El presidente Gustavo Petro ha dedicado sus días previos a la posesión presidencial a construir el acuerdo nacional.
Crédito: Yamith Mariño
El gobierno de Gustavo Petro le apuesta a abrir frentes de diálogo con sectores políticos adversos al Pacto Histórico, y van desde la convocatoria de dirigentes nacionales hasta la instalación de una especie de consejos comunitarios.
Por: Alfredo Molano Jimeno
Desde el día en que fue elegido presidente de Colombia, Gustavo Petro dejó claro que gobernará sin retaliaciones con sus adversarios políticos, sin espejo retrovisor y en busca de construir un acuerdo nacional que permita cerrar las heridas del sectarismo. La propuesta es un lugar común en la política, sin embargo, en los días siguientes a la elección, Petro se dedicó a llenar de contenido esta idea, convocando a sus más férreos opositores y enviando mensajes de tranquilidad a quienes lo acusaron de ser un socialista radical.
La idea del “acuerdo nacional” empezó a gestarse en la última semana de campaña. En el círculo cercano del hoy presidente electo concluyeron que ante una elección tan reñida era necesario enviar un mensaje de apertura a sectores políticos diversos. Por eso, reunieron a dirigentes políticos del centro, como los exministros Cecilia López Montaño, Rudolf Hommes, Álvaro Leyva, Guillermo Rivera y Alejandro Gaviria, quien moderó el encuentro en el Hotel Marriot de Bogotá. En este primer encuentro se habló de reconciliar las dos tendencias que se enfrentaron por la Presidencia de la República.
La idea fue retomada tras la victoria de Petro, quien en su discurso como presidente electo habló del “gran acuerdo nacional”, de “un diálogo popular” entre sectores enfrentados y mencionó a algunos de los referentes que inspiraron su propuesta. Mencionó a Jaime Bateman, comandante del M-19, cuando hablaba de la necesidad de instalar un diálogo entre la “burguesía” y el pueblo alrededor de un “sancocho nacional”. O la propuesta de Álvaro Gómez Hurtado que a mediados de los 80 habló de un "acuerdo sobre lo fundamental " y tras ser secuestrado por el mismo M-19, insistió en ello para frenar la violencia que a finales de esa década se extendió con masacres y asesinatos selectivos.
Estos referentes, del guerrillero que como Bateman le dio el carácter al M-19 o del dirigente conservador que tomó distancia del directorio de su partido, han inspirado la principal apuesta política de Gustavo Petro. De ahí que las semanas siguientes a su elección se diera a la tarea de reunirse con sus principales adversarios: Rodolfo Hernández, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras y el expresidente Álvaro Uribe. Con todos se sentó para buscar puntos de aproximación y enviar un mensaje de reconciliación. Cambio consultó a los principales promotores de este proyecto para conocer cuáles son los contenidos de esta idea.
Según un influyente senador del Pacto Histórico la idea tiene varios niveles de aplicación. La primera fase consistió en reunirse con los más severos contradictores de Petro con el fin de garantizar que las dirigencias nacionales de las principales fuerzas políticas que disputaron con él las elecciones se sientan convocadas a debatir sobre las reformas que el país necesita y envíen un mensaje de apertura al diálogo a sus militancias. De las reuniones con estos líderes políticos la más llamativa fue la foto con el expresidente Uribe, con quien sostuvo un extenso encuentro sobre temas tributarios, de política económica y de reforma rural.
“Conozco a Uribe y no tengo ninguna expectativa de que se pueda acordar mayor cosa. Él solo toma aire para lamer sus heridas y volver al ataque. Es un boxeador al que lo salvó la campana, y que busca una pausa para fortalecerse y volver al ring. Con él solo existen dos cosas en una agenda común: la no persecución judicial y política, a cambio de acuerdos económicos en la reforma tributaria. No soy optimista, pero quizá el ambiente de no retaliación, ayude a cambiar el clima de polarización. A Uribe solo le interesa su caso personal, y Petro está dispuesto a no utilizar el poder del gobierno para darle la estocada final al uribismo”, explicó el congresista.
Acerca de los temas económicos que están sobre la mesa de conversaciones entre Uribe y Petro el parlamentario cree que es difícil llegar a un acuerdo sobre el impuesto a los dividendos, pues para Petro el punto de partida es la derogatoria de la “reforma Carrasquilla”, y que el único aspecto en el que hay aproximación es la eliminación de las exenciones tributarias a las grandes empresas. “Sobre la propuesta de paz y diálogos no hay posibilidad de acuerdo. Sobre sometimiento a los grupos criminales podría haber un buen ambiente, pero bajo la tesis del sometimiento no del diálogo. Para mí el verdadero acuerdo nacional es con la gente de Rodolfo, que son 10 millones de personas, Uribe estaba desaparecido de la política y con esa reunión lo revivimos. Él se metió a la foto y ahora se apropia del medio país que apoyó a Rodolfo”, agrega el congresista.
