Experimento mental
Una catástrofe hipotética: explorando las consecuencias apocalípticas de una pausa planetaria momentánea
Ningún rincón del planeta saldría ileso de una instantánea parada de la rotación de la Tierra. / Tesfu Assefa/Mindplex
Emrakeb (*)
Madrid 11 DIC 2025
Un segundo. La Tierra se congela. Tú no. A 1.600 km/h estás en el aire, las ciudades se vaporizan bajo vientos supersónicos, los océanos se precipitan a la costa. Entonces, el giro devuelve el apocalipsis, dos veces en un instante.
Imaginemos un mundo donde la implacable rotación de nuestro planeta se detiene por completo, aunque sea por un instante fugaz. Es un experimento mental que ha cautivado a científicos, escritores y soñadores por igual, combinando la física pura con la emoción del "¿qué pasaría si...?".
En este escenario, basado en conocimientos astrofísicos, la Tierra no solo se ralentiza gradualmente, sino que se detiene en seco antes de volver a su rotación habitual. ¿El resultado? Una devastación total a una escala incomprensible. Profundicemos en la ciencia que subyace a esta catástrofe cósmica.
La física del giro eterno de la Tierra
La Tierra gira sobre su eje a una velocidad asombrosa: aproximadamente 1.600 kilómetros por hora en el ecuador. Esta rotación es la que nos da nuestros días de 24 horas, configura nuestros patrones climáticos e incluso influye en la forma abultada del planeta. Pero ¿qué pasaría si esa rotación cesara abruptamente? Según las leyes de la física, en particular la inercia (la primera ley de Isaac Newton, que establece que los objetos en movimiento permanecen en movimiento a menos que actúe sobre ellos una fuerza externa), todo en la superficie terrestre continuaría precipitándose hacia el este a esa velocidad vertiginosa.
El astrofísico Neil deGrasse Tyson capta sucintamente el horror: mataría a todos en la Tierra. La gente saldría volando por las ventanas, y eso sería simplemente un mal día en la Tierra. Esto no es una hipérbole; se basa en la conservación del momento angular. Cuando el suelo bajo nosotros se detiene, nosotros no. El ecuador experimentaría lo peor, y las regiones polares se verían ligeramente mejor gracias a velocidades de rotación más lentas, pero ningún rincón del planeta saldría ileso.
El ataque inmediato: vientos, olas y ruina generalizada
En ese único segundo de quietud, la atmósfera, separada de la Tierra sólida, seguiría girando a velocidades supersónicas, alcanzando alrededor de Mach 1,3 (más de 1600 km/h). Imagine una ráfaga de vientos más fuerte que mil huracanes, azotando el paisaje, arrancando árboles y convirtiendo objetos sueltos en proyectiles mortales. Los edificios se derrumbarían, las ciudades quedarían arrasadas y el aire mismo se convertiría en un arma de destrucción masiva.
Los océanos también se rebelarían. Al romper su equilibrio rotatorio, enormes volúmenes de agua se desplazarían hacia el este, dando origen a tsunamis colosales que eclipsarían cualquier otro registrado en la historia. Las costas quedarían arrasadas a medida que estos muros de agua se adentraran en el interior, inundando vastas extensiones de tierra y arrasando comunidades en instantes. En tierra, el repentino cambio de impulso desencadenaría terremotos catastróficos, ya que la corteza terrestre se deformaría bajo la tensión, fracturando las placas tectónicas y desatando ondas sísmicas que se propagarían por los continentes.
¿La vida tal como la conocemos? Erradicada. Humanos, animales e incluso vehículos saldrían despedidos como muñecos de trapo, chocando contra barreras o elevándose por los aires. Las probabilidades de supervivencia son casi nulas, especialmente fuera de los polos, donde la velocidad es mínima.
El doble golpe: cuando se reanuda la rotación
Pero la pesadilla no termina con la parada. Tras esa pausa de un segundo, la reanudación de la rotación de la Tierra provocaría una segunda sacudida, una aceleración abrupta que la devolvería a su velocidad máxima. Esta inversión podría agravar el caos, lanzando escombros, agua y masas de aire desplazadas en la dirección opuesta. Se producirían más tsunamis, nuevos terremotos y una intensificación de la agitación atmosférica, convirtiendo un evento ya apocalíptico en un reinicio planetario.
Las ondas a largo plazo podrían incluir perturbaciones en el campo gravitacional terrestre, lo que podría alterar la órbita lunar y las mareas para siempre. Si bien procesos naturales como la fricción de las mareas lunares alargan lentamente nuestros días (aproximadamente un segundo cada 50.000 años), una intervención repentina como esta es puramente hipotética, afortunadamente imposible sin alguna interferencia cósmica.
Por qué este experimento mental es importante en nuestro mundo impulsado por la IA
En una era donde las simulaciones de IA nos permiten modelar estos escenarios catastróficos con una precisión sin precedentes, reflexionar sobre la detención de la rotación de la Tierra no es solo una curiosidad morbosa. Nos recuerda el frágil equilibrio que sustenta la vida en nuestra canica azul, lo que se hace eco de debates más amplios sobre la estabilidad planetaria en medio del cambio climático y los riesgos tecnológicos. ¿Podría la IA ayudar a predecir o mitigar anomalías rotacionales del mundo real, como las causadas por terremotos masivos? Esta especulación abre la puerta al pensamiento innovador, combinando la física con la tecnología futurista.
¿Hay aquí una lección cósmica, un "fantasma en la máquina planetaria" que nos impulsa a apreciar el giro que nos mantiene anclados? Como podría preguntar el filósofo Thomas Nagel en un contexto diferente: ¿Qué se siente ser un planeta en pausa?
Para la Tierra, es un breve coqueteo con el olvido, un coqueteo que agradecemos que permanezca en el reino de la imaginación.
_________________
Nota de autor
(*) Emrakeb es la líder del equipo de Ética de IA en iCog Labs. Con formación en derecho y un gran interés por la tecnología, Emrakeb se centra en las dimensiones éticas del desarrollo de la IA. Le apasiona explorar cómo las innovaciones tecnológicas influyen en la sociedad y aboga por prácticas responsables de IA.Este artículo se publicó originalmente en Mindplex y se reproduce con autorización. La versión en inglés puede consultarse aquí.
________
Fuente:
