DOSSIER:
1. DESCUBREN SIGNOS DE VIDA A 120 AÑOS LUZ DE LA TIERRA
Un exoplaneta lejano podría albergar un extenso océano lleno de vida y secretos por explorar.
Imagen ilustrativa.Gettyimages.ru
RT
17 abr 2025
Un equipo internacional de astrónomos liderado por el Dr. Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Cambridge, ha detectado señales intrigantes en la atmósfera de K2-18b, un exoplaneta ubicado a unos 120 años luz de la Tierra. Un nuevo estudio revela la presencia de sulfuro de dimetilo, una molécula que en nuestro planeta solo es producida por algunos organismos vivos, como las algas marinas.
Descubierto en 2017, el K2-18b es clasificado como un subneptuno, que es como se llama a los planetas más grandes que la Tierra pero más pequeños que Neptuno. Se ubica en la constelación de Leo y orbita una enana roja en la llamada 'zona habitable', considerada la ubicación más prometedora para encontrar planetas que sustenten la vida. La temperatura del planeta es similar a la de la Tierra, pero el K2-18 b orbita tan cerca de su estrella que un año allí solo dura 33 días, señala Daily Mail.
En 2021, Madhusudhan propuso que estos planetas podrían ser 'mundos hicéanos' (de 'hidrógeno' y 'océano'), con océanos templados bajo atmósferas ricas en hidrógeno. Gracias al Telescopio Espacial James Webb, su equipo analizó la luz estelar filtrada durante los tránsitos del planeta, y en 2023 identificaron trazas de sulfuro de dimetilo. Observaciones posteriores en 2024 confirmaron una señal aún más intensa, con concentraciones miles de veces superiores a las terrestres.
"Se trata de un momento revolucionario", afirmó el Dr. Madhusudhan. "Es la primera vez que la humanidad observa posibles biofirmas en un planeta habitable."
Precaución y teorías contrapuestas
Aunque el hallazgo es prometedor, la comunidad científica pide prudencia. Christopher Glein, del Southwest Research Institute, argumenta que el K2-18b podría ser un planeta rocoso con un océano de magma y una atmósfera incompatible con la vida tal como la conocemos. Otros expertos subrayan que el sulfuro de dimetilo podría formarse por procesos abióticos.
"Es una pista. Pero aún no podemos concluir que sea habitable", señaló Stephen Schmidt, científico planetario de la Universidad Johns Hopkins. Para resolver el enigma, se requieren más datos del Telescopio Espacial James Webb y experimentos que simulen las condiciones de los subneptunos. Sin embargo, el futuro de estas investigaciones pende de un hilo, ya que los posibles recortes presupuestarios a la NASA impulsados por la Administración Trump amenazan con cancelar los telescopios de próxima generación.
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Fuente:
2. K2-18b: JWST detecta la señal más fuerte de posible vida extraterrestre
Nuevos datos del Telescopio James Webb revelan la presencia de Sulfuro de Dimetilo (DMS) en la atmósfera del exoplaneta Hycean K2-18b, una molécula asociada a procesos biológicos en la Tierra

Espectro de transmisión del exoplaneta de la zona habitable K2-18b utilizando el espectrógrafo MIRI del JWST. / A. Smith, N. Madhusudhan
EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE/T21
Madrid, 17 ABR 2025
Científicos de Cambridge anuncian la posible detección de Sulfuro de Dimetilo en K2-18b, a 124 años luz, mediante el James Webb. Si se confirma su origen biológico, sería la evidencia más robusta de actividad vital más allá de nuestro Sistema Solar encontrada hasta ahora.
Un equipo de astrónomos liderado por la Universidad de Cambridge ha detectado las señales más prometedoras hasta la fecha de una posible biofirma fuera de nuestro sistema solar, aunque mantienen la cautela sobre las conclusiones. Los resultados de esta investigación se han publicado en The Astrophysical Journal Letters.
