Astroquímica
El hallazgo refuerza la teoría en torno a que los compuestos esenciales para la vida en nuestro planeta podrían tener un origen interestelar
Vista de la Nube Molecular de Tauro, donde se hallaron las moléculas complejas. / Crédito: ESO.
Pablo Javier Piacente
28 OCT 2024
Un equipo de investigadores ha descubierto grandes moléculas que contienen carbono en una distante nube interestelar de gas y polvo: el hallazgo muestra que las moléculas orgánicas complejas, que incluyen carbono e hidrógeno, probablemente existieron en la nube de gas frío y oscuro que dio origen a nuestro Sistema Solar.
Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, han descubierto que una nube interestelar distante contiene una gran cantidad de pireno, un tipo de molécula grande que incluye una forma de carbono conocida como hidrocarburo aromático policíclico (HAP). Según el nuevo estudio, publicado en la revista Science, la hipótesis sobre un origen interestelar de la vida en la Tierra se refuerza a partir de este dato.
De acuerdo a una nota de prensa, el descubrimiento del pireno, concretado en la Nube Molecular de Tauro o TMC-1, mediante el Telescopio Green Bank en Virginia Occidental, sugiere que el pireno puede haber sido la fuente de gran parte del carbono existente en nuestro Sistema Solar. Esa hipótesis también está respaldada por un reciente hallazgo: las muestras devueltas desde el asteroide cercano a la Tierra Ryugu contienen grandes cantidades de pireno.
Desde los inicios del Sistema Solar
La nube ubicada en la constelación de Tauro es similar a las acumulaciones de polvo y gas que eventualmente se convirtieron en nuestro propio Sistema Solar: como la química del carbono es la columna vertebral de la vida en la Tierra, y se sabe desde hace mucho tiempo que los HAP son abundantes en el medio interestelar, los hallazgos tienen un gran potencial para revelar parte de los misterios que aún persisten sobre el origen de la vida en nuestro planeta.
Las nubes interestelares como TMC-1 pueden eventualmente dar origen a estrellas, ya que grupos de polvo y gas se unen en cuerpos más grandes y comienzan a calentarse. Los planetas, asteroides y cometas se forman a partir de parte de esas acumulaciones de gas y polvo que rodean a las estrellas jóvenes. Es probable que las moléculas orgánicas complejas, con carbono e hidrógeno, estuvieran presentes en la nube gaseosa que originó el Sistema Solar.
Según un artículo publicado en The Conversation por María Cunningham, científica de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Sydney, Australia, quien no participó del estudio, las moléculas del tipo identificado se mantuvieron unidas hasta después de la formación de la Tierra. Esto es clave para nuestra comprensión de los orígenes de la vida, que habría sido posible gracias a estos compuestos provenientes desde las profundidades del cosmos.
La vida llegó desde estrellas distantes
Cunningham explica que la vida simple o unicelular apareció en el registro fósil de la Tierra casi de inmediato, en escalas temporales geológicas y astronómicas, después de que la superficie del planeta se había enfriado lo suficiente como para no vaporizar moléculas complejas. Esto sucedió hace más de 3,7 mil millones de años, en tanto se cree que la Tierra se formó hace 4,5 mil millones de años.
Los científicos sostienen que no hubo tiempo suficiente para que la química comience con simples moléculas de dos o tres átomos y desemboque en la formación de los primeros organismos: todo indica que las moléculas complejas llegadas desde el espacio interestelar sobrevivieron a las duras condiciones de formación del Sistema Solar. Como resultado de esto, el pireno ya estaba disponible para formar la columna vertebral de la vida basada en el carbono hace unos 3,7 mil millones de años.
Por último, también es importante recordar que este descubrimiento se relaciona con otro hallazgo clave concretado en la última década: la primera molécula quiral en el medio interestelar, el óxido de propileno. Estas moléculas quirales fueron imprescindibles para lograr que la evolución de las formas de vida simple o unicelular funcione en la superficie de la Tierra primitiva.
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Referencia
Detection of interstellar 1-cyanopyrene: A four-ring polycyclic aromatic hydrocarbon. Gabi Wenzel et al. Science (2024). DOI:https://doi.org/10.1126/science.adq6391
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Fuente: