La región observada. (Foto: Dr Johan Richard, Durham University)
(NC&T) Los "viveros estelares" dentro de las primeras galaxias produjeron por tanto estrellas a un ritmo mucho más rápido de lo esperado.
En la investigación, llevada a cabo por expertos del Instituto de Cosmología Computacional de la Universidad de Durham, Reino Unido, se observó una de las galaxias más distantes conocidas, a 12.500 millones de años-luz, es decir unos mil millones de años después del Big Bang.
Este trabajo representa uno de los estudios más detallados de una galaxia a una edad tan joven.
Los astrónomos se valieron del efecto de lente gravitacional, mediante el cual un objeto de masa enorme, como por ejemplo un cúmulo de galaxias cercanas, puede actuar como una lente de aumento, curvando y amplificando la luz de objetos que están detrás de él, desde el punto de vista del observador.
Gracias a dicho efecto, los científicos observaron en la galaxia MS1358arc las inconfundibles señales que van ligadas a la formación de muchas estrellas en un periodo breve de tiempo.
Dentro de las regiones de formación estelar, se estaban creando nuevas estrellas a un ritmo de alrededor de 50 por año, unas 100 veces más rápido que lo creído previamente.
Los investigadores consideran que la galaxia observada es de la clase típica que abundó en aquella época temprana del universo.
También creen que la galaxia, que mide 6.000 años-luz, tiene todas las características que la habrían permitido acabar convirtiéndose en una galaxia como la Vía Láctea. Esto puede aportar indicios de cómo se formaron nuestro Sol y nuestra galaxia.
El estudio se ha hecho a partir de observaciones con el Telescopio Gemini Norte, emplazado en Hawái, y con los telescopios espaciales Hubble y Spitzer, de la NASA.
El autor principal del estudio es Mark Swinbank, del Instituto de Cosmología Computacional, Universidad de Durham.