y no contra ella ni sin ella, entró a padecer América, y padece, de la fatiga de acomodación entre los elementos discordantes y hostiles que heredó de un colonizador despótic o y avieso, y las ideas y formas importadas que han venido retardando, por su falta de realidad local, el gobierno lógico. El continente descoyuntado durante tres siglos por un mando que negaba el derecho del hombre al ejercicio de su razón, entró, desatendiendo o desoyendo a los ignorantes que lo habían ayudado a redimirse, en un gobierno que tenía por base la razón; la razón de todos en las cosas de todos, y no la razón universitaria de uno sobre la razón campestre de otros. El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu.

Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. El tigre, espantado del fogonazo, vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima. La colonia continuó viviendo en la República; y nuestra América se está salvando de sus grandes yerros de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los campesinos desdeñados, de la importación excesiva de las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen, por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la República que lucha contra la colonia. El tigre espera, detrás de cada árbol, acurrucado en cada esquina. Morirá, con las zarpas al aire, echando llamas por los ojos.

Pero estos países se salvarán, como anunció Rivadavia el argentino, el que pecó de finura en tiempos crudos; al machete no le va vaina de seda, ni en el país que se ganó con lanzón se puede echar el lanzón atrás, porque se enoja, y se pone en la puerta del Congreso de Iturbide a que le hagan emperador al rubio. Estos países se salvarán, porque, con el genio de la moderación que parece imperar, por la armonía serena de la Naturaleza, en el continente de la luz, y por el influjo de la lectura crítica que ha sucedido en Europa a la lectura de tanteo y falansterio en que se empapó la generación anterior, le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real.

Éramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor, y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar sus hijos. El negro, oteado, cantaba en la noche la música de su corazón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El campesino, el creador, se revolvía, ciego de indignación, contra la ciudad desdeñosa, contra su criatura. Éramos charreteras y togas, en países que venían al mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza. El genio hubiera estado en hermanar, con la caridad del corazón y con el atrevimiento de los fundadores, la vincha y la toga; en desestancar al indio; en ir haciendo lado al negro suficiente; en ajustar la libertad al cuerpo de los que se alzaron y vencieron por ella. Nos quedó el oidor, y el general, y el letrado, y el prebendado. La juventud angélica, como de los brazos de un pulpo, echaba al Cielo, para caer con gloria estéril, la cabeza coronada de nubes. El pueblo natural, con el empuje del instinto, arrollaba, ciego del triunfo, los bastones de oro. Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. Se probó el odio, y los países venían cada año a menos. Cansados del odio inútil, de la resistencia del libro contra la lanza, de la razón contra el cirial, de la ciudad contra el campo, del imperio imposible de las castas urbanas divididas sobre la nación natural, tempestuosa o inerte, se empieza, como sin saberlo, a probar el amor. Se ponen en pie los pueblos, y se saludan. ¿Cómo somos? se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojímar un problema, no va a buscar la solución a Danzig. Las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hun den las manos en la masa y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la República no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la República. El tigre de adentro se entra por la hendija, y el tigre de afuera. El general sujeta en la marcha la caballería al paso de los infantes. O si deja a la zaga a los infantes, le envuelve el enemigo la caballería. Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! ¡C on el fuego del corazón deshelar la América coagulada! ¡Echar, bullendo y rebotando por las venas, la sangre natural del país! En pie, con los ojos alegres de los trabajadores, se saludan, de un pueblo a otro, los hombres nuevos americanos. Surgen los estadistas naturales del estudio directo de la Naturaleza. Leen para aplicar, pero no para copiar. Los economistas estudian la dificultad en sus orígenes. Los oradores empiezan a ser sobrios. Los dramaturgos traen los caracteres nativos a la escena. Las academias discuten temas viables. La poesía se corta la melena zorrillesca y cuelga del árbol glorioso el chaleco colorado. La prosa, centelleante y cernida, va cargada de idea. Los gobernadores, en las Repúblicas de indios, aprenden indio.

