Un experimento con ratones reveló un mecanismo fundamental sobre el proceso de recordar y cómo la falta de sueño lo afecta.
Una neurona (en blanco) con alrededor de 5,000 axones (azules).GOOGLE RESEARCH & LICHTMAN LAB
Es bien sabido que dormir mal produce alteraciones neurológicas. La concentración y la mala memoria son las afecciones más conocidas. Pero aunque la vinculación entre la falta de sueño y la dificultad para recordar está bien documentada, la ciencia aún no comprende con exactitud el mecanismo neurológico que lo produce. Una investigación reciente publicada en Nature ha arrojado nueva luz sobre la interrupción del descanso, la memoria, y lo que ocurre en el hipocampo.
Según el informe, la privación de sueño provoca que una señal cerebral crucial relacionada con la memoria a largo plazo se comporte de manera anómala. Esta conclusión llega tras un experimento realizado con siete ratones trasnochados, donde se exploró su actividad neuronal en el hipocampo mientras resolvían un laberinto.
Los científicos a cargo de realizar el mapa neuronal se mostraron sorprendidos y “humillados” al enfrentarse a la complejidad contenida en un solo milímetro de masa cerebral.
¿Qué es recordar y cómo se ve?
La memoria y los recuerdos son algunos de los principales misterios de la neurobiología contemporánea. Gracias a los intensos estudios sobre el cerebro, los científicos saben que la memoria no es un compartimento exacto al que se pueda acceder. En su lugar, han optado por la interpretación de que la información aprendida se almacena en varias partes del órgano. Mientras estén guardadas en forma de sólidas ramificaciones neuronales, las personas recuperan esas imágenes mentales y experiencias pasadas según la situación que están experimentando.
A pesar de la ambigüedad del sistema de la memoria, existen áreas y actividades eléctricas clave en el proceso de recordar. El hipocampo (llamado así porque tiene forma de caballito de mar) es una de las estructuras más importantes del cerebro vinculadas a la memoria. Además, hay patrones visibles que pueden considerarse biomarcadores atribuibles al proceso de recordar, como las ondas agudas (SPW-Rs, por sus siglas en inglés) que se visualizan cuando se presta atención al hipocampo.
Las ondas agudas aparecen cuando un gran grupo de neuronas se activa en sincronía. Mientras un ratón recuerda, las SPW-Rs se visualizan como oscilaciones de onda en una pantalla a un ritmo concreto. La ciencia cree que los patrones en las ondas facilitan la comunicación entre el hipocampo y la neocorteza, donde tienden a estar los recuerdos a largo plazo. Nature explica que, cuando los animales revisitan las jaulas donde crecieron, en las computadoras aparecen repeticiones aceleradas de patrones de actividad cerebral del hipocampo. Las SPW-Rs, entonces, son una forma de saber que el roedor está formando una representación neuronal del lugar a través del reconocimiento sensorial.
Así se ven las ondas SPW-R en mamíferos. BUZSÁKI ET AL
Una vez que se consideraron las ondas agudas como biomarcadores del acto de recordar, los científicos comenzaron a alterarlas. En investigaciones previas, cuando se modificó el comportamiento de las SPW-Rs, los ratones estudiados presentaron dificultades para superar pruebas de memoria. Además, se ha descubierto que al prolongar la repetición de estas ondas, el rendimiento de lo sujetos de prueba en exámenes mejora.
Por otro lado, las ondas agudas se presentan mientras los roedores duermen y cuando están despiertos. En pruebas pasadas, se ha observado que las ráfagas de SPW-Rs ocurren durante el sueño profundo. Dicha etapa se considera vital para transformar el conocimiento a corto plazo en recuerdos a largo plazo. Desde entonces, los neurólogos saben que de alguna manera, la memoria, el sueño y las ondas agudas están relacionados entre sí.
La importancia del descanso para la memoria
Los científicos del reciente estudio dieron el siguiente paso en los trabajos sobre la memoria. Finalmente, estudiaron directamente la interrupción de las ondas durante el sueño y su repercusión en el proceso de rememorar. Para hacerlo, pusieron a prueba a ratones desvelados frente a ratones que habían dormido muy bien. Los animales debían completar un laberinto que ya conocían. Luego, observaron la información que arrojarían las ondas agudas.
Aunque todos los roedores tuvieron niveles similares de SPW-Rs, aquellos que se perdieron en el laberinto emitieron disparos de onda más débiles y desorganizados. Cuando los animales trasnochados volvieron a descansar, el ritmo de sus patrones se restableció. La interrupción de estas ondas de comunicación entre el hipocampo y la neocorteza durante el sueño profundo causa una deficiencia en el proceso de formación de memoria a largo plazo.
El experimento revela que el procesamiento posterior de la experiencia es fundamental y no debe interrumpirse. Si algo falla en el almacenamiento de esa información, es probable que no se pueda acceder a ella con facilidad. Por lo tanto, si estudias para un examen al día siguiente, es mejor que no te desveles haciéndolo, afirman los neurólogos.
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