Sponsor

Recent

LA CREACIÓN DE LA RIQUEZA ES UN PROCESO SOCIAL... Y NOS PERTENECE A TODOS

Las clases que se llaman superiores solo pueden preservar su hegemonía política invocando la ley del más capaz.
Los ricos no merecen su riqueza
La producción económica en una sociedad moderna nunca es un esfuerzo en solitario. Nadie produce nada por sí mismo. Toda producción es, en su raíz, un proceso fundamentalmente social y colaborativo.

TOM MALLESON
TRADUCCIÓN: FLORENCIA OROZ

Caricatura de Andrew Carnegie, 1900. (Udo J. Keppler / Wikimedia Commons)

El capitalismo se basa en la idea meritocrática de que cada uno recibe lo que le corresponde por su esfuerzo. Debemos rechazar de plano ese razonamiento: la creación de riqueza es un proceso fundamentalmente social, y los ricos no tienen ningún derecho a acaparar todos los recursos y el poder.

Una creencia fundamental en las sociedades capitalistas es la noción de que los individuos reciben los ingresos que merecen en el mercado: tu cuenta bancaria refleja tu talento y esfuerzo y, por tanto, es legítimamente tuya, y solo tuya. Según una encuesta reciente, el 66% de los republicanos cree que los ricos lo son porque «han trabajado más duro» que los demás, no por otras ventajas en la vida. Como dijo el difunto activista conservador Herman Cain: «No culpen a Wall Street. No culpes a los grandes bancos. Si no tienes trabajo y no eres rico, cúlpate a ti mismo».

De ahí que Bill Gates y Elon Musk realmente merezcan sus montañas de riqueza (110.000 y 190.000 millones de dólares, respectivamente), mientras que los discapacitados en Estados Unidos supuestamente merecen sus míseros ingresos de solo 25.000 dólares promedio al año. Estas ideas de merecimiento y mérito son la argamasa entre los ladrillos de los cimientos de nuestra sociedad. Pero vale la pena preguntarse si los poderosos de nuestras sociedades merecen realmente sus montones de riquezas.

Los orígenes ideológicos de la meritocracia

La idea de que la desigualdad se justifica porque refleja el mérito individual es antigua. A partir de las décadas posteriores a la Revolución Francesa, cuando los viejos bastiones del privilegio feudal estaban decayendo, una élite presa del pánico temió que las masas utilizaran sus crecientes poderes democráticos para igualar la riqueza. Así, los pensadores conservadores empezaron a reunir nuevas justificaciones para sus riquezas. En 1872, Émile Boutmy, fundador de la prestigiosa universidad parisina Sciences Po, expresó así la creciente ansiedad de las élites:
Las clases que se llaman superiores solo pueden preservar su hegemonía política invocando la ley del más capaz. Como los muros de sus prerrogativas y de su tradición se desmoronan, la marea democrática debe ser frenada por una segunda muralla formada por méritos brillantes y útiles, por superioridades cuyo prestigio imponga obediencia, por capacidades de las que sería una locura que la sociedad se privara.

La naciente disciplina de la economía proporcionaría gran parte de la munición ideológica que la derecha buscaba desesperadamente. En 1899, el economista John Bates Clark se inquietaba de que los «obreros» abrazaran cada vez más la idea socialista de que «se les roba regularmente lo que producen» y se convirtieran así «en revolucionarios».

John Bates Clark. (Gunton’s Magazine, Vol. 19, 1900, vía Wikimedia Commons)

Para contrarrestar la espantosa posibilidad de que los seres humanos compartieran los frutos de su trabajo, Clark desarrolló lo que llegó a conocerse como teoría de la productividad marginal. Su afirmación fundamental era que un mercado competitivo distribuirá los ingresos entre cada «factor de producción» —cada trabajador o cada empresario— de acuerdo con la contribución marginal de cada persona. De este modo, el capitalismo podría describirse no como un sistema explotador, sino como un sistema profundamente moral: da a cada persona precisamente el valor que ha creado.

Este santo y seña meritocrático sigue siendo válido hoy en día. Cuando estallaron las protestas de Occupy Wall Street contra la desigualdad económica hace una década, Greg Mankiw, presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente George W. Bush, publicó un influyente artículo titulado «Defending the One Percent». En él repetía el argumento de Clark de que los ingresos de mercado, incluso para los muy ricos, no son un problema porque simplemente reflejan el enorme valor que los ricos han aportado a nuestro bienestar.