De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas Repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa loca y sublime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un coche de mulas, ponen coche de viento y de cochero a una bomba de jabón; el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero. Otras acendran, con el espíritu épico de la independencia amenazada, el carácter viril. Otras crían, en la guerra rapaz contra el vecino, la soldadesca que puede devorarlas. Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerque demandando relaciones íntimas, un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña. Y como los pueblos viriles, que se han hecho de sí propios, con la escop eta y la ley, aman, y sólo aman, a los pueblos viriles; como la hora del desenfreno y la ambición, de que acaso se libre, por el predominio de lo más puro de su sangre, la América del Norte, o el que pudieran lanzarla sus masas vengativas y sórdidas, la tradición de conquista y el interés de un caudillo hábil, no está tan cercana aún a los ojos del más espantadizo, que no dé tiempo a la prueba de altivez, continua y discreta, con que se la pudiera encarar y desviarla; como su decoro de República pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia ostentosa, o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada sólo con sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. El desdén del vecino formidable , que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad.

No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la justicia de la naturaleza, donde resalta, en el amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad universal del hombre. El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas. Pero en el amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de otros pueblos diversos, caracteres peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran, en un período de desorden interno o de precipitación del carácter acumulado del país, trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e inferiores. Pensar es servir. Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos favor de la historia, suben a tramos heroicos la vía de las Repúblicas; ni se han de esconder los datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de los siglos, con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental. ¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!

http://www.cubaminrex.cu/mirar_cuba/la_isla/jos%C9%20mart%CD%20predestinado%20a%20la%20grandeza.htm


por Julia de Burgos

Yo vengo de la tierra mitad de tu destino;
del sendero amputado al rumbo de tu estrella;
del último destello del resplandor andino
que se extravió en la sombra, perdido por tu huella.

Yo vengo de una isla que tembló por tu trino,
que hizo tu alma más fuerte, tu llamada más bella
a la que diste sangre, como diste camino
(que al caer por tu Cuba, ya caíste por ella).

Y por ella, la América debe un soplo a tu lumbre,
tu tiniebla hace un nudo de dolor en tu cumbre,
recio dios antillano, pulso eterno, Martí.

¡Porque tengamos cerca de la muerte un consuelo,
Puerto Rico, mi patria, te reclama en su suelo,
y por su voz herida se conduce hacia ti!

28 de enero de 1941


Pensamientos

"... el poder no es más que el respeto a todas las manifestaciones de la justicia"
Madrid, 15 de febrero de 1873


"La paz viene como necesaria consecuencia del trabajo: pero el trabajo no se alimenta cuando no puede tener la esperanza de realizar y mejorar sus productos."
Revista Universal, México
14 de julio de 1875.


"Un pueblo no es independiente cuando ha sacudido las cadenas de sus amos, empieza a serlo cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud, y para patria y vivir nuevos, alza e informa conceptos de la vida radicalmente opuestos a la costumbre de servilismo pasado, a las memorias de debilidad y de lisonja que las dominaciones despóticas usan como elementos de dominio sobre los pueblos esclavos."
Revista Universal, México
25 de mayo de 1875.


"Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos."
Revista Universal, México
12 de octubre de 1875.


"... por ley de historia, un perdón puede ser un error, pero una venganza es siempre una infelicidad. La conciliación es la ventura de los pueblos."
Revista Universal, México
7 de enero de 1876.


"En los pueblos libres el derecho ha de ser claro. En los pueblos dueños de sí mismos, el derecho ha de ser popular."
Guatemala, abril de 1877


"La riqueza exclusiva es injusta. Sea de muchos; no de los advenedizos, nuevas manos muertas, sino de los que honrada y laboriosamente la merezcan".
Folletos Guatemala, Editorial El Siglo,
México, 1878.


"La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio".
Nueva York,
24 de enero de 1880.