Estos encuentros con Uribe, Vargas Lleras y Rodolfo son el primer nivel del acuerdo nacional. Un segundo nivel es el que tiene que ver con la gobernabilidad en el Congreso, cuyo primer pulso va a ser el acuerdo de las mesas directivas, un pulso que según un dirigente del Pacto Histórico “no va a ser pacífico”. Aún así, el trabajo que de alta filigrana han hecho Roy Barreras y Alfonso Prada es un punto de partida importante del segundo nivel del acuerdo nacional. “Logramos acercamiento con el Partido Liberal, La U y el Partido Conservador, que se declararon de gobierno. Sumados al Pacto Histórico, los Comunes y el Partido Verde tenemos 81 senadores. Queda por fuera solo Cambio Radical que tiene división entre Char y Vargas. Esta base es una bancada de gobierno sin precedentes. Ni Santos tuvo tanta fuerza”, concluyó.
Otro dirigente del petrismo, que pidió la reserva de su identidad por el ambiente de sensibilidad que rodea los momentos previos a la designación del gabinete, explicó más detalles del acuerdo nacional. Según la fuente, la gobernabilidad en el Congreso tiene dos anillos, el primero compuesto por el Pacto Histórico, los liberales, y los verdes. Y uno segundo, integrado por los conservadores, La U y los congresistas de Germán Vargas, quien está tratando de que el partido se declare independiente.
En la construcción de mayoría ha estado trabajando el exrepresentante Alfonso Prada, quien ha liderado el empalme de Interior y con la embajada de Estados Unidos. Otra capa del acuerdo nacional se da en este ejercicio de empalme, donde este proyecto desciende hacia un nivel regional.
“Para el gran acuerdo que tiene carácter regional, vienen encuentros con líderes departamentales, con gobernadores, con dirigentes gremiales. Allí vamos a trabajar para construir una agenda común. En algunos casos va a ser departamental y en otros regional. En la Caribe, por ejemplo, hay una identidad regional, y allí vamos a arrancar con una reunión del acuerdo nacional, será una cosa masiva, de 1.000 personas, con una metodología que le hemos pedido al PNUD, como la que se hizo con lo del Acuerdo de Paz. Este encuentro será en las próximas dos semanas, pues antes del 7 de agosto queremos hacer tres encuentros”, detalló.
Según el dirigente político los ejes temáticos serán la paz total; las reformas por la justicia social; y las justicias ambiental y climática. “Estos ejercicios deben terminar en el plan nacional de desarrollo. El empalme va a tener una visión regional, por eso esta semana integramos 33 comisiones que van a trabajar con entidades que tienen presencia nacional. Los equipos regionales de empalme tienen en promedio 30 personas, por lo que esta semana ingresaron 900 personas”, precisó.
Una tercera persona, que seguramente estará en gabinete, pero que por la misma razón que el resto de los citados prefirió la reserva de su nombre, explicó los niveles del acuerdo nacional: “Uno político, que Prada está dirigiendo ya casi fungiendo como ministro del Interior. A este lo podemos entender como la paz política, que tuvo frutos esta semana. Petro tiene la obsesión de construir la gobernabilidad porque sabe que el primer año es clave para las reformas”.
El segundo aspecto del acuerdo nacional es el que se desarrolla en el empalme, desde donde se desprende una perspectiva sectorial, que le da paso a otros actores de la sociedad civil, empresarios y gremios. Y el tercer nivel son los diálogos regionales que deben empezar antes de la posesión y se tienen que extender más allá del 7 de agosto y trascienden hasta el plan de desarrollo.
“Estos diálogos van a ser una especie de consejos comunitarios. Petro habla de diálogo popular y tienen una inspiración en el concepto de sancocho nacional de Bateman. Este gobierno va mantener esa tensión entre sus bases y la gobernabilidad. Esto va a ser de mucha tensión. Un discurso popular, para comprar paciencia colectiva, y una aplicación gradual de políticas públicas de centro. Es un experimento político muy interesante”, concluyó. Un ejercicio de gobierno cuya plataforma de diálogo social y sectorial, denominado acuerdo nacional, contiene una propuesta de fondo que le apunta a un proyecto político de largo plazo y de reconciliación nacional.
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