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Un dentista resolvió un misterio oculto en el Hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci. La clave estuvo siempre a la vista... y dentro del cuerpo humano.
Un dentista resolvió un misterio oculto en el Hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci. La clave estuvo siempre a la vista... y dentro del cuerpo humano.
Por GERMÁN MOLKUC
almaplus.tv 04 de julio de 2025
El Hombre de Vitruvio es uno de los dibujos más famosos de la historia, pero su diseño exacto fue un misterio durante siglos. Ahora, un dentista encontró que la clave está en una forma geométrica vinculada a la mandíbula humana. Leonardo Da Vinci usó principios anatómicos y matemáticos para crear esa obra única.
El Hombre de Vitruvio y una cuenta que no cerraba
El Hombre de Vitruvio es casi tan famoso como la Mona Lisa. Leonardo lo dibujó allá por 1490, basándose en lo que había escrito Vitruvio, un arquitecto romano del siglo I a.C., que decía que si ponemos a un hombre acostado con brazos y piernas abiertos y clavamos un compás en el ombligo, tocamos el círculo con manos y pies, y que el cuerpo también puede inscribirse en un cuadrado perfecto. Pero acá venía el drama: la explicación era medio vaga, y nadie sabía bien cómo hacer ese dibujo con proporciones precisas.

Durante siglos, nadie supo exactamente cómo Da Vinci encajó al Hombre de Vitruvio en un círculo y un cuadrado. Un dentista descubrió que la clave estaba en un triángulo equilátero.
Durante años, varios trabajaron para entender cómo Da Vinci armó esa mezcla del círculo y el cuadrado. La teoría más popular era que usó la famosa proporción áurea, la relación matemática que aparece en la naturaleza y el arte, pero resultaba que la cuenta no cerraba del todo, había un error del 2%. Otros tiraron ideas con figuras raras como octágonos o heptágonos, pero ninguna daba un motivo claro para que Leonardo haya elegido justo esas formas.
Acá entra Rory Mac Sweeney, un dentista londinense que se puso a investigar en serio (y volcó todo en Journal of Mathematics and the Arts) y se dio cuenta de algo que estaba escrito justo al lado del dibujo y que nadie había notado. Leonardo escribió, con su letra espejada típica, que si abrimos las piernas lo suficiente para bajar la cabeza un poco y estiramos los brazos para que los dedos toquen arriba de la cabeza, el centro de todo eso es el ombligo, y que el espacio entre las piernas forma un triángulo equilátero. ¡Boom! La clave estaba ahí, todo el tiempo.
La mandíbula humana: el triángulo que Da Vinci ya conocía
¿Por qué un dentista agarró esta pista y se prendió la lamparita? Porque ese triángulo equilátero que aparece entre las piernas del Hombre de Vitruvio es igualito a uno que se conoce en odontología desde 1864, el llamado triángulo de Bonwill. Este triángulo conecta las dos articulaciones de la mandíbula con el centro de los incisivos inferiores. Y además, es la base para que la mandíbula funcione bien, para que los dientes estén en la posición justa y para que los movimientos de la boca sean perfectos.
Mac Sweeney explica que este triángulo se puede pensar como la base de una figura tridimensional (un tetraedro) que incluye la frente como punto superior. Y lo más increíble es que la relación de tamaños que da este triángulo coincide casi clavado con el número que Leonardo usó para su dibujo: 1.64, que está cerquita del 1.618 de la proporción áurea.

Ese triángulo coincide con una forma conocida en la anatomía de la mandíbula humana. La proporción resultante aparece también en el cráneo, revelando una conexión entre arte, ciencia y biología.
Pero esto no termina acá: resulta que en otros estudios anatómicos, se encontró que el cráneo humano tiene proporciones que siguen ese mismo número mágico, algo exclusivo en nuestra especie, lo que sugiere que Leonardo captó principios matemáticos muy profundos y universales sobre el cuerpo humano.
Así que más allá de todo, el Hombre de Vitruvio es un reflejo de cómo Da Vinci entendía el cuerpo humano como nadie, con una arquitectura matemática, funcional y bella, casi una fórmula secreta que involucra el arte, la ciencia y la naturaleza.
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