Estas son las noticias. Este no es el país del sagrado corazón sino de la sagrada corazonada, pero hay unas corazonadas que terminan haciéndose valer frente a todos los corazones. No es lo mismo una corazonada de Sarmiento Angulo, que esta corazonada que tengo de que las cosas no van a ir muy bien para los pobres corazones, como tampoco es lo mismo la corazonada que tuvo el rector de la universidad Nacional de que lo habían raptado y que lo iban a matar con un huevo de gallina, a las terribles corazonadas que tuvieron los estudiantes que recibieron amenazas y torturas por parte del SMAD (Porque a las cosas hay que llamarlas por su nombre).
Las corazonadas sagradas son televisadas y salpimentadas al gusto, escandalosamente espeluznantes, cínicas, florales, restauradas, repetidas, reelegidas, porque al que no le gusta también se le dan tres platos aunque se juegue la vida y por supuesto el corazón. La sagrada corazonada refriega la venganza y desluce la sangre que bombea de la tierra y de los ojos callejeros y próximos.
Atención. Último minuto. El excrementísimo ministro de hacienda y su corte de desabridos, tienen el gusto de informar al despreciado público que tienen la corazonada de que la crisis empieza a terminar; el de defensa, así como el general, tienen la corazonada de que ganaron la guerra a punta de sangre derramada; el presidente tiene la corazonada de que en este país pasa lo que Dios quiere y además tiene la corazonada de que eso se llama seguridad. Por eso vale más la corazonada que la ley. Por eso cabe toda la corrupción. Agro robo seguro, venta de notarías, ejecuciones extrajudiciales, compra de votos, zonas francas, chuzadas telefónicas, todo. Las autoridades tienen la corazonada de que al fin van a dar con los responsables.
Los intelectuales tienen la corazonada de que van a rozar las hieles del poder, los desempleados tienen la corazonada de que ya casi encuentran sus cadenas, y los que ya tienen trabajo tienen la corazonada de que el próximo año les irá mejor, otros tienen la corazonada de que se ganarán el chance, los más osados que el baloto, y los descorazonados llaman a todo esto esperanza o felicidad, mientras tanto todos a seguir haciendo de tripas corazón. Somos esto señoras y señores una sociedad de milagreros.
Colombia tiene un corazón endemoniado a punta de pasiones forzosas. Por suerte se acabó la corazonada de la clasificación al mundial, que es la corazonada multiplicada y alucinada, que permite exacerbar las banderas más infames y ocultar las inacabables bajezas; pero el circo continúa, y tenemos todas las camisetas del rentado nacional con las cuales se calientan las calles y la sangre para que nos sigamos matando por razones descabelladas, aunque nunca faltan las voces que llaman a esto diversidad o búsqueda de identidad, pero eso no son más que viles corazonadas. Esos fueron los deportes, es decir, el fútbol y la muerte.
Todos hablan desde el corazón, mienten desde el corazón, intimidan desde el corazón y el pobre órgano escucha desde su cueva como se aterran las cosas en su nombre. Algunos hablan de la corazonada de la guerra y la agravan, miran mal al vecino con su corazón lleno de costuras, para luego dejar todas las entrañas, sin memoria, guardadas en la alacena. Ya estamos a punto del infarto de tanto vivir con el corazón en la boca sin poder concebir sus latidos ni su solitario rincón, mientras tanto la ciudad se oscurece en su reino de tuertos. Eso es todo por hoy, por mañana y por toda la semana, así que buenas noches.
AMEDIACUADRA
Prensa Alternativa
Techotiba, Bogotá, Colombia.
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