EEUU trata de aprovechar al máximo la situación actual para continuar con su estrategia de contención de China
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Las recientes y crecientes tensiones entre China y EEUU se hicieron más evidentes tras la reunión del ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, con el jefe del Departamento de Estado, Anthony Blinken, en el marco de la cumbre de los cancilleres del G20.
EEUU debe dejar de difundir calumnias contra China y denigrar sus políticas, afirmó el diplomático chino al agregar que Pekín no tiene intención de tolerar la injerencia de Washington en su política interior. Por otra parte, Blinken criticó a la potencia asiática por apoyar a Rusia en la situación en torno a Ucrania.
Al mismo tiempo, se intensifica la rivalidad entre China y EEUU a través de la OTAN que adoptó un nuevo concepto estratégico en su cumbre de Madrid a finales de junio, afirmando que las acciones de China suponen un reto para los intereses y la seguridad de los países de la Alianza.
Sin embargo, a pesar del endurecimiento mutuo de la retórica, tanto Washington como Pekín entienden que cualquier choque puede causar daños irreparables, señalan los analistas. Al mismo tiempo, los expertos no esperan que EEUU abandone sus intentos de frenar a China, sobre todo con el telón de fondo de la tensa situación geopolítica, cuando las posiciones de Washington y sus aliados en la escena mundial se han visto sacudidas.
Contención de China
EEUU trata de aprovechar al máximo la situación actual para continuar con su estrategia de contención de China, afirmó Serguéi Lukonin, jefe del sector de Economía y Política de China en el Instituto Primakov de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia.
"EEUU está haciendo todo lo posible para frenar el desarrollo de China. Para ello utilizan diversos métodos, por un lado los económicos —tales como la limitación del comercio, las inversiones, la venta de bienes que contienen nuevas tecnologías o cierta propiedad intelectual estadounidense en China—, y por otro lado utilizan métodos políticos cuando crean alianzas antichinas en la región de Asia-Pacífico", explicó el politólogo.
Además, en el marco de la lucha a nivel político, China ha sido acusada de autoritarismo y violación de los derechos humanos, recordó Lukonin. Sin embargo, Washington sigue siendo cauteloso a la hora de quemar todos los puentes y, por tanto, afirma la necesidad de mantener contactos con la parte china, señaló el experto.
"Tarde o temprano esto puede llevar a algún tipo de crisis política, pero ambas partes entienden que cualquier choque causará un daño irreparable. Por lo tanto, se mantienen los canales de comunicación. China ha mostrado su voluntad de llegar a acuerdos que no afecten a sus intereses fundamentales", afirmó el analista.
Contradicciones insuperables
Las tensiones entre EEUU y sus aliados, por un lado, y China, por el otro, han ido creciendo desde hace tiempo debido al éxito económico de China y a la convicción de la parte china de que solo a través de este componente puede reemplazar a EEUU como primera potencia mundial, explicó Yevgueni Gráchikov, experto del Centro de Investigación del Socialismo Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales.
"Esta es la amenaza china para el mundo desde la posición de Occidente, que califica a China de potencia revisionista, denotando que quiere cambiar el orden mundial existente. China, por supuesto, no tenía intención de revisar este orden; Pekín pensó que realmente podría obtener de forma pacífica un paquete de acciones de voto en las organizaciones e instituciones internacionales, pero ni EEUU ni los países occidentales iban ni tienen intención de dárselas a China", enfatizó.
Recordó que Pekín participa activamente en el desarrollo de instituciones internacionales alternativas, como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y el BRICS. EEUU, por su parte, no puede aceptar la existencia del modelo de desarrollo chino por razones ideológicas, puso de relieve Gráchikov.
"Por lo tanto, ya se están haciendo reclamaciones contra la dirección del Partido Comunista de China y contra Xi Jinping personalmente. En este sentido, estas contradicciones son insuperables, como lo fueron las contradicciones entre la URSS y EEUU en el campo de la ideología", afirmó el analista.
Según él, ahora hay un proceso no de división, sino de separación de la comunidad mundial en diferentes bloques políticos y económicos, que se ha acelerado significativamente con el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania.
"Este proceso ha sido lento y progresivo, y solo este año, cuando Rusia no tuvo más remedio, se lanzó la operación militar especial. En China la ve como una revolución, como una revuelta contra la hegemonía de EEUU y del Occidente colectivo, que establece unas reglas oscuras que ellos mismos se inventan y tratan de imponer al resto del mundo", explicó Gráchikov.
Mientras Occidente intenta aislar a Rusia, Moscú y Pekín creen que Bruselas y Washington se están aislando a sí mismos del resto del mundo al imponer sanciones, según Gráchikov. Además, en su opinión, las acciones de EEUU y Europa no han hecho más que acelerar la unificación de otros Estados, como demuestra, en particular, la reciente iniciativa de ampliar la composición de los BRICS.
"Estamos viendo lo mismo con la OCS, donde ya hay una larga lista de candidatos a la adhesión. Hay una consolidación de otros países con los que Rusia tiene buenas relaciones y que no apoyan a EEUU ni en las sanciones antirrusas ni en muchas otras cuestiones", concluyó Gráchikov.
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