La CPI había dictado ordenes de detención contra Netanyahu y su exministro de Defensa Yoav Galant por crímenes de guerra cometidos en la invasión de Gaza.
El blindaje que ha dado Trump a Netanyahu ante la Corte Penal Internacional y su plan para limpiar Gaza de palestinos ponen el alto el fuego al borde del abismo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca en Washington.REUTERS/Leah Milis
Juan Antonio Sanz
08/02/2025
La amenaza del presidente estadounidense, Donald Trump, de apoderarse de Gaza y convertirla en un complejo turístico tras expulsar a todos sus habitantes, un plan avalado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no ha dinamitado de momento el alto el fuego vigente en la Franja, pero el riesgo de que se rompa es muy alto.
Este sábado fueron liberados otros tres rehenes israelíes a cambio de 183 presos palestinos. Son ya 21 los cautivos liberados (16 israelíes y cinco tailandeses) y faltaría una docena más según el acuerdo alcanzado por Israel y Hamás para esta primera fase de seis semanas de tregua comenzada el pasado 19 de enero. A cambio han sido puestos en libertad cerca de 600 palestinos en los cinco intercambios hasta ahora completados.
Un total de 251 israelíes y ciudadanos de otros países fueron secuestrados el 7 de octubre de 2023 en la incursión en Israel de guerrilleros del grupo islamista palestino Hamás que masacró a 1.200 personas. Este ataque desencadenó la invasión israelí de Gaza, en la que han sido asesinados ya casi 48.200 palestinos, la mayor parte mujeres y niños, además de 111.000 heridos. En los escombros de las ciudades destruidas, que ahora Trump quiere convertir en los cimientos de su nuevo resort turístico, puede haber más de 10.000 cuerpos sin recuperar.
En un primer alto el fuego en noviembre de 2023 fueron liberados un centenar de cautivos israelíes. Muchos de los rehenes han muerto en estos 16 meses de guerra, también bajo el propio fuego de Israel. La actual tregua intenta liberar al menos a la mitad de los cerca de setenta que aún podrían estar vivos en poder de Hamás y encaminar las negociaciones hacia un alto el fuego definitivo y la progresiva retirada israelí de la Franja.
Muchos de los rehenes han muerto en estos 16 meses de guerra, también bajo el propio fuego de Israel.
La tregua en peligro y el ejército israelí sin intención de retirarse
Sin embargo, el alto el fuego está en el filo de la navaja y la retirada israelí es ya una quimera tras el anuncio del presidente estadounidense. Lo ha complicado aún más el amparo otorgado por Trump al líder israelí ante la Corte Penal Internacional (CPI) que acusa a Netanyahu y a su exministro de Defensa, Yoav Gallant de crímenes de guerra. Las sanciones que Trump ha impuesto a ese tribunal internacional ponen en evidencia su desprecio a la justicia de la ONU y su voluntad para dejar a EEUU al margen del derecho internacional.
El riesgo es evidente, como muestra la orden que este jueves dio el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, al ejército de su país de organizar la evacuación de los habitantes de Gaza, primera parte del plan expuesto por Trump para erradicar al pueblo palestino de sus hogares en la Franja.
Un antes y un después para Israel, dice Netanyahu
Netanyahu ha dicho que conocía el plan de Trump antes de que fuera presentado por el mandatario y que suponía “un punto de inflexión” en la historia de Israel. La entusiasta aceptación de ese programa de limpieza étnica por parte del primer ministro israelí y de sus pretorianos más extremistas en el Gobierno apunta a una letra pequeña que no se conoce del plan.
Trump indicó en su anuncio que EEUU controlaría Gaza y que la convertiría en la “Riviera de Oriente Medio”, pero no dio ninguna idea sobre la forma en que esta reconstrucción se acometería, salvo el detalle de la expulsión de sus actuales habitantes. Tampoco dijo cómo y dónde se desplazaría a los palestinos.
Tampoco dijo cómo y dónde se desplazaría a los palestinos
Todo apunta a que sería necesaria la participación de decenas de miles de colonos israelíes en la reconstrucción. Eso si no se produce directamente una partición de la Franja en sectores, parte de los cuales pasarían a remachar el Gran Israel por el que abogan los ultraderechistas israelíes y que quieren completar con la anexión del otro territorio palestino, Cisjordania, hoy día un queso gruyere por las colonizaciones ilegales judías.
El desprecio de Trump a la CPI
Las sanciones contra la CPI firmadas por Trump el jueves establecen restricciones financieras y para la obtención de visados con destino Estados Unidos (donde está la sede central de la ONU en Nueva York) a miembros de la CPI que colaboren en investigaciones contra ciudadanos estadounidenses o aliados de Washington, por ejemplo Israel.
La CPI había dictado ordenes de detención contra Netanyahu y su exministro de Defensa Yoav Galant por crímenes de guerra cometidos en la invasión de Gaza. Ni Estados Unidos ni Israel han reconocido nunca la jurisdicción de la CPI. Tampoco países como China o Rusia se encuentran entre los 124 estados que sí reconocen a esa Corte.
Un total de 79 países han mostrado su apoyo a la CPI y han advertido sobre “los riesgos de impunidad para los crímenes más graves” y subrayado que tales sanciones sobre esta Corte “amenazan con erosionar el imperio de la ley internacional”. No obstante, la declaración no menciona ni a Estados Unidos ni a Trump, reduciendo así su impacto y poniendo en evidencia la poca capacidad de maniobra internacional ante las políticas de Washington.
