Por: Cecilia Correa Valdés |
Secretaria de Educación Municipal A E I O U... Son las primeras letras que aprendí a leer y más tarde el alfabeto completo; desde aquellos lejanos días, afortunadamente no han dejado de acompañarme, todas las mañanas es con quien primero me encuentro: mis viejas amigas, que como toda buena amiga están ahí en las buenas y en las malas "pa’ las que sea". |
Cuantas noches, las letras nos hacen más llevadero el insomnio o nos ayudan a plasmar en un papel nuestros sueños o tristezas, creo que no hay nada en la humanidad que supere el hecho de leer.
Por eso mismo da tristeza el abandono en que se encuentra la lectura, en los hogares ya no es motivo de reunión familiar, los niños tienen acceso a un libro tardíamente, por lo general en el colegio; recuerdo que los primeros libros de toda una generación eran de tela con muchos dibujitos que las mamás metían a la bañera con uno, también muchos gozamos en los clubes de lectura escolar, aprendíamos a escribir cartas, a nuestros padres les hacíamos tarjetas no solo con corazones y caritas felices como ahora, sino con palabras que apenas podíamos escribir.
Nuestras casas por pequeñas que fueran, siempre tenían biblioteca en un lugar privilegiado y se veía a los padres leyendo e intercambiando libros con los amigos.
Hoy no es así, ya no se lee en promedio ni un libro al mes, lo que no dice la televisión no existe, las bibliotecas tienen aún solicitudes, pero en los llamados libros técnicos, aquellos que toca leer porque la formación, normalmente profesional, lo requiere o porque se necesita saber hacer algo y parece que el "saber hacer" va adquiriendo un lugar privilegiado en el aprendizaje, dejando de lado lo irreemplazable que es aprender a pensar, solo cuando aprendemos a pensar con pensamiento complejo, tendremos la posibilidad que el mundo quepa en nuestra mente… ese maravilloso mundo de diferentes culturas, personas, lugares.
Es necesario volver a la literatura y que esta sea parte de nuestra cotidianidad, que los libros formen parte de la canasta familiar y esto no se puede hacer realidad sino existen políticas claras al respecto, que permitan bajar el costo de los libros, bibliotecas públicas amplias, llamativas, estratégicamente ubicadas, abiertas al público no solo en horarios de oficina, separatas en los periódicos, literatura en los colegios, clubes escolares y comunitarios de lectura, concursos de cuentos y poesía locales, bibliotecas móviles que recorran los barrios, en fin todo un movimiento local.
Desde la educación formal, debemos revisar los énfasis en la formación, le hemos dado demasiada, excesiva importancia, al discurso técnico y científico, llevando esto a considerar la literatura como parte de las "ciencias blandas", que no ayudan a hacer a un individuo competitivo en el mundo actual, casi que basta con aprender a leer y escribir y el resto deberían ser competencias laborales.
Por ello, a partir del 2010 en todo establecimiento educativo oficial de Ibagué, se recibirá la semana escolar con una hora de lectura. ¡Todos a leer!