".... es absolutamente cierto, con toda la honrada verdad de que es susceptible la palabra humana -con toda la escrupulosa exactitud de quien considera un crimen alimentar esperanzas políticas que no tienen razón de existir-por el placer mezquino de hacer triunfar la vanidad ridícula, o el interés sórdido -o de disimular-su capa de fáciles combate y cómodas oposiciones, inveteradas y reales flaquezas. Y así, si se cae, se cae con una hermosa compañía."
Cuadernos de Apuntes
(1880 - 1882)


"Los hombres políticos de estos tiempos han de tener dos épocas: la una, de derrumbe valeroso de la innecesario; la otra, de elaboración paciente de la sociedad futura con los residuos del derrumbe."
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
17 de septiembre de 1881.


"La política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada."
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
17 de septiembre de 1881.


"La ciencia y las letras doman las pasiones que engendra la política. Tiempo es ya de que el afecto reemplace en la ley del mundo al odio."
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
3 de octubre de 1881.


"... hacer de la política, no el arte de retener el gobierno, ni de dar a las naciones brillo pasajero, sino de estudiar sus necesidades reales, favorecer sus instintos, y tratar del aumento y amparo de sus haberes".
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
13 de noviembre de 1881.


"Ni pueblos ni hombres han de ser medrosos que lleguen a tener miedo de sí mismos. En buena hora que la política sea artística, y pocas ciencias requieren tanto arte y mesura y estudio y buen gusto como ella. Pero ha de ser sincera."
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
27 de enero de 1882


"... es hora ya de que las fuerzas de construcción venzan en la colosal batalla humana a las fuerzas de la destrucción. La guerra, que era antes el primero de los recursos, es ya hoy el último de ellos: mañana será un crimen."
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
27 de enero de 1882.


"Ni la política ha de ser arte de escarceos, retazos y tráficos, ni es digno de confianza de su país el que mira más a parecer bien a sus adversarios -por sus seguridad y gloria de hombre hábil-que a intentar y realizar todas las mejoras que crea beneficiosas a su pueblo."
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
22 de febrero de 1882.


"es adagio que río que crece de súbito, crece con aguas turbias. Y el torrente estruendoso deslumbra, se despeña, salta, devasta,-- más no hace buenas las tierras comarcanas, como el agua serena del arroyo. El azar, como Saturno, devora a sus hijos. Los hijos de Ceres y de Jano, de la agricultura y la paz, duran más que los hijos de Saturno."
La Opinión Nacional, Caracas, Venezuela
7 de marzo de 1882.


"Se abren campañas por la libertad política; debieran abrirse con mayor vigor por la libertad espiritual; por la acomodación del hombre a la tierra en que ha de vivir."
La América, Nueva York
Noviembre de 1884.


"Contra la razón augusta, nada. Sobre el deber de dar empleo a las fuerzas que puso en la mente la naturaleza, nada. Ni rey sobre el derecho político, ni rey sobre la conciencia. Por encima del hombre, sólo el cielo."
La Nación, Buenos Aires, Argentina
12 de junio de 1885.


"... todo hombre está obligado a honrar con su conducta privada, tanto como con la pública, a su patria".
Nueva York,
23 de junio de 1885.


"En plegar y moldear está el arte político. Sólo en las ideas esenciales de dignidad y libertad se debe ser espinudo, como un erizo, y recto, como un pino."
La Nación, Buenos Aires, Argentina
26 de julio de 1885.


"Pues no tiene la capacidad de gobernar con justicia, y no debe gobernar el que no tiene la capacidad de convencer."
La Nación, buenos Aires, Argentina
26 de junio de 1886.


"Urge ya, en estos tiempos de política de mostrador, dejar de avergonzarse de ser honrado . (...) La política virtuosa es la única útil y durable."
La Nación, Buenos Aires, Argentina
19 de septiembre de 1887.


"Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la Naturaleza la necesidad justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no está conseguida, se pelea."
La Nación, Buenos Aires, Argentina
3 de octubre de 1888.


"Política es eso: el arte de ir levantando hasta la justicia la humanidad injusta; de conciliar la fiera egoísta con el ángel generoso; de favorecer y de armonizar para el bien general, y con miras a la virtud, los intereses."
La Nación, Buenos aires, Argentina,
2 de noviembre de 1888.


