Sponsor

Recent

MIEDO POR CONVULSIÓN EN LOS MERCADOS ENÉRGETICOS

La convulsión en los mercados energéticos asusta a la economía global

Un segundo invierno muy frío en Estados Unidos y Europa agravaría una tendencia que enturbia la senda de recuperación pospandemia

IGNACIO FARIZA - ANDREA RIZZI

Un pozo petrolero en Watford City (Dakota del Norte, EE UU), en una imagen tomada en agosto.MATTHEW BROWN (AP)

Las turbulencias del sector energético están proyectando un escalofrío de inquietud sobre una economía global que busca dejar atrás lo más rápido posible la depresión pandémica. El gas natural y el carbón, en máximos históricos; el petróleo, en el entorno de los 80 dólares, lejos todavía de su pico de 2008 pero aún más de su mínimo de abril del año pasado, en pleno estallido de la crisis de la covid; China, la fábrica del mundo, sumida en una ola de apagones que amenazan con causar estragos en su industria; la factura eléctrica, arrastrada por el gas y la subida de precio de los derechos de emisión de CO₂, erosionando la capacidad de compra de muchos hogares justo después de un periodo de sufrimiento económico. Un cuadro preocupante, en un mundo ya lastrado por cadenas de suministro en estrés y con malestar social acumulado tras el drama pandémico.

En términos retrospectivos, una convergencia de múltiples factores —un invierno muy frío, escasa producción eólica en verano, demanda disparada por el estirón del consumo pospandemia, tareas de manutención en plantas rusas y noruegas (los dos mayores proveedores europeos)— explica la escalada de precios; en términos prospectivos, destaca un factor esencial como condicionante de la senda futura. El hemisferio norte está a las puertas de la temporada de frío, cuando la demanda se dispara. Y un segundo invierno gélido, tras los temporales de nieve y hielo del año pasado en Europa y EE UU, pondría las cosas aún más feas. “La verdad, no recuerdo precedentes de algo así”, enfatiza por teléfono Francisco Blanch, jefe de materias primas del Bank of America.

A diferencia de otros momentos críticos del pasado, hoy la escalada no afecta a una única fuente de energía primaria sino a todas. Sí, el mundo tuvo que lidiar, hace no tanto, con precios del petróleo en tres dígitos. Pero esta vez la novedad reside en la coincidencia en el tiempo de máximos históricos en los mercados de gas natural y carbón y de un crudo en niveles más que respetables. Detrás de esta escalada, además de los factores mencionados, también incide una inversión menguante en exploración y producción de combustibles fósiles: hasta las petroleras más icónicas llevan tiempo huyendo de los pozos para abrazar los molinos de viento y las placas solares.

Fuente: Bloomberg.

“Se ha dejado de invertir en hidrocarburos sin tener en cuenta que siguen suponiendo más del 80% de la energía primaria que se consume en el mundo. Claro que hay que hacer una transición energética, pero hay que gobernarla mejor”, critica Mariano Marzo, profesor emérito de Ciencias de la Tierra de la Universitat de Barcelona. “Si viene mal el invierno, la gente se va a poner muy nerviosa y no pueden descartarse problemas de suministro”. De aquí a finales de año, corrobora Samantha Dart, jefa de análisis de gas natural en Goldman Sachs, todo dependerá de la variable meteorológica: si las temperaturas se desvían a la baja de su media histórica, habrá problemas; si no, los precios empezarán a relajarse antes de que llegue la primavera.

Depósitos menguantes

Las reservas acumuladas, el amortiguador por excelencia cuando la oferta flaquea y los precios se disparan, tampoco ayudan. En Europa, los depósitos de gas están hoy a poco más del 70% de su capacidad, casi 13 puntos menos de lo que suele ser habitual a estas alturas del año, tras el alto consumo el invierno pasado y este verano, cuando las centrales de ciclo combinado han tenido que compensar la falta de viento. Los grandes países asiáticos, escriben los analistas de Bloomberg New Energy Finance en un monográfico lapidario, están “preparados” para el frío; “pero Europa no”.

Para tratar de salvar la situación, España ya ha pedido a Bruselas que centralice las compras de gas para así obtener un mejor precio conjunto. Una solicitud que ya ha recibido el visto bueno de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, pero que dificilmente podrá ofrecer resultados en el muy corto plazo. Mientras, los gobiernos se movilizan para garantizar suministros y paliar los efectos más regresivos de la convulsión del mercado. El Ejecutivo español lanzó el viernes una consulta pública para reformar un importante tipo de tarifa regulada; el francés, anunció el jueves medidas para frenar la escalada; el italiano, lo mismo unos días antes.