El problema de fondo de la meritocracia

Los progresistas suelen rechazar el argumento meritocrático, señalando que la competencia económica es extremadamente injusta. Algunas personas han sido bendecidas con herencias privadas, escuelas de élite y redes familiares bien conectadas, mientras que otras se ven obstaculizadas en todo momento por la inseguridad económica, el sexismo y el racismo. Como no hay nada parecido a la igualdad de oportunidades, la economía es un campo de juego desigual, por lo que los «ganadores» no merecen realmente sus ingresos más de lo que un boxeador de peso pesado «merece» un premio por vencer a un peso pluma, o un conductor de Lamborghini «merecería» el maillot amarillo por superar a los ciclistas en el Tour de Francia.

Estos argumentos progresistas son correctos hasta cierto punto. El problema es que no van lo suficientemente lejos en el diagnóstico de lo que está mal con la meritocracia. El problema fundamental es que la economía dominante, al igual que la cultura hegemónica, suele concebir la obtención de ingresos como si fuéramos Robinson Crusoe, produciendo nuestra propia propiedad privada solo a partir del sudor de nuestra frente, y luego intercambiando la propiedad recién creada con otros en un mercado libre.

Esto es muy engañoso. La producción económica en una sociedad moderna nunca es un esfuerzo en solitario. Nadie produce nada por sí mismo. Toda producción es, en su raíz, un proceso fundamentalmente social y colaborativo.

La contribución a menudo ignorada —pero realmente vasta— del trabajo de otras personas es lo que yo llamo la «subestructura». Consideremos un ejemplo mundano: cada día, en todas las ciudades del Norte Global, miles de semirremolques van y vienen transportando nuestras mercancías. Cada uno de estos camiones puede transportar aproximadamente setenta y ocho mil libras y recorrer aproximadamente dos mil millas antes de necesitar rellenar su depósito. Sin embargo, esta estupenda hazaña no se debe únicamente al conductor de un camión; es posible gracias a los incontables kilómetros de carreteras, los años de trabajo que las construyeron y las generaciones de aprendizaje que desarrollaron el hormigón; lo mismo ocurre con los camiones, con su combustible, etcétera.

Para hacernos una idea de la potencia de este ejemplo, podemos preguntarnos qué necesitaríamos los seres humanos para llevar a cabo esta sencilla tarea simplemente cargando la mercancía a nuestras espaldas. Lo que hoy puede hacer un camionero en un solo día le llevaría a una persona sin nuestra moderna subestructura unos 2700 años. Toda la producción depende de esta subestructura: la combinación de infraestructuras, activos físicos, instituciones, leyes, normas, conceptos intelectuales, apoyos emocionales y recursos naturales que subyacen a la producción y la hacen posible.

Lo que impulsa la economía

Empieza a buscar y lo verás por todas partes: la infraestructura física (como carreteras, puentes, ferrocarriles, sistemas de abastecimiento de agua, alcantarillado, redes eléctricas y redes de telecomunicaciones) amplía la capacidad productiva de cualquier individuo que participe en la economía. La infraestructura político-jurídica del Estado proporciona la estabilidad social y la previsibilidad necesarias para el buen funcionamiento de cualquier mercado.

No existe tal cosa como un «mercado libre». Todos los sistemas de mercado están inmersos en una infraestructura político-jurídica; están conformados y definidos por normas, reglamentos e instituciones. Entre ellas se incluye un sistema de derechos de propiedad que define quién posee qué, qué se puede vender y qué no, los tipos de empresas que pueden operar (como sociedades anónimas o cooperativas de trabajo asociado), los distintos derechos de los propietarios de las empresas frente a los trabajadores (¿los propietarios tienen responsabilidad plena o limitada?, ¿los trabajadores tienen derecho a participar en el gobierno del consejo?), los impuestos que deben pagar las distintas partes, una fuerza policial para hacer cumplir esos derechos y un sistema judicial para adjudicarlos.

Trabajadores del Puente del Puerto de Sídney, Sídney, Australia, 1932. (Museo Powerhouse vía Wikimedia Commons)

Esto significa que el Estado y todos los trabajadores que lo administran y mantienen son socios silenciosos en la producción de cada nueva propiedad privada. Son sus «cocreadores».

Pero eso no es todo. Veamos, por ejemplo, la infraestructura del conocimiento. Una de las principales fuentes de la prosperidad moderna (si no la más importante) es el conocimiento colectivo acumulado que heredamos del pasado. La mayor parte de nuestra riqueza moderna no puede atribuirse al esfuerzo o a las decisiones de inversión de individuos aislados, sino que es más bien el resultado de individuos que construyen sobre la inmensa infraestructura de conocimiento que nos ha sido transmitida a través de vastas redes de ingenieros, científicos, teóricos, técnicos, profesores, eruditos, profesionales, etcétera.

