Salud sin médicos
Ilustración B:E:O: de http://academic.uprm.edu/laviles/id136.htm
Hector RinconA los médicos se les aniquiló el bolsillo y ahora se les allana el cerebro para amenazarlos con sanciones si saben mucho.
Con un gran esfuerzo que se le reconoce (funcionarios de tres ministerios trabajaron en las festividades de diciembre para redactar los decretazos), el Gobierno ha conseguido lo que parecía improbable: crear más zozobra de la que había en el sector salud y ha llegado a conquistar la cumbre de la angustia que han generado en la mayoría de los colombianos esas reformas.
Una hazaña. Un triunfo que solo unos pocos le han reconocido porque es a esos pocos a los que están dirigidos los beneficios de los cambios. Es a esos pocos —a las EPS, que son los bancos privados de la salud pública— a los que está dirigido este salvavidas que el Gobierno soltó después de casi ocho años de haber dejado el sector a la deriva. Y ante el naufragio probable de esas entidades financieras, el Gobierno salió a socorrerlas para ser totalmente congruente con su predilección por los ricos. Una coherencia sin caries que siempre está acompañada de una estrategia ya gastada por el abuso: crear beneficios para los ricos y decir que es para el bien de los pobres, tal como lo hizo y lo sigue haciendo con el aún no insepulto Agro Ingreso Seguro.
Era difícil sembrar más incertidumbre y ponerle más trabas al sistema de salud. Pero el resultado es más que satisfactorio porque además de todo el temor que levantó de inmediato el paquetaco de decretos, el Ministro de Protección le puso ingredientes adicionales muy suyos como ese de decir que a esas normas todavía les falta reglamentarlas, que dentro de seis meses estarán listas y a su medida. Es un estilo. Te parecerá lo que te parezca pero es el ya muy popular estilo chapucero.
Todo sorprende en los decretazos. Y muchos de sus mandatos indignan. Escojo el de la presunción de delincuentes que se da a los médicos colombianos. Los maltrata aún más de lo que ya lo ha hecho al reducirles sus ingresos al nivel de oficios de analfabetos. Después de saquearles el bolsillo, ahora les allana el cerebro y les dice que no pueden pensar. No pueden ir más allá de recetar pañitos de agua tibia y les invita a no investigar ni a intentar una especialización porque no se les permitirá, bajo la amenaza de sanciones económicas, intentar salvar vidas con medicamentos que superen los costos que las protegidas EPS están dispuestas a pagar.
Para llegar a este insulto el Gobierno está recurriendo al chisme y a la anécdota. El presidente Uribe vende ante la opinión este atropello a los médicos con el cuento de que ha habido prácticas de cirugías estéticas banales autorizadas como si fueran de vida o muerte. Una anécdota que alguien le contó al mandatario y que el mandatario generalizó para justificar esta grosería con la decencia y con el conocimiento. Tal vez nadie le ha ido a contar que para cualquier medicamento o para cualquier examen todas las EPS se toman un tiempo para la autorización. Para cualquier cosa. O no le han dicho que para una cita con especialista hay tres meses de espera cuando la ley, la ley, dice que se debe resolver en 48 horas.
En este asunto de la salud lo que menos importa es la medicina. A ella se refieren los decretos solo para prejuzgarla y para amenazarla y para exigirle que se limite al Mejoral. Ninguno se refiere al déficit de médicos: Colombia está muy lejos de Uruguay, de Argentina, de Chile y, desde luego, de Cuba. En Colombia hay 45 mil médicos y para llegar al menos a la altura de los países que dije se requieren 90 mil. No hablo de Canadá ni de Dinamarca.
De eso no se habla. Se habla de plata para salvar unas EPS que más son bancos. Se habla de que millones de colombianos deberán vender la casa —o un riñón— para respaldar un tratamiento de hígado. No se habla de la medicina y del envejecimiento de un país que por razón de la edad de sus habitantes cada vez tendrá más diabéticos y cada mes más cánceres y cada hora más impedidos por la violencia que tampoco cesa.