El súbito repunte del gas natural deja efectos colaterales de primer orden. El carbón, una fuente de energía con más pasado que futuro —es menos eficiente y mucho más dañina para el medioambiente—, más que duplica su precio desde enero. El factor desencadenante es China, que todavía hoy depende en gran medida del mineral para saciar su inagotable sed eléctrica y que ha redoblado su apuesta por él ante la implosión del mercado gasista. Cubrirse las espaldas es más caro que nunca, pero Pekín no puede permitirse más cortes en pleno invierno.

Mirando al cielo... y a los termómetros

“Esto empezó siendo una historia puramente europea, luego pasó a afectar también a China y ahora ya es algo global”, desgrana por teléfono Norbert Rücker, jefe de análisis económico de Julius Baer. Él, sin embargo, aún no ve trazas de una sacudida estructural sino más bien de una concatenación de eventos desafortunados que tienen visos de diluirse en los próximos tiempos: tras los parones en verano, dice, Noruega y Rusia volverán a bombear más gas pronto y la generación renovable repuntará en el hemisferio norte en cuanto el viento regrese, dejando atrás la inusualmente baja producción de los últimos meses. De nuevo, el mercado mira al cielo: “Un otoño ventoso y lluvioso podría cambiar abruptamente el panorama”, confía.

Si la situación persiste, en cambio, la repercusiones serán sistémicas. Hablar de energía es mucho más que hablar de una materia prima más. Es, más bien, hablar del motor que mueve la rueda de la economía. “Lo es todo”, sintetiza Marzo. Y lo es en prácticamente todos los ámbitos: ningún resquicio de la economía moderna escapa de su radio de acción. Las fábricas, como atestigua el caso chino, sufren cortes en plena recuperación de la economía, cuando la demanda de productos empieza a volver por sus fueros tras el parón de la covid. El transporte se encarece, en un momento ya de por sí complicado: antes de empezar a sentir la subida de los carburantes, los fletes ya se habían disparado. Hasta el sector primario, a priori más resguardado, se está viendo seriamente comprometido por la escasez de fertilizantes, para cuya elaboración el gas es esencial. Y sí, aquí también llueve sobre mojado: los alimentos ya están en máximos de una década y en lo que va de año acumulan un alza superior al 30%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Un empleado del campo petrolero Abqaiq, en Arabia Saudí, en 2019.STANISLAV KRASILNIKOV (STANISLAV KRASILNIKOV/TASS)

“Si hay cortes de suministro en invierno, un riesgo significativo si las temperaturas son bajas, esta crisis pasará factura al crecimiento económico”, vaticina Henning Gloystein, jefe de Energía y Clima de la consultora estratégica Eurasia, en una nota para clientes. En la misma línea, algunas casas de análisis ya han empezado a meter la tijera a sus previsiones para China por el cierre obligado de fábricas ante la falta de suministro eléctrico. Sin embargo, a la espera de que esos riesgos se materialicen, la variable macro que más ha saltado es la inflación: tras varios años en cero y vecinos, los precios llevan meses apuntando claramente al alza, alimentados en gran medida por la energía. El viernes, Eurostat anunció que el dato de septiembre de la zona euro es el más alto de los últimos 13 años. Y los bancos centrales —con el BCE a la cabeza— empiezan a sentir el aliento en la nuca en un momento delicadísimo: una subida de tipos complicaría la financiación de los Estados con la deuda en máximos tras haber sofocado la recesión con gasto público. Aunque en circunstancias muy distintas, Europa simplemente no puede permitirse un error Trichet bis justo una década después.

“Hace tres semanas hubiera dicho que era un problema puntual, pero ahora creo que podemos estar moviéndonos de un tema puramente energético a uno macro”, subraya Blanch, que cree que en un invierno frío el crudo podría irse por encima de los 100 dólares. “Y eso sí sería asfixiante para los consumidores”.

Una espita para el descontento social

Una energía cara abre una espita por la que fácilmente puede colarse el descontento político y social. La estabilidad misma está en juego: la subida hurga aún más en la herida de la desigualdad, al golpear desproporcionadamente más a los hogares vulnerables. Aunque en las sociedades europeas el nivel de cohesión social es por lo general elevado en comparación con otros países occidentales, la sensación de inequidad y de que la globalización ha ido generando claros ganadores y perdedores se hace cada vez más evidente. Muchos especialistas consideran que es una fuerza motriz con significativas consecuencias políticas. El Brexit es un ejemplo de la relevancia de ese sentimiento. La movilización de los chalecos amarillos, estallada en 2018 en Francia por un incremento de la fiscalidad del diésel, es otro, en este caso con circunstancias de fondo similares a las actuales.

