Detrás de todo esto hay un gran negocio
La amenaza de Estados Unidos de invadir países latinoamericanos para “combatir a los cárteles” no es solo un gesto de seguridad, sino una estrategia de poder y negocios.
Bajo el pretexto de enfrentar el narcotráfico, Washington busca imponer su agenda política, económica y militar en la región
United States Drug Enforcement Administration (DEA) - Stringer / Zuma Press / ContactoPhoto
Editorial diario-red.com
13/08/25
Partiendo de que, efectivamente hay que desecuritizar el lenguaje, como lo plantea el periodista Oswaldo Zavala, no podemos dejar de mencionar la palabra para entender lo que ahora se instala en la agenda imperial de los Estados Unidos cuando amenaza con invadir países de América Latina para “combatir a los cárteles”, calificados como terroristas y que, supuestamente, están vinculados a gobiernos y organizaciones políticas.
Lo que importa es si efectivamente Donald Trump y sus corporaciones políticas, mercantiles y militares quieren terminar con el tráfico de drogas en su país. Porque, aunque parezca irónico, hasta en eso quisieran tener el monopolio o la supremacía. Es decir, el mensaje es claro: vamos a combatir por fuera de nuestras fronteras, con lo que haga falta, pero dentro de ellas “ya veremos”.
El sistema de consumo, tráfico y comercialización de drogas dentro de EE.UU. (que le reporta un flujo económico incalculable) no puede estar ajeno a “carteles”, grupos criminales, redes de transporte y venta, sin dejar de lado la participación de policías, militares y funcionarios públicos en todos los niveles. Más de un reportaje o investigación ha demostrado cómo se utilizaron aviones militares estadounidenses para transportar estupefacientes desde Afganistán e introducirlos a través de las bases militares de varias ciudades de ese país del norte. ¿Y por eso dejaron de hacerlo? ¿Se limitó la venta y por tanto el consumo?
No, nada de eso ocurrió ni ocurrirá. Al contrario. Pero la cuestión no es si las fuerzas militares estadounidenses van a combatir o no a los carteles de la droga en América Latina. En realidad, lo que está detrás de esos anuncios es de doble vía:
¿Acaso están preocupados por lo que hacen y dejan de hacer para combatir el narcotráfico gobiernos como el de Daniel Noboa, en Ecuador, y Dina Boluarte, en Perú?
1.- Crear un clima de sometimiento, hostigamiento y chantaje a determinados gobiernos para imponer la agenda de Washington. En otras palabras: “Quedan advertidos de que vamos con todo porque de no cooperar nos llevamos desde su presidente, sus generales y todo lo que nos impida operar con nuestras fuerzas en su territorio”. ¿Acaso están preocupados por lo que hacen y dejan de hacer para combatir el narcotráfico gobiernos como el de Daniel Noboa, en Ecuador, y Dina Boluarte, en Perú?
2.- Detrás de todo esto hay un gran negocio. Como ya ha ocurrido con las invasiones en Asia, Medio Oriente y África, bajo el pretexto de acabar con dictaduras y gobiernos totalitarios, detrás de eso llegan las grandes corporaciones militares y de inteligencia -ahora más que antes por el uso de la informática-. Un gran negocio que también saca provecho con la imposición de organizaciones políticas, partidos y movimientos para tomar el poder y impulsar programas y proyectos de “desarrollo” y de “gobernabilidad” con empresas de los grupos de poder de Estados Unidos.
Cuando por su cuenta deciden que un gobierno o un presidente son declarados como terroristas y ofrecen recompensa por “su localización”, lo que nos están diciendo es: “Vamos por ustedes, siempre y cuando se sometan, nos obedezcan, entreguen sus recursos y seamos ´socios´”.
Queda entonces la pregunta de siempre: ¿Por qué no hacen lo mismo en su propia geografía, con sus grupos criminales, redes de tráfico y, sobre todo, con el lavado multimillonario en su sistema financiero en el cual se refleja mejor el gran negocio que no quieren aniquilar por nada del mundo?
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