Un nuevo estudio científico proporciona nuevas pruebas de que la era de la humanidad podría haberse iniciado en 1952, marcando el comienzo de una transformación global impulsada por el hombre.
A medida que más investigaciones aportan evidencia sobre el impacto de la humanidad en la Tierra, el debate sobre la oficialización del Antropoceno sigue dividiendo a la comunidad científica
Imagen de la bomba nuclear lanzada en Nagasaki en 1945. / openculture.com
En 2002, el Nobel de Química Paul Crutzen propuso una teoría que generó un amplio debate en la comunidad científica: el Holoceno, la era geológica que comenzó hace 11.700 años, había llegado a su fin. Crutzen sugirió que el mundo había entrado en una nueva era, el Antropoceno, caracterizado por la influencia humana en el planeta. Desde la contaminación atmosférica hasta la extinción masiva de especies y la acidificación de los océanos, el impacto de la actividad humana ha dejado una huella indeleble en los ecosistemas.
A pesar de su aceptación entre algunos sectores científicos, el Antropoceno aún no ha sido oficializado como una era geológica. La International Commission on Stratigraphy (ICS) concluyó recientemente que no es posible, desde una perspectiva geológica, predecir si las evidencias del impacto humano persistirán en el registro sedimentario. No obstante, muchos investigadores señalan que es una nueva advertencia sobre la necesidad de reducir la influencia humana en el medio ambiente para adaptarnos a los futuros cambios climáticos y ecológicos.
El término sigue siendo objeto de un intenso debate dentro de la comunidad científica. Cada año, nuevos estudios sugieren que deberíamos reconocer oficialmente esta nueva era. Un reciente informe publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) proporciona nuevas pruebas de que el Antropoceno podría haberse iniciado en 1952, marcando el comienzo de una transformación global impulsada por la actividad humana.
El estudio analizó datos de 137 sitios en todo el mundo, incluyendo la Antártida, el Ártico, Asia, Europa y América del Norte. Los autores identificaron tres picos clave en los últimos 7.700 años: en 1876, 1935 y 1952. Estos picos se correlacionan con periodos de cambios significativos en los ecosistemas y la atmósfera. El período de 1855 a 1890, por ejemplo, estuvo marcado por los efectos de la Revolución Industrial, que incluyó un aumento en las concentraciones de plomo y alteraciones en los nutrientes de los lagos.
Entre 1909 y 1944, los investigadores detectaron cambios en las composiciones de polen, concentraciones de carbono negro y variaciones en los isótopos estables. Sin embargo, fue en el periodo de 1948 a 1953 cuando se registraron los mayores aumentos en el impacto humano. Durante estos años, se introdujeron contaminantes orgánicos, microplásticos y plutonio, productos derivados de las pruebas nucleares, así como carbono-14 moderno, lo que marcó un cambio radical en los indicadores geoquímicos globales.
La Gran Aceleración
El periodo comprendido entre 1948 y 1953 coincide con lo que los científicos denominan la "Gran Aceleración", una fase posterior a la II Guerra Mundial que se caracterizó por un rápido aumento de la población mundial, junto con una expansión sin precedentes en la actividad industrial y agrícola. Según los autores del estudio, este periodo marca un repunte en el impacto humano sobre los sistemas naturales de la Tierra, que se traduce en cambios rápidos y significativos en los indicadores geológicos y biológicos.
Los investigadores sugieren que 1952, con un margen de tres años antes o después, podría ser el inicio del Antropoceno, ya que representa un punto de inflexión en la historia del impacto humano en el planeta. Este estudio refuerza la idea de que la actividad humana ha modificado irreversiblemente el comportamiento de los ecosistemas naturales, acelerando procesos de transformación que antes se desarrollaban a lo largo de milenios.
Blanca Martínez, investigadora del departamento de Geología de la Universidad del País Vasco, destacó la importancia de estos hallazgos. "Este trabajo pone de manifiesto la existencia de una importante huella humana en el registro geológico y biológico reciente, dejando claro que el ser humano ha sido capaz de alterar el comportamiento natural de diferentes medios ambientes de nuestro planeta desde mediados del siglo pasado", señaló en un comunicado.
Sin embargo, Martínez advirtió que, a pesar de los resultados, aún no es suficiente para proclamar oficialmente el Antropoceno como una nueva subdivisión en la escala de los tiempos geológicos. Aunque el estudio proporciona pruebas convincentes de que la actividad humana ha cambiado profundamente los ecosistemas, el debate sobre si estos cambios son suficientes para marcar el inicio de una nueva era continúa abierto.
El debate científico persiste
A medida que más investigaciones aportan evidencia sobre el impacto de la humanidad en la Tierra, el debate sobre la oficialización del Antropoceno sigue dividiendo a la comunidad científica. Aunque algunos expertos apoyan la idea de reconocer esta nueva era geológica, otros, como los miembros de la ICS, se muestran más cautelosos, argumentando que es difícil prever cómo estas señales persistirán en el registro geológico a largo plazo.
En cualquier caso, este debate subraya la necesidad de una mayor conciencia sobre el papel del ser humano en la transformación del planeta. Reducir nuestro impacto en el medio ambiente y mitigar los efectos del cambio climático sigue siendo una prioridad para la comunidad internacional, y el reconocimiento del Antropoceno podría ser un paso simbólico hacia la toma de conciencia global. @mundiario
Andrés Tudares
Colaborador.
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El autor, ANDRÉS TUDARES, colaborador de MUNDIARIO, es licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, egresado de la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín (URBE). @mundiario
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