Europa ha sido asesinada. El primer y fundamental asesino permanece en la sombra y no suele hablarse de él. Es un hijo de la propia Europa y lo parió Gran Bretaña. Se llama capitalismo.
FERNANDO MORAGON, PROFESOR de HISTORIA
2 marzo, 2025
Europa está muerta. La han asesinado. Es verdad que ya no era más que una sombra de lo que fue, que su ocaso empezó hace mucho tiempo, que se autoengañaba pensando en que todavía retenía algo de su antiguo vigor; pero no ha fallecido de «muerte natural», dando paso a algo más grande y mejor, a una gran asociación euroasiática, la han asesinado.
Las naciones europeas, convertidas en países en vías de subdesarrollo, han entrado en una segunda Edad Media. No sabemos lo que esta durará; pero lo que sí sabemos es que cuando esta termine lo que surja será algo completamente diferente.
A esta «Europa renacida» sólo la podremos seguir llamando Europa en sentido geográfico. Pasó igual con el siglo XV, con el Renacimiento, el origen de la Europa actual. El Renacimiento no fue la continuidad del mundo clásico desaparecido en el siglo VII tras una larga edad oscura conocida como Edad Media, fue una recuperación parcial y reinterpretada de los restos culturales de la antigüedad al que se le añadieron las novedades del momento (desde la reinvención de la imprenta al descubrimiento de América pasando por las innovaciones del arte y el humanismo renacentista).
Lo mismo sucederá con lo que surja después de la segunda Edad Media europea. No partirá de cero, obviamente, incorporará una buena parte del bagaje cultural de la Antigua Europa; pero ya será algo completamente distinto, y los fenómenos migratorios serán parte inevitable y renovadora constituyente de esa «Europa renacida». Así ha sido siempre.
Mientras tanto, la segunda Edad Media europea se encamina hacia el abismo. Desaparecida completamente la izquierda originada con la Revolución francesa, sólo quedan en Europa derechas. Estas derechas, bien a través del partido único europeo, o bien por medio de los partidos ultraconservadores (Alternativa por Alemania es uno de sus representantes), y ante el fracaso de las democracias liberales en proceso de rápida descomposición, nos están llevando inevitable e irreversiblemente hacia regímenes totalitarios distópicos.
Lo que queda por saber es si la UE sobrevivirá para crear unos Estados Unidos de Europa totalitarios o el totalitarismo será impuesto país por país. En cualquier caso Europa será completamente irrelevante en el concierto de las naciones. Ya se ve con la guerra en Ucrania, Europa forma parte del problema y no de la solución. Si se llega algún tipo de paz negociada entre EEUU y Rusia, el partido de la guerra europeo estará ausente, no tendrá ni voz ni voto.
En cuanto al Imperio Norteamericano, los intentos de Trump, el nuevo emperador soberanista, para revivir al Imperio moribundo fracasaran, incluso si logra parchear temporalmente su decadencia con la limpieza del estado profundo y la masiva transferencia de riqueza desde Europa a EEUU, con el consiguiente empobrecimiento de sus vasallos europeos. Demasiado tarde para hacer frente a China. Eso sí, la muerte del Imperio traerá, ya está trayendo (véase por ejemplo Palestina), una enorme cantidad de destrucción y muerte.
Son muy ingenuos los que piensan que EEUU va a ceder su posición de potencia hegemónica mundial por las buenas, es no entender su carácter mesiánico y la lógica del poder anglocapitalista. No habrá un Yalta 2.0., lo que sí puede haber es una guerra nuclear. Estamos en el momento histórico más peligroso de la Historia de la Humanidad. La caída del primer gran imperio global nuclear. Que nadie se engañe, el Imperio Norteamericano morirá matando. Solamente una cosa puede paliar el desastre al que nos lleva EEUU: una guerra civil que lo destruya.
El Occidente colectivo está poniendo final a su historia. El siglo XXI es el de su defunción. Los más de 600 años de su auge y dominio del mundo han terminado. De hecho, la decadencia de Europa se remonta a la Gran Guerra (con la II Guerra Mundial Europa pierde completamente su soberanía) y la de EEUU tiene 2 fechas de referencia: 1991, con la implosión de la Unión Soviética, y 2001, con los atentados del 11 de septiembre y la declaración del estado de guerra permanente. En mi parecer es entonces cuando empezó la III Guerra Mundial, guerra mundial híbrida, que prosigue hoy en día.
Occidente ha muerto y esto que estamos viendo ahora no son más que sus últimos estertores. En este caso, la muerte cerebral, la que el oportunista y cobarde Macron equivocadamente atribuía a la OTAN sin percatarse de que era la muerte cerebral de las élites europeas incluida la suya propia, ha precedido a la muerte del resto del cuerpo social.
Pero comenzaba este artículo afirmando que Europa ha sido asesinada. Ha sido un asesinato colectivo. El primer y fundamental asesino permanece en la sombra y no suele hablarse de él. Es un hijo de la propia Europa y lo parió Gran Bretaña. Se llama capitalismo. El segundo son las degeneradas, corruptas, cobardes, analfabetas e incompetentes élites europeas (la UE es un ejemplo espléndido al respecto). Finalmente, el tercero es el Imperio Norteamericano que nos está utilizando y destruyendo en un intento vano de salvarse a sí mismo de la extinción.
Lo siento, pero la realidad es tozuda y nada hay más lamentable que tras hacer una reflexión como la que acabo de realizar rematara con un absurdo juego de magia y sacará de la chistera el conejo de la esperanza; del dios, el destino, la tecnología, el instinto de supervivencia o cualquier otra cosa proveerá. No, no hay cabida aquí para la esperanza. Sólo nos queda, el que quiera, entonar un réquiem por Europa y por Occidente.
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