En los últimos cinco años
La salud mental de los jóvenes sigue cayendo en picado: aumentan las urgencias psiquiátricas de menores
Las patologías más frecuentes en consultas de Atención Primaria son el abuso de sustancias, conductas suicidas, ansiedad y trastornos de comportamiento y de la conducta alimentaria
(istock)
Por Alimente
25/02/2025
Los pediatras de atención primaria lanzan una advertencia: las urgencias psiquiátricas entre los menores han aumentado considerablemente debido al empeoramiento de su salud mental en los últimos cinco años, con un aumento de las consultas tanto en Atención Primaria, como en salud mental especializada y los servicios de urgencias. Así lo han puesto de manifiesto en el marco del 21º Congreso de Actualización en Pediatría de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), que se está celebrando entre el 20 y el 22 de febrero en Madrid. De acuerdo con los especialistas, estas consultas urgentes son un reto al tratarse de situaciones muy complejas que requieren de un manejo muy específico, con muy poco tiempo por paciente.
Se considera urgencia psiquiátrica una condición mental que genera el suficiente nivel de estrés para que el paciente, su familia o las personas que estén a su cargo sientan incapacidad para el manejo de la situación, incluso durante pocas horas. “Las patologías que se presentan con mayor frecuencia en nuestras consultas de Atención Primaria son el abuso de sustancias, conductas suicidas, ansiedad y trastornos de comportamiento y de la conducta alimentaria”, asegura la doctora Clara Luna Parera, pediatra de atención primaria del centro de salud Tres Cantos, Madrid.
La ansiedad es uno de los trastornos mentales más prevalentes en la infancia y la adolescencia. “Las manifestaciones clínicas de la ansiedad en estas etapas de la vida son difíciles de identificar y manejar. Los pediatras de Atención Primaria tenemos un papel crucial en su detección”, explica la Dra. Parera. Se trata de un reto para los pediatras de AP, “al tratarse de situaciones muy complejas, que requieren de un manejo muy específico, con muy poco tiempo por paciente”, destaca.
Entre las pautas ofrecidas en el seminario sobre el aumento de urgencias psiquiátricas, la Dra. Parera señala que “hay que tener en cuenta que la edad es un factor determinante en la expresión clínica, siendo el miedo, la tristeza, la irritabilidad y las quejas somáticas, síntomas diana que nos deben de hacer sospechar su existencia”1. La prevalencia de los trastornos de ansiedad en la edad pediátrica oscila entre el 10 y el 20%, en función del diseño epidemiológico del estudio, los criterios diagnósticos empleados, los tipos de trastornos de ansiedad incluidos y la edad de los pacientes .
Aumento de las autolesiones
De acuerdo con el último informe de The Lancet Comission, uno de cada seis adolescentes se autolesiona de manera habitual. Las autolesiones pueden producirse por distintos motivos: alivio o disminución de sentimientos negativos (enfado, ansiedad, tristeza, sentimiento de vacío emocional), autocastigo, expresión de dolor emocional intenso, necesidad de refuerzo social positivo, exposición en redes a contenido que normaliza la autolesión y fomenta la imitación u otras. “Es importante distinguir las autolesiones sin finalidad suicida de las conductas suicidas y entablar una comunicación abierta con el adolescente para que pueda expresar sus emociones en un entorno seguro y con empatía, tratando de que se sienta comprendido, sin ser juzgado o criticado”, asegura la Dra. Raquel Jiménez García, jefa de sección de Pediatría del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús.
Especial atención a las conductas suicidas
Es destacable la importancia de la prevención del suicidio, ya que supone la segunda causa de muerte en adolescentes, y la ideación y conducta suicida se han incrementado de manera alarmante en niños y en las etapas precoces de la adolescencia.
En los últimos años, las urgencias psiquiátricas en la población infantojuvenil se han incrementado progresivamente, especialmente tras la pandemia COVID-19. En un estudio multicéntrico realizado entre los años 2019 y 2021 por la SEUP (Sociedad Española de Urgencias Pediátricas) se encontró un aumento del 122% del diagnóstico intoxicación no accidental por fármacos y de un 56% en suicidio, intento de suicidio o ideación autolítica.
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La presencia de trastornos psiquiátricos, en especial de depresión, y de intentos previos, son los factores de riesgo más implicados en la conducta suicida, aunque también influyen factores familiares, personales o sociales y la dificultad en el acceso a servicios de salud mental. “Los pediatras de Atención Primaria desempeñan un papel esencial en la detección y manejo inicial de la ideación suicida en adolescentes. Debemos ser capaces de identificar signos de alerta, además de intervenir de manera efectiva, implementando estrategias de prevención de suicidio y coordinando el seguimiento con especialistas en salud mental”, afirma la Dra. Jiménez García.
Se debe prestar especial atención a las señales de alarma que ayudan a identificar posibles riesgos de suicidio en un adolescente. Las señales directas incluyen la expresión clara de dolor emocional, desesperanza, desconexión social, sentir que no es importante o que es una carga, y pensamientos o deseos explícitos de suicidio. Las señales indirectas abarcan intentos previos, conductas temerarias (como uso de sustancias), cambios repentinos de comportamiento, emociones negativas constantes, abandono de actividades y relaciones, alteraciones en rutinas como pueden ser el sueño o la alimentación y comportamientos de despedida o cierre de situaciones.
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