Desarrollar la inteligencia emocional nos permite mejorar nuestra comunicación con quienes nos rodean, validar sus y nuestras emociones.
EDUCACIÓN
Lina Fernanda Muñoz
Según el psicólogo Juan David Camargo, especialista en Psicología Clínica Infantil del Adolescente y la Familia, Magister en Psicología Clínica egresado de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz y docente de cátedra de la Universidad de La Guajira, la inteligencia emocional es una habilidad que tienen los niños y niñas, adolescentes y adultos para poder percibir, gestionar y entender sus emociones.
Desarrollar la inteligencia emocional nos permite mejorar nuestra comunicación con quienes nos rodean, validar sus y nuestras emociones, ser empáticos, lo que su vez contribuye a solucionar situaciones de conflicto con mayor facilidad y rapidez. Partiendo del significado de la inteligencia emocional, Camargo explica los estilos de crianza que existen y cuál es la más adecuada para favorecer la enseñanza del manejo apropiado de las emociones de los niños y niñas.
Estilos de crianza
Crianza autoritaria
Este estilo de crianza es ineficiente para el desarrollo de la habilidad de la inteligencia emocional, pues la disciplina sobrepasa al afecto, al niño o niña se le invalida lo que siente y piensa porque sus padres le exigen “un resultado”, por ejemplo, que tenga un alto rendimiento en el colegio, pero sin tener en cuenta lo que su hijo quiere, piensa y siente.
Crianza permisiva
Aquí también se evidencia una dificultad para el desarrollo de la inteligencia emocional, pues hay un desbalance entre el afecto y la disciplina, siendo el primero el más relevante, lo que conlleva a que los padres invaliden las emociones de sus hijos; por ejemplo, cuando el niño pide un helado o un juguete y sus padres inmediatamente le dan gusto para que no llore o sufra. Este estilo de crianza se basa en que los padres quieren evitar a toda costa que sus hijos perciban la tristeza, la frustración, la ira, entre otras emociones.
Crianza negligente
Se caracteriza por la carencia de afecto y desinterés en todos los sentidos por parte de los padres del niño o niña, en donde el menor se siente abandonado, lo que genera conductas riesgosas y que el niño deposite su confianza en desconocidos que pueden llegar a manipularlo o incluso a abusarlo en función de su soledad o rechazo ocasionado por sus padres.
Crianza democrática
Es el estilo de crianza ideal según Camargo, pues en éste se encuentra un balance entre la disciplina y el afecto, los padres aprenden a escuchar a sus hijos, validan sus emociones más no validan ciertas conductas que tendrán consecuencias negativas (cuando se trata de conductas inapropiadas) así mismo, si son conductas correctas tendrán su reconocimiento. Con el estilo de crianza democrático hay mejor comunicación, mejor expresión de emociones y por supuesto, una mejor gestión y manejo de estas.
En caso de notar que los niños son muy callados, retraídos y/o que les cuesta confiar y comunicar lo que sienten; el psicólogo Juan David Camargo, recomienda acudir al especialista, pues son comportamientos que evidencian un manejo inadecuado de las emociones, de igual manera, enfatiza en que la terapia no solo está dirigida al menor si no que deben intervenir sus padres o cuidadores, teniendo en cuenta que éstos son los que les ilustran o enseñan a través del ejemplo ciertas conductas a los niños. El éxito de la terapia psicológica infantil depende el 50% del menor y el otro 50% de quienes hacen parte de su entorno.
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