La coyuntura convulsa del mercado de la energía pone en evidencia así una realidad estructural del más amplio cuadro de la transición ecológica: se trata de una conversión industrial con fuertes aspectos regresivos. Isidoro Tapia, experto en la materia y autor de Un planeta diferente, un mundo nuevo (Deusto), señala el impacto en la vida cotidiana de esta revolución y sus elementos desigualitarios, al menos en la fase transicional: de entrada, porque la internalización de los costes de contaminación en los precios de la energía daña de manera más intensa a los hogares más vulnerables —la Comisión Europea plantea incluir el pago de derechos de emisiones de CO₂ también en los sectores de calefacción doméstica y transportes, lo que incrementaría el efecto regresivo—; después, porque muchas de las medidas de incentivo verde tienden a beneficiar más a hogares prósperos, por ejemplo, al tener más posibilidades de comprar un coche eléctrico.

Es en este marco que deben leerse las acciones de varios gobiernos para limitar en lo posible el impacto en la población: topes sobre el precio final de la luz o el gas, cheques para los hogares más pobres, rebajas fiscales o, directamente, drenando parte del multimillonario beneficio cosechado año tras año por las eléctricas. Entretanto, la Comisión, preocupada por el auge de los extremismos, contempla un fondo de compensación social. Pero el camino para perfilar medidas de reequilibrio eficaces es largo y arduo. El escenario actual, pues, parece agudizar la conciencia del problema y lanzar una carrera en la que las autoridades competentes deben actuar antes de que la situación cause un daño profundo a los hogares vulnerables y genere dinámicas de protestas radicales. En 2019, el 7% de la población europea no podía permitirse mantener su hogar caldeado en invierno, según datos Eurostat.

“El contexto que no puede olvidarse y en el que se inscribe esta crisis es el de la fragilización de la clase media desde hace 30 años a causa de la mundialización. Hoy, cualquier desarrollo que afecta el poder adquisitivo es peligroso. Los gobiernos están sentados en un barril de dinamita”, considera el geógrafo francés Christophe Guilluy, autor de varios ensayos que estudian este fenómeno, entre ellos No society. El fin de la clase media occidental (Taurus) o Le temps de gens ordinaires (Flammarion). “Si los precios altos persisten, existe el riesgo de que se desencadene un nuevo movimiento de protesta. Hoy, los movimientos sociales no se parecen a los del siglo XX, tienen una dimensión cultural y existencial. Es una lucha por la supervivencia. En Francia no solo tuvimos el movimiento de los chalecos amarillos, vinculado a una subida del diésel, antes también hubo el de los gorros rojos, en 2013, a raíz de un impuesto sobre el transporte de camiones”, relata por teléfono. “Esto es material inflamable”.

_____________
Fuente:

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios

LO MÁS VISTO

INQUIETUD EN EL CARIBE

EL CARIBE SE ENFRENTA A DOS OPCIONES: UNIRSE AL INTENTO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE INTIMIDAR A VENEZUELA O CONSTRUIR SU PROPIA SOBERANÍA Vijay Prashad elviejotopo.com 2 diciembre, 2025  El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha autorizado la entrada del USS Gerald R. Ford en el Caribe. Ahora se encuentra al norte de Puerto Rico, uniéndose al USS Iwo Jima y a otros activos de la Armada de los Estados Unidos para amenazar a Venezuela con un ataque. La tensión es alta en el Caribe, con diversas teorías sobre la posibilidad de lo que parece ser un asalto inevitable por parte de los Estados Unidos y sobre la catástrofe social que tal ataque ocasionaría. La CARICOM, el organismo regional de los países del Caribe, emitió un comunicado en el que afirmaba su opinión de que la región debe ser una “zona de paz” y que las disputas deben resolverse de forma pacífica. Diez exjefes de Gobierno de los Estados del Caribe publicaron una carta en la que exigían que “nuestra región n...

