El hallazgo permite arrojar luz sobre las causas y los mecanismos de las alergias alimentarias y las enfermedades intestinales.
La exposición a antígenos en la leche materna sería clavelarazon
Juan Scaliter
29.01.2025 18:42
El mecanismo es muy complejo… pese a su sencillez. Cada vez que comemos un bocado de cualquier alimento, nuestro sistema inmunológico intestinal debe tomar una gran decisión: ¿amigo o enemigo? Durante mucho tiempo, la forma en que el intestino separa lo bueno de lo malo ha desconcertado a los científicos.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Science, ha identificado los tipos específicos de células intestinales que se comunican con las células T (incitándolas a tolerar, atacar o simplemente ignorar) y explica cómo se desencadenan estas respuestas. Los hallazgos dan a los científicos una nueva comprensión de cómo el sistema inmunológico intestinal mantiene el intestino en equilibrio y, en última instancia, pueden arrojar luz sobre las causas y los mecanismos de las alergias alimentarias y las enfermedades intestinales.
"La gran pregunta es: ¿cómo sobrevivimos a la comida? – explica la líder del estudio, Maria C.C. Canesso, en un comunicado -. ¿Por qué nuestros cuerpos normalmente toleran los alimentos y qué falla cuando desarrollamos alergias alimentarias?”
El sistema inmunológico intestinal es una maquinaria compleja. La tolerancia a los alimentos comienza con las células presentadoras de antígenos, o CPA, que dan instrucciones a las células T para que se retiren. Esta señal da lugar a las pTregs, un tipo especial de célula T que calma la respuesta inmunitaria a las partículas de alimentos y pone en marcha una cascada de actividad que involucra a células inmunitarias adicionales que refuerzan el mensaje.
Pero sin saber qué CPA específicas dirigen el “programa”, es difícil desentrañar los entresijos de la eventual tolerancia del cuerpo a los alimentos y la intolerancia a los patógenos. A eso hay que sumarle que hay tantos tipos de células presentadoras de antígenos que identificar cuáles están haciendo qué es un desafío técnico de larga data.
Para resolver esto, el equipo de Canesso desarrolló una tecnología conocida como LIPSTIC que ayuda a los científicos a catalogar las interacciones entre células, en particular entre las células inmunitarias.
“Cuando desarrollamos LIPSTIC pretendíamos medir específicamente las interacciones entre las células B y T que promueven las respuestas de anticuerpos a las vacunas – añade Gabriel Victora, coautor del estudio -. Fue mérito de Canesso haber podido adaptarlo a entornos tan diferentes de aquellos para los que estaba destinado originalmente”.
Gracias a esta tecnología también descubrieron cómo las infecciones intestinales pueden causar interferencias, demostrando en ratones que el gusano parásito Strongyloides venezuelensis altera el equilibrio de las APC que promueven la tolerancia a favor de las que promueven la inflamación. De hecho, los ratones infectados con este gusano durante una primera exposición a una proteína dietética muestran una tolerancia reducida hacia esta proteína y signos de alergia cuando se los desafía.
“Si las alergias alimentarias se derivan de la desregulación de las APC intestinales que inducen tolerancia y respuestas protectoras a las infecciones, tal vez algún día podamos modular esas APC específicamente para prevenir las alergias alimentarias – concluye Canesso -. La mayoría de las alergias se desarrollan en los primeros años de vida. Quiero centrarme en cómo la leche materna y la exposición materna a antígenos alimentarios pueden influir en el sistema inmunológico del bebé, lo que podría influir en su riesgo de desarrollar alergias alimentarias”.
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