¿Qué destino elegirás? Con Uribe no hay duda que volvería el terror... Sus secuaces, por ejemplo Abelardo de la Espriella, hablan claramente de destripar a quienes se le opongan
Lo único cierto es que tres años después Petro sigue incólume. De nada le ha valido a Uribe y sus secuaces el uso de la violencia verbal, la calumnia, las más disparatas acusaciones y mentiras y la difusión del odio como plan maestro
Efraim Medina Reyes
Escritor, Autor de Érase una vez el amor pero tuve que matarlo y La mejor cosa que nunca tendrás. pág. oficial facebook
Aprendemos, ya desde la infancia, a adaptarnos a las circunstancias y “guardar la compostura”. Esto obviamente significa tener control sobre nuestros pensamientos y emociones para no revelar lo peor de nosotros y por ende nuestra real condición humana. Todos, aunque nos guste negarlo, atesoramos un cierto nivel de hipocresía y de miedo al ridículo. Y precisamente por eso evitamos las relaciones o situaciones que puedan exasperarnos. Sabemos que bajo los efectos de la exasperación lo peor de nosotros aflora y nuestra condición humana queda al desnudo.
Esta claro, incluso para los más hipócritas, despistados o ingenuos, que este gobierno ha llevado a sus poderosos, oscuros y temibles enemigos a la exasperación total, que personajes tan fríos, despiadados y falsos como Uribe están hoy fuera de control y sus mil máscaras se han deshecho ante la resistencia de Petro a todas las estrategias que él, Uribe en persona, y sus secuaces han usado para desestabilizarlo y llevar el gobierno al colapso.
Ya no hay secretos ni misterios, las cartas están sobre la mesa y ningún colombiano puede negar lo que es evidente. Por supuesto, cada cual puede elegir de que lado estar y qué intereses proteger, pero nadie podrá jamás justificar lo que no tiene justificación ni llamarse al engaño. Estamos ante una guerra sucia y feroz de la llamada política tradicional contra esa nueva fuerza, aún en plena evolución, que representa la izquierda democrática.
Este país que sepamos se llama Colombia, tiene una Constitución y una estructura cultural, social, política y militar que nos ha permitido y nos permite resolver nuestros problemas, aún lo más complejos y tenebrosos con autonomía, independencia y autodeterminación. Nunca jamás, ni siquiera en los años más dantescos e ignominiosos de la violencia causada por los grupos guerrilleros, paramilitares y carteles de las drogas nos arrodillamos ante una potencia extranjera para entregar nuestra soberanía a cambio de una supuesta ayuda. Lo que ha hecho y está haciendo la oposición encabezada por Uribe es la página más vil, abyecta y miserable de nuestra historia. Más baja y ridícula todavía si consideramos que están dispuestos a arrastrarse y entregar el país, al decadente imperio de Trump, para que los libere de un solo hombre. ¿No es para partirse de la risa? Toda una horda de experimentados corruptos, mafiosos y criminales políticos que por décadas y décadas controlaron el poder fueron llevados por Petro, un solo hombre, a tal punto de desesperación e histeria que ya no pueden ocultar lo que son en realidad y los mezquinos y sádicos intereses que los mueven.
No sé hasta que punto el infame plan que han urdido, Uribe y sus secuaces, de entregar el país a los gringos a cambio de Petro pueda ser posible. Me auguro que sea solo otro cobarde delirio producido por la desesperación y la impotencia que Petro les causa. Porque estoy seguro que si un gringo tocara a Petro (y esto vale para cualquiera que ocupara la presidencia de nuestro país sin distingo de ideologías o colores) no quedaría piedra sobre piedra. La soberanía del país equivale a la libertad de nuestras almas y nuestra dignidad y la de nuestros hijos y son estas cosas por las que vivo y estoy dispuesto a morir. ¿Ustedes no?
Lo único cierto es que tres años después Petro sigue incólume. De nada le ha valido a Uribe y sus secuaces el uso de la violencia verbal, la calumnia, las más disparatas acusaciones y mentiras y la difusión del odio como plan maestro. Petro no solo ha resistido sino que ellos han perdido credibilidad y reforzado en nosotros, los colombianos, la certeza de que este gobierno ha sido el primero de la historia en intentar sinceramente ocuparse de los problemas reales del país que son combatir la pobreza, la corrupción y el crimen. Y, no menos importante, hacernos conscientes que nuestra voz y nuestro voto pueden definir el destino y el futuro que tendremos.
¿Qué destino elegirás? Con Uribe no hay duda que volvería el terror. De hecho ya él mismo ha anunciado que restablecer ese aparato espeluznante llamado Plan Colombia, y esta vez dándole el control a los gringos, sería su proyecto de gobierno ideal. Sus secuaces, por ejemplo Abelardo de la Espriella, hablan claramente de destripar a quienes se le opongan. El panorama, como ya advertí, es muy claro.
El asunto esta vez, y me siento en deber de repetirlo, no es cuestión de ideologías sino de pensar en el país que queremos seguir construyendo. El sacrificio humano de Petro, más allá de las cifras positivas o lo que no compartamos de su gestión, ha sido descomunal, lo más importante es que termine su mandato sin desfallecer y para eso es necesario manifestarle nuestra gratitud y apoyo constante. En cuanto al futuro votaré por Cepeda, estoy convencido que es la persona justa para consolidar el proyecto de un país donde impere la justicia social y el respeto a la vida. Su firmeza de espíritu, rigor ético y capacidad crítica y autocrítica son inquebrantables y ya lo hemos visto afrontar a sus enemigos políticos manteniéndose fiel a su compromiso de responder con la verdad y acudiendo siempre a las vías legales. Cepeda sabe que la contienda no será fácil y que es importante no dejarse arrastrar por el clima de odio y violencia que la oposición promueve. Y más bien continuar hablándole al país del modo sereno y transparente que lo caracteriza dejando que a Uribe y sus secuaces los consuma la exasperación.
(escrito por Efraim Medina Reyes)
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