Un "objeto sísmico no identificado" resonó en todo el mundo durante 9 días y los científicos creen que es consecuencia del cambio climático
Según afirman los especialistas en la materia, la causa de este extraño suceso detectado en Groelandia es alarmante y además es probable que vuelva a ocurrir.
Por Darren Orf
Publicado: 18/09/2024
Dragon Claws//Getty Images
Las olas más grandes del mundo no se encuentran en las costas de California o Portugal. Los verdaderos récords se baten en climas mucho más fríos, en los fiordos esculpidos por los glaciares del extremo norte. Estos megatsunamis, como se les llama, se forman a partir de desprendimientos de rocas que envían toneladas de material por estos estrechos cursos de agua que desencadenan el seiche, una especie de chapoteo de ida y vuelta del agua.
Aunque los megatsunamis pueden afectar a las comunidades locales (como se muestra en La ola, la película noruega sobre catástrofes de 2015), suelen producirse en lugares remotos, por lo que nadie los ve en tiempo real. Pero, por suerte para los científicos, suelen estar mucho menos ocultos a los sensores sísmicos.
Un 16 de septiembre de 2023, las estaciones de vigilancia diseñadas para detectar actividad sísmica captaron una extraña señal que reverberó por todo el mundo durante nueve días. Los científicos sabían que no se trataba de un terremoto, por lo que etiquetaron el suceso como USO (objeto sísmico no identificado) y comenzaron a buscar una causa. La investigación (en la que participaron 68 científicos, 40 instituciones y 18 países) acabó revelando que el probable responsable era un desprendimiento de rocas en el fiordo Dickson, situado en la costa central oriental de Groenlandia, a algo menos de 200 kilómetros tierra adentro del mar de Groenlandia.
En un nuevo estudio, publicado en la revista Science, los investigadores estiman que el desprendimiento de rocas arrastró al fiordo material suficiente para llenar 10.000 piscinas olímpicas, provocando la creación de un megatsunami que alcanzó la asombrosa altura de 200 metros. Esto convertiría al tsunami del fiordo Dickson en la ola más alta registrada en la Tierra desde 1980.
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"La señal no se parecía en nada a un terremoto", afirma Stephen Hicks, coautor del estudio del University College de Londres, en un vídeo en el que explica los resultados del trabajo. "Si escucháramos las vibraciones de los terremotos, sonarían como una rica orquesta de estruendos y pitidos. En cambio, el de Groenlandia fue un zumbido completamente monótono... duró nueve días".
Aunque los megatsunamis no son un fenómeno nuevo, la era del cambio climático no hará sino aumentar su probabilidad, ya que el deshielo del permafrost desestabiliza las laderas sobre estos fiordos. Este desprendimiento de rocas, por ejemplo, fue causado probablemente por el adelgazamiento del glaciar situado bajo la cima de la montaña cercana debido al calentamiento del clima. Los investigadores estiman que el glaciar se ha adelgazado unos 30 metros en las últimas décadas, y que simplemente ya no podía soportar el peso de la cima de la montaña.
El último misterio que quedaba era por qué el fenómeno duró nueve días, cuando las olas creadas por los tsunamis suelen disiparse en cuestión de horas. Los investigadores compararon las ondas sísmicas superficiales generadas por la señal monótona del tsunami y determinaron que las características únicas del fiordo Dickson -en particular, el hecho de que termina en un punto muerto en su extremo occidental y contiene una curva pronunciada hacia el este- crearon un seiche que podía escapar fácilmente. Por ello, se disipó lentamente a lo largo de nueve días y envió vibraciones a todo el mundo.
"Este suceso subraya una verdad más profunda e inquietante: el cambio climático está remodelando nuestro planeta y nuestros métodos científicos de un modo que apenas empezamos a comprender", escribió Hicks en un artículo para The Conversation, junto con Kristian Svennevig, coautor del estudio geológico de Dinamarca y Groenlandia. "Hace apenas un año, la idea de que un seiche pudiera persistir durante nueve días se habría tachado de absurda... sin embargo, estos sucesos antaño impensables se están convirtiendo en nuestra nueva realidad".
Darren Orf
Contributing Editor
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Darren lives in Portland, has a cat, and writes/edits about sci-fi and how our world works. You can find his previous stuff at Gizmodo and Paste if you look hard enough.
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