El Ciudadano Kane en los pasillos de la Casa Blanca: la concentración de los medios en la era Trump
La disputa por la opinión pública en Estados Unidos pasa por el control de los medios de comunicación, el espacio donde se difunde el discurso y la narrativa del grupo en el poder
26 de septiembre de 2025, Washington, DC, EE. UU.: El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, habla con los medios de comunicación en el jardín sur de la Casa Blanca. Crédito: Kent Nishimura - Pool via CNP / Zuma Press / ContactoPhoto
Rogelio López
diario-red.com 19/10/25 |12:00
El Ciudadano Kane, película de 1941 dirigida y protagonizada por Orson Welles, trata sobre la vida del magnate Charles Foster Kane, quien hizo su fortuna en los medios impresos a partir de la manipulación de la opinión pública. Y si bien dicho rasgo no es el tema medular del filme, la historia narrada pone en evidencia la importancia que implica ejercer el control de los medios de comunicación y --particularmente por su alcance en aquella época-- de la prensa. Con el paso del tiempo los periódicos han perdido la relevancia de antaño, pero su lugar ha sido ocupado primero por la radio y la televisión, y posteriormente por los medios digitales, destacando por su importancia las redes sociales: Facebook, Tik Tok, Instagram, X —antes Twitter—.
La concentración de los medios: una apuesta de demócratas y republicanos
Para la década de los ochenta en Estados Unidos las políticas neoliberales permitieron la fusión y compra de medios. Sin embargo, no fue sino hasta 1996 que esto se potenció con la ley de telecomunicaciones firmada por Bill Clinton. Esta ley buscaba promover la competencia y la mejora de los servicios. No obstante, como generalmente ha sucedido con las promesas neoliberales, pasó justo lo contrario: la iniciativa en realidad promovió y consolidó la concentración y el control de los medios —y por lo tanto de la información— en pocas manos. De las más de cincuenta grandes empresas de medios que existían cuando se firmó la ley, para 2011 sólo quedaron seis megaempresas multimedia —Comcast, Disney, AT&T, Sony, Fox y Paramount— controladas por grandes capitales, algunos de ellos con intereses en otras ramas de la economía, y que han sido determinantes en lo que pensamos, vemos, leemos y escuchamos —pues su alcance es global—, debido al control de monopolio que han ejercido.
Ejemplo de esta concentración es lo que sucedió con la industria de los medios impresos que ha sido una de las más golpeadas. A partir de esta ley en Estados Unidos han desaparecido más de 2,000 periódicos locales y regionales, y con ellos el trabajo para el 60% de los periodistas de estos medios —esto sin considerar otros trabajos relacionados con este sector—. Esta situación se ilustra en el documental “Stripped for parts: American Journalism on the Brink”. En este interesante trabajo se expone el papel que jugaron en esta crisis los fondos de inversión conocidos como “fondos buitres”, los cuales a través de la empresa Alden Global Capital —un fondo de inversión dedicado a los bienes y raíces— compraron participaciones —y deuda— de diarios con dificultades económicas.
De las más de cincuenta grandes empresas de medios que existían cuando se firmó la ley, para 2011 sólo quedaron seis megaempresas multimedia —Comcast, Disney, AT&T, Sony, Fox y Paramount— controladas por grandes capitales
Al final el fondo de inversión se hizo con los activos, y con estos generó un importante negocio inmobiliario, ya que la mayoría de las instalaciones de los diarios tenían excelentes ubicaciones, y ello les permitió generar ganancias millonarias. Además de la pérdida de empleos y la afectación a la economía local, el cierre de los periódicos afectó de otra manera a las comunidades: estas quedaron aisladas e incomunicadas, sin un periodismo enfocado a los problemas locales.
La concentración de medios nunca paró, por el contrario, en la última década recibió nuevos incentivos. Durante el primer mandato de Trump, 2017, la Comisión Federal de Comunicaciones —FCC, por sus siglas en inglés— continuó favoreciéndola con más desregulación: las normas “antitrust” —antimonopolio— que subsistían quedaron sin efecto, como fue el caso de la “regla de propiedad cruzada”, que limitaba la posibilidad de que una misma empresa fuera propietaria de una estación de radio, un periódico y una televisora en el mismo mercado. La derogación de esta y otras medidas, además favorecieron la entrada al juego de empresas digitales emergentes como Facebook y Google.
La concentración de los medios en tiempos de Trump
Como hemos visto, en la concentración de medios han estado involucrados indistintamente tanto gobiernos republicanos como demócratas, pues ambos partidos de una u otra forma han sacado provecho de esta situación. Trump desde su primera administración ha sido un entusiasta promotor de este proceso, y su interés se debe —como siempre sucede con el actual presidente de Estados Unidos— al beneficio personal que puede obtener.
El 6 de agosto, después de más de un año de intentarlo, la FCC dio luz verde a la fusión entre Paramount y Skydance. Ello coincidió, entre otras cosas, con el acuerdo por 16 millones de dólares que alcanzaron Trump y CBS —subsidiaria de Paramount—, debido a la demanda que interpuso Trump contra la televisora por la emisión de una entrevista a su adversaria en las pasadas elecciones, la demócrata Kamala Harris en el programa 60 minutos, debido a que, según alegó el presidente, dicha entrevista tuvo la intención de influir contra él en la contienda.