Utilizando datos del Telescopio Espacial James Webb (JWST), los investigadores han identificado huellas químicas de sulfuro de dimetilo (DMS) y/o disulfuro de dimetilo (DMDS) en la atmósfera del exoplaneta K2-18b. Este planeta orbita a su estrella dentro de la zona habitable, una región donde las condiciones podrían permitir la existencia de agua líquida.
En la Tierra, las moléculas DMS y DMDS son producidas exclusivamente por seres vivos, principalmente por vida microbiana como el fitoplancton marino. Si bien no se puede descartar que un proceso químico desconocido sea el responsable de la presencia de estas moléculas en K2-18b, estos resultados constituyen la evidencia más sólida obtenida hasta ahora que sugiere la posible existencia de vida en un planeta extrasolar.
El exoplaneta K2-18b
K2-18b se encuentra a 124 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo. Es significativamente más grande que nuestro planeta, con 8,6 veces su masa y 2,6 veces su radio. Observaciones previas ya habían detectado metano y dióxido de carbono en su atmósfera, lo que concuerda con las predicciones para un planeta de tipo "Hycean": un mundo potencialmente habitable cubierto de océanos bajo una atmósfera rica en hidrógeno.
La detección se realizó analizando la luz de la estrella anfitriona que atraviesa la atmósfera de K2-18b durante su tránsito (el paso del planeta por delante de la estrella visto desde la Tierra). El JWST capta cómo ciertos gases atmosféricos absorben longitudes de onda específicas de la luz estelar, dejando "huellas" en el espectro que permiten identificar la composición química de la atmósfera.
Una señal débil detectada en observaciones anteriores ya insinuaba la posible presencia de DMS. La nueva observación, realizada con el instrumento MIRI (Mid-Infrared Instrument) del JWST en el rango del infrarrojo medio, proporciona una línea de evidencia independiente que confirma las sospechas iniciales obtenidas con otros instrumentos (NIRISS y NIRSpec) en el infrarrojo cercano. El profesor Nikku Madhusudhan, líder de la investigación, destacó que la señal obtenida con MIRI fue "fuerte y clara".
Cautela y próximos pasos
A pesar del entusiasmo, los científicos subrayan la necesidad de ser cautelosos. La detección actual alcanza un nivel de significancia estadística de "tres sigma", lo que implica una probabilidad del 0,3% de que el resultado sea producto del azar. Para alcanzar la clasificación aceptada de descubrimiento científico, se requiere un umbral de "cinco sigma", que reduce la probabilidad de azar a menos del 0,00006%.
Los investigadores estiman que se necesitarían entre 16 y 24 horas adicionales de observación con el JWST para intentar alcanzar esta relevancia. Además, las concentraciones inferidas de DMS y DMDS en K2-18b son miles de veces superiores a las terrestres (más de diez partes por millón frente a menos de una parte por billón en la Tierra).
Curiosamente, trabajos teóricos previos habían predicho que niveles elevados de estos gases sulfurados eran posibles en mundos Hycean. Es crucial investigar si estos niveles de DMS y DMDS podrían producirse mediante procesos no biológicos desconocidos en las condiciones de K2-18b. Los científicos planean realizar más trabajos teóricos y experimentales para explorar esta posibilidad.
Como enfatiza Madhusudhan, es fundamental mantener un escepticismo riguroso y realizar pruebas exhaustivas antes de poder afirmar con confianza un descubrimiento de esta magnitud.
Aunque aún no se trata de una prueba definitiva de vida extraterrestre, este hallazgo representa un avance significativo en su búsqueda. Podría marcar un punto de inflexión en nuestra capacidad para abordar la cuestión fundamental sobre si estamos solos en el universo.
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Referencia:
New Constraints on DMS and DMDS in the Atmosphere of K2-18 b from JWST MIRI. Nikku Madhusudhan et al. The Astrophysical Journal Letters, Volume 983, Number 2. DOI:10.3847/2041-8213/adc1c8
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