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EL ESTRÉS ENGORDA

La ciencia explica por qué el hambre emocional favorece el aumento de peso en hombres

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Cuando el cortisol está elevado por el estrés, desde el estómago se libera más grelina, que es la hormona del hambre.

Por Mayte Martínez
21/12/2024

getty images//Esquire

Somos los hombres más estresados de la historia. La cantidad de datos que recibimos por minuto, junto con la necesidad de sentirnos productivos incluso en nuestro tiempo libre, entre otros factores, hace que estemos sumidos en un estrés constante que afecta incluso al peso corporal. ¿Por qué? Porque tendemos a resolver las emociones difíciles con una ingesta desproporcionada. De momento nos calma pero, a la larga, nos engorda. Y es que el cortisol, la hormona del estrés, hace que tengamos “más hambre y menos saciedad. Si el cortisol está elevado por el estrés, se libera más grelina, la hormona del hambre y menos lectina, hormona de la saciedad. Además el estrés y el cortisol provocan que haya menos dopamina, el neurotransmisor del placer, y nuestro cuerpo la busca, normalmente en alimentos dulces o palatables, chocolate, snacks. Es lo que se conoce como hambre emocional, compensar con la comida nuestras frustraciones. Comemos para liberar dopamina”, explica la Boticaria García, divulgadora científica, en la presentación del road trip ‘El peso de lo invisible’, punto de información itinerante sobre la obesidad.

El cortisol: así actúa la hormona que provoca el aumento de peso en hombres

El cortisol es la hormona del estrés. “Si aumenta el estrés, sube el cortisol, lo que provoca un aumento de glucosa en sangre y un aumento de la grasa visceral, en la zona central del cuerpo. Una bajada de cortisol ayuda a bajar de peso y a una pérdida de volumen en la zona abdominal”, asegura María José Crispín, médica nutricionista de Clínica Menorca. Sin embargo, Ariadna Segú, Scientific Communication & Training Specialist de Aboca España, refiere que “no está del todo clara la relación entre el ‘comer emocional’, comer en respuesta a las emociones, y el sobrepeso/obesidad. Se afirma que el estrés suele estar ligado a alteraciones en la manera de consumir la comida, con tendencia hacia la más hipercalórica. Por otro lado, el aumento de peso provoca cambios fisiológicos que también pueden causar una peor gestión del estrés”.

Según datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad, se estima que entre un 4% y un 6% de los jóvenes sufre algún tipo de Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), siendo el atracón, relacionado con la ansiedad por la comida, el de mayor incidencia.


El cortisol: las recomendaciones que favorecen su disminución

Es clave la actividad física. También podemos intentar técnicas de meditación. Y descansar las horas adecuadas, procurando un sueño reparador. “Es importante cómo gestionamos las emociones y saber que la ciencia ha demostrado que hay otras formas de conseguir dopamina más allá de la comida, una de ellas, la mejor, el ejercicio físico, hablar con otras personas, escuchar música, cantar, tocar un instrumento, aprender”, está de acuerdo la Boticaria García. “Alimentación saludable y antiinflamatoria, complementos alimenticios a base de plantas que podrían mejorar los estados ansiosos/nerviosos y aquellos que ayudan al sueño y la relajación”, añade Ariadna. “La ansiedad por la comida es como una ola. Hay que aprender a dejarla pasar”, asegura Pilar Conde, psicóloga de Clínicas Origen, que advierte de un aumento de casos entre sus pacientes masculinos, para quien la ansiedad por la comida está más relacionada con “el estilo de aprendizaje vinculado a la regulación de las emociones, con cómo éste se ha asociado a la alimentación y a sus hábitos y se ha mantenido a lo largo del tiempo”.

Si de pequeños nos tranquilizaban con una bolsa de chuches o nos premiaban con hamburguesas, pizzas u otro plato rico en azúcares y grasas, en la edad adulta hacemos lo mismo, comer para recuperar la sensación de alivio emocional. Este trastorno tiene que ver con el mecanismo de recompensa, un sistema cerebral que combina el placer y la motivación. Comer es una necesidad de supervivencia, pero también una actividad que produce deleite. "El hombre, a lo largo de su vida, puede ir aprendiendo habilidades y estrategias para evitar asociar el malestar y la tristeza con la necesidad de comer", explica Conde.

Obesidad y estrés: causas y consecuencias de su aumento

Alfredo Alonso Poza, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste de Madrid, también está de acuerdo en que el estrés puede influir de manera significativa en el desarrollo de obesidad, por lo que "el hombre puede necesitar apoyo psicológico para su control. La salud física y mental están profundamente conectadas. La salud mental puede influir de manera significativa en el desarrollo de la obesidad, y viceversa". Según el especialista, trastornos como la ansiedad o los comportamientos obsesivo-compulsivos, que suelen aparecer en edades tempranas, pueden llevar a un desorden alimenticio.

La relación entre salud mental y obesidad es un círculo vicioso que afecta a la calidad de vida

“Cuando un hombre ya es obeso, la baja autoestima y el deterioro de su imagen corporal tienden a empeorar los cuadros de ansiedad o depresión que provocaron la obesidad en un primer momento. Es crucial recibir apoyo psicológico para sobrellevar las complicaciones emocionales y de imagen corporal que esta enfermedad conlleva. El estrés continuado o la ansiedad provocan una ingesta desordenada, lo que contribuye al aumento de peso y, en muchos casos, a la obesidad". Según conclusiones de un reciente estudio realizado por PronoKal, especialistas en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad, a más de 200 personas, “el enfoque tradicional que va en la busca del ‘peso ideal’ a menudo conduce a una mentalidad restrictiva y obsesiva con la pérdida de peso, lo que puede generar estrés y ansiedad y, por tanto, una falta de adherencia a los tratamientos y una mayor reganancia de peso tras abandonar una dieta saludable”.

Consejos para evitar el estrés... y la comida no saludable

No te dejes llevar por el impulso, todo pasa. Evita tener a mano comida no saludable y no te saltes una comida para compensar abusos. “Cuando nos estresamos, el cuerpo aumenta los niveles de cortisol para enfrentar ese estrés pero, si mantiene elevado mucho tiempo, puede desencadenar otros problemas de salud, físicos –dolor de cabeza, cansancio, molestias digestivas, alteraciones cardiacas– y mentales –ansiedad, depresión”, explica Carla Ramón, biotecnóloga y product manager de Solgar, complementos nutricionales. “Aunque a veces el estrés es inevitable, centrémonos en lo que está en nuestra mano para lidiar con él de la mejor manera y reducir sus efectos adversos. Identificar qué nos causa estrés y qué es lo que mejor funciona para mantener bajo el nivel de cortisol es clave para cuidarnos física y emocionalmente en periodos de mayor tensión”.

1. Desconectar de la tecnología de forma regular

El constante flujo de notificaciones y el uso excesivo de dispositivos electrónicos aumentan el estrés. Establecer momentos durante el día para desconectar del móvil, correo electrónico y redes sociales permite relajar la mente, mejorar la concentración y dedicar tiempo a otras actividades relajantes como leer o contactar con la naturaleza.

2. Establecer una rutina de noche para favorecer el descanso

Es clave para mantener el equilibrio emocional y físico. Estrés y problemas de sueño van de la mano, el estrés dificulta el descanso y el cansancio contribuye al estrés. Una rutina nocturna relajante ayuda a romper este círculo vicioso. Evitar el uso de pantallas antes de dormir, meditar, cuidar la temperatura ambiente del dormitorio, mejora la calidad del sueño y reduce el estrés acumulado del día.

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