La concentración de medios nunca paró, por el contrario, en la última década recibió nuevos incentivos
Anteriormente, Trump había llegado a similares acuerdos con Google, Facebook y Twitter (ahora X), a causa de las sanciones de las que fueron objeto las redes sociales del actual mandatario a partir de la toma del Capitolio por sus seguidores el 6 de enero de 2021. De estos arreglos, Trump obtuvo en conjunto casi 60 millones de dólares —10 millones de X y 25 millones de Facebook, por la suspensión de sus cuentas, y 24.5 millones de Google por la suspensión de su canal de YouTube—. No está por demás agregar que el 10 de octubre Diario Red publicó la noticia de que en menos de un año la fortuna de Trump pasó de los 4,400 millones de dólares a 7,700 millones de dólares.
Los medios y la disputa por la opinión pública en el contexto de la batalla por el poder en Estados Unidos
El proceder de Trump, sin embargo, no se reduce naturalmente a su beneficio personal, pues él encabeza un grupo mayor denominado “los neoconservadores” que se disputa el control del país con el grupo identificado como “los globalistas”, y con lo que se ha llamado el “estado profundo” —deep state—, integrado por los grupos que controlan las agencias de inteligencia y seguridad —CIA, FBI, DEA— en Estados Unidos. Entre los aliados de Trump en esta batalla hoy se encuentran agentes económicos y políticos que antes apoyaron a los demócratas y que hoy simpatizan con la causa conservadora y apoyan al movimiento sionista del Estado de Israel.
Una de las trincheras donde se desarrolla esta disputa son los medios de comunicación. La importancia de estos espacios reside en que es ahí donde se difunden las narrativas y el discurso en favor de intereses del grupo de Trump, con lo que se incide directamente en la opinión pública. Desafortunadamente para el grupo que lidera este último, la opinión pública favorable a su proyecto del sector MAGA —Make American Great Again— se ha visto sensiblemente afectada en los últimos meses por el asesinato de Charlie Kirk y por el genocidio cometido por el Estado de Israel en Gaza. Este conflicto no ha pasado desapercibido para el resto de la población estadounidense, tal como queda demostrado en la encuesta publicada por el Pew Research Center en relación a cómo se percibe el conflicto entre Israel y Hamas después de 2 años. Dicha investigación muestra cómo la opinión favorable que tenían las personas hacia el Estado de Israel ha dado un giro de 180°, y hoy es desfavorable para 6 de cada 10 personas.
En este contexto, y con la intención de recuperar el favor de la opinión pública es que se impulsa un mayor control de los medios de comunicación —tradicionales y emergentes— para imponer una narrativa favorable. Así se explica la compra de Tik Tok por empresarios afines a Trump y al sionismo y los recientes cambios y nombramientos que se han hecho en los medios de comunicación.
Bari Weiss: la outsider sionista que quedó al frente de CBS News
Un último caso que vale la pena citar es lo ocurrido en junio pasado con el nombramiento de Bari Weiss como editora en jefe de CBS News, una de las agencias con más prestigio y tradición en Estados Unidos. CBS es la cadena que transmite desde hace décadas el famoso programa de periodismo de investigación 60 minutos.
Entre los aliados de Trump en esta batalla hoy se encuentran agentes económicos y políticos que antes apoyaron a los demócratas y que hoy simpatizan con la causa conservadora y apoyan al movimiento sionista del Estado de Israel
Weiss, de 41 años, ha sido catalogada como la periodista milenial más exitosa. Ella misma se considera una periodista independiente, que no tiene compromiso con ninguno de los dos partidos dominantes, y se coloca al centro del espectro político. Sin embargo, se ha hecho famosa tanto por sus posiciones críticas hacia el progresismo y “la cultura woke” como por su férrea defensa del Estado de Israel. Tal como queda constancia en su libro Cómo pelear contra el antisemitismo, publicado en 2019, al describirse como “Una mujer judia, estadounidense, sionista, y orgullosa hija de Pittsburg”. Judith Butler, filósofa feminista de origen judio —al igual que Weiss—, describe ese libro como ahistórico y parcial por su defensa de las acciones del Estado de Israel.
La postura de Weiss en estos asuntos la han llevado a colaborar en importantes medios de comunicación impresos a lo largo de su carrera, entre los que destacan The Wall Street Journal y The New York Times, en los cuales se desempeñó como editora en distintas secciones. Y fue precisamente su renuncia a este último diario en 2020 el hecho que la catapultó como una outsider del periodismo. En su carta de renuncia Weiss se quejó de hostilidad por parte de sus colegas al interior del diario, debido a sus opiniones por su posiciones contrarias al mainstream, en las que entre otras cosas hacía crítica de la cultura de la cancelación. Desde su óptica una persona como ella no tiene cabida en los medios tradicionales. A su salida fundó su propia agencia de noticias: The Free Press, en sus propias palabras, un medio distinto, diferente, no tradicional. Con estos antecedentes, Weiss hoy ocupa un importante cargo en CBS news, y su objetivo es hacer de esta agencia la organización de noticias más confiable del mundo.
Semejante meta es una fantasía, no solo si tomamos en cuenta los antecedentes periodísticos y personales de Weiss. Si consideramos los intereses corporativos a los que responde hoy CBS, que como Free Press —vendido por 150 millones de dólares—, ya es parte del conglomerado Skydance-Paramount, propiedad de David Ellison, hijo de Larry Ellison, —un “Charles Foster Kane” con anabólicos de nuestra época—, uno de los hombres más ricos del mundo, cercano a Trump, incondicional del Estado de Israel, y que también forma parte del grupo de inversionistas que compraron Tik Tok en Estados Unidos; Lejos de convertirse en la organización de noticias más confiable, CBS News se convertirá en un medio propagandístico más del grupo que apoya al presidente Trump y al Estado de Israel.
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