Finalmente, quizás la más olvidada de todas, vale la pena recordar también la infraestructura asistencial que es, entre otras cosas, la producción de capacidad humana. Ninguno de nosotros podría caminar, hablar o pensar si no fuera por sus cuidadores. Esto es más evidente en la primera infancia, pero persiste más sutilmente a lo largo de nuestras vidas, ya que dependemos de amigos, familiares y seres queridos. El cuidado es, pues, la infraestructura invisible del trabajo (mayoritariamente femenino) a la que todos nos subimos para alcanzar nuestros objetivos.

Ni siquiera el mismísimo parangón del liberalismo Adam Smith habría sido capaz de caminar, hablar o sentarse erguido (y mucho menos de elaborar una teoría económica) si no hubiera sido por Margaret Douglas, su madre (y una amplia red de cuidados). Aunque Smith despreciaba la «dependencia», dependió profundamente de su madre, que le preparó la comida todos los días y le proporcionó continuo sustento emocional, permitiéndole trabajar sin descanso en el libro —La riqueza de las naciones— que celebraría su independencia económica.

En Estados Unidos, el coste estimado de la crianza de los hijos (en otras palabras, cuánto habría que pagar a otros para que lo hagan) es de aproximadamente el 30% del PIB, una cifra realmente gigantesca. Sin embargo, la verdadera magnitud para las empresas privadas es posiblemente aún mayor, ya que si literalmente no hubiera cuidados, ninguna empresa podría funcionar en absoluto. Si los trabajadores (y los consumidores) no fueran cuidados y socializados por sus cuidadores, estarían muertos o extremadamente debilitados. Lo vemos en casos trágicos como el de Genie, la niña de mediados del siglo XX a la que su padre encerró desde los veinte meses hasta los trece años. Su aislamiento la dejó gravemente discapacitada, incontinente e incapaz de hablar o hacer más ruido que un graznido. Aunque ya ha pasado por más de cuarenta años de intentos de rehabilitación, sigue viviendo bajo tutela del Estado y, según informes recientes, continúa sin hablar y gravemente discapacitada.

Los sistemas ecológicos también son un componente vital de la subestructura en la medida en que proporcionan los requisitos previos básicos para la vida misma. El medio ambiente es un soporte vital, un contenedor y un límite fijo para todo sistema económico. Los recursos naturales —en particular, los energéticos (petróleo, gas, carbón, madera, sol, viento, etc.)— proporcionan el combustible básico para la economía. Nuestros coches, hogares, lugares de trabajo (de hecho, gran parte de la compleja vida industrial en sí misma) solo son posibles porque están alimentados por una herencia natural masiva de combustibles fósiles. Y si somos capaces de transformar nuestras economías para que utilicen energías renovables, seguirán siendo alimentadas y sostenidas por el inmenso poder contenido en diversos recursos naturales.

La creación de riqueza es un proceso social…

Alos defensores de la meritocracia les encanta ensalzar a Bill Gates, Jeff Bezos o Elon Musk y justificar su riqueza señalando que millones de personas compran sus productos voluntariamente y con entusiasmo.

Pero ahora podemos ver la verdad del asunto. Bill Gates, por ejemplo, solo pudo crear los productos de Microsoft con la ayuda de una inmensa subestructura: una amplia red de padres y profesores que le socializaron, una comunidad segura, generaciones de científicos e ingenieros informáticos que crearon el vasto edificio intelectual sobre el que construyó (además de los innumerables trabajadores auxiliares y cuidadores que les apoyaron) y una infraestructura político-jurídica que le proporcionó todo tipo de derechos legales, como la «primacía del accionista» (que le permite apropiarse de la mayor parte de los beneficios obtenidos por miles de trabajadores mientras priva a esos trabajadores de cualquier voz en la gobernanza de la empresa) y, quizás aún más importante en este caso, el privilegio de los derechos de autor.

Sin la protección de los derechos de autor, los productos de Microsoft simplemente se compartirían gratuitamente, y los beneficios se irían al garete. Los derechos de autor son un monopolio estatal pero no tienen nada de natural. Si se sustituyera por el acceso de código abierto (un sistema posiblemente más eficiente) y se combinara con financiación pública y con premios para recompensar la innovación, los ingresos de Gates caerían en picado. Bill Gates no es ningún gigante. Es un ser humano normal y corriente, pero uno sentado en una cabina de operaciones, controlando una gigantesca y poderosa grúa que se cierne sobre todos nosotros.