Clave la próxima semana
La incógnita ahora es saber cuánto va a durar la tregua actual, cuyas próximas dos fases, a partir de abril parecen condenadas de antemano. En el destino del alto el fuego puede jugar un papel esencial el viaje que a partir del día 13 realizará el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, para participar en la Conferencia de Seguridad de Múnich, y en la gira a continuación que hará por Israel, Emiratos Árabes Unidos, Catar y Arabia Saudí.
El Gobierno saudí ya ha manifestado su total oposición a la erradicación de los habitantes de Gaza, lo que supondría enterrar definitivamente la posibilidad de crear un Estado palestino.
El uso político por Netanyahu de los rehenes
Pero los mayores obstáculos para que la tregua perdure los tiene preparados ya Israel. En realidad, menos el alto el fuego de una semana en septiembre de 2023, el resto de intentos para alcanzar un fin temporal de las hostilidades fueron saboteados por el propio Netanyahu.
El jefe de Gobierno israelí ha utilizado la suerte de los rehenes como un símbolo espurio para continuar una guerra que ha sido calificada de genocidio en la ONU y que está siendo investigada como tal en otro tribunal, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el máximo órgano judicial de Naciones Unidas.
La última liberación de rehenes este sábado permitió a Netanyahu lanzar nuevas amenazas y poner a la tregua actual al borde del precipicio. Al comprobar el estado macilento y desnutrido de los liberados, la oficina de Netanyahu, quien aún estaba en EEUU de viaje, emitió un comunicado amenazador: "las impactantes imágenes que hemos presenciado hoy no quedarán sin respuesta".
El presidente israelí, Isaac Herzog, calificó la escena y lo ocurrido con estos rehenes como un “crimen contra la humanidad”. El mismo presidente que ha bendecido desde un principio la matanza de decenas de miles de niños y mujeres en Gaza por las bombas y tanques israelíes, y la reducción a ruinas de las ciudades y pueblos gazatíes, mientras guarda un silencio cómplice sobre los planes de deportación en masa de la población palestina de la Franja.
Los rehenes padecieron el hambre que sufren los gazatíes
Los líderes israelíes obviaban de golpe la hambruna provocada en Gaza por la invasión israelí, la desnutrición de una población de 2,2 millones de personas y la muerte por enfermedades derivadas de la carencia de alimentos.
Justo antes de que comenzara la actual tregua y empezaran a llegar camiones con bienes básicos y alimentos, la ONU indicó que, en Gaza, “más del 90% de la población se enfrenta a niveles de inseguridad alimentaria de «crisis» o peores”. Según tal información, “es probable que más de 300.000 personas padezcan hambre catastrófica, el nivel más alto de inseguridad alimentaria”.
La deplorable situación de los tres rehenes judíos tenía su replica, que en Israel fue oportunamente ignorada, de algunos de los prisioneros palestinos liberados de las cárceles israelíes a cambio de esos cautivos. Siete de los palestinos intercambiados este sábado fueron hospitalizados, y muchos de los liberados desde que comenzó la tregua no podía siquiera caminar.
Aunque Israel se dice un país “democrático”, la tortura en las cárceles que acogen a palestinos (muchos de ellos adolescentes sin acusación formal) es una constante, así como las muertes de prisioneros sometidos a ese tratamiento inhumano. Por ejemplo, desde que empezó la guerra, la comida de los presos palestinos en Israel se ha reducido al nivel de supervivencia.
Tampoco ve la catástrofe humanitaria que vive Gaza, con dos millones de personas desplazadas y viviendo entre ruinas y en campamentos de tiendas de campaña, la nueva Administración estadounidense, cuyos únicos intereses parecen apuntar a la transformación de la Franja en una máquina de hacer dinero y en un lucrativo espacio de ocio que acoja a turistas de alto nivel, sobre todo de la propia Israel y Estados Unidos.
Lo volvió a explicar Trump el viernes. EEUU invertirá dinero, sin tener que enviar tropas para la limpieza étnica que se avecina en Gaza si avanza su plan. “Básicamente, Estados Unidos lo vería como una transacción inmobiliaria, donde seremos un inversor en esa parte del mundo", dijo.
De que se cumpla el dorado sueño inmobiliario de Trump en Gaza (él mismo fue un magnate del sector) y de su yerno, Jared Kushner (artífice de la idea), se puede encargar el ejército israelí. Netanyahu, a través de su ministro Katz, ya ha dictado la orden oportuna para que los militares planifiquen esa erradicación de los palestinos de Gaza, sin siquiera tener idea de dónde podrían ser acogidos esos más de dos millones de personas.
Queda ver qué saca personalmente Netanyahu del negocio que plantea Trump. De momento, ya tiene la protección de Washington por el genocidio de decenas de miles de palestinos.
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Juan Antonio Sanz. Periodista y analista para Público en temas internacionales. Es especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar. Ha sido corresponsal de la Agencia EFE en Rusia, Japón, Corea del Sur y Uruguay, profesor universitario y cooperante en Bolivia, y analista periodístico en Cuba. Habla inglés y ruso con fluidez. Es autor de un libro de viajes y folclore.
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