LA FURIOSA MAREA DE LA EXTREMA DERECHA LATINOAMERICANA

La izquierda tendrá que ser audaz y articular un nuevo futuro, pero tendrá que ser uno que surja de su propia historia de luchas y de construcción del socialismo Vijay Prashad , historiador indio observatoriocrisis.com/10 diciembre, 2025  La extrema derecha en América Latina está enojada. Jair Bolsonaro, de Brasil, y Javier Milei, de Argentina, siempre parecen furiosos y siempre hablan en voz alta y de forma agresiva. La testosterona se les sale por los poros, un sudor tóxico que se ha extendido por toda la región. Sería fácil decir que se trata del impacto del neofascismo característico de Donald Trump, pero no es cierto. La extrema derecha tiene raíces mucho más profundas, vinculadas a la defensa de las familias oligárquicas que tienen sus orígenes en la época colonial en los virreinatos, desde Nueva España hasta Río de la Plata. Sin duda, estos hombres y mujeres de extrema derecha se inspiran en la agresividad de Trump y en la entrada de Marco Rubio, un furioso defensor de la ex...

LOS ADULTOS CON DISLEXIA PROCESAN LA INFORMACIÓN VISUAL DE FORMA DIFERENTE A LOS LECTORES HABITUALES

Un estudio revela que las diferencias en el procesamiento visual en la dislexia se extienden más allá de la lectura Los hallazgos respaldan la hipótesis de la disfunción visual de alto nivel. Eric W. Dolan psypost.org/11 de diciembre de 2025 Una nueva investigación publicada en Neuropsychologia proporciona evidencia de que los adultos con dislexia procesan la información visual de forma diferente a los lectores habituales , incluso al ver objetos no textuales. Los hallazgos sugieren que los mecanismos neuronales responsables de distinguir entre elementos específicos, como rostros individuales o casas, son menos activos en el cerebro disléxico. Esto implica que la dislexia podría implicar diferencias más amplias en el procesamiento visual, más allá de las conocidas dificultades para conectar los sonidos con el lenguaje. La dislexia es un trastorno del desarrollo que se caracteriza por dificultades significativas para aprender a leer y escribir. Estas dificultades persisten a pesar de ...

EL ACTO DE PIRATERÍA MÁS DESCARADO DEL IMPERIO. "NOS QUEDAREMOS CON LOS 2 MILLONES DE BARRILES": TRUMP

DOSSIER: 1. En operativo armado, EU incauta barco con petróleo de Venezuela 2. El robo descarado de buque, acto de piratería internacional: Caracas 3. Petro será el siguiente: el magnate 4. Trump: el contexto de las agresiones   5. Rusia: Estados Unidos actúa como Los Piratas del Caribe 6. El PTC rechaza la embestida de Trump contra Venezuela, Colombia y toda la región   *** 1. En operativo armado, EU incauta barco con petróleo de Venezuela    La intervención ocurrió frente a las costas del país bolivariano, detalla funcionario // Sube 21 centavos el West Texas tras el anuncio del decomiso   ▲ Imagen tomada del video presentado por el Departamento de Justicia estadunidense sobre el desembarco de tropas de la Marina en el barco que transportaba crudo.Foto Ap Afp, Ap, Reuters y Europa Press jornada.com.mx /11 de diciembre de 2025 Washington. El presidente Donald Trump anunció ayer que Estados Unidos incautó un buque petrolero frente a la costa de Venezuela al esc...

¿QUÉ NOS DICE EL DERECHO INTERNACIONAL SOBRE LA INCAUTACIÓN DE UN PETROLERO POR PARTE DE ESTADOS UNIDOS FRENTE A LAS COSTAS DE VENEZUELA?

Los Estados no pueden abordar y aplicar unilateral y arbitrariamente su legislación nacional contra buques de pabellón extranjero fuera de sus propias aguas costeras Las alegaciones de represión de la delincuencia o el terrorismo no serían, por sí solas, suficientes, especialmente en relación con las incautaciones en alta mar Mark Chadwick Profesor de Derecho, Universidad de Nottingham Trent theconversation.com/11 de diciembre de 2025, 17:30 GMT “Acabamos de incautar un petrolero en la costa de Venezuela; un petrolero grande, muy grande, de hecho, el más grande jamás incautado”, declaró Donald Trump el 10 de diciembre. En una dramática operación, las fuerzas estadounidenses acababan de tomar el control de un petrolero llamado Skipper, sancionado por Estados Unidos en 2022, aunque navegaba con un nombre diferente. “Supongo que nos quedaremos con el petróleo”, añadió posteriormente el presidente estadounidense. Venezuela ha estado bajo sanciones impuestas por Estados Unidos desde 2019, ...

ENTRADA DESTACADA

LA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL ESTADOUNIDENSE Y LA EXPANSIÓN DEL ESTE

LA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL ESTADOUNIDENSE Y LA EXPANSIÓN DEL ESTE

El Este, una masa crítica sin precedentes en población, PIB y recursos, está cimentando su papel co…

Biblioteca Emancipación