La cuestión esencial es la siguiente: la productividad total de una persona procede en pequeña parte de sus aportaciones personales (como el talento y el esfuerzo), pero en gran parte de las aportaciones sociales a las que puede acceder. Las aportaciones de la sociedad no solo son mucho más importantes en términos de productividad total, sino que también son cuestión de suerte, lo que beneficia enormemente a unos sobre otros y socava cualquier pretensión de merecimiento. La subestructura es en realidad una vasta herencia social.

… y por eso nos pertenece a todos

Imaginemos que vivimos en sociedades simples de cazadores-recolectores con poco capital acumulado, tecnología y estructuras legales. Todos los «ingresos» generados en tales sociedades proceden enteramente del talento y el esfuerzo de los individuos que trabajan en esa sociedad. En otras palabras, puede decirse que esos ingresos son totalmente merecidos.

¿A cuánto asciende esta «renta»? Angus Maddison ha estimado la subsistencia en unos 810 dólares por persona y año (en dólares de 2020); el Banco Mundial define la «pobreza extrema» o «pobreza absoluta» por el umbral internacional de pobreza de 2,15 dólares al día (en PPA de 2017 en USD), o 783 dólares al año. Así que utilicemos 800 dólares como aproximación y comparémosla con la renta media actual en Estados Unidos —38.000 dólares— y la renta media del 1% más rico, que era de aproximadamente 824.000 dólares (sería mucho mayor si incluyéramos la riqueza acumulada además de los ingresos). Esto significa que el 98% de los ingresos del trabajador medio contemporáneo, y la pequeñez del 99,9% de los ingresos del centil superior, no pueden atribuirse al esfuerzo o al talento individual, sino que en realidad se deben a la herencia social que proporciona la subestructura. Por lo tanto, está totalmente desatendida.

La visión meritocrática estándar del merecimiento es una mentira y un engaño. La producción moderna es un proceso profundamente interdependiente en el que intervienen el trabajo colectivo y las instituciones de fondo de gran parte de la comunidad, así como millones de nuestros antepasados muertos hace mucho tiempo. La riqueza de los ricos no es merecida. Es nuestra herencia social. Y por eso tenemos todo el derecho a recuperarla.

_______________________
TOM MALLESON
Profesor asociado en el King's University College de la Western University (Canadá) y autor de Against Inequality: The Practical and Ethical Case for Abolishing the Superrich.

___________
Fuente:

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios

LO MÁS VISTO

COP30: NUEVA OPORTUNIDAD PARA UN MUNDO EN CRISIS

Las naciones y sus gobiernos tienen una nueva oportunidad para comprometerse efectivamente a la adopción de medidas ya no paliativas, sino integrales que propicien condiciones para una efectiva transición energética, una cooperación internacional justa  Mario Patrón jornada.com.mx 13/11/2025 El pasado lunes 10 de noviembre dio inicio la 30 Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30) en la ciudad de Belém, Brasil, con la presencia de representantes de más de 190 países. Como ocurre en cada edición, la mirada del mundo –especialmente de activistas climáticos y defensores del territorio– se enfoca en esta reunión diplomática que año con año despierta expectativas que poco se traducen en resultados. Esta edición número 30 se lleva a cabo en un panorama internacional complejizado por las posturas de diversos líderes mundiales, principalmente Donald Trump, quienes no sólo han dado la espalda a los compromisos medioambientales previamente asumidos por sus naciones, sino ...

INQUIETUD EN EL CARIBE

EL CARIBE SE ENFRENTA A DOS OPCIONES: UNIRSE AL INTENTO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE INTIMIDAR A VENEZUELA O CONSTRUIR SU PROPIA SOBERANÍA Vijay Prashad elviejotopo.com 2 diciembre, 2025  El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha autorizado la entrada del USS Gerald R. Ford en el Caribe. Ahora se encuentra al norte de Puerto Rico, uniéndose al USS Iwo Jima y a otros activos de la Armada de los Estados Unidos para amenazar a Venezuela con un ataque. La tensión es alta en el Caribe, con diversas teorías sobre la posibilidad de lo que parece ser un asalto inevitable por parte de los Estados Unidos y sobre la catástrofe social que tal ataque ocasionaría. La CARICOM, el organismo regional de los países del Caribe, emitió un comunicado en el que afirmaba su opinión de que la región debe ser una “zona de paz” y que las disputas deben resolverse de forma pacífica. Diez exjefes de Gobierno de los Estados del Caribe publicaron una carta en la que exigían que “nuestra región n...