"¡ A la política se le han de levantar las sábanas ¡ No vale celebrar a ciegas, ni censurar porque sí; sino estudiar con desinterés, y ver dónde están las llagas públicas, y ver dónde las del carácter. Un escritor ha de ser un salvador."
La Nación, Buenos Aires, Argentina
10 de diciembre de 1888.


"Atenida a los justo en tiempo el que no quiere que lo justo lo devore."
La Opinión Pública, Montevideo, Uruguay
Junio de 1889.


"... el mundo es un templo hermoso, donde caben en paz los hombres todos de la tierra, porque todos han querido conocer la verdad, y han escrito en sus libros que es útil ser bueno, y han padecido y peleado por ser libres, libres en su tierra, libres en el pensamiento."
Revista La Edad de Oro, No. 4
Octubre de 1889.


"La política es bella, aunque parezca fea por lo que se le entra del interés inevitable; y su beldad está en la fatiga difícil y dolorosa de los hombres en virtud por tener la república a salvo de los que negocian con la santidad de sus oficios."
La Nación, Buenos aires, Argentina
24 de diciembre de 1890.


"La América ha de promover todo lo que acerque a los pueblos, y de abominar todo lo que los aparte. En esto, como en todos los problemas humanos, el prevenir es de la paz."
Del informe leído como Delegado por el Uruguay,
en la Conferencia Monetaria Internacional Americana,
celebrada en Washington, el 30 de marzo de 1891.


"La política no es la ciencia de las formas, aunque sea esto en mucho; sino el arte de fundir en actividad pacífica los elementos, heterogéneos u hostiles, de la nación; y lo primero es conocer al dedillo a estos elementos, para no intentar nada que haya de chocar contra ellos, e irles acomodando gradualmente aquellas novedades foráneas que fuesen de posible y útil acomodo."
El Partido Liberal, México
25 de noviembre de 1891.


"En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre."
Tampa, La Florida,
26 de noviembre de 1891.


"Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos !"
El Partido Liberal, México
30 de noviembre de 1891.


"Cesen los soberbios y cesará la necesidad de levantar a los humildes."
Patria, Nueva York
3 de abril de 1892.


"... mis políticas son así, dejar la idea honrada al cuidado de la honradez de los hombres."
Carta a José Dolores Poyo
Abril de 1892


"La unidad de pensamiento, que de ningún modo quiere decir la servidumbre de la opinión, es sin duda condición indispensable del éxito de todo programa político."
Patria, Nueva York
30 de abril de 1892.


"A un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispensarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan."
Patria, Nueva York.
11 de junio de 1892.


"Mucho daño hacer en este mundo la cobardía; mucho la indeción; mucho la lírica gubernamental, y la política importada."
Patria, Nueva York.
14 de enero de 1893.


"Las diferencias políticas no dan derecho, entre hombres corteses y leales, a la inversión, o admisión indiscreta, y publicación voluntaria, de noticias falsas."
Carta a José Arturo Cuyas
6 de septiembre de 1893


"La justicia, la igualdad del mérito, el trato respetuoso del hombre, la igualdad plena del derecho: eso es la revolución."
Patria, Nueva York
31 de marzo de 1894.


"Hay que andarse con tiento en eso de cantar victorias diplomáticas sobre otra nación, porque el cacareo puede deshacer lo que ha logrado hacer la diplomacia."
El Partido Liberal, México
12 de mayo de 1892.


"Ha de haber dos corrientes de diplomacia, con un solo espíritu; la una, para con el gobierno, a fin de tener siempre los ánimos obligados a entrar por la salida decorosa que se ha de tener pronta a todo caso probable de conflicto; la otra, para con la masa del país, a fin de ir destruyendo en ella la falta de respeto y conocimiento que hace el conflicto demasiado fácil."

(1886)

http://www.cubaminrex.cu/josemarti/jmarti_pensam.htm


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