Había pasado apenas un mes de escándalos relacionados con Agro Ingreso Seguro (AIS) cuando en YouTube comenzó a circular un video de la serie El pequeño tirano titulado'Memorias del $ubsidio'. Un hombrecillo animado, vestido de verde, grandes gafas, voz aguda, cabezón y rudimentariamente producido, hablaba de las bondades de aquel cuestionado programa del Gobierno y cedía la palabra a un costeño caricaturizado, con diente de oro, sombrero 'vueltiao' y pistola al cinto.
"Agro Ingreso Seguro ha sido una bendición, bacano, chévere para todos nosotros los humildes y trabajadores latifundistas", describía al AIS Fercho Dávila Lacouture Dangond Vives, "agroindustrial de bien", según se leía en los créditos. Y continuaba: "Nuestras fincas se parcelan en cinco o seis partes para recibir cinco o seis subsidios nuevos. Nuestros hijos se levantan muchachas que son reinas que traen su propio subsidio pa' perpetuar nuestros apellidos y mejorar la raza, marica".
Así, el personaje continuaba cínicamente su perorata y, entre otras barbaridades, afirmaba que usaban a los pobres como abono para no desperdiciar nada, contaba que generosamente donaban dinero para la reelección y remataba con una serie de disparos al aire. El hombrecillo de verde retomaba la palabra para cerrar la nota con una reflexión no menos cínica que la de Fercho.
Al finalizar la semana pasada, tras un mes en la Red, aquel capítulo de El pequeño tirano ya frisaba las 80.000 visitas y demostraba que había logrado convertirse en eso que en la jerga de Internet llaman un 'video viral'. Como suele ocurrir, una vez adentro la gente comenzó a ver capítulos anteriores o quedó enganchada con esta propuesta del grupo Parodiario. Al fin y al cabo, desde los tiempos de Godofredo Cínico Caspa, celebre ultraconservador personaje de Jaime Garzón, el humor político colombiano no parecía tornarse tan negro.
Parodiario es un grupo conformado en 2006 por el diseñador gráfico Santiago Rivas, el animador Simón Wilches y Clara Arrieta, que en ese entonces trabajaban para una firma de entretenimiento virtual. Como parte de su trabajo comenzaron a hacer videos de humor político, pero una vez tocaron fibras sensibles la empresa para la que trabajaban los 'invitó' a independizarse.
Dos años después comenzaron las marchas a favor de la liberación de los secuestrados por las Farc, el país se radicalizó y el animador Santiago Rocha encontró la inspiración para crear El pequeño tirano. De hecho, la polarización del país fue la que motivó a hacer dos versiones gemelas del mismo personaje: el pequeño tirano 'facho', que viste de verde, y el pequeño tirano 'mamerto', que viste de rojo.
"En realidad no pensé mucho para hacerlo", dice Rocha, quien hoy, convertido en miembro de Parodiario, confiesa que todo comenzó como un pasatiempo, aunque sí tiene claro que el personaje "es pequeño y cabezón porque es un niño, y es un niño porque a los niños se les perdonan todas las barbaridades que dicen y porque políticamente en Colombia estamos en plena infancia". Que su hábitat fuera YouTube se debió a la gratuidad del servicio y a la sospecha de que los canales nacionales de televisión no se darían 'la pela' por un hombrecillo tan desfachatado con el Gobierno.
Pura goma
Pero El pequeño tirano no es la única oferta de sátira política nueva en Colombia. El pasado 22 de noviembre reaparecieron Los reencauchados, seriado televisivo de los años noventa que, ahora con el nombre de Noticiero NPI, ha vuelto con sus títeres de goma para caricaturizar a los personajes más controvertidos de la actualidad nacional.
Y es que la sátira de este corte en Colombia parecía haber entrado en un periodo de silencio desde la muerte de Jaime Garzón en 1999. "El problema no fue ese asesinato, sino que el país se volvió de ultra derecha", asegura el comunicador social Karl Troller, quien advierte que hubo una marcada inclinación hacia las telenovelas y el "el rating terminó matando el humor político".
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El periodista y presentador de televisión Jorge Alfredo Vargas, director del Noticiero NPI, también cree que la muerte de Jaime Garzón fue un gran golpe para este género, pero afirma que a lo largo de la última década han seguido apareciendo propuestas. Según él, lo que ocurre es que aún no ha aparecido un genio que siga el camino del humorista asesinado. Adicionalmente, comparte la opinión de que el tema de la alta audiencia es fundamental: "Los programas en televisión son costosos, y cuando no generan el rating esperado, sencillamente tienen que salir del aire".
En efecto, el auge de los realities y las telenovelas ha hecho mella en programas del corte de Cuak el noticiario (emitido entre 1995 y 1997) o La banda francotiradores (1999-2008). "La televisión va por moda y ahora le está yendo bien con los traquetos", dice César Betancur, libretista del Noticiero NPI. En el mismo sentido, el grupo de Parodiario señala que es innegable que ha habido un paréntesis en el humor político en Colombia. "Primero acabaron con la gente que tenía peso en la gente; luego bajaron lo que sobrevivía a horarios absurdos, y por último terminaron sacándolos del aire -asegura Santiago Rivas-. Esto no solo pasó en Colombia; Berlusconi también lo hizo".
Lo alentador, sin embargo, es ver que en estos tiempos de enfrentamientos políticos internos y pullas constantes en el vecindario latinoamericano, un grupo de comunicadores se ha hecho a la tarea de invitar a la gente a reflexionar por medio del humor. La eterna excusa de que 'no hay espacio' parece conjurada gracias a Internet, mientras que la televisión privada luce dispuesta a reabrir las puertas.
Así, El pequeño tirano y el Noticiero NPI con los reencauchados lograrán reforzar la labor persistente que vienen haciendo La luciérnaga en la radio y 'Tola y Maruja' en los periódicos y la televisión. Porque, como expresa Karl Troller, esa capacidad de reírse de los problemas propios es "símbolo de un país sano".
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