EMANCIPACIÓN N° 1015

LEER REVISTA N° 1015 DIRECTAMENTE Leer en Línea:  https://n9.cl/iht3a5 DESCARGAR REVISTA 1015 :  https://n9.cl/pi0mf VISITE BIBLIOTECA EMANCIPACIÓN LEER Y COPIAR EN LÍNEA DIRECTAMENTE: https://bibliotecaemancipacion.blogspot.com/ DESCARGUE 25 LIBROS EN PDF CON CADA ENTREGA HACIENDO CLIC EN CADA TÍTULO ANTES QUE PIERDA EL ENLACE NO OLVIDE DESCOMPRIMIR LOS ARCHIVOS LIBROS  14476  A  14500  14476 El Rostro Del ‘Estado Profundo’ Y Blackrock. Salazar Pérez, Robinson. Emancipación. Noviembre 15 de 2025 14477 El Tercer Ayudante. Símonov, Konstantin M. Emancipación. Noviembre 15 de 2025 14478 Pietri. Grin, Elmar. Emancipación. Noviembre 15 de 2025 14479 El Peso De Los Caídos. Platonov, Andréi. Emancipación. Noviembre 15 de 2025 14480 Los Cuchillos. Petróvich Katáiev, Valentin. Emancipación. Noviembre 15 de 2025 14481 Por Todo Lo Grande. Ilf, Iliá Y Petrov, Evgueni. Emancipación. Noviembre 15 de 2025 14482 Un Conocido. Karaváieva, Ana Alexándrovna. Emancipació...

EMANCIPACIÓN N° 1016

LEER REVISTA N° 1016 DIRECTAMENTE Leer en Línea :  https://n9.cl/qcq56 *** DESCARGAR REVISTA 1016:   https://n9.cl/axoh5 VISITE BIBLIOTECA EMANCIPACIÓN LEER Y COPIAR EN LÍNEA DIRECTAMENTE: https://bibliotecaemancipacion.blogspot.com/ DESCARGUE 25 LIBROS EN PDF CON CADA ENTREGA HACIENDO CLIC EN CADA TÍTULO ANTES QUE PIERDA EL ENLACE NO OLVIDE DESCOMPRIMIR LOS ARCHIVOS LIBROS 14501  A  14525 14501 En Peligro En El Mar. Hainsselin, Montague T. Emancipación. Noviembre 22 de 2025 14502 Vida De John Brown. Gold, Michael. Emancipación. Noviembre 22 de 2025 14503 En Torno Al Carácter Específico De La Literatura. Nikolaieva, Galina. Emancipación. Noviembre 22 de 2025 14504 El Método Orteguiano De Las Generaciones Y Las Leyes Objetivas Del Desarrollo Histórico. Federico Sánchez [Jorge Semprún Maura]. Emancipación. Noviembre 22 de 2025 14505 El Mundo Hundido. Coblentz, Stanton A. Emancipación. Noviembre 22 de 2025 14506 Papeles De Política 1999-2025. Pérez Pirela, Miguel Á...

CONTUNDENTE RECHAZO EN ECUADOR A INSTALAR BASES MILITARES EXTRANJERAS

Referendo y consulta popular tiran propuestas de Daniel Noboa. Entre ellas, cambiar la Carta Magna y reducir asambleístas. Revés no sólo para el presidente, sino también para EU: analistas    Participación ciudadana de 80%; jornada transcurrió en orden, resaltan Orlando Pérez jornada.com.mx 17/11/2025 Gana el No en referendo en Ecuador; rechazan base militar de Estados Unidos ▲ La participación en el referendo ecuatoriano fue de 80 por ciento. En la imagen, una casilla en Quito.Foto Ap Quito. El electorado ecuatoriano rechazó de forma abrumadora este domingo en un referendo y consulta popular las cuatro propuestas impulsadas por el presidente, Daniel Noboa, entre ellas las de establecer bases militares extranjeras y cambiar la Constitución actual. Tras conocer los resultados, el mandatario andino aceptó la derrota: “respetamos la voluntad del pueblo ecuatoriano. Seguiremos luchando sin descanso por el país que ustedes merecen, con las herramientas que tenemos”, señaló en su cu...

ENTRADA DESTACADA

EL DÓLAR, LOS BRICS Y EL NUEVO SISTEMA FINANCIERO POR CONSTRUIR

EL DÓLAR, LOS BRICS Y EL NUEVO SISTEMA FINANCIERO POR CONSTRUIR

El avance de la desdolarización y la incertidumbre de los mercados occidentales han creado una situ…

Biblioteca Emancipación